Fanfic Name / Nombre del Fanfic: la rosa roja
Chapter / Capitulo: 07
Author / Autor: zeitzler alexander
Rating / Clasificacion: AP (All People = Todo espectador)
Romance
Fanfic: -Así fue como nos conocimos; yo regresé del infierno, para estar con ella, y ella fue a buscarme al mismísimo infierno. No es una promesa vacía. Le voy a dar a usted un consejo. Es usted joven; encontrará a otra persona. Olvídela.
Rick parpadeo de asombro ante la audacia de ese tipo.
-Estuviste a punto de matarla. Lo sé porque fui yo el que la rescató de la base de Marte cuando ella quería morirse abrazada al precioso bloc de notas de usted. Y se muy bien lo que sintió. No fui yo el que se comprometió con ella. Fue ella la que lo hizo. Yo estaba a punto de casarme con otro cuando ella me dijo sus sentimientos. Dejo usted a una niña. Encontró a una mujer. Ella no es "lisita". Lo mejor que usted puede hacer es olvidarse de ella. Encontrará usted a otra persona...
Riber rió.
-Eso era justamente lo que esperaba que usted dijera.
-Estamos perdiendo el tiempo-dijo Rick dándole la espalda- ni usted va a cambiar de opinión ni yo tampoco. Lo único que podemos hacer es dejar que ella misma decida.
-Eres un hombre valiente, y justo.-dijo Riber tristemente- justo el tipo de sujeto que me hubiera gustado tener como amigo. Lo siento.
-¿Por qué?
-Por que me mereces algo más que lástima.
Rick sintió deseos de pegarle.
-¿Porqué no resolvemos esto de una vez? Vamos a hablar con ella ahora mismo. Sólo hay que pedir el pase a su oficina con una llamada al centro de comunicaciones.
-Eso era precisamente lo que te iba a proponer…
-La almirante Hayes no puede verle, señor Hunter-respondió el teniente Mitchell desde la oficina de comunicaciones- lo lamento.
-¿No dejó un mensaje para mí?-preguntó Rick sosteniendo con fuerza y ansiedad el teléfono.
-No dejó nada para nadie. Se encerró con el señor Exedor, y luego no dejo dicho nada más desde que abandonó la oficina.
-Tuvo que haber dejado algo para mí; revise usted bien-dijo Rick señalando la computadora de archivos de rutina de la recepción.
-No dejó nada…
-¡LE ACABO DE PROMETER MARTRIMONIO, MALDITA SEA, TIENE QUE HABER DEJADO ALGO!
Riber rió burlonamente a espaldas de Rick. Este sintió ganas de matarlo
-Apuesto que esos dos se van a terminar peleando-le dijo por lo bajo una de las ayudantes de comunicaciones a la otra.
-Pobre Mitchell, siempre le toca tener que dar la cara en casos así, yo ni loca lo hago…
-¡QUE LAS PUEDE ESTAR ESCUCHANDO¡ !OTRA VEZ PARECEN…
-En mis tiempos el personal de comunicaciones era más discreto-dijo Riber-Como se nota que las cosas han cambiado en la tierra de tantos años para acá…Discúlpame una curiosidad: ¿Ustedes dos siempre han sido la comidilla de todo el mundo todo este tiempo? ¿O es sólo ahora?
“Tanto daría que le dejara A EL hablar por teléfono, maldición. Qué manera de hacer el ridículo. Las cosas que es capaz de hacer uno por una chica” Pensó Rick.
-Bueno, hay que reconocer que ese tipo es un buen ejemplo de “hombre ideal” –dijo la primera de las chicas- no culpo a la pobre Lisa por no encontrar la manera de decirle que no…
-Lo que no sé es que va a ser del pobre Rick, me hico sentir ganas de llorar cuando le oí cantar en el baile, si Lisa no acepta ese anillo de compromiso, habrá que poner al destino en la lista negra por haber concebido una historia tan triste…
Rick resoplo furioso; oír todo eso ya era demasiado…
-OLVIDELO, TENIENTE MITCHELL-bramó Rick, que ya no estaba dispuesto a seguir dando el espectáculo- y cuando la vea dígale que *ARROBA&**ARROBA¡¡¡¡
Colgó violentamente el teléfono.
-Bueno, ya viste. ¿Qué más quieres que hagamos ahora? –preguntó Riber.
-¿A ti que se te ocurre?
-Esa periodista me contó muchas cosas de ustedes. ¿Es cierto que la chica que cantaba estaba contigo antes?
-¿Y a ti que té importa?
Riber caminaba lentamente, examinándose las cutículas con cuidado.
-Si yo le hubiera puesto ese anillo en el dedo, lo menos que esperaría es que me dejara una respuesta, ¿Sabes? Pero a ella siempre le ha faltado el valor… no me sorprende que no te haya dejado dicho que no. Así es ella. ¿Cuánto tiempo tardó en decirte que te quería? Porque creo que debió haberle llevado mucho tiempo. La conozco.
-¡NO, NO LA CONOCES, CREES QUE ES LA MISMA PERSONA, Y NO ENTIENDES QUE HA CAMBIADO!-rugió Rick. No se abalanzó sobre el maldito presumido sólo porque comprendió que a golpes no iba a cambiar nada, más que darle la razón.
-Creo que ni te diste cuenta de lo que sentía-dijo Riber como si pudiera leer los pensamientos de él- que estuviste mucho tiempo sin ni siquiera saber lo que sentía. Y que por eso no soportas que YO SI pueda hacer precisamente lo que tú nunca pudiste: comprenderla. Ella y yo SIEMPRE nos comprendimos, ¿Sabes? Mira la relación que has tenido con ella. Apuesto a que se pasaron más tiempo peleando que el que estás dispuesto a reconocer.
Rick sintió ganas de darle la espalda, de taparse los oídos, de no seguir escuchando…
Pero él, implacable lo perseguía, pisándole los talones, llenándole los oídos con esa voz incomoda, terrible, que no paraba de decir las más terribles verdades…
-¿Alguna vez te hirieron en combate? ¿Alguna vez te visitó entonces? ¿Te diste cuenta de sus sentimientos entonces? ¿Supiste apreciarla en ESE MOMENTO?-su voz atronó de repente- ¿O estabas tan embobado por otra chica de turno que ni siquiera te planteaste la opción de que ella estuviera sintiendo algo por ti? ¿Te hubiera importado algo entonces? ¿Te has ocupado de ella? ¿O es sólo la soledad, la maldita soledad de la guerra LO UNICO QUE LOS UNE? ¿El maldito sentimiento de no tener a nadie más a quién acudir? ¿Dos perdedores en el amor que un día decidieron jugar juntos porque ninguno de los dos tenía a nadie más? ¿Por qué los dos habían perdido la pareja que en realidad querían, y ESO FUE LO UNICO QUE LOS UNIO???
-¡Déjame en paz!
Salió al salón de baile, ya desierto, todos se habían marchado a sus casas, sólo los ujieres seguían recogiendo las copas, los manteles blancos…
Curiosamente, algunos estaban pintando algo en el piso de la pista de baile.
-Saludos, señor Hunter-dijo Leonard, que dirigía el trabajo- ¿Usted también se queda trabajando después de la celebración?
-No.
No le apetecía nada conversar con ese tipo, así que siguió de largo.
-Es una lástima-comentó Leonard- yo, apenas he sido nombrado oficial a cargo, ya tengo trabajo. Estamos pintando una rosa roja en el piso. En el futuro, este salón se llamará el Salón de La Rosa Roja. En honor al discurso de la almirante de el día de hoy.
Rick giró sobre los talones, con el dolor en los ojos, como si le hubieran dado una puñalada por la espalda.
-¿Eso fue una orden que recibió usted?
-Pues claro; acabo de ser confirmado como nuevo jefe del nuevo ejército de La Cruz del Sur: este es mi primer acto como tal. Voy a asegurarme que el día de hoy pase a la historia. Y ese discurso sobre la rosa…
-Es su manera de decírtelo, Hunter-sonó la voz de Riber atrás- no tuvo el valor de decirte que no directamente; así que te dejó ese mensaje para que lo entendieras; y así no la obligaras a hacerle perder el tiempo. La rosa que están pintando en la pista de baile es un símbolo, Hunter: he ganado yo.
Rick salió a la calle; las nubes eran amenazantes; tenebrosas, la lluvia parecía a punto de caer. Rick había conocido noches terribles en que el miedo acompañaba las tinieblas; noches en que el trueno de los láseres era más trágico que el de los relámpagos; noches en que las familias padecían los efectos de los ataques de Khayron, mientras los Varitech llevaban en sus manos mecánicas a los niños a los hospitales tras perder sus casas, ver arder sus escuelas, sus parques de juegos, las calles de sus barrios…
Pero nunca había visto una noche tan negra como esa.
Lo peor había sido la despedida de Riber; el muy cretino había tenido el descaro de darle la mano, y decirle encima de todo, que esperaba que fueran amigos. Por Dios, que a veces no hay nada más difícil que contener el deseo de matar…
Camino rumbo a la casa de Lisa; sabía muy bien que sólo de sus labios podía aceptar ese temido NO. Y sin embargo, cuando llegó al umbral de la puerta, le faltó el valor. ¿Y si después de todo lo que había hecho por ella, simplemente le decía que debían terminar?
Recordó como había cantado con toda el alma esa noche; por ella.
¿Iba a ser inútil todo?
Lisa entro en su casa, se sentía aliviada de poder descansar al menos unos momentos.
Dormir y dormir; al menos eso le daría unas horas de alivio.
Mañana a las cinco de la mañana tenía que levantarse y correr a la junta de almirantes que estaba pendiente, con Leonard, Exedor, Edwards y Emerson para afinar los detalles del al ataque del SDF-3, la constitución del Ejército de la cruz del sur, como fuerza de defensa de la tierra en ausencia del SDF-3...
Sintió que alguien la estaba observando cuando abrió la puerta con el llavín y esa sensación persistió al entrar en el comedor oscuro.
Ignoro el sentimiento, mientras se servía una bebida en la cocina; lo necesitaba.
-Un buen ascenso de puñetas, Lisa- se dijo a sí misma- ahora puedes gozar de la soledad del mando como si la de tu casa no te bastara. Y también tienes que ocuparte otra vez de que vas a hacer con esos dos hombres...
Río.
-¿Esperabas tener unos brazos cálidos y fuertes, unas palabras tiernas, un ser humano caliente junto a tu cama, esperándote con impaciencia? Pues va a ser que no...
Rió de nuevo; era casi divertido...
-Hasta que decidas quién va a ser: Y puedes estar segura de una cosa, sea lo que sea que decidas, siempre te van a perseguir los remordimientos y la mala conciencia de haberlo hecho...
La soledad le respondió con el silencio: era la respuesta que siempre recibía de esa cocina a oscuras...
-Dime Lisa, ¿Como te las arreglas para meterte en esta clase de líos? Lo curioso es que no los buscas, parece que te buscan a ti.
-Tal vez yo podría ayudar...
Se le detuvo el corazón de puro miedo al comprender que había alguien allí, pensó frenéticamente en buscar un arma...
-¿Riber? ¿Eres tú?
-¿Tanto tiempo ha pasado para que no reconozcas mi voz?
-Dios, que susto me diste...
-Dile a tu equipo de seguridad que están despedidos; si cualquiera puede entrar así a la casa de la Almirante en jefe, no merecen el puesto que tienen.
-Oh, River, te odio; me dijiste que elegiste sabotaje como especialidad porque te parecía emocionante...
-Sí; y eso no cambia las cosas. Creo que a ese tal Edwards no le molestaría que alguien te volara la cabeza. Pon a cargo de la seguridad a alguien que no haya tenido nada que ver con él.
-¿¿¿BUSCASTE EN MI COMPUTADORA PERSONAL, TAMBIEN???
-Cualquiera podría tener acceso a esos archivos. Mejor que cambies la clave.
-"Un beso y una flor" era nuestra canción, Riber-protestó ella- sólo la conocíamos nosotros dos.
-Bueno... eso tengo que admitirlo.
-Me asustaste...de verdad.
-Te estuve oyendo. Pobre lisita; estoy creándote un buen montón de problemas, ¿No es así? Lo siento, lisita, no era lo que tenía en mente cuando regresé. Si lo hubiera sabido...que mi regreso iba a ser tan complicado para ti…
-No Riber, no...
-Ssss.... Ssss... -pasó sus dedos por sus afiebrados labios; calmándola, serenándola, la acarició suavemente la espalda, obligándola a gemir de placer- ya, lisita, ya...
-Riber...
-No hables, no tienes que hablar: déjame consolarte. Siempre esperé el momento de protegerte, lisita, de verte reír, no pienses, sólo déjame sentirte...así... vamos a olvidarnos del mundo, lisita, sólo reposa en mis brazos en silencio, sólo reclínate conmigo sobre el sofá, sólo pon tu cabeza sobre mi hombro, en silencio, en paz...
Su voz era suave, arrulladora, no exigía nada, no se mostraba posesivo, ni imperioso, sólo ofrecía consuelo, apoyo, seguridad...
Pasó sus dedos sobre los labios femeninos de ella, que aún intentaban protestar...
-Sssss... Ssss... Sólo guarda silencio, lisita, sólo déjame tenerte a mi lado. Olvídate de los problemas, no importa lo que decidas mañana ni lo que dijiste ayer, limitémonos a vivir este momento que luego, ya nada ni nadie nos podrá quitar: luego ya hablaremos todo lo que quieras...
Lisa se sintió reconfortada; recibió con alivio la tregua que él le proponía; había sido acosada, presionada sin cesar esa noche, sólo quería sentir un hombro sobre el que llorar...
-No llores, lisita, no llores...
Las lágrimas le corrían por las mejillas, pero se sintió mejor.
-Llorar es un alivio, lisita, siempre te vuelves más fuerte después de las lágrimas, y es algo que necesitabas hace mucho tiempo: llorar.
-Oh, River...
-Ssss...
-lisita…te amo…
Rick se adelantó hacia la puerta, solo quedaba tocar el timbre, era simplemente cuestión de unas palabras, sí: se sinceraría con ella. Hablarían, reirían, serían uno para el otro nuevamente…
...eso lo arreglaría todo.
Sí; lo único que tenía que hacer era tocar ese timbre. Y entrar.
Las manos de Riber corrían hábiles por su cuerpo, pero eran paternales, cariñosas, protectoras, terriblemente peligrosas; las manos del hombre que sabe exactamente como hacer que la mujer que ama caiga en sus brazos: queriéndola, simplemente queriéndola, queriéndola, mimándola, consintiéndola…
Nunca debí poner mis ojos en alguien como tu,
Ya sabía que tus anhelos van buscando otros sueños
Que te llevan de mi vida cada vez más lejos,
Y siento morir lentamente en mi alma una ilusión.
Para ti yo me había inventado un mundo blanco de luz,
Imaginaba que eras tú un ángel puro y bello,
Y que en un jardín hermoso de una fresca fuente
Bebíamos de aguas transparentes un jugo dulce de amor.
-Pensé en dedicarte esta pieza, cuando te vi en el salón de Gala, lisita-la arrullaba, suave, protectora, comprensiva, la voz de él- pensé en despedirme de ti así; dignamente, con dolor, con sentimiento...
-River, por favor, no...
Ya veo que este lindo sueño jamás se hará realidad,
Yo voy persiguiendo ilusiones imposibles de alcanzar.
Tú sigues buscando una estrella que tu cielo alumbrara
Por caminos diferentes que de mi te alejan mas.
Y a mi este amor me atormenta,
Me envuelve en su tempestad.
-Es la verdad: NUNCA DEBI PONER MIS OJOS EN ALGUIEN COMO TU.
No debí poner mis ojos en alguien como tu,
Qué tienen esos ojos bellos para que me dominen.
Porque si el amor nos llega la razón no existe,
No tenía ningún derecho y te pido perdón.
Ya veo que este lindo sueño jamás se hará realidad,
Yo voy persiguiendo ilusiones imposibles de alcanzar.
Llevamos distintos destinos: jamás se iban a encontrar,
-Siempre lo temí, lisita, no era el miedo a la muerte lo que me preocupaba durante las largas noches en el espacio, era el saber que podía llegar tarde de nuevo a tu vida, lisita, que podía encontrarte unida a otro hombre...
Llevamos distintos destinos: jamás se iban a encontrar,
Tú seguirás un camino descrito donde alguien te esperara.
Y a mi este amor me atormenta, me envuelve en su tempestad.
-No quiero perderte otra vez, Karl, no podría soportarlo...
Se besaron hambrientos el uno al otro; no podían controlar lo que hacían, no podían parar...
-No somos perfectos, lisita, los copos de nieve que caen allá afuera sí son perfectos, nosotros no. La luna llena es perfecta; nosotros no...Estamos hechos para fallar, para amar a la persona equivocada, para darlo todo por quién no nos ama, para llorar, para fracasar, pero por sobre todo para amar; eso es lo único que da sentido a nuestras vidas, y sin eso…no tenemos nada.
Ella escuchaba en silencio, reclinada en su pecho, sin pensar, sólo podía sentir los latidos de su corazón.
"Yo no podemos hacer más que obedecerle, lisita, no importa si decides ir conmigo o no: lo que importa es sólo que hagas lo que él te diga; sólo que escuches su voz y tengas el valor de hacer lo que esa voz te dice: porque si no lo haces, no importa la decisión que tomes; te odiarás todo el resto de tu vida por haberla ignorado, por no haberte atrevido..."
Ella asintió sin querer; de algún modo recordó haberle dicho lo mismo a Rick justo antes del rescate de Minmei...
"Y ese sentimiento es lo único peor que el dolor"
"Pero no olvides nunca que estamos en este mundo para sufrir, para equivocarnos, para amar a la persona equivocada, para hacer lo que tengamos que hacer y a la porra lo demás”
"No podemos darles ordenes a nuestros sentimientos, como lo hacemos con los nuestros oficiales, lisita" continuaba la voz de él, elocuente, segura, con un irresistible sonido de verdad.
"Sólo podemos hacer lo que nuestro corazón nos ordena"
“Y si tú corazón te dice que vengas conmigo, que pases esta noche en mis brazos, y al diablo con todo; si esa voz dentro de ti te dice que quieres pasar conmigo no sólo la noche; sino la vida, toda la vida, entonces hazlo, Lisa, no le temas a nadie, no dejes que nadie te diga que debes hacer o dejar de hacer”
“Porque es tu vida, Lisa; sólo a ti te toca decidir; y que Dios te maldiga si dejas que alguien alguna vez lo haga por ti”
Rick puso su dedo sobre el timbre; casi lo oprimió, pero su dedo retrocedió en el vacío. Tenía miedo de lo que iba a encontrar en esa casa. Tenía miedo de la respuesta que el destino le deparaba a la pregunta su corazón hacía.
¿Y si la encontraba con él?
Le había mandado un mensaje muy claro; esa rosa pintada en la pista de baile…
“¿Estoy loco? ¿Qué estoy haciendo aquí?”
La lluvia cayo torrencial sobre sus hombros; le pareció que el frío y la humedad eran casi sus amigos en ese momento.
“Pensé que quizá haya un modo de hacer las paces”
La voz de Riber sonaba en sus oídos: esa rosa era la respuesta que Lisa le había dado. Riber había ganado.
Y la lluvia caía, sobre él.
“Dios ¡Estoy empapado y eso a ella le importaría muy poco!”
Sintió bruscamente que el agua ya no caía sobre él. Intrigado, miró hacia arriba y descubrió la causa: un paraguas sobre su cabeza.
-¿Planeas enfadarte bajo la lluvia?-dijo Max- ¿Por qué no llamas a la puerta?
Suspiró.
-¿Para qué? Ella no desea verme.
-No lo hará si tú no te decides por ella. Sabes, recordé algo que Claudia me contó. Y pensé que no estaría de más, ahora que ella ya no está, venir yo con un paraguas a la mano, listo para hablar un poco en el momento oportuno. ¿Cómo se dice? Ah , si: Mira, si aún no estás dispuesto a hablarle, ¿por qué no vienes a mi casa? Te secarás y hablaremos.
Rick permaneció silencioso.
-Bueno, mientras lo piensas…
Le puso el paraguas en la mano a Rick y se alejó.
-Max, yo…
-Te estaré esperando.
“Oh, Dios, que remedio” pensó Rick. “No me queda más que ir tras él”
Miró la casa de Lisa.
“¿Qué más podría decirle después de lo que le dije en el baile? Qué más puedo decir ahora que cambie las cosas?”
Se dio la vuelta, y siguió a Max.
“Supongo que nada”
-Bueno, Rick, ¿Qué quieres para beber?-pregunto Max- supongo que no querrás ser un huésped demasiado exigente, pero que te gustaría entrar en calor-río con sorna, mientras se frotaba las manos- ¿Sabes qué? tanto tiempo de tenerle que oír a Claudia la misma historia hace que me sepa de memoria como levantarte los ánimos ahora. Y es que tanto tú como Lisa son tan cabezas duras…¿Un vino?
-Me da lo mismo.
-Venga; una copa. Y ahora dime: ¿Por qué diablos parecía que la dabas ya por pérdida? Estuviste impresionante en el baile, Rick. Si yo me pusiera a decirle a Miriya que Lisa se negó a aceptar ese anillo de compromiso de tu parte, me pondría en la lista negra…
-Escuché la otra historia, Max; es increíble. Ellos dos se conocían de mucho antes de lo que yo aparecí e su vida. Si hubieras oído lo que aceptó pasar en la academia sólo para encontrarlo a él. Para eso si hizo oficial, para rescatarlo. Y él…si lo hubiera escuchado cuando me contó las batallas de la Base de Marte. Lo que ella es para él. Es un lazo muy fuerte Max. Demasiado. No pensé que…
-¿Más fuerte el que hay entre tú y ella?
-Ya sabes como nos conocimos, Max. No coincidíamos en nada. Nos veíamos como enemigos en todo. ¿Qué es lo que realmente tenemos en común? Sólo la soledad, la sensación de haber perdido a la pareja que en realidad queríamos. Fue el miedo a la soledad lo único que había entre los dos. Dos personas unidas sólo por sus carencias… maldición, Max si ni siquiera teníamos una buena opinión uno del otro ni al comienzo… no sé…tal vez haya sido lo mejor que pudo pasarnos…darnos cuenta que era tanto lo que nos separaba que nunca hubiéramos tenido éxito intentado la convivencia…son tantas las parejas que fracasan, habiendo empezado bien… se necesita una compatibilidad muy grande para el matrimonio, Max… quizá fuera mejor habernos dado cuenta a tiempo…
La reacción de Max fue inesperada: Rick esperaba un diálogo al estilo de yo-me-hundo-y-tú-me-das-ánimos, pero nunca que su amigo hiciera lo que estaba haciendo…
¡Se reía!
Y de qué manera; carcajadas homéricas, estruendosas, mientras se le caía la copa de las manos.
-Rick…(ahogo) tú…(lágrimas por las mejillas) eres…(revolcón por el sofá) un… (Se sujetaba el estómago dolorido con las dos manos) ERES UN ESTUPIDO RICK.
Rick lo miró sorprendido; ¿Era posible que su mejor amigo se burlara tan cruelmente de él en un momento así?
-¿Qué dijiste, Max?
-TE ACABO DE DECIR QUE ERES UN ESTUPIDO-ahora Max tenía un talante amenazador, parecía que ya se había reído bastante- MIRANOS A MIRIYA Y A MI. ¿Lisa intento matarte? ¿Se dejó reducir de tamaño y meterse en una nave desconocida para ella simplemente para darse el gustazo de acabar contigo? Y tú: ¿Alguna vez supiste lo que es estar casado con una enemiga? ¿Con alguien de una cultura totalmente diferente a la tuya? Vamos no me hagas reír. Ustedes no son la primera pareja que empezó de una manera totalmente inesperada para los dos…ni serán la última. ¿Te crees que la manera en que te le declaraste en el baile delante de todo el mundo no vale nada para ella? ¿Cuántas mujeres crees que querrían a un hombre dispuesto a darlo todo por ella cómo tú lo hiciste? ¿Te vas a acobardar ahora? Si yo fuera ella te cruzaría la cara con una buena bofetada. VETE AHORA MISMO A SU CASA Y DISELO.
-Pero…yo…no puedo.
-¿COMO QUE NO?
Se levantó y lo agarro por las solapas, a empujones lo echó de la casa.
-Y NO VUELBAS SIN ESE ANILLO DE COMPROMISO EN SU DEDO.
-Pero, Max-protestaba Rick entre empujones- ¿Tú te crees que ese era el estilo de Claudia?
Sonó el teléfono.
-¡Qué inoportuno!-Max lo levantó con cara de "Váyase a la m... pero justo en mitad de la palabrota que iba a decir, se calló- sí, sí, bueno, aquí está.
Colgó.
-Era ella; creo que tiene algo que decirte. Llamo desde afuera. Y mira, yo quiero irme temprano a la cama; la vida del hombre casado es así; no te puedes quedar bebiendo mucho tiempo con tus amigos, así que déjame tranquilo.
-¿Lisa está aquí?
-Pues a mí me parecía que era su voz, pero ya sabes, la conozco tan poco que no estoy del todo seguro-dijo Max, burlón.
-¿Qué le diré?
-¿Qué le dirás? Si no lo sabes, estás perdido. Venga, largo de aquí. Y NO ME VENGAS CON QUE ESE NO ERA EL ESTILO DE CLAUDIA.
-Abran de una vez; hace mucho frío aquí afuera-se oyó una voz quejosa afuera.
Poniéndose colorado, Rick salió hacia fuera…
En medio de la noche, una pareja solitaria, paseaba bajo una lluvia a cántaros sin saber que decir; nuevamente, Rick y Lisa compartían el paraguas, mientras se dirigían a su casa; nuevamente ambos parecían no saber que decir. ¿Quién tiraba la primera piedra?
“¿Y si vino sólo a terminar conmigo?” Pensaba él.
“¿Por donde empezar?” Pensaba ella.
Entraron a la casa de Rick.
-Este…hace una noche maravillosa, ¿Verdad, Lisa?
Ella lo miró conmovida: ¡Pobre Rick, lo que debía de haber padecido!
Parecía ten vulnerable, tan solo…le recordaba demasiado a sí misma.
Por hacer algo, encendió la radio…
-Rick, he decidido que tengo algo muy importante que decirte…
“Oh, no, hasta aquí llegaste”
-He pensado mucho en nuestra relación, y…
“Va a terminar contigo, idiota, y lo sabías. Esta misma noche dormirá con él, le contará lo mucho que le dolió hacerlo, y llorará sobre su hombro y él la consolará, y…”
-Creo que debemos dar un paso muy importante…
Yo no he deseado jamás en la vida
Cambiarme por nadie
Pues con mis defectos y mis virtudes
Siempre pude aceptarme
“¿Así es como ocurre? Con el corazón encogido, oyendo con impotencia como termino todo, sin poder hacer nada, nada, NADA. ?”
Pero nunca celos o envidia de nadie jamás yo sentí
Hasta que el destino me puso ante mi tu mirada de ángel
Y así comenzó mi obsesión,
Mi delirio por conquistarte
Pero al saber que no eras libre,
No me aleje y en cambio quise
Estar lo mas cerca posible de ti,
Espiarte y seguirte allí donde vas
“Vas a perderla, estúpido; no te quedes allí paradote, has algo, háblale, llora, grita, lo que sea”
Era fácil decirlo, sí. Pero lo difícil era hacer algo que no empeorara todas las cosas.
Y algo le decía que ya estaban bastante mal como estaban, para ponerlas peores.
-Lisa, óyeme…yo… sólo tengo derecho a decirte lo que siento…es que yo…siento…
Envidia me muero de celos y envidia
Pensado en la forma en que el te acaricia
-…es difícil para mí decírtelo, Lisa, pero yo… pienso en ti y…
Y siempre me estoy imaginando
Las veces que el te hace suya
-...siento que no hay nada más en mi vida que tú, Lisa; que sólo serás tú; siempre, mañana, hoy…pero no sé, cuando pienso en perderte, en que tal vez no sea así…yo..Yo…
No puedo aguantar tantos celos
Me muero de envidia
-Siento que eres lo más importante de mi vida, he cometido siempre el error de no decírtelo nunca, pero es que ahora… yo… siento que…
Envidia, queriendo ser luna en la noche
Y así ser testigo de tanto derroche
Queriendo cambiar yo mi vida por la de ese hombre
-Rick, yo… creo que…
Y amarte hasta que se te olvide....su nombre
Va contra mis principios, mi moral, mi dignidad
El tener sentimientos de amor por una mujer ajena
Que será mi condena..Que me va a matar
La miró a los ojos, mientras sostenía sus manos con las suyas; ella podía sentirlo, palparlo, casi respiraba sus sentimientos…
-Lisa, yo…
Va contra mis principios, mi moral, querer amar a
Una mujer que es ajena
-No puedo seguir así, Lisa…
-Rick, yo…
No puedo aguantar tantos celos,
Estoy que me muero de envidia
Ay me muero de envidia
Pensando en la forma en que el te acaricia y te hace suya
No puedo aguantar tantos celos,
Estoy que me muero de envidia
-No soy muy bueno expresando mis sentimientos, Lisa, nunca lo he sido, de hecho, ese ha sido mi peor error contigo; no haberte dicho nunca lo mucho que significabas para mí, hasta que creí haberte perdido, tras el ataque de Khayron, yo… nunca supe… y lo que siento ahora, son…
Que celos, los malditos celos
Estos celos con mi vida van a terminar
Que celos, los malditos celos
No se lo que me pasa, esta maldita envida
Que va a acabar conmigo yo lo se, si no te hago mía
-Rick, en verdad…-le falló la voz. Su rostro parecía triste, resignado…
-BASTA, LISA, BASTA YA-rugió él- acabemos con esto…
La tomó de la cintura, magnéticamente, parecía que todo el deseo que sentía por ella corrió como una electricidad a través de su cuerpo; y ella lo sintió: comprendió.
-Mírame a los ojos, Lisa y dímelo.
-Rick…
-Dímelo.
No puedo aguantar tantos celos,
Estoy que me muero de envidia
Ay me muero de envidia
Pensando en la forma en que el te acaricia y te hace suya
No puedo aguantar tantos celos,
Estoy que me muero de envidia
Que celos, los malditos celos
Estos celos con mi vida van a terminar
Que celos, los malditos celos
No se lo que me pasa, esta maldita envida
Que va a acabar conmigo yo lo se, si no te hago mía
Va contra mis principios, mi moral, querer amar a
Una mujer que es ajena
-Rick, yo..
-DIMELO.
Ella no contestó con palabras.
Sólo puso algo en su mano.
El levanto la vista y lo vio.
Era el anillo.
-¿Quieres casarte conmigo, Rick?
(continuará)
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