fanfic_name = Jugando a ser tú

chapter = 2

author = Luvi_trustno1

dedicate = Disclaimers: Mulder, Scully, Skinner, The Lone Gunmen, etc., no me pertenecen, solo juego un poquito con ellos. Y desde luego los nombres Chris Carter, Gillian Anderson, David Duchovny, etc., son invención mía, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

Spoliers: Ninguno, créanme.

Clasificación: A ver si ustedes me dicen, jejeje…

Dedicatoria: A todos los x-philos, pero muy especialmente:

A katherine_m_s, mi primera amiga x-phila.

A altamirus, gracias por cada uno de tus análisis y comentarios en “Pecados…”

A Nymphadora, gracias por seguir ese fic a pesar de que parecía que se me había zafado un tornillo.

Mil besos.

Feedback: ya saben: evanescence_xARROBAlycos.es.

 

Rating = touchstone

Type = Alternative Universe

fanfic = Jugando a ser tú: Segunda Parte

 

 

Hospital Memorial.

Los Ángeles, California.

Cuatro horas después.

 

 

Abrió lentamente los ojos. Le dolía un poco la cabeza, podía notar que la tenía vendada al igual que su brazo izquierdo.

 

- Hola –escuchó una voz muy familiar a su lado.

- Hola –intentó sonreír.

- ¿Cómo te sientes?

- Como si me hubieran embestido, a decir verdad.

 

El hombre a su lado sonrió. Había algo extraño en él, algo que nunca había visto.

Su traje, quizás. ¿Saco y pantalón blanco? ¿Así tenía planeado ir a su casa? ¿Es qué no tenía frío?

Por un segundo le pareció estar viendo al protagonista de Miami Vice.

 

- ¿Cómo te enteraste? ¿Te llamaron desde aquí?

- ¿Bromeas? Me enteré al mismo tiempo que medio país…

- ¿…?

- Por las noticias –dijo él ante su gesto de no comprender nada.

 

Ahora sí que estaba confundida. Tenía el presentimiento de que algo andaba mal. Miró hacia la ventana; el sol estaba cayendo…

¿El sol?

 

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Supongo que unas cuatro horas.

- Eso es imposible, Mulder…

 

Ahora fue en el rostro masculino que se dibujó la expresión de extrañeza.

 

- Gillian, ¿te sientes bien?

- ¿Gillian? ¿Pero qué…?

 

No pudo terminar la frase. Alguien abrió la puerta de la habitación. Una mujer rubia con traje ligero traía de la mano a una niña de aproximadamente ocho años, muy blanca de cabellos claros.

Apenas la vio, en el rostro del a niña se dibujó una enorme sonrisa. Corrió hacia su lecho con los brazos abiertos.

 

- ¡Mami!

 

Scully abrió los ojos enormemente, y aunque su un pensamiento fugaz respecto de la pequeña la hizo corresponder a la caricia, miró al hombre asombrada.

 

- ¿Estás bien? –la voz dulce de la pequeña.

- Sí, yo…

- Mami está un poco adolorida por ahora…

 

La niña se volvió hacia el hombre.

 

- Hola David –le sonrió.

- Hola Piper –él se puso de cuclillas y estiró los brazos, para recibir el abrazo de la niña

- ¿Mami está bien?

- Sí, no te preocupes, ella sólo tiene que dormir un poco –dijo al ver a Scully -¿Por qué no vas a tomar un helado con Sandy?

- Pero mami…

- Te prometo que yo la cuido.

- Bueno –la niña se volvió hacia Scully- pero vuelvo pronto, ¿si mami?

 

Ella le sonrió y asintió. David se puso de pie.

 

- Ya volvemos –dijo Sandy tomando a la niña de la mano, mientras salían.

- ¿Quieres decirme qué sucede?

- No lo sé… -Scully se llevó una mano hacia el rostro- Yo siento que estoy perdida.

- ¿Sabes quién eres?

- Creo que sí… soy Dana Scully, soy agente del FBI, mi número de identificación es… -se calló al ver la expresión de asombro del hombre-Mulder ¿qué está pasando aquí? ¿dónde estoy?

- Tranquilízate, ¿quieres? Creo que llevamos demasiado tiempo en esto y bueno, a veces yo mismo dudo de quién soy –sonrió.

- No entiendo…

- Gillian, tienes que tranquilizarte. Buscaré al doctor, hablaré con él. Luego llamaré a Chris…

- ¿Chris?

- Sí, aún está en Vancouver…No te preocupes, yo…

- ¿Quién eres tú?

- ¿Yo? –el hombre levantó las cejas- Bueno, puede ser que tampoco me recuerdes…De acuerdo, me llamo David Duchovny –le tendió la mano con una sonrisa- soy tu pareja en la serie.

- ¡Oh, por Dios! –ella suspiró.

- Ve con calma. Si quieres puedes llamarme Mulder, no me molesta… Pero eso sí, no esperes verme comer semillas de girasol, porque sabes que las odio. Voy por el doctor.

 

Scully levantó una ceja mientras lo veía salir.

Muy bien, aquel hombre era idéntico a Mulder, pero no era él. Eso lo sabía.

Aunque no sabía cómo lo sabía.

Quizás por su sonrisa, quizás por su mirada. Demasiado limpia.

“Mulder tendría la mirada llena de culpa al verme así”, pensó.

Ahora bien, ese hombre parecía conocerla y parecía conocer a Mulder muy bien y no le molestaba que lo llamara así…

“¡Oh por Dios! ¿Qué está pasando?”

La puerta se abrió en ese momento.

 

- El médico ya viene, Gill. En cualquier momento sube Sandy. Ahora tengo que volver a casa –se acercó y la besó en la frente- Ya sabes cómo se pone Tea cuando la hago esperar… Vendré a verte mañana temprano.

- Claro –ella le sonrió. Se sentía muy extraña frente a aquel hombre, como si estuviera frente a un desconocido- Oye Mulder… digo David… -él se volvió a verla desde la puerta entornada- …la niña… ¿realmente es…?

- Es Piper…es tu hija.

 

*************************************

 

 

Malibú, California.

Una semana después.

 

 

Era cierto. Las noticias hablaban del accidente de Gillian Anderson y su rostro aparecía por televisión en la sección de espectáculos. Mulder, al que todos llamaban David Duchovny había dado una entrevista diciendo que ella estaba bien y que necesitaba un poco de descanso y había visto a Skinner, a los Pistoleros y al mismo Fumador deseándole que se recupere pronto.

Desde luego ninguno de ellos era quien ella recordaba.

Estuvo tres días en el hospital y luego la llevaron a aquella casa, en donde decían que ella había decidido ir de vacaciones un par de días para pasarla con su hija, lejos del frío de Vancouver, donde realmente residía desde que filmaba una serie llamada “X Files” (por qué no le sorprendía) en la cual ella, según decía la televisión, era la protagonista.

Para colmo de locuras, la protagonista era precisamente ella, Dana Scully.

“Un verdadero expediente X”

En el hospital le habían dicho que era simplemente un estado de shock, el golpe había afectado su memoria a corto plazo, que iba a ir superándolo poco a poco, cuando volviera a estar en contacto con las cosas cotidianas

Volvió a mirar a su alrededor; la casa era grande, decorada con muy buen gusto, construida casi un piso por encima del suelo, en la playa. Desde luego era rentada.

“No podría pagarla ni con mi salario de un año”, se dijo.

Se acercó al enorme ventanal del salón y miró hacia la playa.

Allí estaba Piper, jugando con el perro, bajo la vigilancia de Sandy.

“Tengo una hija”, suspiró.

Era hermosa, llena de vitalidad, llena de alegría. Con un futuro por delante.

“Emily nunca tuvo esa oportunidad”

El sonido del teléfono la distrajo de sus pensamientos.

 

- ¿Hola?

- ¿Hola? ¿Gillian?

- Eh… sí

- Soy Chris, Chris Carter… ¿ya me recuerdas?

- Mi productor…

- Ese mismo. ¿Cómo te sientes?

- Bien.

- Me alegro, porque tengo que pedirte que regreses lo antes posible a Vancouver.¿Qué hay de David?

- Estará aquí hoy por la tarde.

- Así que se acabaron las vacaciones, ¿eh?

- Lo lamento, preciosa. Ya sabes, no podemos detener tanto las grabaciones.

- Lo entiendo… Estaré allí pasado mañana, ¿sí?

- De acuerdo, tendré todo preparado. Adiós.

- Adiós.

 

Cuando colgó, sintió que temblaba. A pesar del calor de California, tenía las manos húmedas y heladas. Tuvo que sentarse.

Volver a Vancouver. ¿Cuándo había vivido ella en Vancouver? ¿Y qué diablos sabía sobre grabar una serie? Ella le tenía pánico a las representaciones en público, ni siquiera le gustaba que le tomaran fotografías y en los últimos años su vida social se resumía a estar en un sótano con un hombre que, para variar, se sentía mejor entre hombrecillos grises que entre seres humanos.

Y ella estaba acostumbrada a eso.

Ahora querían que actuara en televisión para que la viera medio planeta.

¡Apenas si había podido con las obras teatrales de la escuela…!

Muy bien, tenía que tranquilizarse.

¿Qué tan difícil podía ser?

De todos modos su personaje era ella misma, sólo tendría que ser ella.

Cerró los ojos e inhaló profundamente.

Fue hacia su habitación y abrió el placard.

“¡Diablos!”

Todavía no se acostumbraba a ver el tipo de ropa que tenía la tal Gillian Anderson.

Se sonrojaba con solo pensar que debía ponérsela.

Volvió a cerrarlo decidiendo que dejaría eso en manos de Sandy.

Bajó hacia la playa.

 

- ¡Mami! –la niña se arrojaba en sus brazos –¡Qué bueno que vienes! ¿Ya estás mejor? ¿Quieres bañarte?

 

Correspondió a la caricia, la abrazó y la besó en la frente. Luego, aún con la niña entre sus brazos, se sentó en la arena caliente.

 

- No linda, ahora no. Me temo que tengo malas noticias.

- ¿Qué pasa?

- Mami tiene que volver a trabajar. –se sintió extraña al decir eso.

- ¿Cuándo?

- Mañana.

- ¡Ay! –Piper puso cara de decepción haciendo un gesto con los labios- ¡Se acabaron las vacaciones!

- Si quieres puedes quedarte unos días más aquí, -Scully sonrió- ¿qué dices?

- Mmmm –la niña levantó la carita sonrosada unos instantes mientras meditaba sobre su decisión- Creo que no –dijo al fin.

- ¿Segura?

- Sí… Si me quedo, ¿quién va a cuidarte allá?

- ¡Oh, linda!

 

Hermosa en verdad. Y tierna, tanto que a veces le daba miedo.

Piper adoraba a su madre y ella, por un instante, se sintió como una ladrona robando ese cariño.

Pero desechó la idea. Tenía que se cómo habían dicho los doctores, que aún no recordaba.

De lo contrario, ella nunca tendría la oportunidad de ser amada de ese modo.

Scully estrechó con fuerza a la pequeña y cubrió de besos su cabellera.

Luego la miró a los ojos.

 

- ¿Qué quieres hacer en este último día en California?

- Primero quiero ir a comer…

- Ajá… ¿y qué quieres comer?

- Mmmm…. Quiero una hamburguesa y un refresco y…¡quiero helado! Uno muy grande como para que lo recuerde todo el tiempo que esté allá… y quiero…

 

Scully dejó de escuchar lo que decía la niña, sólo la miraba, como si quisiera atrapar en su memoria cada uno de sus gestos, el sonido de su voz, la limpidez de su mirada…

Si en ese momento hubiese visto su imagen en un espejo, no hubiera podido reconocer esa sonrisa tan clara o esa mirada tan transparente.

Sí, en ese momento era feliz.

Y no iba a cambiarlo por nada en el mundo.

 

 

Continuará

 

feedback = Sí/Yes

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