fanfic_name = Segunda Oportunidad

chapter = 8

author = gppr

traductor = gppr / D.R.

Type = Angst

fanfic = Culpa, ilusiones y sueños

El apresamiento Invid muestra sus efectos



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Scott no podía soportar estar en cama por más tiempo. No se había recuperado totalmente todavía, pero no podía esperar para ser dado de alta. Estaba agitado. Muchas cosas estaban en su mente. Marlene le había contado sobre su encuentro con los prisioneros. La enfermera había detectado que algo estaban tramando, pero no sabía qué exactamente.



Marlene lo había cuidado de día y de noche desde que supo que estaba herido. Scott no podía olvidar la expresión en su rostro cuando vio sus quemaduras por primera vez. Las cicatrices no eran agradables a la vista. Pero la mayoría habían sido tratadas y el resto iría desapareciendo con el tiempo.



Sensaciones contradictorias pulsaban dentro de él. Su unidad había enviado a muchos Invid al otro mundo, si tal cosa existía. La matanza había sucedido sin importar su firme intención por evitarla. Después de que él cayó, Bryant asumió el control. La intervención del teniente comandante salvó las vidas de muchos hombres. Eso era bueno, pero ¿y qué sobre los Invid?



Scott sentía sus hombros cargados con la responsabilidad sobre las muertes Invid. Qué irónico! El amaba a una de ellos. Cada vez que algo como eso sucedía, Scott sentía que había traicionado a Marlene de algún modo. ¿Cómo iba a ser posible que las cosas funcionaran entre ellos?



Marlene no lo culpaba, Scott se culpaba a sí mismo. Pensaba y repensaba si habría podido hacer algo para prevenir la masacre. Quizás si hubiera esperado un poco más antes de entrar en el almacén o si hubiera comprobado minuciosamente que todas las armas de fuego estaban fuera del alcance de la multitud... o si hubiera llevado a James consigo en vez de Dawson... o... Apretó sus dientes. ¡Qué tortura!



Dawson... se preguntaba cómo estaría la cabo. Se sentía responsable por lo qué había sucedido. ¿Por qué saltó? Sus sentimientos hacia ella se intensificaban. ¿Era agradecimiento? ¿Atracción física? ¿Quizás admiración por su valor? Estaba confundido. Los eventos habían sacudido sus emociones aún más.



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"Ningún cambio," dijo una voz sin emoción.



"El scan de actividad cerebral indica que la paciente está experimentando altos niveles de estrés," dijo otra.



"Aumente la dosis de sedativo," ordenó un tercero.



Kelly escuchó apenas susurros a su alrededor. Cada parte de su cuerpo le dolía intensamente. Agonía y un calor intenso eran todo lo que ella podría distinguir en su febril estado.



"¿Cree que se repondrá?" la cabo escuchó a alguien preguntar.



"No lo sé," fue respuesta.



Atrapada en un sueño delirante, la mente de Kelly revivía la escena infernal del almacén en un ciclo sin fin. La cabo veía todo con perfecto detalle. ¡Un Invid...! ¡Está a punto de disparar! El capitán no se había dado cuenta. ¡Scott... noooo! gritó en su mente. El almacén estaba lleno de humo, la mortal ráfaga vino y, en un instante irreflexivo, ella saltó para protegerlo. Una y otra vez Kelly revivió la escena; y en cada ocasión, la masa fundida la alcanzó, quemándola sin piedad. Mientras el implacable fuego la tragaba junto con Scott, Kelly no podría moverse.



La mente de la cabo intentó escapar el terrible dolor, su memoria la llevó a los hangares de la base. Estaba parada frente a él, mirándolo a los ojos. "Te amo, Scott," le dijo sinceramente.



"Te amo también," contestó él en la ilusión. Pero algo andaba mal. "¡La enfermera!" Kelly recordó. Esa maldita mujer se había interpuesto entre Scott y ella. Y entonces la vio; riéndose mientras sus ojos brillaban intensamente. El brillo era de color rojo, un rojo maligno. Repentinamente, los hangares y el almacén se mezclaron en la mente de la cabo. Mechas Invid aparecieron, disparándole a todo cuanto se movía. Kelly vio sobrevenir las inevitables llamas y distinguió a Scott a través de ellas. Una vez más el Invid le estaba apuntando... "¡No!" gimió la paciente levemente. Las dolorosas memorias la estaban enloqueciendo.

"Está regresando," dijo una voz en el vacío.



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"¡Me rindo!" dijo la doctora sacudiendo su cabeza. "Se puede ir, Bernard... " agregó, cediendo ante la constante insistencia de Scott. No serviría de nada intentar mantener en cama al hiper activo capitán. "Pero, bajo una condición. Marlene debe prometer que vigilará su progreso, especialmente en caso de que algún síntoma se presente." Scott puso sus esperanzas en la enfermera. Marlene accedió aunque dudosa.



Los sentimientos de Marlene sobre la dada de alta de Scott eran contradictorios. Aunque ella lo había visto tomar incontables riesgos en combate durante la guerra Invid, enterarse de que estaba lastimado fue un duro golpe. No estaba impaciente por verlo tomar riesgos otra vez.



Últimamente, se sentía cada vez más nerviosa y agitada. Su encuentro con los prisioneros y la cacería Invid a través de la ciudad la tenían tensionada comprensiblemente. Encontrar a Scott herido además, solamente había incrementado sus miedos.

En su actual estado emocional, dejarlo le resultaba más difícil que nunca. En vez de volver al apartamento de Lancer y Sera en la ciudad, Scott y ella compartirían su vivienda aquella noche. Ella debía vigilarlo, después de todo.



"Es mi deber comprobar que se ha recuperado usted completamente, capitán," dijo juguetónamente. Él sonrió.



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Sera temblaba en su cama. Estaba lívida y un sudor frío cubría su frente. Lancer le preguntó qué le sucedía. Ella no pudo contestar. El simplemente la abrazó firmemente intentando calmarla. Después de algunos minutos, el temblor desapareció.



"Estoy avergonzada," dijo.



"No hay nada de que avergonzarse. Todos tenemos pesadillas, mi amor," Lancer dijo dulcemente. "Te sentirás mejor por la mañana."



Sera suspiró; confiaba en su esposo totalmente. Cerró los ojos e intentó conciliar el sueño, pero no pudo. Decidió fingir para no preocupar más a su marido.



Pero Lancer estaba preocupado de todos modos. La ansiedad y nerviosismo de Sera estaban fuera de control. Si solamente hubiera algo más que él pudiera hacer para ayudarla. El cantante temía que su comportamiento temeroso y aquellos pasados "incidentes" con sus ex-ayudantes la pudieran delatar. Si alguien analizaba estos detalles, su esposa estaría en peligro.



Debía hacer algo para ayudarla, llevársela lejos, quizá. Cuidadosamente, Lancer dejo el lado de su esposa y empezó a escribir un E-mail urgente.



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"¿Qué sucede?" Scott preguntó suavemente y rodeó Marlene con sus brazos. Sus aterrados e inconscientes gritos lo habían despertado en medio de la noche.



"No es nada," contestó avergonzada. "Siento haberte despertado. Por favor vuelve a dormir, necesitas descansar."



El la abrazó más fuerte. "¿El mismo sueño otra vez?" susurró en su oído. Ella asintió. Por varias noches últimamente, la misma pesadilla había frecuentado el sueño de Marlene. Ella se la había descrito.



"Nada malo va a suceder, Marlene," trató de tranquilizarla. Miedo aparecía en sus ojos. Scott depositó suaves besos sobre su oído y sintió mientras ella se relaja lentamente. Marlene envolvió su cuello entre sus brazos. La agotadora situación en la que vivían la estaba debilitando.



"Hay algo extraño en estos sueños, Scott. Son como una advertencia," dijo asustada. A pesar de ser escéptico, él intentó confortarla. "Me asustan, " añadió.



"Nada sucederá. No lo permitiré," Le dijo él.



Pero ella no podía librarse de la terrible sensación que hurgaba en su mente. ¿Qué significa? se preguntaba mientras Scott la abrazaba firmemente. Después de un largo rato, finalmente se durmió.

En la habitación oscura y silencioso Scott comenzó a preguntarse si, en efecto, los sueños de Marlene eran una advertencia. No tenía sentido. Eran probablemente consecuencias de la tensión. Cerró los ojos y lentamente un sueño pacífico cayó sobre él.



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"¿Estamos por llegar?" preguntó la muchacha.



"No, no todavía," le contestó un hombre fornido.



"¡Ay... que dolor de colita! Por lo menos podrían hacer los asientos más cómodos; es un viaje muy largo," la muchacha se quejó.



El hombre sonrió. "La próxima vez le conseguiré boletos en primera clase, mi dama," le dijo riendo.



"Muy gracioso, Lunk," se quejó Annie, frotando la parte de su anatomía que le dolía más.



Él se estiró y bostezó en alta voz. Su voluminoso cuerpo no había sido hecho para caber en el minúsculo tren.



"¡Ay!" gritó, al golpear su cabeza contra el porta-equipajes. La muchacha se rió a su costa mientras él frotaba su cabeza.



"Espero que Lancer y Sera tengan camas confortables esperando por nosotros," dijo Annie contenta. "No puedo esperar para ver cómo es la vida en una gran ciudad," agregó con estrellas en los ojos. "¿Cómo crees que tomen la sorpresa," preguntó. Antes de que él pudiera contestar la muchacha había comenzado a hablar sin cesar sobre los almacenes que vería, la ropa que conseguiría y por supuesto, los dulces de menta...



Sí, Lunk dijo para sí y sonrió ante la felicidad de Annie. Les encantará la sorpresa.



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Scott salió de su vivienda militar temprano la mañana siguiente. Marlene no necesitaba una preocupación adicional, así que decidió no contarle sobre Kelly y sus sentimientos hacia él. La culpabilidad lo devoraba por muchas razones; ocultarle algo a Marlene era una de las ellas.

Se había sentido como un criminal cuando rechazó a Kelly antes de la batalla, pero ahora se sentía diez veces peor. La cabo casi había muerto por salvarlo.



El doctor le había dicho que ella se recuperaría, pero de todas formas, él no podía dejar de sentirse culpable. Había regresado a su trabajo y tenía a Marlene a su lado, mientras Kelly permanecía inconsciente en una cama de hospital. Tenía que verla.



Se dirigió al hospital sumido en estos pensamientos. Sus emociones eran como un pedazo papel en el centro de una ventisca. Necesitaba ver que Kelly se encontraba bien. Aún, como al principio, no sabía que podría decirle. Kelly parecía para tener ese efecto sobre él. Agradécele, para empezar, se dijo. Pero las palabras se sentían vacías e increíblemente estúpidas; él había rechazado su amor momentos antes de que ella le salvara la vida. Eres un idiota, Bernard, se dijo sintiéndose mal. Era una sensación conocida. Parecía estar condenado irrevocablemente a comportarse como uno siempre que se tratara del amor de una mujer.



¿Por qué no pueden ser simples las cosas? ¡Por una vez! se preguntó mientras llegaba a la habitación de la cabo. Finalmente llamó a la puerta y tragó saliva. La puerta se deslizó frente a él y rebeló la presencia del teniente Robert James dentro de la habitación de Dawson.



"Capitán," dijo James fríamente mientras lo saludaba.



"Relájese, James. No estamos de servicio," contestó Scott.

Inconsciente, Kelly yacía en su cama de hospital. Ver sus múltiples heridas entristeció al capitán. "¿Cómo está ella?" preguntó.



James caminó hacia un lado de la cama. "Está fuera de peligro, pero no ha recuperado el sentido todavía," declaró, mientras miraba a Scott impasiblemente. "Sus heridas se han curado impresionantemente rápido, capitán," agregó con sarcasmo. Scott asintió, sintiéndose inquieto. "Ella se alegraría de ver que usted no está lastimado gravemente," continuó James. Scott sintió la recriminación no dicha.



"Nunca quise que esto sucediera," dijo. El teniente no le creyó.



"Ella no le interesa," dijo enfurecido.



"!Yo la... aprecio grandemente!" Scott contestó picado.



"Si, claro, capitán, usted la aprecia," James lo cortó sardónicamente. "Muchos hombres habrían hecho por ella lo que ella hizo por usted." agregó desconcertando a Scott. "Su enfermera seguramente está muy feliz de que no sea usted el que permanece inconsciente en esta cama," dijo sin dejar de mirar a Kelly. En un segundo el capitán asió a James por el cuello del uniforme. Sus comentarios y el tono de los mismos lo habían enfurecido.

En ese momento exacto, una enfermera entró en la habitación para revisar el estado de la paciente. La escena entre ambos soldados la impresionó negativamente.



"¡Este no es el lugar para ese tipo de comportamiento!" Les advirtió enojada. Scott soltó a James inmediatamente.



"Si a usted no le importa, tengo que marcharme, capitán. Necesito un poco de aire fresco," James dijo airado. Caminó hacia la salida. Scott apretó sus dientes.



¡Maldición! Pensó furioso.



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