fanfic_name = MACROSS SCHOOL: Destinos Entrelazados
chapter = Capitulo 2
author = Sary Hayase
dedicate = A mis HH con mucho cariño y a todos los que me animando a continuar. A Carla por su asesoria y apoyo al publicar
Rating = O18
Type = Alternative Universe
fanfic = Con el final del semestre, los exámenes finales y la preparación del viaje los días se estaban yendo demasiado rápido y Rick y Lisa no habían vuelto a verse desde el día de “estudio” en casa de ella.
Ninguno de los dos terminaba de aceptar lo que sucedía. Rick no negaba su creciente atracción por Lisa, aunque la constante y entrometida presencia de la chica china lo confundía y llenaba de dudas. Pero más que eso era la actitud de Lisa; ella le había dejado muy claro que no estaba interesada en él, pero entonces ¿Por qué cuando estaba cerca de ella olvidaba todo y volvía a tener esperaza y por qué sentía que él causaba la misma confusión en ella? Todos esos sentimientos encontrados se amontaban en su pecho día a día.
Con respecto a Lisa, ella se sentía igual de confundida o peor. Su vida era el estudio y nunca por su mente pasó la posibilidad de enamorarse. Ella iba con una meta, su carrera y nada más pero ¿Entonces por qué al estar cerca de él se sonrojaba? - ¿Por qué sentía su corazón latir sin control? - ¿Por qué sus ideas cerradas se iban al caño? - ¿Por qué sus ojos azules la cautivaban tanto? - ¿Era un sueño? - ¿Una fantasía? Y así como era de irreal, sentía que de igual forma se iba a esfumar, después de verlo a los ojos por primera vez… esos ojos azules y profundos sentía que eso había sido amor a segunda vista por que por supuesto ya lo había visto antes, pero aún le costaría mucho tiempo y trabajo aceptarlo.
El día esperado llegó y las vacaciones iniciaron. Con emoción todos emprendieron el viaje en el Jeep de Roy, al que cariñosamente llamaba “Skull” ya que tenía unas calcomanías de calavera a cada lado de la puerta. Durante casi todo el trayecto Rick fue su copiloto y en algunas partes él había manejado, mientras las chicas platicaban animadamente atrás. Pero en algún momento Rick y Lisa se quedaron juntos en la parte de atrás del auto; en esos instantes largos silencios incómodos se hacían presentes una y otra vez y aunque ambos fingían estar muy interesados en el paisaje, que sí era hermoso, se miraban discretamente de reojo y cuando sus miradas se encontraban se sonreían tímidamente. Algunas veces, ante el hermoso paisaje que atravesaban y sorprendidos por esa belleza, se miraban y sonreían abiertamente aprobando con la mirada y sin palabras lo que sus ojos observaban.
El destino elegido era un refugio en las montañas nevadas del norte, un lugar idóneo de aventura y de romance. Sin embargo mientras más se acercaban y el paisaje empezaba a ser más blanco y nevado Lisa se empezaba a poner más inquieta e incomoda, mientras Rick la observaba preocupado, recordaba una conversación con Roy la noche antes de salir al viaje.
- Rick necesito decirte algo muy importante acerca de Lisa. – Le dijo Roy en un tono bastante serio.
- ¿Qué pasa con ella? – Agregó Rick bastante preocupado.
- Mira, supongo que no sabes nada acerca de Riber ¿verdad?
- Él es…
- Él era… el prometido de Lisa.
- ¿Cómo? – Dijo Rick entre sorprendido por escuchar la noticia de que Lisa tuviera o hubiera tenido una pareja si ella era no parecía ser una chica de varios novios o algo así, pero sorprendido también de que había sentido algo de celos con ese simple comentario.
- Mira, ella era casi una niña aún y él era militar al igual que su padre; era médico militar, su nombre era Carl Riber. Durante la guerra fue requerido al frente y se despidió con la promesa de un día regresaría para casarse con ella. Para Lisa era una gran ilusión y su primer amor; desgraciadamente hubo un ataque brutal. Estaba lloviendo mucho y él estaba tratando de rescatar a los heridos en medio de la lluvia… fue sepultado por una avalancha de lodo, no sobrevivió… nunca encontraron el cuerpo.
- Yo… no sabia nada de esto… para ella debió ser…
- Sí, una tragedia que la marcó para siempre y entonces apareció la Lisa enfocada al deber, olvidando los sentimientos. Ahí nació la “Reina del Hielo” con un promesa secreta en su corazón de no amar nunca más, por el miedo de perder, de ser herida. Pero creo que en el fondo necesita ser amada y amar más que nadie en el mundo… pero ella le teme mucho a las avalanchas.
- ¡ENTONCES VAMOS A OTRO LUGAR POR QUE AHÍ…!
- ¡Calma tigre! Precisamente porque queremos ayudarla a superar su trauma…
- Pero ¿No hay otras maneras…? Yo no quiero que ella sufra, yo…
- Mira Rick… ella tiene un vínculo especial contigo.
- No… yo… – Dijo apenándose bastante y sonrojándose hasta las orejas.
- No es de apenarse. Es cierto, con ningún chico la habíamos visto relajada y creo que el venir aquí y que vengas tu la ayudará bastante.
- No le veo la relación, pero si crees que puedo ayudar, adelante. Aunque preferiría que no fuera así… - Rick se encogió de hombros.
- ¡Pues no hay más que decir!
Rick volvió de súbito a la realidad cuando notó que una lágrima escurría por la mejilla de Lisa y ella se apresuraba a limpiarla con la manga del suéter.
- ¡Cuanto lo has de haber amado Lisa! - ¡Qué hermoso debe ser que una mujer ame tanto como para guardar ese recuerdo en su corazón por tanto tiempo! Carl Riber te envidio. Una mujer como ella vale oro… ¿Algún día alguien me podría amar de esa manera? Podría ser Minmai… ¡Ja ja ja! No, no lo creo… ¿Podrías amarme Lisa Hayase? Para mi seria tan fácil amarte… eres hermosa, inteligente, dulce… podría enamorarme de ti profundamente… o ¿estoy ya enamorado de ti?… Lisa.
- ¿Dime Rick? – Le contestó ella pues él no había notado que había dicho su nombre en voz alta.
- Nada... yo… uh nada. – Tartamudeó y se sonrojó.
- ¡Oigan ya llegamos! – Dijo Roy, acabando con el bochorno de Rick.
Cuando se estacionó y bajaron del auto se sorprendieron al ver la majestuosidad y belleza de ese lugar, rodeados de montañas nevadas, bosques blancos, cielo azul y despejado.
Los cuatro jóvenes se quedaron mirando hacia todas partes, girando sobre su sitio, observando esos paisajes que llenaban sus espíritus de fuerza y energía y de pronto sin saber en que momento los ojos de Lisa y Rick se encontraron. El azul de él reflejaba el azul del cielo haciendo aún más intenso el color de sus ojos. El verde de ella contrastaba con el blanco paisaje haciendo que sus ojos parecieran llamas de fuego verde. La mirada de uno capturo la del otro y ninguno podía ni quería romper el contacto visual. Tan perdidos estaban en esa mirada que no se percataron de las sonrisas divertidas de Roy y Claudia.
- Bien tórtolos, ya tendrán toda la noche para observarse. Ahora hay que poner las tiendas de campaña porque aunque vean el cielo aún azul, anochece muy rápido y mañana tendremos que continuar el viaje hasta lo alto de la montaña. Así que más vale que descansemos bien hoy…
El comentario los sorprendió y apenó bastante, así que sin decir nada y ambos colorados, fueron a bajar sus mochilas del auto ante las risas divertidas de Claudia.
- Esta es su tienda de campaña, tórtolos. – Dijo Roy bajando un gran paquete y colocándolo en el suelo y aventando un par de sleepings a Rick.
- ¿Cómo? – Le dijo el asombrado.
- Sí, que esas son sus cosas y nosotros armaremos nuestra tienda más para allá. – Agregó, señalando un sitio no muy lejos de ahí.
- Pero no… yo pensé que…
- No Rick. ¿Creíste que ibas a dormir conmigo y Lisa con Claudia? - ¿Crees que desaprovecharía un lugar así de romántico y frío durmiendo contigo? - ¡Ja ja ja ja! Estás loco hermano.
- Claudia pero… - Quiso Lisa buscar el apoyo en su amiga.
- Yo tampoco soy tonta Lisa. – Dijo ella guiñándole un ojo y caminando atrás de Roy.
- ¡Lo hicieron a propósito! – Les gritó Rick furioso. – ¡Ya lo tenían planeado! – Continuó indignado.
- Más o menos. – Rió Claudia de buena gana.
- ¡Claudia no me puedes hacer esto…! – Repeló Lisa.
- ¡Lo siento ya esta tomada la decisión! Si tienen objeciones duerman al aire libre. – Agregó Roy mientras también reía divertido.
- ¡Además nos dejaron la tienda de campaña pequeña! – Les gritó Rick antes de que se alejaran más y empezaran a instalar su casa de campaña.
- ¡Claro! – Gritó Roy. – ¡Nosotros necesitamos “maniobrar”! – Terminó la frase con un golpe de Claudia en la espalda y una carcajada de ambos mientras Lisa y Rick estaban como tomates, apenados por el comentario y por el enojo de lo que les habían hecho.
- ¡Te voy a matar Roy! - Refunfuñó Rick mientras se dejaba caer pesadamente sobre el suelo.
- De nada sirve tratar de entrar en razón con ellos. – Dijo Lisa y se dispuso a armar la tienda. – ¿Te vas a quedar ahí sentado o me vas a ayudar? Vamos a armar esto antes de que obscurezca y ya después veremos quien duerme aquí y quien afuera.
De muy mala gana y en silencio comenzaron a armar la tienda, pero no sin dejar de sorprenderse por la rapidez y la habilidad de ambos en levantar el campamento.
- ¡Listo! - ¡Uy de verdad esta tienda es muy chiquita! – Dijo Rick, realmente preocupado por el tamaño de la misma – No es justo, mira la de ellos.
- Pero todavía no terminan de armarla. – Se rió Lisa al mirar a los lejos como se peleaban con el instructivo y como la casa se volaba con el viento y corrían detrás de ella.
- Bueno pues será mejor que tú duermas adentro y yo dormiré aquí afuera. – Dijo Rick tirando su sleeping a un lado de la tienda.
- ¿No quieres echar un volado o algo así? – Le preguntó Lisa.
- No, está bien. Tú duerme adentro.
- Está bien. – Dijo ella y se metió a la tienda.
Ya había anochecido y mientras se cambiaba adentro Rick se obligó a sí mismo a voltear a cualquier otro punto del universo, ya que la silueta de ella se trasparentaba a través de la tela. Y decidió que lo mejor era ver unas interesantes piedras que tenia al lado de sus pies. Estaba cansado y empezaba a hacer frío, así que se metió en su sleeping y se preparaba a dormir mientras veía atentamente el estrellados cielo del norte. Sin embargo el aire era bastante helado y no pudo evitar estornudar.
- Rick… – Dijo Lisa asomándose por la entrada de la tienda.
- ¿Necesitas algo? – Se apresuró a contestar él.
- ¿Por qué no entras? No puedes quedarte ahí, te vas a resfriar. - Dijo ella preocupada.
- No, estoy bien… ¡ACHU! - Volvió a estornudar él.
- Sí, ya lo veo… ¡Vamos, entra! El viaje apenas empieza y seria feo que te enfermaras.
- ¿Estás segura? – Dudó un poco.
- Sí, claro.
- Acuérdate que soy un pervertido. – Dijo él, guiñándole un ojo y haciendo que ella soltara una carcajada espontánea.
- No importa, entra.
- Está bien. – Dijo él y tímidamente entró en la tienda y cerró el cierre.
De verdad esa tienda era muy pequeña. Los dos sleepings estaban prácticamente uno junto al otro y no había espacio para nada más. Lisa se hizo bolita y se tapo hasta las orejas, volteándose hacia el sentido contrario de donde estaba él. Rick se quedó mirando el techo de la tienda. Ninguno podía conciliar el sueño, pero no se sentía mal ni raro estar ahí. Al contrario, sentían un calorcito en el pecho y por supuesto, el calor propio generado por sus cuerpos. Además Rick respiraba el dulce aroma de ella que llenaba sus pulmones y ella se relajaba con el perfume de él.
Afuera empezó una ligera ventisca y el frío arraigó. Pero ellos no sentían frío de ningún tipo. Rick ladeó la cabeza y se encontró muy cerca de los ojos de ella que también se había girado. Se quedaron mirándose unos segundo para inmediatamente ambos levantar la vista hacia el techo.
- No puedo dormir.
- Yo tampoco.
- ¿Quieres platicar?
- Sí, claro… ¿De qué?
- No sé, dime tú.
Y nuevamente se quedaron callados. No había pasado mucho tiempo cuando a la vez ambos hablaron:
- Te iba a preguntar que…
- Se me figura que…
- Dime tú primero. – Dijeron a la vez y soltaron una carcajada que rompió el hielo entre ellos.
Lisa se sentó, recargando su barbilla en sus rodillas y Rick se puso de lado apoyando su cabeza en su mano y el peso de su cuerpo en su codo.
- Fuiste Scout ¿Verdad? – Dijo ella con interés.
- ¡Sí! - ¿Cómo lo sabes?
- Por la manera en que armaste la tienda.
- Tú también ¿verdad?
- ¡Aja!
- Sí, eso creí yo cuando vi también tu habilidad.
- ¿Cuánto tiempo estuviste?
- Como 10 años. – Dijo él sonriendo. - ¿Y tú?
- También como diez…
- Yo entré siendo Lobato. – Dijo Rick orgulloso. – Y llegué a ser Rover ¡Ja ja! Lo dejé cuando vine para acá. Pero por el circo aéreo siempre estuve en ciudades distintas y por tanto en tropas distintas. Pero llegue a ser guía y subguía de tropa; tengo muchos parches, te los puedo presumir un día… soy todo un líder. – Dijo él, guiñándole un ojo.
- El día que entré fue todo un caos. – Rió divertida ella.
- ¿Por qué?
- Era una reunión de tropas y había mucho movimiento y como yo era nueva… pues me perdí ¡Ja ja ja!
- ¡Oye… yo estuve ahí! Fue en Nueva Detroit.
- Sí, ahí…
-Sí, yo me acuerdo muy bien que se había perdido una niña y organizamos una búsqueda. Es más, mi manada la encontró… ¿Eras tú?
- Sí… oye entonces nosotros debimos habernos visto ¿no?
- Sí, supongo que sí… es gracioso ¿No?
- Sí, mucho.
Ambos guardaron silencio, mirándose profundamente a los ojos como tratando de escudriñar en sus memorias si habían visto esos ojos en el pasado y de pronto Rick sonrió.
– Creo que sí te recuerdo… ¿Quién olvidaría unos ojos tan bellos como los tuyos? – Comentó espontáneamente, logrando que Lisa se ruborizaba hasta las orejas.
- Gracias…
- Es cierto, tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida.
- Tus ojos también son muy lindos. – Dijo ella apenada. – Mi patrulla se llamaba Deneb, ¿Y la tuya? – Agregó, dando un giro a la conversación de los ojos de ambos.
- Bueno con tanto cambio fui lobo, oso, águila, mapache y creo que todos lo animales. Recuerdo que siempre que llegábamos a un ciudad yo buscaba a los Scouts. Me hacían sentir seguro y feliz estar con ellos. Viajaba mucho y casi no podía hacer amigos, pero con los Scouts me sentía seguro en casa estuviera donde estuviera.
- Yo al revés, no salíamos mucho porque mi papá es militar y siempre estaba trabajando y cuando mamá se enfermó y murió pues fue muy difícil para mí.
- ¿Tu madre murió? Lo siento mucho Lisa…
- No te preocupes. Me costó trabajo pero logre superarlo.
- ¿Sabes? Mi madre también murió cuando era un niño.
- ¡Oh Rick lo siento!
- ¡Nah! Yo también lo supere pero nunca voy a olvidarla… y cuando papá murió el año pasado…
- ¿Qué? - ¿Tu padre también murió?… Rick, no sabes cuanto lo siento.
- Fue un accidente en el circo, pero le prometí que iba dejar eso y que buscaría una vida mejor. Por eso decidí entrar a la universidad. Vendí mi avión y trato de conservar mi beca para que pueda seguir estudiando…
- ¿Tenias un avión?
- Aja… el Mocking Bird, una belleza. Lo gané en una de las competencias aéreas, pero tuve que venderlo para costear mis estudios. – Dijo con tristeza mientras distraídamente jugaba con el cierre de su sleeping.
- Yo te voy a ayudar con tus materias para que puedas conservar tu beca.
- ¡Gracias Lisa! - Dijo sonriendo feliz con la propuesta de ella.
- ¿Sabes? Yo quería ser militar, me encantan los aviones y bueno sé volar un poco.
- ¿De verdad?
- Sí… un poco.
- Un día te llevaré a volar… voy a recuperar mi Mocking Bird o a conseguir otro avión, por lo menos para volar contigo...
- Me encantaría. – Dijo ella con sinceridad.
- Mi color de pañoleta era azul con verde. – Dijeron al mismo tiempo soltando una carcajada general.
- ¿Sabes…? Me alegra mucho haberte conocido y me alegra que Roy y Claudia conspiraran y pudiéramos compartir esta noche. ¿No lo crees…?
- Sí… ¡Ja ja! ....Oye... ¿Por qué quisiste estudiar Arquitectura?
- ¿Prometes no reírte?
- Lo prometo…
- De acuerdo… me gustan los techos.
- ¿Cómo?
- Sí, me gusta mucho observarlos, son fascinantes. Mira, generalmente el techo es una de las partes más olvidadas del diseño arquitectónico. Su diseño se limita a que cumpla adecuadamente sus funciones y a la solución de los problemas técnicos que su construcción puede plantear. Pero un techo puede aportar mucho más, tanto desde el punto de vista estético como desde el punto de vista técnico, puede generar beneficios tanto para el edificio como para el medio ambiente y hasta puede generar interesantes espacios habitables; a través del techo puede penetrar gran cantidad de calor ya que debido a su posición recibe radiación solar en cualquier época del año. Un techo es la mayor fuente de calor en el caso de edificaciones de baja altura, se puede ganar calor de una casa y provocar altas temperaturas en el interior. Se debe prestar una gran atención al diseño y los materiales del techo para garantizar el confort de los ambientes interiores y reducir el consumo de electricidad, y eso que no te hablo aún de la luz y su importancia en un buen diseño para la iluminación y los colores de una casa, además todo esto es hacia el interior pero en le exterior un techo es el toque final que le da elegancia y personalidad y a una construcción, no se uno puede diseñar grandes edificios y los techos y todas sus formas les dan el toque final; no lo se son fascinantes, me agradan.
- ¡Es increíble! Nunca nadie me había explicado tan detalladamente su importancia. Pero tienes razón, merecen todo un estudio aparte.
- Pero ¿Y qué hay de ti? Tu carrera se me hace tan increíble pero muy difícil…
- Bueno, la astrofísica es una aplicación de la física a los fenómenos observados por la astronomía y siempre me he maravillado del espectáculo que es el universo y toda la naturaleza, siento que futuro de la humanidad está en las estrellas.
- ¿Crees que algún día llegaremos a las estrellas y más allá?
- Yo creo que sí. – Contestó ella sin saber si la pregunta que le había hecho Rick se refería a la humanidad o a ellos dos juntos.
- Pues creo que de alguna forma u otra a los dos nos gustar mirar hacia arriba ¿no?
- Sí. ¡Ja ja ja! Pues tú enséñame a observar techos y yo te enseñaré a observar el cielo.
- No es justo. – Dijo Rick haciendo pucheros. - Yo pensaré en ti cada vez que vea una estrella y tú me relacionaras con techos.
- ¡Ja ja ja ja! – Rió divertida ella con esa risa cristalina que empezaba a encantar a Rick.
Tan entretenidos estuvieron platicando que no notaron que casi amanecía cuando, al fin, cansados se quedaron dormidos. Lisa estaba de frente a él; Rick se había rodado dormido hasta quedar muy cerca de ella. Como se durmieron sin darse cuenta, ninguno había cerrado su sleeping, por lo que se habían sentido más cómodos y libres de moverse y eso en ese preciso instante había resultado peligrosamente comprometedor.
Rick fue el primero en despertar y agradeció al cielo que así hubiera sido, si no definitivamente Lisa sí lo hubiera creído un pervertido, ya que el estaba cómodamente dormido sobre los pechos de ella y con su brazo la sostenía casi posesivamente por su cintura. Pero lejos de quitarse inmediatamente se permitió unos segundos sentirla así de cerca. Aspiró su perfume y poco a poco, despacio para no despertarla, se separó de ella sintiendo un frío en el pecho en donde se encontraba ella. Se acostó a su lado y no pudo evitar trazar el contorno de su rostro con su dedo y retirar un mechón de cabello color miel de su cara. Al sentirlo ella murmuró algo y lentamente abrió los ojos para encontrarse con ese azul profundo que los observaba.
- ¡Buenos días compañera de cuarto!
- ¡Buenos días compañero de desvelo! - ¿Llevas mucho despierto? – Dijo incorporándose despacio y estirándose un poco.
- No… como dos minutos.
- ¿No han venido los de la “Luna de Miel”?
- Nop, pero ya no han de tardar… - Rick no terminó de hablar cuando se escuchó la voz de Roy desde afuera.
- Tórtolos, cinco minutos para levantar el campamento.
- ¡Ahí los tienes, ja ja ja!
Así que los dos salieron de la tienda y empezaron a recoger todo y levantar y guardar sus cosas. Lisa se encontraba de espaldas sacudiendo y enrollando los sleepings cuando Rick, que quitaba la tienda de campaña, se atoró con uno de los amarres y se fue con las manos extendidas sobre de Lisa, que estaba frente a él, tocándola en la parte posterior baja de su cuerpo. Ella se volteó toda sonrojada y furiosa.
- ¡Oooh! Rick Hunter ¿Qué rayos te pasa?
- ¡Discúlpame Lisa! Lo siento mucho, créeme... me tropecé.
- Hmmm... y yo estaba justo enfrente, ¿Verdad?
- Así es, exactamente. No creo que exista otra razón para que deseara tocarte.
- ¿O sí?
- ¡Sí!
- Eso es lo que dice él, Lisa. – Intervino Roy que había visto todo. - ¡Castígalo!
- Ven Rick, mejor continuamos con la charla en otra parte.
- ¡Hazlo pagar caro, Lisa! – Gritó Roy al verlos alejarse.
- ¡Pero que descaro! Intervenir en una charla personal. ¡Que vergonzoso!
- Es Roy, lo conoces.
- Tú cállate que aún no te perdono.
- Fue un accidente… un accidente.
- Creo que después de todo sí eres medio pervertido, Hunter.
Le dijo, logrando que él se sonrojara y se sintiera mal por el “pequeño” incidente de la tienda de campaña. Ella ni sospechaba pero él pensaba que sí, tal vez tenía algo de perversión en su interior, pero que solo ella podía desatar.
Después de refrescarse en las heladas aguas del riachuelo y desayunar algo ligero, continuaron con su viaje. Rick ni siquiera insistió en manejar, estaba muy cansado y desvelado. Se quedó dormido rápidamente. Lisa igual y sin proponérselo, ella se recargó en el pecho de él y él instintivamente la abrazó y así dormidos y abrazados estuvieron gran parte del camino.
Cuando Rick despertó todavía tenía a Lisa entre los brazos y sin poder moverse para no despertarla, fue blanco de todas las bromas de Roy Claudia. Cuando Lisa despertó se sorprendió de ver en donde se encontraba y también recibió bromas y chantajes de sus amigos, quienes les habían tomado fotos. Apenados y refunfuñando terminaron ese segundo día viaje. Ya les faltaba poco para llegar a la cima. Mientras cenaban a la luz de la fogata platicaban los pormenores de esa aventura que apenas comenzaba.
- Entonces…. ¿Por qué no durmieron? – Volvió a molestarlos Roy.
- Ya te dijimos que estuvimos platicando…
- Sí, claro ¡Cómo no!
- ¿Crees que todos somos como tú Roy? – Le dijo Rick ya muy irritado.
- Déjalos amor, ya fue suficiente. – Intervino Claudia para defenderlos.
- Hmmm… apenas empezaba la diversión.
Cuando Roy y Claudia se despidieron para irse a dormir, Lisa y Rick se quedaron sentados junto a la fogata. No eran necesarias las palabras entre ellos, había una especie de lenguaje mágico y silencioso. Como la noche era muy bella sacaron los sleepings y se acostaron viendo hacia el cielo. Platicando y mirando las estrellas se entretuvieron un buen rato, hablando de sus sueños y del futuro.
De pronto risas y ruidos se escucharon de la tienda de Claudia y Roy y ellos se voltearon a ver con miradas de complicidad.
- ¿Te quieres desquitar? – Dijo Rick divertido.
- Pero… ¡Por supuesto! – Contestó ella, riéndose y con un brillo en los ojos que hizo temblar a Rick.
- Tengo una idea, vamos. – Se levantó Rick, tendiéndole la mano para ayudarla a incorporarse.
- Te sigo. – Dijo ella tomando la mano de él y sin soltarse caminaron despacio hacia la tienda de sus amigos.
Sólo con señas y miradas entendieron perfectamente lo que el otro indicaba; despacio y aguantándose la risa se acercaron hasta los amarrares de la tienda y en cuanto sus miradas se encontraron, tiraron de las estacas logrando que la tienda se viniera abajo y cayera pesadamente sobre la pareja que adentro se encontraba en plena acción. Los dos salieron corriendo y nuevamente sus manos se encontraron para apoyarse y alejarse en la oscuridad entre carcajadas y lagrimas provocadas por la risa.
- ¡VOY A MATARTE RICK HUNTER Y TÚ NO TE VAS A SALVAR LISA HAYASE!
Gritó Roy desde adentro, tratando de salir de la derruida casa, mientras se escuchaban las risas de Claudia divertida y sabiendo que se él se lo merecía por todo lo que los había molestado durante el camino.
Más tarde Rick y Lisa yacían dormidos profundamente dentro de su tienda, con una sonrisa en sus labios y tranquilidad en el rostro.
El siguiente día fue de un corto camino y se encontraron en la cima de la montaña antes del atardecer. El paisaje era majestuoso, la vista increíble y por donde se girara la mirada, las montañas nevadas. Los blancos bosques invitaban a la relajación y aspirando profundo los cuatro jóvenes llenaron sus pulmones del aire puro y sus espíritus de energía y de amor.
En las cabañas en donde se hospedaron se desvelaron platicando animadamente al lado de la chimenea, comiendo bombones y salchichas asadas al fuego. Nuevamente fueron Roy y Claudia quienes se despidieron para retirase a la habitación que compartirían los cuatro.
- Bueno, creo que también me voy a dormir. – Dijo Rick levantándose y estirándose.
- Sí, yo también.
Mencionó Lisa, poniéndose de pie y siguiéndolo, pero al entrar a la habitación se quedaron pasmados. Roy y Claudia estaban ya dormidos en una de las camas matrimoniales y sólo había otra cama más para ellos dos.
- Otra vez se desquitaron. – Refunfuñó Rick. – Se supone que tú ibas a dormir con Claudia y—
- ¡Olvídalo! Yo ya me imaginaba algo así.
- Pero, pero nosotros…
- ¿Qué más da? – Dijo ella. – No hay mucha diferencia a la tienda de campaña ¿no?
- ¿No te molesta?
- No me molesta pero tampoco me agrada así que Hunter, no te aproveches de esta situación.
Agregó ella, metiéndose en la cama seguida de él quien tímidamente hizo lo mismo y aunque cada uno durmió en la orilla de la cama y con ropa de día, es decir no con pijamas, ninguno podía dejar de sentirse nervioso, emocionado y misteriosamente feliz.
º
- ¡Vamos Rick, no me digas que eres un cobarde! – Gritó Roy mientras se lanzaba en sus esquís sobre la empinada ladera blanca de la montaña.
- ¡Te voy a demostrar quién es el cobarde! – Dijo él siguiendo a su amigo y bajando a gran velocidad.
- Parecen unos niños. – Rió divertida Lisa, que se quedó atrás con Claudia.
- ¿Te gusta Rick Hunter? – Le preguntó su siempre perspicaz amiga.
- Yo… no… digo… no es feo y…
- Ya entiendo, estás herida por un dardo de cupido.
- ¿Qué?
- No te avergüences hablar de ello Lisa, yo se lo que siente estar enamorada. Roy y yo empezamos del mismo modo.
- Pero ustedes se aman mutuamente.
- Por supuesto, pero ¿Cuál es la diferencia?
- No creo que él me ame…
- Es muy simple, si lo amas ve tras él y no lo dejes escapar.
- No podría…
- Estas enamorada de Rick Hunter… ¿No es verdad? – Le lanzó la pregunta directa y Lisa sólo bajó la mirada y la desvió de su amiga.
- ¿Qué puedo hacer Claudia?
- Sé mujer, deja de compadecerte y sonríe con frecuencia. – Añadió Claudia, golpeando ligeramente a su amiga en el brazo.
- No es eso Claudia, de verdad. Me agrada mucho sí, pero no sé lo que siento por él, es decir es un amigo muy especial… hace años que no tenia a alguien así y por el momento es lo que deseo.
- Lo que pasa es que tienes miedo Lisa, es normal…amaste una vez y perdiste y temes enamorarte de nuevo.
- No Claudia, no es eso…además, Rick sale con Minmai ¿No?
- No lo sé. – Dijo Claudia encogiéndose de hombros. - ¿Por qué no se lo preguntas?
- ¿Cómo?
- ¡Sólo hazlo cariño! Ahora sigamos a ese par que ya nos llevan mucha ventaja.
La mañana pasó rápidamente entre diversión y competencias. Al caer la tarde mientras caminaban por el bosque una nevada los atrapó. Al querer regresar perdieron el camino y sin saber cómo se encontraron internados en medio del bosque. Como empezaba a anochecer empezaron a cortar camino mediante atajos y de pronto una avalancha de nieve los sorprendió.
Aunque no era muy grande no dejaba de ser peligrosa. Roy, Claudia y Rick corrieron a refugiarse entre los árboles pero no notaron que Lisa se había quedado parada, congelada justo en el paso de la avalancha que se avecinaba peligrosamente. Mientras todos corrían sin parar Rick sintió un escalofrió y se detuvo en seco.
- ¿Dónde está Lisa? – Se preguntó mientras aterrado miraba a su alrededor. - ¡Voy a regresar por Lisa! No viene tras nosotros. - Les gritó a Roy y Claudia que se detuvieron asustados y corrieron detrás de Rick que dando saltos y con pasos agigantados les tomo mucha ventaja.
- ¡Lisa, Lisa! - Gritaba desesperado mientras corría de regreso buscándola.
Entre tanto Lisa Hayase se encontraba como estatua detenida mirando la nieve que se avecinaba a ella y sufría mientras miles de recuerdos se amontonaban en su mente al recordar a su prometido Carl Riber, de quien supo por ultima vez cuando ayudaba en el frente hacía algún tiempo.
- ¿Ves aquellas montañas allá hacia lo lejos? Es precisamente a donde seré enviado la próxima semana.
- ¿Quieres decir que la transferencia que tanto esperabas al fin te fue concedida? – Se escuchaba a sí misma con una voz de aún niña.
- Sí y estoy feliz. Mi solicitud al fin fue aprobada, ojalá no fuera tan lejos, pero por otra parte aquí todos están en guerra.
- Es cierto, ningún sitio es seguro… ¿Verdad?
- Sí… podré ser soldado pero yo no puedo tolerar tanta violencia. Ese puesto de médico en el frente es el indicado para mí. Pero Lisa es importante que guardes el secreto con tu padre.
- No te preocupes Carl, no le diré nada al Almirante…supongo que no volveré a verte ¿Verdad?
- Nos reuniremos de nuevo algún día Lisa, cuando la paz allá vuelto a la tierra.
- ¡Ya sé! Me uniré a las fuerzas armadas e iré al frente yo también.
- Espero que lo logres muy pronto porque lo único que sé es que te echare de menos. – Dijo Carl mientras se inclinaba a besarla suavemente en la mejilla – ¡Adiós Lisa!
- ¡No olvides que te amo, cuídate! – Todo lo recordaba a la perfección mientras veía la figura de Carl desvanecerse como un fantasma frente a su ojos, pero no lograba ver la nieve que cada vez más peligrosamente se acercaba a ella. Sólo una palabra resonada en su cabeza: Riber.
- Amor, al fin estoy aquí. – Repitió en voz alta mientras avanzaba lentamente hacia la nieve. – ¡Oh Carl te extraño tanto!
De pronto Rick apareció entre los árboles y la vio y comenzó a gritarle pero ella no reaccionaba.
- ¡Lisa! - ¡Lisa, por amor de Dios, reacciona! – Dijo corriendo hasta su lado y sacudiéndola un poco.
- ¿Qué? – Dijo ella mirándolo pero sin reconocerlo y si saber que estaba sucediendo.
- ¿Qué te sucede?
- No me moveré que aquí. No sé qué haces pero debes marcharte de inmediato. ¡VETE!
- No tengo ni la menor idea de lo qué está sucediendo, pero también mi vida corre peligro así que vámonos.
- ¡No pienso moverme de aquí!
- ¡Ya basta! Tienes que venir y si no es por las buenas te llevaré por las malas. – Dijo Rick y la cargó sobre su espalda para sacarla de ahí.
- ¡Déjame en paz, suéltame! – Gritaba ella mientras forcejeaba con él.
- ¡Rick aléjense de ahí! – les grito Roy desde el otro lado de donde avanzaba la nieve.
- ¡RIBER! - Gritó Lisa desesperada mientras la imagen de él se desvanecía en su mente.
Rick había saltado justo a tiempo a los árboles y rodaba, protegiéndola con su cuerpo, por la ladera mientras la nieve pasaba justo en el momento en que ellos se habían quitado. Rodaron un poco más hasta que unos arbustos detuvieron su caída.
- ¡Lisa! - ¿Estás bien? – le dijo preocupado aún, sin dejar de abrazarla, pero ella no respondía. – ¡Lisa por favor háblame! – Repitió con un tono aún más preocupado.
Ella seguía sin responder, pero un sollozo que parecía venir desde el alma de ella le hizo sentirse tranquilo. Mientras ella lloraba y temblaba ligeramente en sus brazos, él no dejaba de acariciarle la espalda y no dejaba de hablarle. Instintivamente buscó su rostro y ahí en medio de la blanca espesura comenzó a besarle la cabeza, a través del su gorro, las mejillas, la frente, todo para darle el calor y la seguridad de que no estaba sola, de que él ahí estaba con ella.
- ¡Oh Rick! – Dijo por fin, llorando abiertamente mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Ya pasó, estás bien… ambos lo estamos.
- ¡Perdóname Rick! No sé qué me pasó. ¡Perdóname… perdóname! – Repetía sin parar.
- Tranquila, estoy aquí contigo.
- ¿Están bien? – Se escuchó el grito de Roy desde el otro lado de donde la nieve había sepultado todo a su paso.
- ¡Lisa, Rick! … ¿Nos escuchan? – Coreó la voz de Claudia.
- Espera un momento. – Dijo Rick tratando se soltar suavemente a Lisa, pero ella seguía completamente aferrada a él. Aún permanecían acostados en la nieve, ella debajo de él.
– Tranquila… tranquila… – Le decía y sintió como ella se iba relajando en sus brazos.
Cuando la sintió más calmada, despacio se levantó y la ayudó a sentarse mientras a lo lejos seguía escuchando los gritos desesperados de sus amigos.
- ¿Te duele algo? - ¿Tienes alguna herida o fractura? – Le preguntaba con infinita ternura mientras retiraba sus cabellos color miel de su cara y limpiaba con sus guantes su rostro.
- No… – Respondió ella con un tono apenas audible.
- Levántate… – Le dijo con voz suave y firme
Él quería saber que ella estuviera completamente bien y mientras la ayudaba a ponerse de pie y la recorría visualmente con la mirada, tratando de encontrar alguna señal de herida o de dolor en su rostro, se dio cuenta de que no había dolor físico pero sus ojos reflejaban un dolor más profundo. Cuando la soltó y ella se detuvo por sí sola él se alejó unos pasos pero ella caminó y se lanzó a sus brazos. Al menos él vio que estaba bien y caminaba sin ninguna dificultad. Se revisó a sí mismo rápidamente y cuando se aseguro que ambos estaban bien, sin soltarla le susurró al oído:
– Espera, no me tardo. Voy a decirles que estamos bien, ¿de acuerdo?, ¿Podrás esperarme un segundo Lisa?
- Sí… – Balbuceó ella.
- De acuerdo. – Dijo separándose suavemente y caminando hacia atrás sin quitarle los ojos de encima.
Lisa se veía tan frágil ahí parada en medio de la nada, sin moverse y con los ojos clavados en él… esos ojos que lo hipnotizaban, que lo cautivaban, que lo enloquecían. Llegó al límite en donde la nieve había pasado e intentó subir un poco sin éxito. Se había formado una barrera alta y fría que impedía el paso.
- ¡Rick, Lisa! – Volvió a escuchar la voz de sus amigos.
- ¡Estamos bien! – Gritó con todas sus fuerzas.
- ¡Gracias a Dios! – Escuchó a lo lejos- ¿Qué pasó?, ¿Están heridos?
- No… pero por aquí no podremos pasar, tendremos que bordear la colina.
- Ya va a anochecer. Vamos por ayuda… no se muevan de ahí.
- No Roy. Viene una ventisca, regresen a la cabaña, estamos bien. Vi un refugio a escasos metros cuando caíamos. Pasaremos ahí la noche y mañana…
- No Rick, vamos por ayuda, ¿Cómo esta Lisa? – Gritó Claudia, notablemente angustiada.
- ¡Estamos bien! - Gritó Lisa que se había parado junto a Rick. - ¡No se preocupen, encontraremos el camino!
- ¡Par de necios! – Refunfuñó Roy y sabiendo que no harían caso, tomó de la mano a Claudia y le hizo señas para que se fueran por ayuda, mintiendo en lo que decía. – ¡De acuerdo, busquen el refugio antes de que los pesque la ventisca!
- ¡De acuerdo, no se preocupen! – Se volvió a escuchar la voz de Rick en la distancia, pero Roy y Claudia caminaban apresurados por ayuda.
- ¡Vamos! – Le dijo él tomándola de la mano nuevamente y empezando a internarse con ella entre la espesura del bosque.
Ella lo siguió sin comentar nada. Parecía una niña asustada buscando el refugio en él. Se veía frágil, tímida, no como la Lisa que él conocía, la que empezaba a amar. Pero esta niña pequeña y frágil que lo seguía sin poner resistencia también lo enloquecía. Toda ella era un enigma para él; una mujer fascinante llamada Lisa Hayase y que en ese momento lo seguiría al mismo infierno o al cielo… ¡Sí tan sólo ella le demostrara un poco de interés distinto a la amistad!
- Mira, ahí esta el refugio.
Dijo él, señalando la pequeña casita que se veía a escasos metros con un pequeño letrero que decía “Base Sara”. Entraron a tiempo antes de que la ventisca se desatara con toda su furia. Apenas había espacio suficiente para ellos. Se sentaron en el suelo, espalda con espalda y permanecieron callados un largo rato.
- ¿Te sientes mejor? – Rompió el silencio Rick.
- Sí, gracias ¿Y tú?
- Yo estoy bien… Lisa me asustaste mucho allá abajo, ¿Qué te pasó? y ¿Quien es Riber?
Preguntó Rick de pronto sorprendiendo a Lisa pero también sorprendiéndose a sí mismo por la franqueza y objetividad de la pregunta, pero sobre todo por que aunque Roy ya le había contado algo de esa historia, necesitaba saber lo que Lisa le decía al respecto.
- Oh… – Balbuceó ella.
- Es que gritabas sin parar su nombre mientras rodábamos por la pendiente. Pero si el tema es demasiado personal no digas nada, olvídalo.
- No, no me molesta hablar sobre ello. Además después de lo de hoy creo que llegó el momento que saque del pecho lo que llevo dentro. – Dijo ella muy suavemente y tomando aire continuó. - Carl era el hombre del que estuve enamorada hace mucho tiempo, tuvo que marcharse y murió antes de que pudiéramos casarnos. De hecho murió en una avalancha de lodo… a veces durante el día o la noche su rostro aparece como un fantasma y ya no puedo soportarlo. – Sollozó ella. – Y hoy al ver venir toda esa nieve hacia mi sentí que es lo que él había vivido y sentí que yo debía vivir lo mismo, que debía morir igual… entonces un rayo en mi mente y en mi corazón me dijo que no debía ser así, que yo seguía viva y debía seguir adelante y ya no llorar por el pasado. Entonces vi la nieve que se acercaba y me dio mucho miedo, pero no podía reaccionar, me sentía sin fuerzas, no podía moverme… y de pronto te vi frente a mis ojos y después no supe que pasó. – Sollozó ligeramente.
- Toma mi pañuelo. – le dijo él caballerosamente.
- Gracias… ¿Sabes? Creo que todavía lo llevaba en la memoria hasta hoy… cuando saltaste sobre mi y caíamos me escuchaba gritar a mi misma su nombre pero como una despedida, como un adiós y después me tomo un tiempo reaccionar… pero de pronto me sentí liberada, como si un enorme peso de encima se me hubiera quitado… supongo que ya era tiempo de superarlo y hasta pienso que en parte fue plan de Roy y Claudia que viniéramos aquí. Sabían que tal vez aquí podría salir de ese círculo vicioso en que vivía…me conocen bien esos dos.
- Tal vez sí fue su plan. – Murmuró Rick al recordar las palabras de su hermano.
Nuevamente se hizo un silencio entre ellos.
- La ventisca ya ha empezado a arraigar, no se ve nada desde aquí. ¿Habrán llegado a tiempo Roy y Claudia a la cabaña? – Ahora hablo ella pero no obtuvo respuesta. - No es necesario que permanezcas ahí sentado sin dirigirme la palabra, es infantil el no hablar con las personas, ¿Entiendes lo que te digo…? Por favor háblame, me siento insegura cuando no hablan conmigo. – Al escuchar esa palabra Rick volteó a mirarla sorprendido. – Hay momentos como éste en que tengo mucho miedo.
- Lo siento Lisa, no es que no quiera hablarte. Estaba preocupado, pensando que ojalá la tormenta no empeore mucho.
- No me asustes Rick.
- Bueno quizás podamos hablar de otras cosas. Además sólo tendremos que esperar a que a amanezca y podremos ir directo a la cabaña. Pero ¿Crees que alguien pueda escucharme si grito?
- No creo, todos deben estar en las cabañas ahora.
- Tienes razón… ¿Cómo fue que decidiste venir a estas vacaciones?
- ¿Por qué lo preguntas…? - Tartamudeo ella.
- No sé… sólo lo recordé, por eso. ¿Hay algún problema?
- No me importa hablar al respecto. Quise divertirme al igual que todos en las vacaciones.
- ¡Vaya! Es difícil imaginar a alguien como tú preparando todo este viaje.
- ¿Te sorprende descubrir que me gusta salir?
- No es eso, es que… no sé, eres una chica tan diferente.
- ¿Tan extraña soy?
- No es eso… eres muy especial… a mi me agradas mucho…
- ¿Si?
- Sí... después de este viaje tengo el presentimiento de que llegarás a agradarme mucho más.
- Que curioso... pienso exactamente lo mismo de ti… ¿Sabes? Me alegra que estés conmigo.
- Tampoco eres mala compañía.
- Este lugar está en pésimas condiciones. Aunque no debemos quejarnos, el encontrarlo nos salvo la vida. Pero de hecho Rick, a ti es a quien te debo agradecer. ¡Me salvaste la vida!
- Bueno… no iba a dejarte morir.
- Hmmm… – Sonrió ella.
- Además eres la mejor de toda la UAM.
- ¿Cómo sabes eso?
- Todos saben eso… además cualquier chica con tantas medallas, premios y con todo para graduarse con honores es una especie de “Súper Chica” y creo que tu tienes lo necesario.
- ¿Tú crees?
- ¡Claro que si…!
- Pero ya no hablemos de mí, háblame de ti y Minmai.
- ¿Eh? – Dijo ahora él, sorprendido por la pregunta directa y certera de ella.
- ¡Vamos no seas tímido! Además es tu turno, yo acabo de desnudar prácticamente mi alma contigo. – Dijo con verdad en sus palabras pero también con una inmensa curiosidad.
- ¿Por qué me preguntas sobre ella?
- Bueno no lo sé, la veo seguido en tu departamento y Roy seguido comenta que vas a comer al restaurante de su tía ¿no es cierto? Supongo que significa algo especial para ti.
- No exactamente… es decir… – Tartamudeaba Rick y una voz interna le gritaba que le dijera que quien realmente le interesaba era ella, pero temía que si lo hacia ella pensaría que era porque la había visto vulnerable respecto a lo de Riber.
- Es una chica muy linda, ¿Qué bonito no?
- ¿Qué?
- Me refiero que al menos tú tienes a alguien, a una persona en la Ciudad Macross por la cual deseas regresar. Lo único que me espera a mi es un semestre más… - Dijo tristemente.
- ¡No puedo creer eso!
- ¿Qué?
- No puedo creer que una vez que regresemos y ya que superaste tu pasado no buscaras a alguien a quien amar.
- No lo sé.
- ¡Pues yo si lo sé! Con lo hermosa que eres podría apostar la vida… – Susurró él con un dejo de emoción y de tristeza al saber que ella no lo amaba a él, sobre todo si podía hablarle de Minmai sin el menor recato o temor.
- ¿Sabes una cosa? No esta bien apostar con una chica.
- Estoy hablando en serio…
- Lo sé y ya veremos si tienes razón cuando regresemos al escuela… ¡Achu! – Estornudó ella.
- ¡Lisa, no vayas a resfriarte! Estás empapada… además empieza hacer mucho frío, creo que debemos intentar dormir un poco.
- Estoy bien, de verdad… ¡Achu! – Volvió a estornudar ella.
- ¡Vamos! Además el viaje apenas empieza y sería feo que te enfermaras. – Dijo él guiñándole un ojo y usando las mimas palabras de ella de un par de días antes.
- De acuerdo. – Dijo ella riendo divertida.
- Mira, quítate la chamarra y coloquémoslas en el piso, es por ahí por donde se recibe el mayor frío. – Dijo él colocando su chamarra y esperando a que ella le diera la suya para hacer una especie de colchoneta con ellas.
- Rick, tengo mucho frío.
- Lisa estás empapada… no puedes quedarte así, te enfermaras.
- Tú también estás mojado.
- Y aunque hace frío estamos sudando, esto puede hacernos mucho daño… creo que… - Dudó un poco en decir lo que tenía que decir. – Debemos quitarnos la ropa, esta mojada y sólo empeorará el frío que se empieza a sentir. Tú eras Scout, debes saber de esto y…
- Sí Rick, lo sé… pero…
- Sé que suena tonto y es incómodo pero creo que podremos evitar un resfrió e incluso una pulmonía.
- Está bien.
Dijo ella y empezó a desvestirse, quitándose la ropa de esquiar despacio, mientras él hacía lo mismo. Ambos quedaron en playeras en la parte superior y en ropa interior en la parte inferior, él bóxer, ella delicada ropa rosa.
- ¡Dios mío, es hermosa! – Rick trató de controlar su respiración y su asombro cuando finalmente ambos se vieron, apenados y tímidos. - ¡Ven, recuéstate! - le dijo él mientras hacia lo propio sobre las chamarras.
- Si…
Dudó ella un momento, pero finalmente se acomodó de frente a él. Por unos minutos ninguno se movió, ninguno respiraba, se miraban directamente a los ojos. Pero por extraño que pareciera estar así, medio vestidos en ese refugio en medio de la nada, no se sentía extraño, al contrario se sentía muy natural muy bien…
- ¿Estás bien? – Finalmente Rick habló.
- Sí… pero aún tengo frío.
- Ven… – Dijo él y la acercó más a su cuerpo, abrazándola delicadamente.
- ¡Gracias Rick! – Murmuró ella mientras el frío comenzaba a desaparecer y el cansancio e impresiones del día comenzaban a hacer mella en ella; además estar así en sus brazos la relajaba mucho… demasiado.
- ¡Si nos vieran Roy y Claudia en este momento…! - Rió Rick divertido.
- Este será nuestro secreto. – Le contestó ella también riendo.
- Es un trato, Hayase… es un trato. – Respondió él
Pero ella ya no contestó; estaba profundamente dormida entre sus brazos, su respiración era tranquila y tenía una expresión de paz en su rostro.
- ¡Buenas noches, hermosa! – Dijo él mientras la atraía más contra su pecho y aspiraba profundamente el aroma de sus cabellos. - Duerme bien, que lo necesitas.
Pensó mientras le besaba la frente, para inmediatamente caer en un tranquilo y profundo sueño provocado por la cercanía y el suave aroma de ella.
Cuando despertó a la mañana siguiente, lejos de haberse separado, estaban más estrechadamente abrazados. Ella aún dormía sobre su pecho, él la tenía muy cerca, sosteniéndola con dulzura. Sus piernas estaban entrelazadas y no sentía frío.
- ¿Dónde estamos?
Pensó al abrir los ojos y mirar el techo del refugio. Poco a poco empezó a recordar todo. No quiso moverse para no despertarla y estuvo observándola un rato, memorizando sus facciones y grabando su olor, ya que sabía que nunca más en su vida la podría tener como la tenia ahora. De pronto algo lo sacó de sus pensamientos. A lo lejos escuchó las voces de Roy y de Claudia llamándolos y perros ladrando. Los estaban buscando y pronto estarían ahí.
- Creo que es hora de regresar a la realidad. – Refunfuñó y suavemente se empezó a incorporar. – ¡Lisa! Lisa, despierta ya amaneció.
- ¿Qué? ¿Cómo? – Dijo ella al abrir los ojos y encontrarse semidesnuda en los brazos de Rick.
- Sobrevivimos la noche. – Dijo él sonriéndole. – ¡Buenos días! – Continuó.
- Hola… – Dijo ella sin hacer el menor movimiento por levantarse.
- Nos están buscando, deben estar muy cerca de aquí, los escucho… debemos vestirnos.
- Sí…. – Dijo ella.
Pero al intentar levantarse resbaló y se apoyó a escasos centímetros de la cara de él. Los cabellos de ella caían como cascada a los lados de la cara de Rick, él sentía su aliento sobre su rostro. La respiración de ambos se volvió agitada. Los dos podían sentirse en su totalidad. Él sentía los pechos de ella sobre su pecho. Ella lo sintió debajo de la cintura.
Rick sentía que no iba poder soportar más esa dulce tortura, pero no hizo nada para luchar contra eso, la sostuvo de la cabeza y la atrajo hacia sus labios hambrientos que la deseaban y ella no opuso resistencia. Los ojos de ambos se entrecerraron y sus labios apenas se rozaron cuando escucharon más cerca la voz de sus amigos gritándoles.
- Están muy cerca. – Dijo Lisa y de un brinco se incorporo e inmediatamente empezó a vestirse, mientras Rick no podía creer su suerte.
De mala gana se levantó y se vistió justo a tiempo, pues cuando abrieron la puerta del refugio vieron a los rescatistas y a sus amigos correr hacia ellos. Antes de salir Lisa volteó a mirarlo. Hubo mil cosas que quería decirle pero no lograba articular palabra. Él se sentía igual de torpe y sin saber que decir.
- Gracias por todo Rick. – Dijo finalmente ella y le sonrió, con esa sonrisa cristalina que le paralizaba el corazón a él. – ¡Vamos! – Volvió a decir, mientras salía y corría hacia Roy que la recibía en un abrazo de oso para luego buscar también el abrazo de su amiga Claudia.
- ¡Me alegra que estés bien cariño! – Le dijo su amiga.
- ¡No sabes que gusto me da verlos! – Dijo Roy, feliz al ver a su amigo acercándose a ellos.
- No Roy, no tienes ni idea del gusto que me da a mí. – Gruñó Rick mirando a los tres y caminando de largo a su lado.
- ¿Y a este qué le pasa? – Dijo Roy indignado.
- Déjalo amor, lo más seguro es que tuvo una mala noche. – Le dijo Claudia consolándolo. – O tal vez quería jugar al príncipe encantado que rescata a la princesa.
- ¡Ja ja ja! – Rió Lisa y corrió detrás de Rick. – ¡Gracias de nuevo por todo! – Le dijo dulcemente y lo tomo de la mano.
- ¡Fue un placer!
Y así el grupo de personas caminaron de regreso a las cabañas, pero las vacaciones aún continuaban.
Después de una revisión medica de rutina, al ver que los dos se encontraban en perfecto estado los dejaron salir, no sin antes recomendarles que por lo menos ese día estuvieran en la cabaña y lejos del frío de afuera. Muy a regañadientes ambos aceptaron pues después de todo sí necesitaban un día de descanso y ese día era particularmente frío. Así que enfundados en sus pants se quedaron dentro de la habitación sentados frente a la chimenea.
Estuvieron largo rato en silencio, disfrutando únicamente la compañía del otro, hombro con hombro mirando el fuego arder en la chimenea… ese mismo fuego que ardía en su interior. Pero ninguno decía nada, ninguno se atrevía a nada… Rick sentía que no podría aguantar mucho más, esa mujer lo enloquecía, lo descolocaba, lo hacia perder el control… pero no era sólo atracción física; él se estaba enamorando de ella. Sin siquiera pensarlo la atrajo hacia él, hacia su pecho y ella no puso la menor resistencia a ello; es más, se acurrucó en su pecho y mientras él acariciaba su cabellos le empezó a hablar suavemente:
- ¡No sabes la alegría que me da saber que estas bien!
- Gracias Rick… te lo debo a ti.
- No me lo agradezcas, por favor… fue un honor salvar a esta hermosa damita en apuros.
- Oye Rick, respecto a lo que paso en la mañana…
- ¿Sí...?
- No lo sé… no estoy segura que fue pero no me lo tomes a mal… ¿De acuerdo? - Dijo ella, levantando su cabeza hasta estar de frente a Rick.
- Sí… no hay problema. – Respondió él.
Pero al verla tan cerca en sus brazos, otra vez sintió un deseo irrefrenable de besarla y sin poder evitarlo comenzó a acercarse lentamente hacia ella, atrayéndola con sus brazos hacia él… ella no respondía ni a favor ni en contra. Nuevamente sus labios apenas se habían rozada cuando Roy y Claudia entraron en escena. Rick instintivamente empujó a Lisa lejos de él y lo que vio la pareja que entraba fue algo muy gracioso, mientras Rick se sonrojaba y Lisa se indignaba.
- ¿Y ahora a ustedes que les pasa? – Dijo Roy inocentemente mientras que Claudia bien que se había dado cuenta de todo y miraba con incredulidad a su amiga.
- ¿Qué pasó? – Dijo Rick tratando de calmarse un poco.
- Hay una nevada muy fuerte afuera, veníamos a invitarlos a tomar chocolate con bombones abajo en el lobby.
- Hmmm, suena delicioso. – Dijo Lisa, poniéndose de pie rápidamente y pasando junto a Rick, ignorándolo por completo.
La velada fue hermosa entre las dos parejas. Platicaron y platicaron hasta la media noche y antes de subir a dormir Lisa le hizo señas a Claudia diciéndole que quería hablar en privado con ella.
- ¿Qué pasa cariño, algo malo?
- No… digo sí… es que no lo se Clau…
- Se trata de Rick… ¿No es verdad?
- Bueno… sí…
- ¿Pasó algo entre ustedes?
- No… bueno sí… bueno realmente no…
- Lisa… conmigo no tienes que hablar así, por favor.
- Sí, lo sé…
- ¿Entonces?
- Bueno, ya hemos estado en dos ocasiones a punto de besarnos y…
- ¡¿Eso es todo Lisa?! Dios mío, pensé que era algo real.
- Es que sí pudo pasar algo en el refugio… estábamos casi sin ropa y…
- Cariño y ¿Qué hacían así en primer lugar? Y en segundo ¿Qué hubiera tenido de malo?
- Pues estábamos así… oye, creo que eso no importa. De malo… ¡Mucho! Es decir, no estoy segura que él me ame, sólo me desea… él ama a Minmai…
- ¿Él te lo dijo?
- No precisamente pero…
- ¡Entonces no asumas!… y además ¿A poco no te gustaría ese beso Lisa? Tú me dijiste que sí estás enamorada de él… ¿No es verdad?
- Bueno yo…
- Lisa, sal de tu caparazón, derrite ese hielo. ¡Por Dios, sólo se vive una vez!
- Pero yo… además te quería pedir un favor. No quiero dormir con él…
- ¿Por qué? ¿Tienes miedo de sucumbir a lo sientes? Cariño, no eres una niña y yo no soy tu mamá.
- ¡Pero Claudia! Sólo estoy asustada…
- No te preocupes, no dejaremos que él te haga algo que tu no desees. – Rió divertida ella.
- Es que no sé qué pasa. Siempre terminamos abrazados y no quiero que nos vean así…
- Bueno, ahora yo lo sé y yo mantendré al margen a Roy ¿de acuerdo? Además no es malo que se abracen. A lo mejor ustedes se buscan inconscientemente y sólo encuentran paz en los brazos del otro.
- Pues no lo sé… pero me pongo incómoda.
- ¿Con él?
- No…
- Entonces asunto arreglado.
- Pero Claudia… – Volvió a decir ella, pero sus suplicas fueron en vano.
Y de nuevo volvieron a dormir juntos y tal como lo había dicho Lisa, dormidos uno buscaba el calor del otro y hasta que no se encontraron abrazados no pudieron dormir profunda y plácidamente.
La mañana siguiente era una mañana hermosa y la tormenta había pasado dejando un cielo hermoso, azul y despejado.
Los cuatro jóvenes subían en el teleférico hasta el área del parapente. Una vez arriba la vista era impresionante; las montañas nevadas y blancas reflejaban la luz del sol que brillaba con intensidad esa mañana. Era un paisaje que los hizo contener la respiración.
Se dispusieron a alistarse para lanzarse a la aventura del vuelo. Roy y Claudia ocuparon un parapente de color amarillo con blanco, mientras que Rick y Lisa juntos tuvieron que tomar el otro, de color rojo con azul. Miraron a sus amigos lanzarse al vació y escucharon sus gritos de emoción perderse en el abismo.
- ¿Tienes miedo? – Le preguntó Rick distraídamente mientras se colocaba su equipo.
- ¡Claro que no! – Contestó ella. – Además dices que eres un “gran piloto” ¿No? – Continuó, sabiendo que con eso hería el orgullo de él… aún estaba molesta por el empujón que le había dado la noche anterior. Bastaba con que la hubiera alejado de él, pensaba ella.
- ¡Claro que lo soy! – Contestó indignado. – Pero bueno, nunca he volado en parapente. – Terminó la frase sonriendo.
- Pues veremos cuales son tus habilidades, Hunter.
- ¡Te vas a sorprender! – Alardeó y una vez que recibieron las instrucciones necesarias, se colocaron en posición a la orilla de la colina esperando la ráfaga de viento.
- ¿Lista?
- ¡Por su puesto!
Lisa no había acabado de hablar cuando se sintió en al aire. Sus cabellos volaban libremente y sintió un vértigo en el estómago mientras alcanzaba a escuchar los gritos de triunfo de Rick. Pero ella estaba muda; nunca había experimentado nada así, la emoción de volar así, sentir el aire sobre sus rostro, sentirse entre los brazos fuertes de él que dirigían el aparato. Se sentía… viva… más viva que en toda su vida.
- ¿Todo bien? – Le preguntó él, preocupado al notar su silencio.
- ¡Mejor que nunca! – Gritó ella, reaccionado y empezando a disfrutar del vuelo.
- ¡Esto es increíble! – Gritó él.
- ¡SÍ! – Contestó ella, mientras sobrevolaban unos hermosos paisajes invernales.
- ¡Ojalá durara toda la vida!
Respondió él sin saber si se refería a la sensación de volar casi con sus propias alas, pues él adoraba volar, era su vida y hacerlo así sólo confirmaba ese amor a estar en las alturas… o sí se refería a estar volando con ella, sentirla cerca, sentir que él la protegía y la guiaba y que ella se sentía segura con él.
– ¡Me gustas mucho, Lisa! – murmuró quedamente, mientras la veía sonreír como nunca lo había hecho.
- ¡Oh Rick! - ¿Por qué siento esto? - ¿Qué me sucede cuando estoy contigo? – pensaba ella.
El resto del vuelo fue una experiencia increíble para ellos. Las corrientes de aire que los elevaban y la compañía del otro y como se habían coordinando perfectamente para realizar algunas maniobras y giros. Por fin la misma corriente de aire los ayudó a descender y aterrizaron suavemente sobre la blanca nieve.
- ¿Estás bien?
- Sí, muy bien. – Contestó mientras se sacudía su cabello, liberándolo del casco, logrando con ese movimiento una punzada en el pecho de Rick.
- ¿Te gustó volar conmigo, Hayase?
- ¡Por supuesto! Supongo que tanto alarde era cierto… piloto.
- Tú tampoco estuviste nada mal.
- Bueno, me gusta la sensación de libertad. – Dijo extendiéndole la mano como de agradecimiento y él la tomó sin saber que hacer.
- A mí también. – Dijo mientras, sin soltarle la mano la miraba extasiado.
Ella llevaba unas botas rojas y un traje de nieve verde con vivos rojos que hacía que sus ojos resaltaran. Encima llevaba su chamarra blanca y su bufanda roja, además sobresalía su suéter de cuello de tortuga amarillo que combinada con los adornos de sus botas. Simplemente se veía hermosa.
– Lisa, te ves preciosa hoy. – Dijo sin poder contenerse y aunque eso la tomó por sorpresa, ella le respondió de igual modo, sorprendiéndose más a sí misma.
- Tú no te ves nada mal, piloto. – Comentó mientras no podía apartar sus ojos de los de él.
¡Se veía tan guapo con ese traje de nieve azul con vivos rojos y con su chamarra blanca con azul! Pero inmediatamente que notó lo que había hecho y para evitar alguna situación comprometedora se agachó, tomó una bola de nieve y se la arrojó encima y aunque él había visto toda la escena, no reaccionó hasta sentir la fría nieve sobre su cabeza.
- ¡Lisa! – Le gritó reaccionando. – ¿Quieres una guerra? -¡La tendrás!
Añadió corriendo tras ella con bolas de nieve en la mano y como tenían que esperar un rato que la camioneta de la empresa fuera a recogerlos y no había nada que hacer ahí, ni sabían donde habían bajado Roy y Claudia, pues la guerrita de nieve no se hizo esperar. Estuvieron jugueteando y correteándose por largo rato hasta que agotados se tiraron en la nieve, uno junto al otro.
- ¡Me rindo Hayase, tu ganas! Eres una digna rival. – Dijo él, quitándose la nieve del rostro.
- Bueno, tú no eres un mal contrincante. – Dijo ella, tratando de controlar su respiración por todo el esfuerzo físico.
Por un momento se quedaron en silencio, disfrutando la compañía del otro y con una sonrisa en los labios.
- Lisa… – Dijo Rick, incorporándose un poco sobre su codo para mirarla de frente.
- ¿Sí?
- No sé qué sucede… no sé qué pasa conmigo cuando estoy cerca de ti… siento que… que…
- Rick no… ¡Por favor, no…! - Dijo ella nerviosamente.
- ¿Por qué no?
- Porque no creo estar preparada para nada. No estoy segura tampoco de lo que estoy sintiendo y no quiero echar a peder la amistad que ya nació entre nosotros. ¡No lo quiero echar a peder! Imagínate si esto no resultara…
- Pero ¿Por qué no resultaría….? Déjame demostrarte que sí se puede, Lisa…
- No Rick… tengo miedo.
- ¿Crees que yo no…? Pero no me importa.
Y sin poder resistirse se acercó a ella y la besó en los labios. Los ojos de Lisa se abrieron como platos con la sorpresa, pero luego comenzó a cerrarlos y a responder ese beso. Él, al sentir eso, lo hizo más profundo y su otra mano bajó hasta la cintura de ella. Ella mientras tanto empezó a acariciar el cabello de él, logrando que una descarga eléctrica le recorriera toda la espalda.
Poco a poco el beso se hizo más intenso, más cargado de emociones y de sensaciones, más urgente. Él intentó entonces con su lengua explorar la boca de ella y poco a poco obtuvo el paso. Eso sobrepasaba a ambos; para Lisa era su primer beso ¡Y qué manera de disfrutarlo!
Los corazones de ambos latían sin control. Ni siquiera sentían la fría nieve bajo sus cuerpos. Rick dejó caer su cuerpo sobre el de ella y por la inclinación de la ladera rodaron un poco en la nieve. Estaban perdidos en su propio mundo, en su microcosmos. Ella no podía creer que fuera ella misma quien vivía esa experiencia. Estaba totalmente entregada a ese beso; pero de pronto sintió las manos de él, cómo jugueteaban con caricias más atrevidas y se asustó. Su mente racional tomó nuevamente el control y Lisa “la Reina del Hielo” apareció. Estaba en su elemento y súbitamente se separo de él.
- ¡No…! Rick… te dije que no lo hicieras…
- Pero Lisa… yo… - Dijo descontrolado. No pensaba que ella fuera a reaccionar así después de haber correspondido a su beso ¡Y de qué manera!
- ¡No…! Te dije que no. – Volvió a repetirle y ahora con los ojos llenos de lágrimas se levantó de la nieve y comenzó a caminar hacia la vereda que se observaba a lo lejos.
- Lisa… pero… ¿Qué rayos…? – Dijo, poniéndose de pie y caminando veloz tras ella.
Cuando la alcanzó la tomó de la mano, pero ella ni siquiera se detuvo. Entonces él tiró un poco más fuerte y logró detenerla.
- ¡SUÉLTAME! – Gritó ella, que ya lloraba totalmente deshecha.
- Li— Lisa… - Tartamudeó él, asustado de verla así.
- ¡Nunca Hunter, nunca vuelvas a hacer eso por favor! NUNCA… ¿Entendiste?
- Lisa… lo siento. – Dijo él apenado y contrariado, aún sin saber que sucedía.
En ese momento llegó la camioneta y ambos la abordaron y estuvieron callados todo el camino.
Al encontrarse con Claudia y Roy una actitud distante entre ellos era más que notoria. Lisa se retiró a dormir temprano y Rick esa noche no durmió; se quedó junto a la chimenea tratando de entender lo que había sucedido.
Al día siguiente emprendieron el camino de regreso. Las vacaciones habían llegado a su fin. Las veces que tuvieron que acampar Claudia durmió con Lisa y él con Roy. Rick sabía que, por la actitud de sus amigos, ellos ya sabían lo que había sucedido.
Lisa no volvió a hablarle igual en todo el camino. Él se prometió a si mismo que trataría de recuperar su amistad pero ya nunca la buscaría con otra intención que no fuera esa… y que tal vez se tendría que enfocar a Minmai, quien al parecer sí estaba enamorada de él.
Desde que habían llegado a Ciudad Macross, no sabía nada de ella. Por Roy se enteró de que había ido a su casa para visitar a su padre y a pasar la navidad con él. El resto de las vacaciones Rick no la volvió a ver.
Nota:
En el montañismo, debido al ambiente donde se desarrolla, presenta una serie de riesgos por ello existen pequeños refugios conocidos como “Bases” que son unidamente un resguardo de tormentas en lugares estratégicos regularmente de madera y sin nada en su interior. Aquí aproveche ese punto para nombrar esa base “Sara” y relacionarla con el rescate de Lisa por Rick en el planeta Marte.
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