fanfic_name = MACROSS SCHOOL: Destinos Entrelazados
chapter = Capitulo 3
author = Sary Hayase
dedicate = Muchas Gracias Nuevamente a Evi mi hermana y mi beta que me ha acompañado en esta aventura llamada Robotech/Macross.
A mis queridas HH que me han apoyado y animado con esta historia.
A todos aquellos que me han enviado sus comentario que me han animado a continuar.
Rating = O18
Type = Alternative Universe
fanfic = MACROSS SCHOOL
Destinos Entrelazados
Capitulo 3
El nuevo semestre había iniciado hacía un par de semanas apenas. Las clases, las carreras, las tareas, levantarse temprano tenían a todos los estudiantes muy apurados así que Rick no había tenido ni un descanso para intentar hablar con Lisa, hasta esa tarde que sería el primer día de su asesoría y nada más ni nada menos que con ella, con Lisa Hayase en persona.
Rick caminaba nervioso afuera del laboratorio de Astrofísica, esperando el momento en que el estudiante de adentro terminara su sesión de asesoría. Tenía mil preguntas que hacerle, mil disculpas que darle… pero ¿Y si ella no quería hablarle, si ella no quería que fuera su pupilo… que iba a hacer él…? Quería recuperar su amistad, quería que lo apoyara con sus materias. La necesitaba pero también la extrañaba. Cansado de recorrer el pasillo de un lado a otro se sentó en la banca frente a la puerta y se puso a mirar el techo. De pronto un ruido lo sobresaltó: la puerta se abrió y dos estudiantes bastante peculiares salieron de ahí seguidos de Lisa que sonreía y platicaba con ellos. Ella lo vio de reojo y siguió su camino como si nada.
- ¡Muchas gracias, señorita Hayase! – Dijo uno de ellos, el más grandote, que se veía algo torpe.
- ¡No hay de qué, es parte de mi obligación aquí! – Contestó ella tendiéndole la mano.
- ¡Gracias…Lisa! – Dijo el otro, que era un joven bien parecido de lentes y cabello azul.
- ¡De nada Max! Fue divertido. – Contestó ella con su sonrisa más radiante. – Además siempre es un placer ayudar a estudiantes tan avanzados como tú.
Cuando Rick escuchó eso un mar de celos lo inundó por dentro. Quería ir y sacudir al tipo ese que estaba ahí, presumiendo sus conocimientos con Lisa.
- No es eso. Lo que pasa es que eres una excelente tutora. – Respondió él cortésmente. – Entonces ¿Nos vemos mañana Lisa?
- ¡Claro Max! Los espero aquí. – Dijo ella, despidiéndose de él y una vez que se habían marchado, sin mirar a Rick a los ojos le habló.
- Pasa…
- ¡Hola Lisa! – Dijo él, intentando ser amable a pesar de la furia que sentía por el espectáculo que acaba de ver.
Sin embargo no podía dejar de admirarla ya que se veía muy linda en su bata blanca. Él no sabía pero una apenas visible sonrisa había parecido en los labios de ella cuando lo había visto sentado ahí afuera esperándola. Llevaba su porta planos al hombro y su casco de construcción en las manos; parecía todo un profesional, se veía muy bien.
- ¿Y esos quiénes son? – Comentó intentando hacer plática aunque se moría de curiosidad por saber quien era ese joven a quien había halagado ella.
- Son mis otros pupilos; son de nuevo ingreso, Max y Ben. Max estudia arquitectura como tú… supongo que ya lo has visto por ahí. Y Ben está a prueba, no es muy listo pero hace su mejor esfuerzo.
- ¡Vaya, se ve que los conoces muy bien!
- No, los acabo de conocer pero ambos son muy agradables.
- ¡Wow! – Dijo él, percatándose apenas del lugar en donde se encontraba - ¡Este lugar es impresionante! Nunca había venido a la torre de observación ni a este laboratorio. ¡Que equipos tan impresionantes!
- Pues bienvenido a mis dominios, Hunter.
- ¿Y sabes usarlos todos?
- Sip… – Dijo ella, sentándose en un escritorio y enfocándose a su trabajo.
- Lisa… ¿Qué no me vas a asesorar en mis materias?
- En ese pizarrón están tus ejercicios del día de hoy y ahí en la mesa están todos los libros necesarios. Así que ¡A trabajar y a callar porque estoy ocupada!
- Pero yo creí que…
- Si no te gusta mi forma de trabajar puedes pedir tu cambio con otro asesor. – Contestó ella frívolamente.
- Hmmm… – Murmuró él y se dejó caer pesadamente en un silla, tomando los libros y copiando lo que se encontraba en el pizarrón.
El tiempo pasó volando y él terminó todos los ejercicios y los puso sobre el escritorio.
- Veamos… – Dijo ella, sin levantar la mirada. - Éste está mal… éste otro está bien pero aquí hay un detalle…
Así, poco a poco comenzó a corregir y a explicarle a Rick cada uno de los ejercicios que él había hecho.
- No está mal Hunter. Aunque aún tienes problemas con las matrices.
- ¡Gracias Lisa!
Dijo él, suspirando mientras cerraba su libreta y asombrado porque el método de Lisa había resultado realmente bueno y él estaba entendiendo perfectamente algunos puntos importantes. Pero sobre todo seguía valorando la capacidad e inteligencia de ella.
- ¡Eres increíble! – Murmuró mientras se estiraba y empezaba a guardar sus cosas. – ¿Vas a casa ya? Sabes, yo voy para allá ¿Podemos irnos juntos?
- Mira Rick, si te estoy ayudando es porque te lo prometí, pero sobre todo por que es parte de mi servicio social. No creas que me encanta estar aquí contigo conversando como ni nada hubiera pasado.
- ¡Lisa por favor…! - ¿Qué no vas a olvidar nunca eso que pasó?
- Sí Rick, pero simplemente no puedo volver a confiar en ti.
- ¡Pero Lisa, vamos…!-- ¿Somos amigos, no?
- Eso creía yo. – Dijo ella, haciendo unas muecas porque no encontraba unos papeles en el escritorio.
- ¡Ya deja de hacer caras raras! – Le dijo él de pronto, como para romper el hielo.
- ¿Que? Yo no…
- Yo sólo quiero disculparme por lo que pasó… de verdad lo siento mucho, yo no quise ofenderte, no quise lastimarte.
- Lo sé Rick, gracias. Tal vez yo estoy siendo muy dura también pero sólo te pido respeto y tiempo si quieres que vuelva a confiar en ti ¿de acuerdo?
- Sí, entiendo perfectamente. Es algo que tendré que ganar… ¿no es verdad?
- Aja… - Dijo ella mientras se levantaba y se servia una humeante taza de té.
- ¡Hmmm… té! - ¿Tendrás un poco para mi? Todo lo que se necesita es una bolsita de esas y agua caliente y supongo que de esa tienes mucha ¿no?
Lisa levantó la mirada interrogativamente. Era el segundo comentario extraño de esa tarde, sin embargo sonrió ligeramente; de alguna manera sus cosas la hacían reír.
- Sí, claro. – Agregó, sirviéndole una taza.
- ¿Ya te dijeron…? - Dijo él moviendo distraídamente la cuchara en su taza.
- ¿De la cena de esta noche? Sí, no sé qué tengan que decirnos Roy y Claudia, pero sonaban misteriosos.
- ¿Vas a quedarte un rato más?
- Sí, aún tengo cosas que arreglar.
- ¿Quieres que te ayude? Tú ya me ayudaste bastante hoy.
- Esté bien. – Dijo ella encogiéndose de hombros. - Necesito ir a revisar mis horarios de una materia que tengo pendiente, pero no puedo dejar el laboratorio. ¿Puedes esperar aquí mientras regreso?
- ¡Seguro, no hay problema!
- De acuerdo, no tardo. – Y se puso de pie y salió de ahí, dejando a Rick siguiéndola con la mirada.
- ¡Lisa…! – Murmuró. - ¿Qué tengo que hacer para que vuelvas a confiar en mi, para que seas mi amiga de nuevo?
Mientras esperaba se puso a revisar algunos libros de los libreros con curiosidad. Tan concentrado estaba que no notó que había pasado casi una hora cuando Lisa entró hecha una furia y aventó su carpeta sobre el escritorio. Él la veía asombrado; nunca la había visto así y no se esperaba que ella llegara hasta una de las consolas de control del equipo y la golpeara con sus manos.
- ¡Grrr… ese tipo, lo odio! – Refunfuñó ella, golpeando nuevamente la consola.
Rick seguía sorprendiéndose. No sabía que la perfecta Hayase fuera capaz de odiar a alguien y actuar de la manera en como lo estaba haciendo.
- Lisa ¿algún problema? – Le preguntó mientras se levantaba y se dirigía hacia ella.
- A decir verdad sí, Rick…
- ¿Qué pasa? – Dijo él, apoyando su mano sobre el hombro de ella. – ¿Puedo ayudar?
- Gracias Rick, pero no. – Agregó, poniendo su mano sobre la de él para luego dirigirse al escritorio y empezar a guardar sus cosas.
- ¿Por lo menos puedes decirme de qué se trata?
- ¡Aw! – Lisa suspiró profundamente y continuó. – Es un maestro se llama Edwards, siempre me he sentido, no sé… un poco acosada por él. Me ha invitado a salir mil veces o tal vez más y siempre me he negado, por supuesto… pero es muy insistente, no entiende razones y bueno ahora es mi profesor y me medio insinuó cosas como que si no acepto salir con él, mi calificación estaría en juego… ¡Y apenas empieza el semestre! - ¡Dios, será un largo semestre!
- ¡Lisa, eso es muy peligroso!
- Sí, lo sé… pero sé cuidarme sola.
- ¿Por qué no lo reportas o algo así?
- Hasta ahora sólo han sido invitaciones e insinuaciones, no es tan grave.
- Me preocupas mucho…
- No pasa nada, estaré bien… de todas formas ya le dije al rector, al Dr. Gloval y me dijo que iba revisar su expediente y a mantenerlo vigilado.
- Lisa lo que necesites, lo que sea, sabes que cuentas conmigo. – Dijo Rick, realmente asustado por ella.
- Gracias, estaré bien...
- De verdad me preocupas mucho.
- No hay de qué preocuparse… pero gracias. ¿Nos vamos?
- Sí…
Los dos salieron en silencio, caminando por la ya casi vacía Universidad sin percatarse de que en la distancia, desde una remota oficina, Edwards los miraba fijamente. Rick se dio cuenta después de unos momentos, al sentir su mirada y observó la figura que se veía a través del ventanal. No hizo cometario alguno, pero un escalofrío y un mal presentimiento de apoderaron de é. Se prometió a sí mismo que no dejaría nunca que Lisa saliera sola tan tarde de la Universidad o permaneciera en la torre observatorio y laboratorio muy tarde.
- Oye. si dices que nunca habías subido a la torre observatorio… ¿Cómo es que no te perdiste? – Le preguntó Lisa para tratara de bajar la tensión que había sentido en el muchacho a partir de lo que le había contado.
- Fácil. – Respondió él. – Si el camino da vuelta… tú das vuelta. – Dijo, guiñándole un ojo y logrando que ella soltara una carcajada.
- ¡Vaya con tu filosofía de la vida, Hunter!
- Es simple pero efectiva. – Contestó él sonriendo, mientras se encaminaban hacia el edificio de departamentos.
Cuando llegaron al departamento de las chicas Claudia y Roy ya los estaban esperando y ahí se encontraban también las chicas del trío. Después de cenar y platicar un rato, Claudia y Roy se miraron. Roy se aclaró la garganta y todos guardaron silencio expectantes.
- Bueno, quisimos invitarlos para darles dos noticias importantes. ¿Amor…? - Dijo, cediéndole la palabra a Claudia.
- ¡Roy me pidió matrimonio! – Dijo Claudia, casi brincando de su asiento mientras una sonrisa radiante aparecía en su rostro y orgullosa les mostraba el anillo de compromiso en su dedo, que las chicas del trío por supuesto no dejaban de observar y halagar, mientras Lisa desde su asiento sonreía románticamente, mirando a sus amigos felices y Rick prácticamente no salía de su asombro.
- ¡Es hermoso ese anillo, Claudia! – Murmuraba Sammy sin dejar de observarlo.
- ¡Qué emoción! Yo quiero uno así… - Comentaba Vanessa, también observando con ilusión la joya.
- Pues yo pienso que te estabas tardando, Focker. – Agregó Kim.
- ¡Felicidades Claudia! – Dijo Lisa con los ojos llenos de lágrimas y lanzándose finalmente sobre su amiga, abrazándola. – ¡Y a ti también Roy! No saben lo feliz que me siento.
- ¡Hermano! – Agregó Rick, dándole un fuerte abrazo a Roy y otro a Claudia. – Ahora tendré que llamarte hermana. – Le dijo guiñándole un ojo a la emocionada joven.
Sin poder evitarlo Rick y Lisa se miraron furtivamente con una pequeña sonrisa imperceptible para los demás y una mirada como de complicidad. Después del alboroto y las risas, las felicitaciones y las bromas, todos volvieron a callar cuando Roy volvió a hablar.
- La segunda noticia es que le he pedido a Claudia que vivamos juntos y ella aceptó.
Nuevamente el trío se alborotó y parecían periquitos comentando y felicitando a la pareja.
- Pero hermano ¿Y yo… y Lisa? – Comentó Rick, rompiendo un poco el encanto del momento.
- Bueno, supongo que ambos podrán compartir el otro departamento. Creo que sería bueno para ambos ya que no sólo recuperarían bien su amistad. – Dijo Roy deliberadamente.
- Sí, además de que no que no estarían solos. – Agregó Claudia siguiendo el juego a Roy. – Y compartirían todos los gastos. – Añadió.
- ¿Qué? – Dijeron al unísono los dos jóvenes sorprendidos.
- ¡Yo no puedo, no podría es decir es un chico yo…!- Murmuraba Lisa torpemente sin saber bien que decir o cómo reaccionar ante el comentario furtivo de sus amigos.
- Roy, tú sabes que la beca apenas me alcanza para pagar mis estudios. ¡Yo no podría pagar un departamento yo solo! – Dijo inquieto y preocupado Rick.
- ¡Tranquilos, tranquilos! – Comentó Roy, tratando de poner un sentido a todo lo que sucedía, pero Rick y Lisa seguían hablando y alegaban sin cesar causando un verdadero conflicto.
- Err… nosotras nos vamos ya. – Dijo el trío, huyendo prácticamente de la escena que se desarrollaba en ese momento para desaparecer entre risas detrás de la puerta.
- A ver chicos, a ver, vamos a organizarnos y a guardar silencio. – Dijo Claudia que, como buena estudiante de último semestre de la carrera de maestra, supo poner orden y silencio. – Miren, yo pienso que no sería tanto problema. Ustedes son amigos y no creo que sea incómodo para ninguno estar juntos. Creo que si se organizan o algo así pueden llegar a un acuerdo y además dar tiempo para buscar un compañero confiable para Rick y una nueva compañera para Lisa.
- ¡Por favor Lisa…! - Dijo Rick en un tono realmente desesperado. - ¡Te prometo que será temporal mientras consigo nuevos compañeros de cuarto! No podría pagar yo solo un departamento. ¡Por favor…!
- Pero Rick yo no podría… es decir, ¿Qué va a pensar mi padre? Y la gente y los estudiantes de la Universidad…
- Lisa… obedecería todas las reglas de tu casa, de verdad necesito tu apoyo… de amigos ¡Por favor…!
Él se escuchaba tan preocupado, tan necesitado… ella no sabía mucho de sus carencias pero sabía que no contaba con mucha solvencia económica. Ella sí podía pagar sola el departamento, ya que no sólo contaba con su beca de excelencia al 100% sino que su padre la podía apoyar en cualquier momento, aunque a decir verdad ella era independiente económicamente desde hacía mucho.
- Está bien Rick… pero te pediría que sea temporal mientras encuentras a alguien de confianza para rentar un departamento.
- ¡Gracias Lisa, de verdad muchas gracias! Y no te preocupes, sabré compensártelo. – Dijo él, visiblemente emocionado, tomándole las manos a ella quien tímidamente accedió a ese contacto después de lo ocurrido entre ellos semanas atrás.
- De nada. – Alcanzó a balbucear, sonrojándose un poco mientras ambos se sostenían la mirada sin soltarse las manos, ante la mirada de triunfo de sus amigos, quienes se empezaron a escabullir de la sala.
- No te voy a defraudar…
- Lo sé.
Como al día siguiente era sábado, todo era movimiento de cajas de un lado a otro. Lo bueno era que ambos departamentos estaban uno frente al otro así que realmente no había mucho problema. Todos ayudaban… a decir verdad no todos, ya que aunque el trío estaba ahí, se la pasaban inspeccionado las cajas y los objetos dentro de ellas en vez de apoyar realmente a la mudanza. Pidieron pizza para comer y evitar problemas de cocinar. Al anochecer la mudanza estaba finalizada. Las chicas, Claudia y Roy se retiraron a sus respectivos departamentos y Lisa y Rick se quedaron solos y exhaustos, sentados en la sala.
- ¿Cómo pude acumular tantas cosas en tan poco tiempo? – Se pregunto en voz alta Rick al mirar aún varias cajas regadas por toda la sala con sus pertenencias.
- ¿Supongo que cosas de la UAM, no? – Contestó ella sin preocuparse por abrir los ojos, ya que estaba realmente agotada.
- Sí… oye tengo hambre, ¿tú no? ¿Quieres que prepare algo?
Dijo Rick y Lisa abrió los ojos de súbito. ¿Él sabía cocinar? . ¿Le estaba preguntando a ella si quería algo? Nunca nadie le había hecho esa pregunta a excepción de su madre ya hacía muchos años atrás.
- Sí, tengo hambre. – Respondió feliz ella. – ¿Qué se te ocurre?
- Algo dulce. – Dijo él parándose y revoloteando una de sus cajas. – Aquí están. – Dijo triunfante, sacando un caja de Hot Cakes – ¿Qué dices, se te antojan?
- Sí… ¡Hmmm que delicia! – Agregó ella y los dos se dirigieron a la cocina.
Ninguno se percataba de lo sincronizados que estaban y como podían preparar todo casi sin hablarse. En poco tiempo estaban cenando plácidamente, acompañado sus Cakes con un rico vaso de leche y una amena conversación.
- ¡Vaya Hunter, quien lo hubiera dicho, no eres mal cocinero!
- No es nada… solo seguí los pasos de la caja, pero un día de estos te voy a sorprender con todas las recetas de la familia Hunter…
- Más te vale Hunter porque ahora ya me antojaste. – Rió divertida ella.
- Es cierto Hayase, aunque no lo creas soy un experto cocinero. – De pronto su mirada adquirió una especie de sombra. - Es triste hasta cierto punto. – Añadió.
- ¿Qué pasa Rick? – Dijo ella, que se había percatado inmediatamente del cambio en el brillo de sus ojos. - ¿Por qué dices eso?
- Si sé cocinar es porque tuve que valerme por mí mismo desde muy chico, al morir mi madre, y bueno con lo del circo aéreo y esas cosas. Además bueno, me da un poco de pena decirlo, pero mi papá bebía un poco, así que si yo tenia hambre o algo, pues yo tenia que ver por mi mismo e incluso algunas veces por él. Fue difícil, sabes creo que nunca tuve una infancia como todos los demás niños.
- Lo siento Rick…
- Está bien, Lisa. – Dijo el secándose alguna lagrima furtiva que se le escapaba al acordarse de sus padres. – Son cosas que ya pasaron, lo importante es el ahora.
Agregó mientras se levantaba y comenzaba a lavar los paltos mientras Lisa recogía las cosas y así rápidamente entre los dos terminaron pronto de dejar limpia la cocina.
- Todavía es temprano. – Dijo Rick muy naturalmente. - ¿Qué quieres hacer?
- No sé… ¿Qué haces tú a esta hora?
- Ver tele, mirar el techo. – Agregó, guiñándole un ojo. – Pero no sé, estando aquí contigo hacer cualquiera de esas dos cosas sería perder el tiempo. – Agregó sinceramente. – Dime que haces tú.
- Tampoco nada interesante; estudiar, leer pero opino lo mismo, hay que hacer algo divertido.
- ¡Vaya, la palabra diversión sí existe en tu vocabulario! – Rió él divertido.
- ¡Hunter…! – Gruñó ella.
- ¿Te gustan los juegos de mesa?
- ¿Tienes?
- ¡Claro! Me gustan mucho pero regularmente no tengo con quien jugar. Roy, bueno estaba siempre ocupado con Claudia. ¡Ja ja ja! Y el trío bueno, son muy buena onda pero no me apetece estar mucho con ellas, a veces me hacían sentir que en cualquier momento me iban a saltar encima. ¡Ja ja ja!
- Sí, ja ja ja. Las conozco, son tremendas.
- Y tú… bueno, siempre te veía ocupada y tan seria… “La reina del Hielo”.
- ¡Llevas dos, Hunter!
- ¡Ja ja ja! Está bien, esté bien, solo bromeaba… ¿en serio te gustan los juegos de mesa, Lisa?
- Sí, pero tampoco tengo muchas personas con quien jugar.
- Pues Lisa Hayase, te reto con este juego. – Añadió mientras nuevamente se enfrascaba en una de sus cajas y sacaba un juego llamado “Trivial Pursuit”. - Es un juego de conocimientos, así que será tu especialidad.
- ¡Pues acepto el reto, Hunter! – Agregó y como era sábado no les preocupó mucho ponerse a jugar hasta la madrugada.
Durante sus viaje y los días posteriores conviviendo bajo el mismo techo ella descubrió que Rick, a pesar de sus origines humildes, era muy inteligente, buen amigo y todo un caballero cuando se lo proponía. Él vio que ella era mucho más que la chica amargada, escondida detrás de esa mascara de chica intelectual.
Sus juegos de mesa se volvieron indispensables todos los fines de semana y comenzaron a realizar muchas actividades juntos que, aunque no lo notaran, los iban acercando más y más cada día. Así fue como el siempre solitario Rick Hunter encontró en Lisa una excelente compañera y amiga y aunque en el fondo luchaba con sus sentimiento hacia ella, se sentía seguro y tranquilo y sobre todo feliz a su lado. Y Lisa, la siempre inflexible y entregada a su trabajo, descubría a su lado que la vida está hecha de diversión también y que podía compartir bellos momentos con alguien más y no solo con sus libros.
Lisa y Rick fortalecían día a día su amistad. Él luchaba con sus sentimientos que crecían con cada hora, cada minuto y a cada segundo que pasaba cerca de ella y ella luchaba contra la Lisa que se estaba enamorando del piloto de circo, pero... ¿Sucumbirían uno ante el otro o la misma negación de lo que sentían los terminaría alejando? Esas eran preguntan que cada uno cada noche se hacían una y otra vez mientras escuchaban en la habitación de al lado la tranquila y rítmica respiración del otro.
Aunque ninguno de los dos se percatara de ello, se les veía más relajados y felices. Rick continuaba con sus asesorías con Lisa y aunque todavía iba a la torre observatorio regularmente era en su casa en donde estudiaban. Así él se sentía mas tranquilo de que Lisa no se quedara hasta tarde en la Universidad, ante la presencia del profesor Edwards. Él se había dado cuenta de la estrecha relación que existía entre ambos y ahora que Rick no la dejaba ni al sol ni a sombra, el profesor empezaba a inquietarse ante la presencia del muchacho, a quien comenzaba a odiar profundamente.
Incluso a veces se les veía juntos en la Universidad. Se buscaban para desayunar cuando no les daba tiempo en su casa, o nada más para saludarse o platicar un rato. Se sabían sus horarios y sus lugares secretos para localizarse mutuamente: Lisa en la ultima mesa de la biblioteca la lado del ventanal; Rick debajo de un frondoso árbol en al jardín de la Universidad. Quienes los veían aseguraban que eran toda una pareja de enamorados, pero ellos seguían siendo amigos… sólo amigos.
Rick brincaba de coraje y celos cada vez que veía a Max con Lisa y eso era muy seguido, era normal que los encontrara juntos en la laboratorio, en la torre observatorio o en la biblioteca y aunque su relación era netamente por asuntos de la escuela, él notaba cómo Lisa empezaba a abrirse un poco más con Max y eso a Rick lo encolerizaba bastante y al pobre muchacho no lo podía ver ni en pintura, por mas que intentara socializar con él.
Pero lo que más disfrutaban ambos eran sus ratos juntos en su casa. Antes ninguno tenía nada más qué hacer y preferían quedarse en la Universidad. Ahora cada vez que podían pasaban tiempo juntos, tanto en la escuela como en su casa, jugando juegos de mesa, videojuegos, estudiando juntos, mirando la TV o leyendo, lo que fuera, siempre disfrutaban de la compañía del otro.
- ¡Hey Rick! – Le gritó Max, siguiéndolo apresuradamente por un pasillo de la Universidad.
Y aunque Rick lo había escuchado, no se había dignado a detenerse. Fue hasta que Max lo alcanzó y se detuvo a tomar aire por la carrera que llevaba detrás de él – ¿Eres Rick Hunter, no es verdad?
- Aja. – Contestó sin mucha importancia.
- ¿Sabes...? Lisa me ha hablado mucho de ti, te veo seguido con ella pero no me había atrevido a hablarte.
Rick no lo terminó de escuchar... ¿Lisa le hablaba de él?, ¿Entonces eran muy íntimos? Nuevamente los celos se apoderaron de él.
- Me ha dicho que eres un excelente estudiante de arquitectura y también los maestros me hablan bien de ti. A decir verdad he revisado algunos de tus trabajos y estoy muy impresionado, sobre todo en los diseños que has hecho de techos.
- Me esta adulando. – Pensó Rick.
- Oye, ¿Cuál es tu relación con Lisa? – Le preguntó directamente, sorprendiéndose a sí mismo y a Max, quien se le quedó mirando con los ojos muy abiertos.
- Me cae muy bien. – Dijo sinceramente Max. – Es una buena amiga... bueno es algo más. – Continuó mientras Rick sentía que la sangre le hervía por dentro y se contenía para no contestarle mal al pobre muchacho de gafas – Es como una hermana para mí. ¿Sabes? Soy huérfano, Ben y sus padres son toda mi familia y Lisa… no sé, es como mi hermana. Sé que hace poco que la conozco pero creo que se estableció un vínculo entre nosotros.
Rick se desconcertó con ese comentario. El muchacho parecía decir la verdad y no sabía porque, pero inmediatamente empezó a caerle mejor. Quizás porque no significaba un rival para él o quizás porque quería tenerlo cerca para conocer sus intenciones para con Lisa.
- Bueno pero... ¿qué es lo que necesitas? – Dijo Rick comprendiendo lo inoportuno de su pregunta.
- Sé... que usted, bueno… vive con la señorita Hayase y quisiera saber si puedo ir a verlo en la tarde para mostrarle algunos de mis trabajos. Su opinión sería muy importante para mi, pero no quiero importunarla a ella... – Comentó Max con tranquilidad y verdad en sus palabras.
- Bueno, de hecho viene por aquí ¿Por qué no le preguntamos? – Agregó Rick al ver al motivo de su dolor de cabeza que se acercaba sonriente a ellos.
- ¡Hola Rick, hola Max!. ¿Sucede algo?
- ¡Hola Lisa! – Dijeron al unísono los jóvenes, haciendo que ella se sonrojara un poco.
- Lisa, Max quiere saber si puede ir a la casa esta tarde. Quiere mostrarme algunos de sus trabajos.
- Esté bien Max, yo no tengo ningún inconveniente. – Agregó ella sonriendo.
- De acuerdo. – Dijo feliz. - Allá estaré esta tarde. – Y se alejó, dejando a Rick a solas con ella.
- ¿Qué tal tu día, Lisa? .¿Quieres comer algo?
- Muy pesado... sí, me encantaría. ¿Qué sugieres? Anoche no preparamos nada y no tengo ganas de cocinar... estoy algo cansada...
- Pues Vamos a “La casa de la Abuela” ¿te parece?
- Sí, me gustaría pero creo que seria un gasto extra... y... no sé.
- ¡No te preocupes! Puedo a veces darme un “lujo”.
- Sí... pero se me ocurre algo.
- ¿Si?
- Ahí siempre sirven mucho... compramos un platillo para llevar y lo dividimos en la casa ¿como ves?
- ¡Lisa! Eres increíble. – Agregó.
Cuando se disponían a salir se percató de que había olvidado algo y le pidió a Lisa que se adelantara mientras él se regresaba a su salón. Esa era la oportunidad que Edwards esperaba... Lisa caminaba sola hacia el restaurante que se encontraba a escasa cuadras de la Universidad, cuando el profesor la alcanzó en su auto y avanzó lentamente al lado de ella.
- Señorita Hayase…. – Dijo, mientras ella reconocía su voz y un escalofrío recorrió su cuerpo, pero aparento seguir tranquila y sonar relajada.
- ¡Ah, profesor Edwards es usted!
- ¿Necesitas que te lleve a algún lugar, Lisa? – Dijo él, cambiando la forma de dirigirse a ella.
- No profesor, muchas gracias. Solo voy aquí cerca.
- ¡Vamos, no seas tímida! – Dijo él, inquietando cada vez más a Lisa.
- De verdad solo voy cerca. De todas formas muchas gracias, además mi novio me esta esperando. – Agregó sin saber como lograr que él se alejara.
- ¡Ah vaya! – Comentó él mientras su mirada se ennegrecía un poco. – Supongo que es el joven Hunter ¿cierto?
Agregó, logrando que Lisa se paralizara por completo… ¿Cómo rayos conocía a Rick? Ese tipo era más peligroso de lo que ella creía.
- Sí, él. – Agregó sonriendo, aparentando total felicidad y emoción.
- Ah… bueno, tal vez en otra ocasión. – Agregó al notar precisamente por el espejo del retrovisor que Rick se acercaba.
- Sí, claro profesor. – Añadió y él se alejo en su auto mientras Lisa suspiraba profundamente, al tiempo que Rick la alcanzaba y vio su mirada de desasosiego.
- ¿Todo bien?
- Sí. – Dijo ella desganadamente.
Él no le dijo nada más. Compraron la comida y caminaron en silencio hasta el departamento. Toda la alegría que había demostrado rato antes Lisa había desaparecido. No hablaron de nada mientras comían y ella más que comer, jugaba distraídamente con la cuchara dentro del plato.
- Lisa… no has comido nada… ¿Qué pasó?
- ¿Eh? – Balbuceó ella mientras levantaba la mirada como regresando a este mundo.
- ¿Estás bien? - Volvió a preguntar Rick ya preocupado por ella.
- Sí...
- Era Edwards... ¿verdad? – Dijo Rick abiertamente haciendo que los ojos de ella se abrieran en sorpresa.
- ¿Cómo... cómo lo sabes?
- Primero por que te conozco y vi como cambiaste de humor después de tu encuentro con él en la calle. Y luego porque lo he investigado un poco. Estoy muy preocupado por ti, Lisa... ya lo identifiqué y bueno, tengo algunos contactos y vi su expediente y aunque esta limpio y no ha tenido nunca ningún altercado con estudiantes, bueno no me da buena espina. – Agregó levantando los hombros.
- Gracias Rick... no me gustaría involucrarte más en esto pero... creo que ya lo hice.
- No hay problema... Lisa, somos amigos. Tú me has apoyado a mí con lo del departamento compartido, es lo menos que puedo hacer por ti. Además me preocupo mucho, mucho por ti. – Añadió buscando y tomando las manos de ella entre las suyas – ¡Déjame ayudarte y cuidarte por favor!
- Oh... Rick – Dijo ella con los ojos llenos de lagrimas, nunca nadie a excepción de su padre se había preocupado así por ella. – Es que hice algo, dije algo, yo no quise...
- Vamos, dime qué pasa. – Comentó con una voz llena de ternura.
- Bien... – Suspiró ella. – Cuando me alcanzó en su auto le dije que bueno, que estaba esperando a mi novio.
Los ojos de Rick se abrieron con sorpresa.
- Y él me preguntó que si eras tú… ¡Oh Rick, no quise involucrarte! Pero estaba asustada y le dije que sí... lo que más me asustó fue que sabía tu apellido, me dijo que si mi novio era el joven Hunter...
- ¡Lisa!... ¡No pasa nada! Al contrario, me da gusto poder ayudarte. Por mi no hay ningún problema con eso... es decir, no me incomoda para nada... – Y ojalá fuera real. – Pensó.
- Gracias Rick... pero no quiero que te sientas presionado o algo así...
- ¡Para nada! Me da gusto ayudarte y si te hace sentir mejor, se puede decir que estamos a mano... ¿no crees? – Rió él. – Así que, querida novia por favor come que te vas a poner pálida y flaca y así ya no te voy a querer. – Agregó guiñándole un ojo y con una sonrisa radiante mientras le soltaba las manos y le indicaba con la mirada que comiera.
- Está bien... Rick, de verdad muchas gracias.
- Ni lo digas, es un placer... además me encanta salvar damas en peligro y contigo... hago mis sueño realidad. – Se carcajeó.
- ¡Ja ja ja! Se me puede hacer costumbre.
- ¡Dalo por hecho!
- Ojalá algún día pueda recompensártelo...
- Ya lo hiciste... además sé que juntos hacemos un buen equipo, somos amigos y te aprecio mucho y de verdad me preocupo por ti... mucho, mucho más de lo imaginas.
Ella no contestó pero se ruborizó y sonrió en agradecimiento.
Después de comer se instalaron en la sala para leer un rato mientras Max llegaba. De cuando en cuando se hacían algún comentario sobre sus respectivas lecturas o bromeaban de algo, Lisa volvió a sentirse alegre y tranquila.
Al poco rato llego Max y después de conversar animadamente con él y revisar sus bocetos, Rick se dio cuenta que el muchacho era en verdad bueno incluso más que él y al ver como trataba a Lisa sus celos se desvanecieron. Sí, Max la trataba como a una hermana mayor. Luego llegó Ben, el amigo de Max y de rato Roy, Claudia y el trío así que lo que había empezado como una reunión de estudio se convirtió en una pequeña reunión social.
Max y Ben fueron admitidos rápidamente en el grupo de amigos y ellos a su vez se sentían cómodos de estar ahí. Pidieron pizza y mientras cenaban Rick quiso contarles lo que había pasado con el profesor Edwards y aunque Lisa al principio pareció molesta, al poco rato se sintió tranquila de que sus amigos supieran todo y pudieran apoyarla.
- ¡Qué bueno que nos dijiste esto, cariño! – Le dijo Claudia, mientras le daba palmaditas en la espalda cono animándola. – No creo que pase nada malo pero no te dejaremos sola.
- ¡Claro¡ - Agregó Ben animadamente. - ¡Que nadie se atreva a molestar a mi nueva amiga! Soy un excelente luchador callejero y voy a defenderla.
Todos lo miraron con caras raras pero sonrieron al final.
- Yo lo conozco bien. – Añadió Roy. - Es un maestro raro, solitario pero no es peligroso. De todas formas tendré el ojo sobre él... Lisa, así que no te preocupes, no pasará de un pretendiente más. - Dijo carcajeándose al notar el seño fruncido de Rick.
- Además creo que podremos todos ajustar nuestras agendas y horarios para poder siempre acompañarte, Lisa. – Comentó Max acertadamente.
- ¡Oye! – Agregó Rick, mostrando indignación. – ¡Recuerda que yo soy el Novio!
Y acto seguido la jaló y acurrucó junto a él de una manera muy poco fingida, lo que hizo que Lisa se ruborizara bastante y separándose de él, muy suavemente, como si en el fono no deseara hacerlo, mientras hablaba:
- Bueno, es solo actuado, no lo olvides. – Se dirigió a él pero su mirada parecía decirle todo lo contrario y mientras ellos se perdían en los ojos del otro el resto miraba la escena sonriendo en silencio pero con picardía… porque solo Lisa y Rick no notaban lo enamorados que ya estaban, lo felices que se veían juntos y cómo les brillaban los ojos al estar uno cerca del otro.
- Yo una vez salí con él y es muy respetuoso. No se porto suelto ni nada. – Dijo distraídamente Sammy, jugando con el vaso. – Supongo que si sales con él te dejara de molestar, bueno así fue conmigo.
- También yo fui con él una vez a comer. – Añadió Kim.
- ¡Mira nada más que amigas tan sueltas tengo! – Dijo Vanesa logrando una carcajada general, mientras Ben no podía quitarle los ojos de encima.
- Pero es cierto. – Dijo Sammy. – Antes no me dejaba en paz pero una vez que salí con él ya dejo de molestarme. Supongo que es lo que quiere. Entre más te resistas Lisa, más te va a acosar. Además no soy la única que sale con un maestro. - Añadió con una risita y guiándole el ojo a Claudia.
- Pues no gracias. Yo no pienso salir con un tipo como él.
- Además “su novio”, o sea yo, se va a poner celoso. – Añadió Rick, haciendo reír nuevamente a todos y recibiendo un golpe en el hombro de parte de “su novia” por su comentario. – Pero todos te vamos a cuidar, Lisa… en especial yo. – Agregó Rick con una voz cargada de ternura.
- ¡Awww, miren que bonita pareja! – Dijo Roy, molestándolos y obteniendo dos almohadazos de parte de la “romántica pareja”. – ¡Oigan que genio! Pero es cierto, ya es tarde y los tórtolos quieren estar a solas.
Añadió poniéndose de pie y estirándose. Realmente era cierto, ya era tarde y al otro día era día de escuela. Todos se despidieron y empezaron a irse dejando a la “pareja” a solas. Una vez que se fueron todos se tiraron sobre los sillones de la sala.
- ¡Ufff que tipos! – Suspiró profundamente Rick. – Pero son lo máximo. – Añadió – Oye Lisa ¿tienes sueño?
- La verdad no… ¿Por?
- Pues yo tampoco y aunque mañana es viernes no tengo clases hasta en la tarde y creo que tú solo tienes asesoría conmigo ¿no? Je je, así que puedes quedarte a descansar todo el día y cuando llegue en la noche me das mi clase y ya ¿Qué dices?
- Pues suena muy tentador… sí, necesito un día para mi ¡solita¡ - Añadió estirándose perezosamente.
- Pues entonces ¿que dices?
- Acepto.
- Así que podemos develarnos ¿no?
- ¿Qué tienes en mente, Hunter? – Preguntó ella con curiosidad.
- Bueno… – Dijo Rick misteriosamente mientras se levantaba y buscaba algo en su cuarto para regresar con varios DVD´s en sus manos. – ¿Qué dices, una noche de películas?
- ¡Me encantaría Rick!
Así que enfundados en sus pijamas y con una cacerola de palomitas se acomodaron en un sillón para disfrutar de su noche de películas. Aunque estuvieron viendo películas un par de horas, Lisa estaba agotada y finalmente se quedó dormida, muy bien acunada entre las almohadas del sillón. Rick la estuvo admirando un rato, su belleza, su perfección, sus rasgos finos, la paz que reflejaba su rostro, todo en ella lo tenia cautivado, capturado totalmente anonadado… completamente enamorado.
Se preocupó de que ella se pudiera torcer si la dejaba ahí en el sillón, así que sin siquiera pensarlo se dirigió a su habitación y se detuvo en la puerta… era la primera vez que estaba ahí, desde el incidente del día que se conocieron. Pero ese día había salido corriendo tan rápido como se lo permitieron sus piernas y ahora se tomó unos minutos para observar la recamara de ella.
Era un recamara hermosa, todo reflejaba feminidad y dulzura. ¿Cómo era posible que antes no hubiera notado lo femenina y tierna que era Lisa? Era una mujer simplemente encantadora. La recamara olía muy bien, a perfume… a ella. Era espaciosa y muy bien arreglada. Todo era en color verde agua, los muebles, la colcha, que contrastaba suavemente con unas cortinas rosas y cojines del mismo color sobre la cama, decorados con estrellas, al igual que la cubierta del espejo.
El suelo tenia un suave y mullido tapete rosa también que le daba alegría y confort a la recamara. Había flores en el tocador junto al teléfono, un reloj elegante en la pared y un elegante taburete negro frente al espejo en donde solo había algunos artículos personales muy prácticos. Lisa era una belleza muy natural… en la esquina había un espacio vacío y Rick sonrió levemente mientras se le ocurría algo.
Entró despacio, como no queriendo invadir su espacio, respiró profundo el aroma tranquilizante que había y destendió con cuidado la cama. Luego regreso a la sala y con amor y ternura y tratando de no despertarla ni lastimarla, cargó a Lisa en sus brazos y mientras la llevaba a su cama, se sorprendió por lo ligera que ella era. La colocó suavemente y la cubrió con las sábanas, mientras ella murmuraba algo que sonó como un “Gracias Rick” y se acurrucaba en su cama.
Él le quitó un mechón de cabello de su cara y sin poder contenerse la besó en la frente. Se disponía a salir de la recamara pero no pudo, se sentó a su lado en la cama, viéndola dormir, y sin pensarlo se recostó a su lado en la cama, arriba de la colcha y la abrazó desde atrás y sin darse cuenta se quedo dormido a su lado.
A la mañana siguiente Lisa se movió un poco y se asustó al sentir a alguien en su cama. Se incorporó de un brinco mientras hablaba en voz alta.
¿¡Rick!?. ¿Qué haces aquí acostado?
Él, al escucharla abrió los ojos tan sorprendido como ella y apenado. Se quiso levantar tan rápido que se enredo en la colcha y se cayó de cabeza de la cama, jalando la colcha encima de él y descobijando a Lisa que, un tanto asustada pero entre carcajadas, se asomo a la orilla de la cama para ver a Rick tirado de espaldas en el suelo, riendo también.
- ¿Estás bien?
- Sí… Lisa yo lo siento, debí quedarme dormido… cuando te traje para acá… te dormiste en la sala y no quería que te torcieras o algo. – Balbuceó el mientras se tallaba la cabeza por el golpe.
- ¡Olvídalo! Sé que no fue de mala fe… aunque tal vez sí seas un pervertido.
Agregó guiándole un ojo, mientras se bajaba a la alfombra junto a él, para terminar desayunado juntos, tazones de cereal entre la colcha en la alfombra mientras reían y bromeaban de la caída de Rick, del piloto experto y su aterrizaje forzoso.
Tan entretenidos estaban que no notaron que Claudia y Roy había entrando y al no verlos los buscaron, encontrándolos en la alfombra del cuarto de Lisa, desayunando y aún en pijama.
- Vaya, mira estos dos se tomaron muy en serio eso del “Noviazgo”. – Dijo Roy divertido mientras veía la escena ante sus ojos y mientras Claudia reía ocultándose tras Roy.
- No es lo que piensan. – Agregó Lisa, poniéndose de pie de un salto y acercándose a Roy amenazadoramente.
- ¡Calma fiera, calma! – Se carcajeaba Roy mientras detenía a Lisa por las muñecas.
- ¡Claudia dile que me suelte!
- ¡Basta Roy! - Inquirió Rick, molesto tanto por el comentario de su amigo, como por como había detenido a Lisa.
- ¡Uy el novio entra en escena a defender a su dama!
- Déjalos Roy. – Intervino Claudia – Sus razones tendrán, vámonos. – Agregó casi empujando a Roy mientras le guiñaba el ojo a Lisa divertida.
- Ese par. – Dijo molesta Lisa, dejándose caer en la cama. ¡Ayyy, quisiera asesinar a Roy!
- Yo lo hago, no te molestes. – Añadió Rick mirando su reloj. – Tengo que ir a la Universidad, descansa y quédate en casa, vengo al rato para mi asesoría ¿De acuerdo?
- ¡Claro! – Dijo Lisa que se tendió en la cama y se tomó unos minutos para ella una vez que escuchó a Rick alejarse.
Y el día se la pasó dedicándoselo a ella misma, arreglando algunas cosas en su cuarto, avanzando algunas tareas y consintiéndose un poco con un baño de burbujas. No notó la hora que era y envuelta solo en un toalla atravesó hacia su recamara justo en el momento en que Rick entraba al departamento. Al verse los dos se quedaron congelados en donde estaban… esto no les podía estar pasando de nuevo.
- Lisa… yo… yo lo siento, no sabia que, yo es decir…
Entre balbuceos y sonrojos Rick no sabia que hacer, no podía moverse, estaba como clavado en el piso. Esa chica lo enloquecía, lo fascinaba. Ya no solo la amaba, era obvio que también… también la deseaba.
Lisa salió como torbellino a su recamara, mientras él se quedó parado en el mismo lugar tratando de volver a respirar. – Vaya, ¿Qué me sucede? – Pensó mientras seguía su camino hacia la cocina, a colocar lo que había comprado para comer.
Un momento después apareció ella y empezó a ayudarlo distraídamente, haciendo como que no había sucedido nada.
- Oye, que cosas tan ricas compraste. – Dijo ella mientras ayudaba a sacar toda la comida vegetariana que él había llevado.
- Sí… no sé, pensé que te gustaría.
- Sí, gracias.
Mientras comían y se contaban algunas cosas del día se pasó el tiempo, así que Rick se fue a clases y ella preparó la asesoría para su regreso.
En la noche cuando ambos se encontraban enfrascados en sus actividades de estudio, sonó el timbre. Ambos se voltearon a ver extrañados, sabían que ninguno de sus amigos tocaba, todos tenían la llave de los departamentos de todos por cualquier emergencia pero sobre todo por la confianza que existía entre ellos. Rick se levantó de su silla y caballerosamente se dirigió a abrir mientras Lisa volvió a mirar sus apuntes pero se congeló cuando escuchó la melosa voz que provenía de la puerta.
- Hola Rick… ¿me extrañaste? – Dijo la aún adolescente que se encontraba parada en la puerta de departamento. – Estuve de vacaciones pero como el lunes ya entro a clases pues ya estoy aquí.
- Minmai… – Balbuceó Rick al verla ahí parada.
- Te fui a buscar al otro departamento pero me dijo Roy que estas viviendo aquí con… con tu novia… ¿es cierto? – Agregó mientras fingía lágrimas.
- Sí… no… quiero decir, es algo difícil de explicar Minmai.
- Explícame, tengo todo el tiempo del mundo… - Añadió como queriendo entrar al departamento, pero Rick la detuvo en seco impidiéndole el paso.
- ¡No me vas a dejar pasar! Pensé que éramos amigos. – Chilló ella.
- Lo somos Minmai, no llores por favor. – Dijo él con una mezcla de ternura y preocupación en la voz, en espera de una escenita de una típica chiquilla de su edad.
- Entonces déjame pasar. – Agregó golpeando el suelo con un pie.
- Ya te dije que no. – Dijo él sonando más brusco de que creía.
- Ahí está ella ¿verdad…? Ahí está. – Inquirió la niña berrinchuda intentando mirar hacia dentro, pero con un rápido movimiento Rick entre cerro la puerta, no sin evitar que por unos segundos Lisa y Minmai se miraran a los ojos.
Lisa esta tan estirada como la muchacha tratando de ver y escuchar lo que sucedía afuera, tanto que hacía equilibrios en su silla para no caerse.
– Ya la vi. Sí está ahí y veo que es mucho mayor, debes tener cuidado una mujer de su edad puede ser peligrosa. – Agregó burlonamente logrando con ese comentario que Lisa cayera al suelo tras un estrepitoso ruido.
Rick se asomó y suspiró pesadamente al verla tirada y sin saber que hacer o como actuar en ese momento tan embarazoso entre los tres.
- Sí, sí está ahí… pero ya te dije que es algo difícil de explicar para una niña como tú y...
- En primer lugar no soy una niña… tengo 15 años y en segundo lugar tampoco soy una tonta, puedo entender lo que sea. Además estuve de vacaciones en China con mi familia y todo el tiempo pensé en ti… ¿Para qué? Para encontrarme que tú ya tienes novia y te olvidaste de mi y que además ¡vives con ella! – Gritó la chica enojada. – Es más, terminé con mi novio para poder ser tu novia. – agregó.
- ¿Qué hiciste qué? Yo nunca te pedí que hicieras nada, es más yo no te pedí que fueras mi novia.
- Pero yo te lo iba a pedir a ti. – Dijo gritándole.
- ¿Qué? – Balbuceó Rick realmente asustado.
- Sí… Rick ¿Quieres ser mi novio?
- Yo, Minmei… no sé qué decirte, es que…
- Solo di sí y ya…- Contestó ella sonriendo con una radiante y fingida felicidad en el rostro.
- No Minmei, no puedo. Eres muy bonita y me agradas mucho pero en este momento mi situación es muy complicada. – Le comentó él para no herirla más.
- ¡PERO RICK, NO ME PUEDES DECIR QUE NO. NADIE LO HA HECHO NUNCA!
- Mira tranquilízate un poco, ve a tu casa y mañana platicamos ¿Te parece?
- ¡No, no y no! Y no me voy de aquí hasta que aceptes ser mi novio.
- Minmai por favor ¿No me acababas de decir que ya no eres una niña y que entendías las situaciones? Pues te pido que entiendas esto. – Eso pareció un poco tranquilizar a la chica quien respiró profundo y comprendió que si pretendía ser novia de un muchacho de universidad tenia que portarse más madura y a la altura.
- Tienes razón Rick. – Dijo fingiendo entendimiento, aunque todo era parte de su plan. – Nada ha resultado del modo en que lo planeé, no de lo que quería para nosotros dos – Pensó. – Al menos considéralo ¿sí?
- Está bien… lo pensaré. – Balbuceó Rick mientras le chica se daba la vuelta y se despedía de él con una sonrisa.
- Te espero mañana a comer en el restaurante de mi tía para que me expliques y me digas tu respuesta. – Y se alejó bajando las escaleras.
- ¡Uff! – Suspiró Rick profundamente mientras azotaba la puerta y se dejaba caer pesadamente sobre la silla y luego colocaba su cabeza sobre la mesa. – Soy un estúpido... soy un estúpido. – Se repetía una y otra vez.
- Por mi no te detengas. – Dijo Lisa fríamente sin levantar la mirada, aunque en el fondo se moría de celos y de curiosidad por saber la respuesta de el hacia la “niña” esa.
-¿Qué? – Preguntó él aún más confundido.
- Sí… si ella te gusta y quieres que sea tu novia, no te detengas por mi. Tú sabes que lo “nuestro” no es real.
Al escuchar aquello Rick sintió un punzada en el pecho y un dolor en el corazón… era cierto, lo de ellos no era real, ¡Pero cómo deseaba que si lo fuera!
- Lo que me molesta, – Dijo en tono ofendido. – Es lastimarla; aún es un niña, eso es lo que me duele y no el no poder aceptar “ser su novio” y no nuestra falsa actuación. Yo no tengo ninguna intención con ella. – Agregó y un silencio incomodo se hizo entre ellos. - ¿Sabes? Ya estoy cansado, me voy a dormir. – Agregó, poniéndose de pie y dejando todo en lo que estaban trabajando en la mesa y sin decir más se dirigió a su recamara y azotó la puerta.
- Ahora yo soy la estúpida. – Pensó Lisa. - ¿Cómo pude portarme así? Debí escucharme malagradecida. ¿Por qué dejé que este sentimiento de celos me invadiera? Él no me pertenece… él es libre… ¿Cómo pude decirle algo así?
Y enojada golpeo la mesa y también dejando botado todo ahí se levanto y se fue a dormir.
Cuando despertó Rick ya no estaba. Se sentía enojada consigo mismo y quería disculparse con él, pero llego la tarde y él no volvió. La casa se sentía vacía, sola, una soledad que ella hace mucho no sentía desde la muerte de su mama. Desesperada se termino sentando en la sala a mirar hacia la ventana. Cuando la puerta se abrió su corazón dio un vuelco, pero no era él sino Claudia.
- Pero cariño, aquí estas… supuse que te encontraría precisamente aquí encerrada en tu casa, ¿Por qué tan triste? A ver, ¿Qué te hizo esta vez Rick, Lisa?
- Por favor… - Dijo ella desviando la mirada.
- No estás de humor para hablar ¿Eh? Pero a veces ayuda mucho, el hablar de nuestros problemas sirve…
- ¿Qué te hace pensar que estoy triste?
- Sólo intuición femenina. Pensé que te gustaría mi receta contra el dolor, el té caliente es estupendo para las heridas. ¡Vamos Lisa, sé que estas dolida!
- Ah... ¿Realmente te lo parezco?
- Lisa, seamos sinceras. Aunque trates de fingir no lo consigues, inténtalo yo ya pase por lo mismo.
- Ah...
- Por favor, no te preocupes. Te entiendo perfectamente. Sólo evita que pase demasiado tiempo antes de decírselo… ¿me entiendes?
- ¿Y qué se supone que debo decirle?
- ¡Lo que sientes por él, boba! Ja ja ja. – Dijo, alejándose mientras le guiñaba un ojo, dejando a Lisa nuevamente sola con sus pensamientos.
- ¡Oh Rick, si tan solo pudiera!
Un rato después el trío llegó a animar a Lisa, enviadas por Claudia. Mientras Rick, que había pasado todo el día afuera, había llegado al departamento de Roy antes de al suyo y sólo encontró una nota sobre la mesa en donde decía que Lisa lo había estado buscando todo el día.
- No sé cómo Lisa puede ser tan detallista, a veces eso cansa. – Pensó mientras se dirigía pesadamente a su departamento, pensando que lo único que quería ella era el reporte del avance de sus ejercicio que no había terminado la noche anterior.
Cuando entró a su departamento encontró a Lisa tarareando una canción y jugando con la cajita de té que Claudia le había dado y a Vanessa escuchando música en su i-pod y leyendo una revista del medio del espectáculo, sentada en la sala.
- ¡Vaya, está perdida por él! – Pensaba Vanessa mirando de reojo a su amiga cuando Rick entró. – Hablando del el rey de Roma. – Volvió a pensar y sonrió para sus adentros
- Ah, ¿Qué tal, Rick? – Dijo Lisa feliz al verlo aparecer y caminar hacia ella.
- Aquí tienes mi reporte completo de los ejercicios de ayer, Lisa. – Agregó, aventándolo sobre la mesita del café de las sala. - Con un atento saludo… ¿Ahora puedo irme? He tenido un día bastante pesado, sabes…
- Rick yo…
- Lisa, dije que si es todo.
- ¿A qué te refieres?
- No quiero quitarte mucho tiempo con mis tonterías, lo siento.
- ¿Qué sucede contigo?
- ¿Que qué me sucede?… ¿Ya olvidaste todo el show de anoche?
- Si me dieras la oportunidad de explicarte...
- Y hay algo más Lisa, mi vida personal es eso personal. ¿Lo has entendido? Y como tú misma dijiste, “nuestro noviazgo” no es real, entonces con quien yo decida conversar no es asunto tuyo. ¿Lo entiendes?
Lisa no podía creer lo que escuchaba, se moría de coraje y de vergüenza y Vanessa estaba indignada también.
- Entiendo. – Dijo ella sin saber que responder.
- Como Vanessa por ejemplo. Dime, estoy en lo cierto ¿verdad? – Agregó dirigiéndose a Vanessa que los miraba de reojo y se quito en ese momento sus audífonos.
- Yo la verdad… no creo que… - Dijo la chica confundida.
- Oye ¿Por qué no salimos a cenar? – La invitó Rick, mirando de reojo la reacción de Lisa.
- ¡Por favor Rick…! - Balbuceó Vanesa.
- Si me disculpan, ya tengo suficiente de esto. – Añadió Lisa indignada y se levantó y se dirigió a su habitación azotando la puerta.
- No me parece muy correcto lo que hiciste. – le dijo Vanessa muy enojada.
- ¿Y por qué no? – Se encogió de hombros.
- Es obvio Rick… porque Lisa está enamorada de ti… ¡Por eso!
- ¿Quieres decir que Lisa está… enamorada de mí? No, tú debes de estar bromeando. Lisa lo único que ama es la escuela. – Agregó, también dirigiéndose a su habitación y también azotando la puerta.
- ¡Y pensar que iba a disculparme con él! Prefiero disculparme con el Profesor Edwards. – Pensaba Lisa mientras aventaba unos papeles al suelo y se colocaba su pijama para meterse en la cama.
Mientras tanto Rick, en su habitación, miraba insistentemente al techo.
- ¿Por qué? ... ¿Por qué tuve que abrir la boca y hablarle de ese modo? Debí escuchar lo que me decía. – Y recordaba las palabras de Vanesa:
- No me parece muy correcto lo que hiciste.
- ¿Y por qué no?
- Es obvio, Rick… porque Lisa está enamorada de ti… por eso.
Y así torturándose paso toda la noche sin dormir absolutamente nada. A la mañana siguiente cuando se levantó ella ya se había ido a la escuela y por mucho que la buscó no la encontró. Su horario era muy apretado ese día así que no podía ir hasta la torre observatorio, que era donde seguramente se encontraba, así que tuvo que esperar pacientemente a que terminaran sus clases del día. Sin saber que ese día no sólo se reconciliaría con ella, sino que tendrían que poner en acción su plan mucho antes de lo que tenían pensado.
Cuando salió de clases y ya desesperado por no saber nada de ella en todo el día, atravesó corriendo toda la universidad y corrió por la escalinata subiendo hasta la torre observatorio. Ella venía bajando y se encontraron frente a frente. Ella se detuvo en seco y él aún jadeando por la carrera se recargó en la pared, tratando de recuperar aire, pero ella pasó de largo junto a él.
- ¡Espera Lisa! – Le gritó él y comenzó a bajar las escaleras tras ella. – ¡Espera, quiero hablar contigo!
- Creo que no hay nada de que hablar. – Respondió ella secamente y siguió caminando hasta el pasillo junto a los casilleros.
Pero la mano de Rick, tomándola de la muñeca, la detuvo.
- De verdad Lisa, quiero pedirte perdón por mi actitud de anoche y de la noche anterior también.
Al escucharlo y sentirlo sujetarla de esa manera ella tembló un poco y se detuvo.
- Es cierto, actué como un idiota.
- Bueno, yo también actué mal, no fui “Miss Simpatía”. – Sonrió ella.
- Bueno… pues ¿Qué te parece si…? - Dijo él extendiéndole la mano.
Fue cuando vio al Profesor Edwards que los vigilaba desde la ventana de su cubículo y con movimientos rápidos y mas bien instintivos la empujo hacia la pared, escondiéndola entre las dos hileras de casilleros, colocando sus brazos extendidos a los lados de ella, capturándola entre su cuerpo y la pared.
- Rick ¿Qué pasa…? - Balbuceó ella que sentía que todo el cuerpo le temblaba y que sus piernas no podrían sostenerla por mucho tiempo y agradecía tener la pared como apoyo.
- Es Edwards, nos esta observando.
Le dijo él muy cerca del oído, logrando con eso que ella temblara ya sin control, pero no por miedo a Edwards sino por la cercanía a él, por su calor, por su aliento sobre su oído, por el recuerdo increíblemente erótico de su primer beso en la nieve en las vacaciones pasadas.
- Tranquila, no pasa nada. – Le dijo al notar como ella temblaba entre sus brazos, pero no era por Edwards era por él y agradeció que él creyera que era por el profesor.
- Tranquila, no pasa nada todo esté bien. – Le dijo él tratando de tranquilizarla y volviendo a susurrar en su oído.
Pero esta vez, él también comenzó a temblar y los corazones de ambos empezaron a latir sin control.
- Rick...
Murmuró ella con una voz apenas audible y fue lo único que logro decir, ya que él incapaz de contenerse empezó a besarla. Esta vez ella deseaba ese beso, lo necesitaba y comenzó a responderlo casi de inmediato, haciendo el beso más profundo. Él bajó uno de sus brazos y la atrajo hacia su cuerpo mientras que con el otro seguía apoyado en la pared, pero poco a poco comenzó a bajarlo y lo colocó en la cintura de ella, apretándola casi posesivamente. Ella no oponía resistencia al contrario, una de sus manos subió instintivamente a su cabello y enredó sus dedos entre el sedoso cabello de él, mientras que el otro brazo lo colocó en la espalda de él, jalándolo suavemente hacia ella.
Las caricias sólo lograron que ambos sintieran una corriente de electricidad que los recorrió de pies a cabeza, pero esta vez ella no se asustó, no se retiro ni un milímetro de él. Esta vez ella fue la que con su lengua comenzó a explorar la boca de él, esto no solo le encantó sino que logró enloquecer a Rick, perdiendo todo el control sobre si mismo que aún luchaba por tener.
Ambas manos de él la tomaron por la cintura y comenzaron a bajar hacia sus caderas, haciendo que ella gimiera suavemente contra sus labios, el profundizo aun mas el beso si eso era posible. Sentía que su corazón le iba a estallar en el pecho, suavemente disminuyó la intensidad del beso, solo para dirigir sus labios al cuello de ella, quien aún sin abrir los ojos, continuaba respirando agitadamente y comenzó a besar el cuello de él, sacando un gemido ahora de los labios de él…sin poder contenerse volvieron a besarse, hasta que un ruido los regreso a la realidad… era el auto de Edwards que había visto toda la escena y se alejaba furioso de ahí.
- ¿Estás bien? – le preguntó Rick aún jadeando, sin saber si le preguntaba por Edwards o por el mega beso que acaban de experimentar.
- Ss--sí. – Respondió ella, también tratando de controlar su respiración. – Funcionó… se fue. – Agregó colocando su mano en el pecho sintiendo su agitado corazón.
- Vamos a casa. – Dijo él colocando su frente en la de ella y sin poder evitarlo dándole un ligero beso en los labios y dándole su mano para caminar juntos.
- Sí.
Dijo ella y tomó su mano y en silencio, tratando de descifrar sus sentimientos y lo que había ocurrido entre los casilleros, para esa noche volverla a pasar en vela cada uno en su habitación, Lisa mirando hacia la ventana, el hacia el techo, tratando de encontrar una respuesta en su cabeza, cuando ambos ya la tenían pero en su corazón.
Los días siguientes fueron bastante tranquilos y después del incidente del beso su amistad volvió a la normalidad, y empezaron a llevar su noviazgo fingido de una manera muy real, compartiendo besos no menos intensos cada vez que el Profesor Edwards entraba en escena. Sus besos eran cada vez mas apasionados, mas intensos, cargados de todos los sentimientos que se negaban, estaban llenos de pasión y deseo pero también de amor; ponían su alma cada vez que sus labios se unían, ponían todo su corazón.
Ese día era de mucho movimiento en la Universidad, era 14 de febrero, parejas iban y venían abrazadas, había pequeños puestos de flores, globos y obsequios por todas partes. Tanto para Rick y Lisa esa fecha no había significaba mucho antes pero esta vez era distinto.
Rick no había dejado de sonreír en todas sus clases, estaba ansioso que terminaran, y ese día todos suspenderían labores a las tres de la tarde. Él no podía dejar de ver su reloj insistentemente, una hora, media hora, era eterno y de cuando en cuando miraba una gran bolsa roja con corazoncitos blancos y moños, varios globos, un ramos de rosas blancas y una misteriosa bolsa pequeña rellena de algo rojo que estaba a punto de salirse, que estaban al lado de su pupitre y cada vez que la miraba su corazón se aceleraba y volvía a mirar su reloj. A su vez agradecía al cielo que ese día la preparatoria había organizado una excursión y Minmei estaría fuera desde ese día y todo el fin de semana, no tenia humor de pasar ese día con la chiquilla berrinchuda y estar complaciéndole sus caprichos, quería estar con Lisa, con una mujer de verdad.
Lisa, por su lado, se había ido a encerrar a la torre observatorio y no pretendía salir para nada. A decir verdad en el fondo odiaba un poco ese día, porque siempre lo había pasado sola y ese día pensaba que no seria la excepción. Claudia lo pasaría con Roy y aunque el trío había organizado una fiesta en la tarde en el departamento de ellas, no tenia humor de asistir, había comprado varias cosas para ellas y para todos los chicos incluyendo a Rick por supuesto, pero se los había entregado en el trascurso del día.
Sonrió ligeramente al ver un par de rosas y varias cajas de chocolates y dulces que también había recibido de ellos, pero no, ella deseaba algo más ese día... quería a Rick a su lado, pero sabia que si bien era su mejor amigo, no era nada más y que en cierta forma ella lo había mantenido a distancia y ahora no sabía como expresarle lo que sentía. El recordar sus besos, e incluso sus caricias la hacían sonrojar. ¿Cómo ella la “Reina del Hielo” había podido participar en esos besos apasionándoos y desenfrenados y corresponder a ellos?, ¿Era acaso que él estaba derritiendo el hielo en ella?. Una franca sonrisa apareció en su rostro al mirar un libro, una bolsa de papel y una cajita que estaba sobre el escritorio en donde se encontraba trabajando, era un obsequio para Rick, después de todo era el día del “Amor y la Amistad” y él era su amigo... por lo menos tenia eso.
Al sonar el reloj las tres de la tarde la Universidad quedo vacía mas rápido que nunca, ella suspiro pesadamente, guardó sus cosas y se dispuso a ir a encerrase a su departamento tal vez pasar un momento al del trío pero nada más. Salió de la torre y cuando comenzaba a bajar las escaleras se quedó como estatua, inmóvil ante el espectáculo que miraba incrédula.
Decenas de pétalos rojos se encontraban esparcidos por los escalones, y a manera de camino algunos mas la guiaban hacia abajo, ella despacio y nerviosa siguió el camino florido para en la siguiente vuelta encontrarse de frente con Richard Hunter que la veía con los ojos mas enamorados que había visto, como nadie la había mirado nunca. El le sonrió mientras le extendía su mano para ayudarla a seguir bajando, mientras en la otra sostenía los globos, las rosas y la bolsa roja con corazoncitos.
- ¿¡Rick!? – Dijo ella con los ojos llenos de lágrimas por la sorpresa y por la ternura.
- ¿Crees que me iba a olvidar de mi novia? – Le dijo él sonriendo.
- Pero Rick yo… - Balbuceó ella nerviosamente. – Tú más que nadie sabes que esto no es real. – Continuó apenada.
- Hoy… Lisa, hoy sí lo es… hoy es real para mi, déjame creer que es real, déjame soñar que es real, dame esa oportunidad, dame ese regalo de día de la amistad… ¿Sí?
- ¡Oh Rick! – Tartamudeó – No sé que decir.
- Sólo di que sí… ¡Por favor! – Casi rogó él. – Déjame sentir que es real, porque lo que siento por ti es algo demasiado real para mí. Déjame demostrarte que es real, dame esa oportunidad, sólo por hoy…
- Sí Rick, hoy es real… - Aseveró ella.
- ¡Gracias Lisa…! No te vas a arrepentir.
- Claro que no. – Dijo ella sintiendo como él la atraía hacia sí y la besaba en los labios con ternura infinita, ese beso era distinto, era de amor.
- Toma. – Le dijo él dándole el ramo de rosas. – ¡Feliz 14 de febrero!
- ¡Gracias Rick!
- Ahora, estos cinco globos representan lo que siento por ti: Amistad, cariño, amor, deseo y pasión. – Añadió dándole uno a uno mientras ella se ruborizaba cada vez más con cada globo y cada palabra de él.
- Y esto es para que siempre recuerdes que aún en lugares fríos… en donde habita la reina del hielo…
Agregó guiñándole un ojo, logrando que ella levantara una ceja inquieta pensando en lo que había dentro de la bolsa. Con manos nerviosas abrió la caja y una sonrisa se dibujó en su rostro al observar un hermoso pingüino de peluche dentro de ella.
- ¡Rick!
Se abalanzó nuevamente a sus brazos mientras volvían a besarse. Mientras que a lo lejos uno ojos llenos de furia y odio los observaba… era Edwards, quien juro vengarse de ellos y aunque no sabían, las chicas del trío tenían razón, todo se hubiera resuelto si tan solo Lisa hubiera aceptado salir con él, una sola vez hubiera sido suficiente para que ese ego enfermo se hubiera calmado.
No ahora, nadie lo rechazaba y ahora ese rechazo se volvía odio y cada vez mayor. Edwards se juró a sí mismo, por ahora dejar pasar eso, había mas chicas con quien salir, pero no desaprovecharía la primera oportunidad para vengarse de ellos con toda su furia, un día que no estaba muy lejos. Pero para la pareja que se besaba con amor el fantasma de Edwards no existía.
- Rick yo tengo también un regalo para ti, pero se empequeñece ante todo esto. – Comentó ella apenada.
- ¿Tú compraste algo para mí? – Dijo él incrédulo. – Lisa no importa lo que sea, ni el tamaño, sino que tú pensaste en mí, compraste algo para mi este día. – Agregó con emoción.
- Es que es muy sencillo. – Continuó ella.
- No lo es. – Agregó él tomando sus manos entre las suyas.
- Ten. – Le dijo tímidamente entregándole el libro, la bolsa y la cajita.
- ¡Lisa! – Comentó él emocionado al mirar los obsequios. – Este libro de diseños de techos es magnifico, lo había visto en la biblioteca y quería comprarlo pero bueno, pensé que no podría tenerlo nunca. – Agregó visiblemente emocionado. – ¡Y mira nada más que hermosos guantes! – Dijo feliz, mientras se probaba los calientitos guantes tejidos y leía la tarjeta que ella le había escrito - ¡¡¡Tú los tejiste!!! Eres increíble. – Añadió con los ojos llenos de lágrimas, para finalmente abrir la cajita y encontrar un bonito llavero de un avión, igualito a su Mocking Bird. – ¡Wow, no sé qué decir, no sé como encontraste algo así!
- Yo también tengo mis contactos, piloto. – Dijo ella sonriéndole abiertamente y con sorpresa recibiéndolo en sus brazos. Permanecieron un momento abrazados.
- Ven, vamos un rato a la fiesta. – Dijo Finalmente Rick guiándola hacia el departamento del trío.
Ahí era una comida muy animada, por supuesto estaban Claudia y Roy, Ben, Max y una docena más de chicos de la universidad que convivieron un rato de sana diversión, comiendo sándwiches y escuchando música. Poco a poco las parejas se fueron retirando quedándose en la fiesta únicamente grupo de amigos. Rick le hizo una seña con los ojos a Lisa y ellos se escabulleron sin que nadie notara que lo habían hecho.
- ¿A dónde vamos, Rick? – Le preguntó ella.
- Es una sorpresa.
- Está bien… no más preguntas.
Como aún era invierno, el lago todavía permanecía congelado y cientos de parejas patinaban juntas bajo los árboles del parque, al lado de la Plaza Comercial “RDF”. Patinaron un rato, divirtiéndose, sintiéndose felices, disfrutando de la compañía del otro y compartiendo algún beso fugaz, y algunas sonrisas de complicidad. Ante los ojos de cualquiera ellos eran una verdadera pareja.
Después Rick, tapándole los ojos a ella, la condujo dentro de la plaza a un pequeño restaurante de comida francesa, hermosamente decorado para la ocasión, en donde entre velas y corazones compartieron una rica cena. A lo lejos una suave música se escuchaba, y algunas parejas bailaban. Lisa no supo en que momento o como había llegado a la pequeña pista de baile y se movían abrazados, lentamente al ritmo de la música. Ella se recargaba sobre su pecho y él la sostenía por la cintura. Ambos apenas creían lo que estaban viviendo. Para Rick era un sueño, para Lisa algo que tan solo si se atreviera aceptar lo que sentía, podría volverse real.
Ese día mágico para ambos estaba por terminar. Ambos felices, en silencio y de la mano se dirigieron hacia el departamento. Una vez ahí permanecieron abrazados unos instantes en la sala, antes de retirarse a dormir.
- ¡Buenas noches, Rick! – Le dijo ella, besándolo suavemente en su mejilla.
- Buenas noches Lisa y gracias por éste día.
- También gracias a ti.
- Esto podría ser real Lisa, podría ser así siempre, sólo si tú quisieras.
- Gracias Rick, lo sé pero no me siento lista para algo así…
- Voy a esperarte el tiempo que necesites.
- No Rick, no te pido eso. Además no sé cuánto tiempo necesito y sé que hay allá afuera chicas esperando por ti y tampoco voy a negarte la oportunidad de ser feliz. No te pido nada, pero no me pidas nada tampoco tú a mí.
- No Lisa… pero dime ¿cómo te sentiste hoy?
- ¡Feliz! – Dijo ella sin dudarlo.
- Esa felicidad es la que podríamos tener en nuestras vidas… date esa oportunidad de ser feliz y de hacerme feliz a mi.
- No olvidaré eso, Hunter. – Comentó ella mientras se alejaba a su habitación.
- ¡Si! – Gritó él mientras se dejaba caer sobre el sillón con una sonrisa soñadora en los labios.
Más tarde ambos dormían profundamente con un rostro lleno de armonía y paz, sintiendo sus corazones plenos. Ella abrazando al pingüino, él con los guantes puestos, así se sentían uno cerca del otro.
Nota:
Los besos “Fingidos” de Lisa y Rick corresponden a los que hubo en la serie bajo ordenes militares tanto en la nave de Dolza como en el satélite fabrica
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