Fanfic Name / Nombre del Fanfic: Resolución de Año Nuevo

Chapter / Capitulo: 1

Author / Autor: Polaris

Rating / Clasificacion: AP (All People = Todo espectador)

Romance

Angst / Drama

Fanfic: Capítulo 1: Un nuevo amigo. 
 
 
Lisa iba caminando por las nevadas calles de Nueva Macross. Hacía más de una hora que había dejado la base, pero no tenía ninguna intención en irse a casa. Miraba a la gente alrededor suyo, todos andaban apurados por juntarse con sus familias o por llegar a una fiesta – de que me sorprendo, si es víspera de año nuevo – pensó.  
Las chicas del puente la habían invitado a una fiesta, pero no se sentía de humor para ir. Para qué?, si todos los que iban tenían pareja o andaban en busca de una. A ella solamente le interesaba pasar las fiestas con una sola persona, pero el estaba ocupado… tenía compañía. Y dudaba que a él le interesara pasar las fiestas con ella, porque después de todo, ella no era Minmei. 
Casi todo el comercio estaba cerrado, lo único que quedaba abierto era un pequeño bar. Lisa pasó lentamente por delante de el y notó que estaba prácticamente vacío – bueno, tengo dos opciones, entro o me voy casa. 
Después de meditarlo un minuto entró y se dirigió directamente a la barra. 
- Qué se va a servir? – le preguntó el barman. 
- Un ponche por favor. 
- Si yo fuera usted pediría otra cosa, a Mike no le queda muy bien el ponche – le dijo sonriendo un tipo que acababa de llegar. 
- El que mi ponche no sea igual al que hacía tu madre no quiere decir que sea malo – respondió el barman con una sonrisa. 
- No he dicho que sea malo, solo que no es bueno – dijo bromeando – pero depende de usted señorita. 
- Creo que me voy a arriesgar, pero agradezco su preocupación – dijo Lisa tratando de dar por zanjado el tema. 
Después de un rato el extraño le preguntó – No había visto su cara antes, es nueva por aquí?. 
- Sí, solo pasaba por acá… y con el frío que hace pensé que me vendría bien beber algo – respondió tratando de sonar convincente. 
- Así que solo entró por el frío, eh? – preguntó sin creerle – entonces le doy la bienvenida al club de los corazones solitarios, soy George. 
- El hecho de que entre a un bar no quiere decir que esté sola – replicó molesta. 
- No he dicho eso, solo le dí la bienvenida al bar – dijo mientras indicaba un letrero que decía “Bar, El Club de los Corazones Solitarios”. 
- Lo siento – dijo apenada – soy Lisa. 
- No hay problema – dijo sonriendo – Mike, lo de siempre por favor. 
- A la orden, un café negro para el caballero. 
Lisa lo miró incrédula – Viene a un bar a beber café?. 
- El mejor café de Nueva Macross – respondió sonriendo y se giró para mirarla – No quiero sonar grosero pero, son más de las 23:00 horas de víspera de año nuevo y me preguntaba, ya que usted dijo que no estaba sola… que hace aquí?. 
Lisa guardó silencio. 
- Si no quiere responder está bien, pero soy bueno escuchando a las personas. Además es más terapéutico contarle los problemas a un desconocido en un bar, que ir a un psicólogo que lo más probable es que la deje en la calle – dijo sonriendo. 
Lisa tratando de dar vuelta la conversación le preguntó – Y usted que hace aquí a estas horas?. 
- Cree que un tipo apuesto como yo no tiene con quien pasar las fiestas? – preguntó con ironía – pues tiene toda la razón. Estoy solo y vengo donde mi buen amigo Mike a ahogar las penas en café. 
- Lo siento. 
- No se preocupe. Ahora le toca a usted responder. 
Lisa dudó un momento. 
- El hombre por el que perdí la cabeza no me corresponde. Siempre lo he apoyado, sabe que puede contar conmigo para lo que sea… he hecho hasta estupideces para que se fije en mí, pero no hay caso – dijo dolida. 
- Entonces ignórelo. 
- Ignorarlo?. 
- Mi madre decía: déjalo ir y si vuelve a ti es porque es tuyo y si no nunca lo fue... o algo así, no soy bueno con los dichos. Pero al menos me funcionó. 
Lisa lo miró con curiosidad - y que fue lo que hizo?. 
- Hace varios años atrás me enamoré perdidamente de una compañera de trabajo, pero para ella yo no era más que un colega. Empecé a hacer cosas para que se fijara en mí… le daba regalos, la invitaba a salir, la perseguía por todos lados, incluso me convertí en su confidente. Ella tenía un novio que no le llegaba ni a los talones, y como yo era su mejor amigo me contaba todo lo que hacían juntos y eso me hacía pedazos. Entonces un día cansado de la situación, decidí seguir las palabras de mi sabia madre. Dejé de prestarle atención, me preocupé un poco más de mi aspecto, los comentarios por muy hirientes que fueran me los tomaba con humor, y lo más importante de todo, en mi cara siempre una sonrisa - George se tomó un momento para recordar - A las pocas semanas se me acercó y me preguntó que qué pasaba conmigo y yo le respondí que había conocido a la chica de mis sueños –dijo sonriendo – claro que no le dije que esa chica era ella. A los pocos días terminó con su novio y no me dejaba solo un instante, aceptaba mis invitaciones a salir y en menos de un año nos casamos. 
- Pero no creo que Rick reaccione de la misma manera – dijo cabizbaja. 
- Usted está siempre que el la necesita?. 
- Eso trato. 
- Siempre lo escucha y el a usted no le presta mucha atención?. 
- Así es. 
- Se preocupa de él hasta en los más pequeños detalles?. 
- Sí. 
- Entonces deje que la extrañe. Salga por un tiempo de la vida de él. Lo que pasa es que ese tal Rick da por sentado de que usted siempre va a estar a su lado. 
Lisa se quedó pensativa. 
- Mire Lisa, lo que le estoy diciendo no es fácil de hacer. Toma toda la voluntad del mundo lograrlo, pero sea cual sea el resultado, vale la pena. 
Lisa se quedó mirando a George un segundo. 
- Me acaba de decir que está casado, pero hace un momento me dijo que no tenía con quien pasar las fiestas. 
- Eso es porque mi querida Susan me dejó. 
- Lo siento… disculpe mi curiosidad pero, por qué lo dejó?. 
- Bueno… es solo que tuvo el mal gusto de morirse – respondió tristemente. 
Lisa al no saber que decir se quedó mirando su vaso. 
- Pero al menos me dejó un hermoso regalo – de su billetera sacó una foto y se la pasó a Lisa – este enano es la alegría de mi vida, se llama Mark y tiene cinco años y medio – dijo sonriendo. 
- Es hermoso – dijo Lisa con una sonrisa. 
- Igual que su madre. 
- El vive con usted?. 
- Sí, pero ahora está con mis suegros. 
Lisa esperó un momento para su siguiente pregunta. 
- Hace cuanto que murió su esposa?. 
- Hace cinco meses… la ironía de la vida, sobrevivió a la guerra, pero se la llevó un accidente automovilístico – respondió apesadumbrado. 
Lisa no sabía si era el ponche que estaba empezando a hacer efecto, o si era George que la escuchaba sin juzgarla, pero necesitaba desahogarse. 
- Una vez estuve comprometida, se llamaba Karl… Karl Riber. Estaba en el ejército pero odiaba la guerra. Un día lo enviaron a la base Sara en Marte… nunca regresó – decía mientras se le nublaban los ojos – cuando supe de su muerte quede devastada, me dedique única y exclusivamente a mi carrera. Mi decisión me destacó dentro de la milicia. Eso y ser la hija de un renombrado Almirante. Con el tiempo fui conocida como la reina de hielo. No creía que alguna vez me volvería a enamorar... hasta que apareció un piloto arrogante, de hermosos ojos azules y cabello indomable. Al principio lo detestaba, pero se fue transformando en un desafío, vivíamos peleando… perdón… vivimos peleando. No se en que momento me enamoré de él. He tratado de que me vea como mujer, no como su superior o su amiga. A veces creo que lo he logrado y me doy esperanzas… y de la nada aparece Minmei. 
- Minmei?... la cantante?. 
- Sí, ella misma. 
- Y que tiene que ver ella en todo esto?. 
- Recuerda que Minmei estuvo atrapada junto a un joven piloto durante dos semanas dentro de la nave?. 
- Sí, cuando aparecieron los Zentraedi. 
- Ese joven era Rick, y desde esa época que está enamorado de ella. 
- Oh… pero Minmei anda con ese tipo de pelo largo, el revoltoso que se cree pacifista. 
- Así es, pero cuando pelea con Kyle corre a los brazos de Rick. 
- Entonces Minmei tiene sentimientos por Rick. 
- Aparte de amistad, lo dudo. Cuando Rick la ha necesitado, ella no ha estado nunca a su lado. 
- Entonces Rick corre a buscarla a usted, cierto?. 
- Cierto. 
Se quedaron en silencio y afuera se comenzaron a escuchar pequeñas explosiones. 
- Parece que llegó el año nuevo – dijo George – quiere ir a ver los fuegos artificiales?. 
- Sí, claro. 
Lisa iba a pagar cuando George la detuvo. 
- No todas las noches gozo de una grata compañía… permítame pagar la cuenta, por favor. 
Salieron del bar y caminaron hasta un mirador cercano. Se sentaron y observaron en silencio el espectáculo. 
Cuando terminó, George rompió el silencio. 
- En varias culturas se hacen promesas o resoluciones de año nuevo. Creo que a usted le vendría bien una – dijo sonriendo – bueno Lisa, es hora de que me marche a casa, ha sido un placer conocerla. Si le interesa podemos seguir en contacto… y voy a ser claro para que no hayan malos entendidos, lo único que puedo ofrecerle es mi amistad. Que le parece?, a mi me encantaría tenerla como amiga. 
- Me parece excelente. 
George le ofreció su mano como señal de amistad y Lisa aceptó el gesto. 
- Mucho gusto, George Carter – dijo sonriendo. 
- Igualmente, Lisa Hayes – respondió devolviéndole la sonrisa. 
- Bueno Lisa, primer paso en nuestra amistad, no soy mas “usted”, soy “tu”. 
- Lo que tú digas George. 
- Y segundo, te acompaño a tu casa. 
- Vivo en el sector militar, queda en tu camino?. 
- No, pero soy un caballero. 
Caminaron tranquilamente hasta la casa de Lisa. 
- Gracias George, por todo. 
- De nada Lisa, en ese teléfono me puedes encontrar – dijo entregándole una tarjeta. 
Lisa leyó la tarjeta – Cardiólogo?. 
- Ves?, soy experto en todos los asuntos del corazón – respondió bromeando. 
Lisa rió ante el comentario – y tu me puedes ubicar en este – dijo entregándole su tarjeta. 
- Gracias Capitana – dijo cuadrándose burlonamente. 
George la besó levemente en la mejilla 
- Buenas noches Lisa… y feliz año nuevo. 
- Feliz año George, que descanses. 
Lisa esperó que George se fuera para entrar a su casa. Al cerrar la puerta no se fijó en que en el otro lado de la calle estaba el trío terrible mirándola con la boca abierta. 
- Así que por eso no quiso venir a la fiesta – dijo Vanessa. 
- Se lo tenía bien escondido – dijo Sammie. 
- Mañana tenemos que interrogarla chicas – dijo una emocionada Kim. 
Dieron una última mirada y siguieron caminando calle abajo. 

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