fanfic_name = La persona menos pensada

chapter = 5

author = Berenice Wright

dedicate = A todos.

Rating = AP15

Type = Humor

fanfic = “Hasta el color rojizo del cielo pareció acentuarse, como presagio a la gran batalla que se venía. A través de la ventana observaba el desolado paisaje.

A sus pies, la meseta de Tharsis en la región de Cydonia se extendía infinitamente. A lo lejos se veía la silueta del rostro que tanto había impresionado a los expertos y las pequeñas pirámides erigidas cerca de éste.

Él tampoco lo había creído, mas ahora lo estaba viendo con sus propios ojos. Alguien se detuvo a su lado.

Aduzi lo observaba con esos ojos violeta, que parecían destellar como si fueran dos estrellas.

-Es lindo ¿no?

-¿Te parece? – inquirió, poco convencido. Ella sonrió, fijando la vista en el paisaje.

-He visto tantos mundos, Roy y cada uno tan distinto del otro. Creo que todos tienen su encanto. Pero no amé a ninguno de esos planetas tanto como a Tirol y luego la Tierra, porque esos mundos me dieron a dos de sus más hermosos y adorables habitantes.

Roy le acarició el rostro.

-¿Y no hubo ningún enanito de ojos saltones?

Ella rió.

-Mmm.. sí, el prototipo extraterrestre. No, no tenían demasiado encanto como para cautivarme.

Soltaron una carcajada. Aduzi seguía mirando el paisaje.

-Muchos mundos quedaron abandonados como este, y tan solo quedan ruinas de las que fueron grandes civilizaciones. No quisiera ver a la Tierra convertida en uno de esos mundos.

-No la veremos así. Acabaremos con ellos, como sea.

Ella asintió. Esa guerra era ya personal. Los robotech la habían arruinado y le habían arrebatado a una de las personas que más había amado. No la separarían de Roy, ni dejaría que acabaran con aquel planeta que se había convertido en su hogar.

-Te amo, Roy.

Él la miró, asombrado.

-¿Qué dijiste? – preguntó en voz baja, temiendo no haber escuchado bien.

Aduzi sonrió dulcemente, entrecerrando los ojos de esa manera manera que lo enloquecía.

-Me escuchaste perfectamente, Fokker.”

Roy despertó. Al principio observó la habitación como si no supiera en donde se hallaba, hasta que sintió a Claudia a su lado. Se apartó el cabello del rostro y se levantó.

Hacía tiempo que no recordaba un episodio similar al de su sueño. Había intentando borrar por todos los medios esos recuerdos. Deseaba que desaparecieran. Estrujó las sábanas, sintiendo una opresión y un vacío que no había sentido en ese tiempo. Casi consiguió olvidarse de ella, mas Rick y sus problemas con Minmei se la hacían recordar. Él había sido así de joven, quizás unos años mayor cuando se enamoró de ella. Y el ver a esa piloto finlandesa, con el mismo color de cabellos y porte similar había abierto el sello mental que se había impuesto, de modo a no pensar más en aquella guerra y en lo que allí había perdido.

Avanzó hasta el baño y se encerró allí.

-No puedo pensar en eso – murmuró. Había pasado mucho tiempo y había rehecho su vida con otra persona. No era justo para Claudia que él viviera estancado en el pasado. No quería verla sufrir. Pero lo que sintió por Aduzi fue tan fuerte... hasta el punto de no poder olvidarla y seguir amándola como el primer día en el que la vio, a pesar de que estuviera muerta.

Era impresionante cómo bastaba que unas cuantas personas supieran algo, para que el resto se enterara. Al día siguiente la mayoría de los soldados lo miraban con asombro, y los que tenían un poco más de confianza con él, hacían como que estaban acunando a un bebé. Sonrió divertido. Sí, sabía lo que estaba haciendo.

Y era consciente de que perdería a Minmei. Muy consciente. Pensándolo fríamente, no era justo que estuviera tan pendiente de ella, cuando le demostraba una y otra vez que no lo necesitaba en su vida. ¡Qué más daba! Que se fuera con su primo. Estaba cansado de esa situación.

-¡Ey, papito! ¿Cómo estás? – la palmada de rutina, con la misma intensidad de siempre, haciendo que fuera hacia delante con peligro de caer de bruces al suelo.

-Hola, viejo. - por el rabillo del ojo, Rick vio a Jack aproximándose.

-Ahora qué – murmuró. Archer se detuvo delante de él, con una mirada de admiración. Le tendió la mano. Rick se la estrechó, con cierta extrañeza.

-Teniente Hunter, usted es mi modelo a seguir. Lisa Hayes... diablos ¿cómo lo hiciste?

Rick esbozó una sonrisita y se encogió de hombros.

-La comandante Hayes - sacudió la cabeza con pesar y se marchó.

-¿Y a ese qué le pasó? – lo siguió con los ojos mientras avanzaba entre la fila de varitechs.

-Ha perseguido a Lisa desde que la vio la primera vez.

Rick se quedó atónito. ¿Entonces, alguien más la había visto antes que él?

-¡Ey! – exclamó, leyendo su expresión - ¿ Qué, acaso Minmei es la única mujer bonita por la que todos deben suspirar? No te preocupes, Lisa jamás le hizo caso.

-Te hubiera gustado que fuera Jack, ¿verdad?

-¿Perdón?

En el fondo, siempre había sentido ciertos celos de Archer. Debido a que era mayor que él, Roy y Jack habían hecho más cosas juntos, de las que él había hecho con Roy. Cuando tuvo edad de tomar e ir a las discos, Roy y Jack casi ya habían pasado esa época y más bien deseaban sentar cabeza. Y debido a que pasaban más tiempo juntos, se habían convertido en confidentes el uno del otro. Y a Rick a veces lo trataban como si todavía tuviera diez años.

- No tiene importancia – musitó, reanudando la marcha. – Te ves horrible.

-Ey.. gracias por ayudarme a mantener en alto mi autoestima.

-Eh... lo siento. Es que te ves como si no hubieras dormido en varios días.

El rostro de Roy se ensombreció por unos segundos.

-No es nada... Rick... ¿ Olvidaste a Aduzi?

Rick sonrió, como si recordara una época feliz de su vida.

-¿Cómo olvidarla? Era una de las mujeres más increíbles que hubiera conocido. Si hasta le pedí que esperara a que tuviera más de doce años para casarme con ella.

Roy soltó una carcajada, acordándose del hecho.

-Jamás te escuché mencionarla luego de la guerra – comentó. Roy nada dijo. Sí, pensó Rick. Aduzi había sido una verdadera amiga para él y la única que parecía comprenderlo. Y sabía tanto de aviones... era una pena que hubiera muerto, se dijo Rick. ¿Qué pensaría de haber seguido con vida y enterarse de que había decidido convertirse en padre?

Les hacía falta.

Pero quien más había sufrido por esa pérdida era Roy, quien ya no volvió a ser el mismo después de aquello. Sí, seguía siendo gracioso y muy compañero... mas no era lo que fue después de Aduzi.

Roy decidió cambiar de tema.

-No puedo creerlo, vas a ser padre antes que yo. ¿Cómo pasó?

-¿Tengo que tener contigo la charla de hombres para explicarte cómo es el proceso?

Roy soltó una carcajada

-No hace falta... ¿Por qué no me dijiste que estabas interesado en Lisa? Creí que querías a Minmei.

Se encogió de hombros, sonriendo con inocencia. Roy lo miró con intención. Algo allí no cuadraba. Rick tan interesado en Lisa... tan de repente. Todo el tiempo hablaba de la cantante y de pronto iba a tener un hijo con Lisa.

-¿No hay nada que quieras decirme, Rick?

-¿Nada como qué? – preguntó un tanto inquieto.

-¿Cómo van las cosas con Lisa?

-B-bien. Perfectas.

-¿Y desde cuándo comenzaron a salir?

Rick tragó. Si le contaba la verdad, Roy mismo era capaz de cazar a Riber y convertirlo en moco con sus propias manos. Y por extraño que pareciera, no deseaba que Riber regresara. No deseaba verlo cerca de Lisa.

-Hace un tiempo.

Roy iba a abrir la boca para decir algo más, pero Rick ya no estaba dispuesto a seguir siendo interrogado.

-Tengo que irme, Roy, le prometí a Liz que la acompañaría al médico.

Lo siguió con la vista, sin darse cuenta de que Claudia estaba de pie a su lado. Apoyó una mano sobre su hombro, haciendo que diera un respingo.

-Hola, aviador.

-¡Ey, hola! – depositó un beso sobre su frente.

-¿Hablaste con Rick?

Asintió.

-Si debo serte sincero, parecía no estar muy contento hablando del tema. Parecía esquivo. Aquí hay algo que no termina de encajar, Clau. Hasta hace un mes, ambos decían estar enamorados de otras personas y se los veía con esas otras dos personas, y ahora van a tener una familia juntos.

Lo miró inquieta

-¿En qué estás pensando?

-Algo se traen y voy a averiguar qué es.

-¿Estás seguro de estar bien, cielo? Te noto raro.

-Sí, no pasa nada – mintió. Claudia no sabía de Aduzi, y pensándolo bien ¿ cuál sería el objeto de hablarle de alguien que ya no regresaría?

Levantó la vista de su lectura, sorprendida de oír el ruido de la puerta. Se fijó en su reloj: eran las dos de la mañana. Apartó las mantas y se dirigió a la sala, quedándose de una pieza al ver a Rick con una maleta.

-Lamento llegar tarde, acabo de terminar el patrullaje. ¿Qué estás haciendo levantada?

-Pero... – la alzó en brazos con suavidad y la llevó de nuevo al dormitorio.

-Pero nada. Va a ser más práctico que me quede contigo, a que tenga que venir a quedarme todas las noches. – la depositó sobre la cama con delicadeza y comenzó a arroparla.

-¿Vas a vivir aquí? ¿Y tu cuarto en las barracas?

-Se lo presté a Max, es que no puede dormir de noche debido a que Ben ronca.

Estaba boquiabierta.

-Ya hablamos de eso anoche ¿ verdad? Además, te hace falta alguien que te mime y te cuide. Y no te preocupes, voy a dormir en el sofá.

-¿Y qué van a pensar? ¿Qué van a...?

Apoyó un dedo sobre sus labios, haciéndola callar.

-Mejor que piensen que estamos casados, así no vas a tener que renunciar.

Lo miró perpleja.

-Pensaste mucho en cómo resolver el problema ¿no? – dijo en un tono que hizo que él se ruborizara.

-Ey, no te preocupes. Sólo vengo a cuidar a una amiga. Y si te incomoda tener un compañero, podrías pensar en mí como en Claudia – dijo sonriendo.

Lisa asintió, intentando mantenerse seria.

-Ya tomé mi decisión. Y no la voy a cambiar.

-Aw, Rick – musitó. Él esbozó una sonrisa. Tomó el libro que estaba sobre la mesa y leyó el título.

-Este libro lo habré leído como tres veces – comentó, sorprendido.

-Es uno de mis favoritos.

Rick se lo devolvió, asombrado de compartir el gusto por el mismo tipo de novelas de aventuras que su superiora.

-¿Te gustaría algo de comer?

-No gracias. Sobró un pedazo de tarta de pollo. Lo guardé en la heladera.

-Gracias. Si te hace falta algo...

-...grito.

Rick asintió y se dirigió a la cocina.

-Sí, Claudia – soltó una risita. A decir verdad, imaginarlo como su mejor “amiga” sería un poco difícil.

No podía creerlo, él iba a vivir con ella. Y pensar que un año antes ni siquiera lo hubiera imaginado. Le maravillaba la forma en la que había cambiado su relación, luego de que cayera de aquel árbol y de que la salvara en varias oportunidades. De alguna manera, siempre se las arreglaba para estar allí y ayudarla.

Le gustaba su compañía.

-¡Ey, Liz!

Se puso de pie y fue a su encuentro. Lo halló revolviendo la heladera. Se apoyó contra las jambas de la puerta y cruzó los brazos.

-¿Qué?

Se volvió hacia ella, dando un respingo.

-¿Por si acaso no tendrías frutillas?

-¿Fru...tillas? – lo observó, perpleja.

-Sí, tengo ganas de comer frutillas. – se rascó la cabeza – Todo el día tuve esa fijación en la mente.

Lisa tomó asiento.

-¿En serio? – apoyó la barbilla en la mano y lo miró, intentando atajar la risa.

-Sí, sólo quería eso. Y en el comedor no tenían nada ¿ No es increíble?

-Bueeeno, no es temporada.

Rick hizo una mueca.

-¿Seguro?

-Seguro.

-¿Y no podría conseguir alguna tarta de frutillas o algo?

-Lo dudo – echó una ojeada a su reloj – Además, son más de las dos de la mañana – sonrió – Lo único que puedo ofrecerte... – se inclinó hacia delante para abrir la heladera - ...es este yogurt de frutilla – no pudo contenerse más y comenzó a reír.

-¿Qué es lo gracioso?

Lo miró dulcemente. ¿No era adorable?

-Es que estás embarazado.

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