TÍTULO: MY HEART WILL GO ON
AUTOR: XPhiLe46
EMAIL: XPhiLe46ARROBAaol.com 
RATING: AP
SPOILERS: mmmm… Pequeñas referencias a Requiem, All things, Amor Fati, FTF, y As-cension/3/One Breath.
TIPO: MSR, RST
FEEDBACK: ¡Sí! ¡Por favor! Bueno o malo, aunque preferentemente bueno.
RESUMEN: Post-réquiem. He oído algo acerca de cómo era la escena del vestíbulo. Ésta es mi versión de cómo pensé que debería haber sido.
DISCLAIMER: Oooh muchacho... Aquí vamos. Todos los personajes (lamentablemente) pertenecen al pequeño y malvado Chris Carter y 1013. No gano dinero con esto... Las pala-bras aquí dichas son las mías, excepto el diálogo dicho por Krycek, Marita, y unos de Mul-der y Scully que sólo tomé prestados para divertirme. Otra cosa, sí, también usé el nombre " My heart will go on" del Titanic de James Cameron. Por favor, no me demandéis (la causa es que no tengo ningún dinero para dar).
NOTA: ¡Éste es mi primer fanfic, por favor decidme qué pensáis de él! ¡Sobre todo Erica y Leanne quien me motivó para escribir esto!:) ¿El mundo no sería un lugar mucho más feliz si esto sucediera en el final de Réquiem?


MY HEART WILL GO ON

- ¡Escuche, no va a estar ahí para siemppre! Mientras estamos hablando, se está reconstru-yendo. 
Scully miró a Mulder, al otro lado de la mesa, luego se dio la vuelta y salió del cuarto en medio de su frustración. No podía seguir hablando más sobre eso. No con Kryceck o Mari-ta. No con los Pistoleros Solitarios o Skinner. Ni siquiera con Mulder. Cerró la puerta tras de sí y apretó el paso en el pasillo. Comenzó a pasear de un lado a otro, organizando sus pensamientos. De repente le sobrevino la sensación de mareo que había tenido anterior-mente y se derrumbó sobre el piso, sujetándose a las paredes en su desesperación. Su mente estaba fuera de control. La cabeza le daba vueltas. La puerta se abrió y Mulder, preocupado, salió precipitadamente. Se arrodilló al lado de ella y colocó su mano detrás de su cabeza pa-ra que la apoyara. La atrajo hacia sí y Scully enterró su rostro en su chaqueta.
- Scully, tienes que ver a un médico. Noo te voy a escuchar esta vez, no estás bien - le dijo él. Le retiró un mechón de pelo que caía sobre sus ojos, rozándole el cuello con la mano. Parecía tan pequeña y frágil... No podía permitir que pusiera su vida en peligro. Si llegara a perderla, perdería una parte de sí mismo, la parte que le hacía disfrutar la vida por el simple hecho de vivirla. No podía correr ese riesgo.
- Mulder, de verdad que estoy bien - le aseguró ella -. Sólo era un mareo. Pasará pronto. Él la siguió sosteniendo unos minutos hasta que su compañera pudo usar sus brazos para po-nerse en pie, ignorando el comentario de Mulder. No podía permitirse ir a un médico en ese momento, con todo lo que había oído en ese despacho aún fresco en la mente.
- Mulder, si algo de eso es verdad... - Si lo es o si no lo es quiero que te oolvides de ello, Scully.
- ¿De qué estás hablando? - preguntó ellla sorprendida.
- Esto tiene que terminar alguna vez, y eso es ahora.
- Muld…
- Tienes que entender que se están llevaando a los abducidos - le interrumpió -Tú eres una abducida. No me voy a arriesgar... -se calló un momento, inseguro sobre si debía o no aca-bar su frase - ...a perderte.
Lo había dicho. Le había dicho que la amaba. Una vez le había dicho que ella le había con-vertido en una persona completa durante todos los años que habían sido compañeros. Le había dicho que era su piedra angular. Incluso había dormido con ella. Nunca podría olvidar esa noche en que ella se quedó dormida en su sofá. La cubrió con una manta de cuadros mientras dormía y unas horas después Scully se había levantado y se acostó con él en su cama. Una cosa que nunca le había dicho, sin embargo, era que tenía mucho miedo de per-derla. No solían actuar como una pareja normal. No compartían sus más profundos secretos y emociones. Raramente se decían cuánto significaban el uno para el otro. Hasta entonces. Mulder no sabía con seguridad cuál sería la reacción de Scully. Miró sus misteriosos ojos, asegurándose de no perder el contacto ocular. Lentamente se le acercó, cubriendo el espacio existente entre sus cuerpos, y cariñosamente le rodeó el cuello con las manos. Él le rodeó la cintura. Podía sentir los dedos de ella aferrados a su cuello, casi introduciéndose en su pelo. Vaya, eso le hacía sentirse bien. 
- No te dejaré ir solo - susurró ella, ccerrando los ojos. Mulder giró su cabeza y la besó sua-vemente en la mejilla. Podía oler la familiar fragancia de su piel, de su pelo. Scully se sepa-ró un poco y se llevó las manos al cuello, desabrochando la cadena con la cruz. Luego colo-có sus manos en el cuello de Mulder y se lo abrochó. Él miró detenidamente la cruz de oro de Scully, pendiente de su cuello. Volvió a mirar a su compañera sosteniéndola entre los dedos, queriendo decir con ese gesto que nunca se la quitaría. Ya lo había llevado antes, cuando Scully había sido secuestrada, pero esta vez era diferente. Ella quería que lo tuviera. 
- Llévatelo cuando te vayas. Si no me vaas a dejar estar contigo, al menos toma esta parte de mí - Scully intentaba contener las lágrimas, aunque algunas habían escapado de sus ojos - No lo olvides, Mulder. Si pasa algo, siempre estaré contigo. Las lágrimas recorrían sus me-jillas cuando agarró la mano de Mulder que aún sostenía la cruz. Era muy obvio que estaba llorando, así que bajó la mirada hacia el suelo. Sólo algunas veces había dejado que Mulder la viera llorar, cuando el dolor era demasiado intenso como para soportarlo. Dejó caer las manos a los lados, pero Mulder las agarró y las sostuvo dentro de las suyas. Cabían perfec-tamente. Bajó la vista y la obligó a mirarle levantándole la barbilla con un dedo. Ella in-tentó oponerse, no quería encontrarse con su mirada.
- ¡Eh! - Mulder intentó que le hiciera ccaso. Finalmente ella reaccionó a su contacto y le mi-ró fijamente a los ojos - Sólo me voy por unos días para encontrar aquello, no te voy a de-jar. Volveré, Scully - dijo tranquilizadoramente -. Te lo prometo. 
Le limpió una lágrima que resbalaba por su mejilla, sosteniendo aún su otra mano. Scully se sentía incapaz de hablar, temía llorar aún más. Sabía que podía confiar en él más que en ningún otro. Nunca más sería una escéptica. Él iba a volver. Siguió llorando. Mulder se sintió incapaz de soportarlo. No podía verla sufriendo tanto, sufrimiento que él le había causado. Scully le pertenecía, era su piedra de toque. Y él la quería. Más de lo que nunca había querido a nadie. Le rodeó el rostro con las manos y la atrajo hacia sí, mientras ella le rodeaba las muñecas con sus propias manos. Apasionadamente, pero con cuidado, la besó. Ella no se resistió. No fue como el beso que se dieron en Nochevieja, sino la clase de beso compartido sólo por amantes.
El Subdirector Skinner apareció en el pasillo, preguntándose si Mulder y Scully aún estaban allí. Les vio justo en ese momento. Entonces volvió a entrar al despacho tan silenciosa-mente como había salido. Podría despedirles, tenía ese poder. Habían mezclado su vida pri-vada con su trabajo. En cambio, lo dejó estar.
Finalmente Scully se separó. Simplemente quería que él la abrazara. Giró un poco la cabeza y la descansó sobre su pecho, atrayéndole hacia ella, temerosa de dejarle ir. Mulder puso un brazo alrededor de su cintura y con la otra mano le acarició su sedoso cabello, ahora desor-denado. Luego habló.
- Quiero estar contigo, Scully, Y lo esttaré, estaremos juntos otra vez, cuando vuelva... Cuando vuelva - hizo una pausa, no esperaba respuesta.
- Esperaré.
Ella cerró los ojos, Mulder hizo lo mismo. Intentaron no pensar en que pronto serían sepa-rados, pero en cualquier parte en la que él terminara su viaje, tendrían este recuerdo para guardar. Siempre.
FIN