fanfic_name = La persona menos pensada

chapter = 4

author = Berenice Wright


dedicate = A los que la lean!

Rating = AP15

Type = Humor

fanfic =

No recordaba cómo llegó a casa, ni siquiera se acordaba de haberse cambiado. Sin embargo, allí estaba, con ropa limpia. Se incorporó, mirando el reloj de la mesa de luz: eran las diez de la noche. Gimió, ese horrendo día aún no terminaba.

Tenía una sed espantosa. Se levantó a buscar un vaso con agua. Al llegar a la sala, halló a Rick, dormido en el sofá. Permaneció un rato allí, observándolo, sin darse cuenta de que estaba atajando la respiración. Era tan hermoso cuando dormía. Los tiernos rasgos de su rostro se acentuaban más en ese momento.

Se arrodilló a su lado y lentamente pasó los dedos sobre su mejilla, sus ojos cerrados, sus espesos y suaves cabellos... era tan hermoso, todo en él era hermoso. La forma elegante en la que caminaba, sus ojos azules que parecían reflejar el cielo, su sonrisa, esa boca perfecta... ¿cómo sería besarlo?, se preguntó acariciando sus labios.

¿Cómo podía Minmei haberlo abandonado?

-¿Por qué estás aquí? –susurró.

Apartó la mano cuando él se movió y eso la trajo de vuelta a la realidad.

Aquello no podía ser.

Dio media y entró a su cuarto, buscando unas mantas para taparlo.

Él despertó y al verla, se puso de pie de un salto.

-¡Lisa! ¿Estás bien? Será mejor que te sientes.

-No te preocupes.

Haciendo caso omiso de sus protestas, la hizo sentar en el sofá y la cubrió con una manta.

-Lamento lo de tu novia.

-¡Bah! Ya no importa. Se lo merecía – rió al recordar el episodio de más temprano.

Lisa lo miró fijamente.

-¿Por qué no estás en tu casa? – preguntó suavemente.

-No podía dejarte sola. – se rascó la parte de atrás de la cabeza – No hubiera estado tranquilo y hubiera llamado cada cinco minutos durante la noche, no dejándote dormir.

Ella soltó una risita.

-Hubiera desconectado el teléfono.

-Hubiera venido corriendo hasta aquí.

Le sorprendió oír ese comentario.

-Gracias – musitó. Rick la miró con seriedad.

-¿Qué está pasando contigo, Liz? ¿No es algo en lo que pueda ayudarte?

La joven pareció meditar su respuesta unos segundos, hasta que pareció tomar una decisión.

-¿Podrías sentarte aquí? – palmeó el sofá. Tomó asiento a su lado.

-¿Es Riber, no? – preguntó en un murmullo.

La joven apartó los ojos y dejó escapar un suspiro, que hizo que se le partiera el corazón. Se sintió como un idiota. – Perdón, no debía haber preguntado.

-Está bien. Tarde o temprano lo van a saber, ya que no voy a poder ocultarlo por mucho tiempo. – posó sus ojos en él y sonrió – Estoy esperando un hijo – rió cuando vio la cara de perplejidad del muchacho.

-¿En serio?- ¿embarazada, de Riber? Sin saber bien por qué, se sintió un tanto abatido. Ella tendría un hijo... de otro hombre. Al notar que ella lo observaba con curiosidad, puso su mejor cara y sonrió. – Es maravilloso. Es genial. – dijo abrazándola. Lisa contuvo el aliento al sentirlo tan cerca. Salvo Riber, nadie la había abrazado de esa manera. Lentamente lo rodeó con sus brazos, correspondiendo y apoyó la mejilla en su hombro. No sabía si era el perfume que usaba o el after shave, pero el chico olía rico.

- ¿Y el padre? – preguntó él con voz apenas audible.

-No importa. – dijo con voz quebrada.

Y entonces comprendió cuál era el problema. Se apartó unos centímetros para poder mirarla.

-¿En dónde está él?- al ver el rostro de Lisa, añadió – Se fue ¿ no es cierto? Tiene que saberlo, tiene que hacerse responsable de su...

-Se marchó sin decirle nada a nadie.

Rick sintió una oleada de rabia. Si lo hubiera tenido enfrente en ese momento, le hubiera roto la cara a trompadas. ¿Cómo se atrevió a hacerle eso? Se puso de pie y comenzó a caminar por la estancia. ¡Diablos! Si él tuviera a alguien como Lisa a su lado, no la dejaría ir por nada del mundo.

-¿Y qué vas a hacer?

-Tendré a este bebé y lo criaré de la mejor forma posible. Supongo que en estos días tendré que presentar mi renuncia. No creo que les guste una madre soltera... son muy estrictos en cuanto esas cosas...

Ella no podía renunciar. No podía dejarlos a la deriva... no podía dejarlo solo.

-Pero, naciste para esto. Es tu vida – musitó.

Maldito Riber. Apretó los puños. Lisa se puso de pie y se aproximó a él. Apoyó una mano sobre su hombro.

-Al menos no voy a irme de esta ciudad. – dijo despacio.

No puedo dejar que te vayas. Rick dio media vuelta y se dirigió al baño, tratando de evitar que viera aquella expresión de dolor en su rostro.

Lisa permaneció de pie en medio de la sala, muy triste. Sus peleas con él serían una de las cosas que más extrañaría, junto con los chismes de las chicas, su hora diaria de café junto con Claudia, las bromas de Fokker... una lágrima resbaló por su mejilla. Se apresuró en hacerla desaparecer cuando oyó el timbre.

Se dirigió a la puerta, confusa. Esas ya no eran las horas convencionales de visita. Se llevó una sorpresa al ver a Claudia, Roy, las chicas, Max y Ben en el umbral. Y otra figura se aproximaba.

-¿Almirante? – tartamudeó al verlo entrar detrás de los demás. Henry le dio una palmadita en la cabeza.

-Bueno, tengo que saber qué le pasa a una de mis mejores oficiales.

-Sí, Lisa, qué pasa contigo – dijo Sammie, sentándose – Hasta ese repollito de Hunter está volviendo loco a todo el mundo haciendo preguntas.

Roy soltó una carcajada. Rick ( en el baño) frunció el ceño.

-¿Cuándo vas a volver? – Claudia la miró con preocupación. Ni siquiera había hablado con ella ¿ por qué no la buscó? ¿por qué no contestó sus llamadas?

-No creo que pueda volver – sonrió con tristeza.

-No diga eso, jefa- protestó Ben – La necesitamos, usted es la única que sabe cómo guiarnos, que puede dar órdenes claras. Sammie nos vuelve locos.

-Ejem... también te quiero, Ben.

El muchacho se ruborizó.

-Sin embargo, es cierto. ¿No, Max?

-No me metas a mí en esto – musitó.

-¿Por qué no podrías volver, Lisa? – inquirió el almirante, sentado sobre el brazo del sillón.

Lisa suspiró.

-Estoy embaraza – dijo en seco. A su alrededor se produjo un intenso silencio. La miraron con fijeza. Global carraspeó.

-En hora buena, capitana. Un hijo es el mejor regalo que puede darnos la vida ¿no cree?

-Sí, señor. Estoy de acuerdo con usted- Lisa sonrió.

-¡Ay, Lisa! ¡Me lo hubieras dicho! – Claudia le dio un abrazo, sumamente emocionada. -¡Estoy tan contenta, amiga!

-No creo que ese sea motivo suficiente para renunciar. – Roy rodeó sus hombros con un brazo y depositó un beso sobre su frente. Las chicas estaban muy conmovidas también , al igual que Max y Ben, quienes se acercaron a abrazarla

- ¿ Y el padre?

Lisa palideció.

-De eso justamente quería hablarles, el padre...

-¿Qué hay con él? – Roy se puso serio. Lisa temía su reacción más que la de los otros. Él mismo se había encargado de ponerla bajo su ala protectora, debido a que era la hermana de uno de sus mejores amigos que había peleado junto a él en la guerra de 1999, cuando la nave que luego sería el SDF-1 cayó a la Tierra. Y también, Roy había luchado bajo el mando de su padre, al almirante Hayes. Si alguien se atrevía a hacerle daño, ya se vería con Roy Fokker.

-El padre.... é-el...

-Yo soy el padre – dijo Rick, detrás de ellos.

Lisa ahogó un gemido. Todos los rostros estaban vueltos hacia el joven piloto, quien continuaba de pie, mirándolos desafiante. Roy se puso de pie.

Si fuera yo, comenzaría a correr , pensó Lisa, viendo que avanzaba hacia Rick, quien no se había movido ni un centímetro. Roy parecía acercarse en cámara lenta.

Bien, lo va a matar. Lo va a hacer puré y voy a quedarme de nuevo sin padre para este niño, cerró los ojos.

Roy apoyó una mano sobre el hombro del chico y lo miró de una manera en la que nunca lo había mirado. Extremadamente serio, sin un ápice de comicidad en sus ojos.

Rick observó de soslayo la mano que descansaba sobre su hombro y tragó. Sin embargo, no bajó los ojos.

-Muchacho – murmuró – Pequeño...bribón- antes de que tuviera tiempo de pensar siquiera en correr, lo envolvió en un abrazo de oso que le sacó todo el aire de los pulmones. -¡Pequeño bandido! – exclamó riendo

Lisa abrió los ojos y soltó el aire que tenía retenido.

-¡Ay, el pollito ya creció! – depositó un beso sonoro sobre su cabeza.

-Oye, no soy un crío – musitó apartándose, arisco.

Al darse media vuelta, se vio rodeado de un grupo de personas que lo felicitaban.

Lisa se mantuvo aparte, observando la escena con cierta extrañeza.

Se quedaron hasta las dos de la mañana, excepto el almirante que debía estar temprano al día siguiente en la base.

Ni siquiera pudo hablar con Rick, salvo cuando estaban despidiéndose. ¿En qué pensaba ese muchacho? No tenía idea de en qué se estaba metiendo. Aquello no era ponerse a jugar a la casita hasta hartarse y luego marcharse cuando uno quería. Además, la semana siguiente ya estaría bien con su novia, y se olvidaría de lo que dijo. Y ella no necesitaba a su lado otra persona que terminara marchándose al final.

Intentaría disuadirlo de hacer esa locura. El chico tenía apenas 21 años, no podía permitir que asumiera esa responsabilidad tan grande.

Si bien se sentía halagada y hasta emocionada con la idea de que él la acompañara durante todos esos meses, era consciente de que no era justo para ambos... ni para ese bebé que venía en camino.

Al menos lo había convencido para que fuera a dormir a casa. Y el pobre había llamado apenas llegó, para cerciorarse de que no había ningún problema. Sonrió, cuando lo conoció nunca imaginó que el muchacho tuviera un lado tan tierno y sobreprotector. Casi no encajaba con la imagen de Rick Hunter que tenía en la mente, el desobediente, testarudo y arrogante piloto de combate.

Se volvió del lado derecho de la cama, sintiendo una puntada en el estómago. Decidió no hacerle caso. Ya pasaría

Empero, a los veinte minutos, se dio cuenta de que aquello empeoraría. Se incorporó, llevándose una mano al estómago y preguntándose, asustada, qué estaba pasando. Esperaba que no fuera un aborto.

Se puso de pie de un salto y llegó justo al excusado para levantar la tapa y comenzar a vomitar.

Apoyó la cabeza sobre las rodillas y soltó un gemido. No se sentía con fuerzas ni para arrastrarse hasta el teléfono. Bueno, no tenía a quien llamar. Claudia y Roy estarían juntos, las chicas tampoco estarían disponibles ( además, tenían que trabajar temprano) y Rick... seguramente habló con su chica y ahora estarían reconciliándose.

Dejó escapar un sollozo.

-¡Aw, Karl! ¿ Por qué te fuiste?

El teléfono comenzó a sonar. Intentó ponerse de pie, mas otra oleada de náuseas la hizo volver al baño.

Rick observaba al médico, mientras éste revisaba a Lisa. El joven no se dio cuenta de que se estaba comiendo las uñas. Se veía pálida.

Menos mal que se le había ocurrido llamar y al no obtener respuesta, salió disparado hacia su casa. Tenía un mal presentimiento, era como si debiera ir junto a ella sin perder tiempo.

Afortunadamente, le había dado un duplicado de las llaves, por lo que pudo entrar sin problemas. No pudo explicar qué fue lo que le pasó en ese momento, mas al verla arrastrándose por el suelo, sintió que se moriría si algo malo le ocurría a ella o al bebé. La alzó en brazos y la llevó al hospital más cercano, pidiendo que no sucediera nada grave.

Por favor, no me separes de ellos.

No comprendía qué pasaba, por qué de pronto deseaba estar al lado de esa mujer, que en poco tiempo se había convertido en una persona muy especial. En una persona a la que no quería perder.

Su teléfono celular comenzó a sonar, apartándolo de sus pensamientos. Salió de la habitación y contestó sin fijarse en el identificador de llamadas.

-Hola.

-Rick, soy yo. Lamento llamarte a esta hora, es que necesito hablar contigo.

No respondió.

-Por favor, lamento no haberte llamado en este tiempo, lamento haberte hecho creer que no eras importante.

Suspiró. Amaba a la muchacha, mas no podía seguir tolerando que lo tratara como si fuera un tonto. No era su juguete, no era una cosa que podía hacer a un lado cuando se cansaba de él. No necesitaba a una persona que lo abandonara al dos por tres. Si alguien quería estar a su lado, debía hacerlo sin condiciones.

-En este momento no puedo.

-Por favor, Rick...

-Tal vez más tarde. Ahora no puedo. Lo siento... estoy por entrar en mi turno de guardia – mintió.

Oyó un suspiro del otro lado de la línea.

-De acuerdo – dijo decepcionada – Como quieras. – y colgó sin darle tiempo a decir nada más. Rick se quedó mirando el aparato durante unos minutos.

-¿Qué diablos estoy haciendo? – murmuró, marcando el número, sin embargo, colgó cuando escuchó que alguien abría la puerta del cuarto.

-Señor Hunter, su esposa está bien.

Rick se ruborizó violentamente, mas nada dijo.

-Solo tuvo un empacho.

-¿U-un e-empacho-o?

El médico sonrió.

-No se preocupe, señor. Ya puede llevarla a casa. –dijo marchándose.

Rick entró a la habitación, hallando a una Lisa más ruborizada que él. Apenas se vieron, comenzaron a reír a carcajadas.

-Ni siquiera Ben Dixon puede comer tanto – dijo él, todavía riendo.

-Bueno, ahora tengo que comer por dos ¿no?

Rick se sentó en el borde de la cama.

-Gracias por traerme. De nuevo como siempre, Sir Hunter al rescate.

-Es un placer mi gentil doncella. – soltaron una risita.

-No debí haber comido tanto. – Lisa hizo una mueca.

Se quedaron callados por unos momentos. Rick posó los ojos en el número de Minmei, quizás debiera ir y hablar con ella, ahora que Lisa estaba bien. Miró su reloj, eran las cuatro de la mañana.

-No te preocupes, no hace falta que te quedes aquí el resto de la noche. Puedo llamar un taxi e ir a casa. – dijo ella tranquilamente, sentándose y abrazando sus rodillas.

-Ni lo sueñes.

Lisa lo miró en silencio.

-¿Qué estás haciendo, Hunter?

No comprendió.

-¿Por qué les dijiste que el hijo era tuyo?

-Lisa...

Levantó la mano, indicándole que se callara.

-¿Estás seguro de lo que estás haciendo? Vas a tomar una responsabilidad que no es tuya. Una gran responsabilidad. Estamos hablando de otro ser humano. Lo que vaya a pasar conmigo no es importante, más me importa lo que pueda pasarle a él. No somos objetos que puedas arrojar a la calle el día de mañana cuando estés cansado y estés arrepentido de lo que hiciste.

Contuvo el aliento al escucharla. ¡Ella no podía estar pensando de veras eso!

-No me importa si tengo que criarlo yo sola. Por eso te pido que lo pienses. Prefiero que crezca sin padre... a que tenga uno que luego lo deje – se detuvo porque la voz iba a quebrársele.

-¿Cómo podrías pensar que yo sería capaz de hacer algo así? – inquirió con una expresión de dolor en su rostro.- Pensé que me conocías un poco mejor.

-¿Y qué va a pasar con Minmei cuando le digas que “ estoy esperando un hijo tuyo”? ¿ Estarías dispuesto a perderla?

Rick se puso de pie y fue a servirse un poco de agua. En realidad no había pensado en ello.

-Realmente aprecio lo que hiciste y estás haciendo y debo admitir que me emociona que quieras ayudarme en esto. Me encantaría que te quedaras a mi lado, pero no quiero ser la causa de que renuncies a muchas cosas en tu vida.

-¿Cuándo vas a dejar de creerte tan autosuficiente y dejar que las personas que te quieren se acerquen?

Lisa no supo qué decir, estaba sorprendida por lo que acababa de oír. Se volvió hacia ella, apoyándose en el borde de la mesa.

-Lisa, he aprendido a apreciarte... no, a quererte de una manera especial. Y no me gusta ver sufrir a la gente que quiero. No me gusta verte sufrir.

-¿En tan poco tiempo...? – musitó

-Tenemos más en común de lo que nosotros pensamos. Sé lo que es perder a tu madre, siendo joven, si bien la mía no murió, se fue de la casa y nunca más la volví a ver. También estoy lejos de mi familia, y siempre me siento solo ¿No te pasa a veces, no importa que estés rodeado de millones de personas, el sentimiento de soledad no desaparece? Y todo el mundo cree que tu autocontrol y tu seriedad son sinónimo de arrogancia.

Estaba boquiabierta. ¿Cómo podía conocer tan fácilmente sus sentimientos? ¿Cómo podía darse cuenta de ello?

-Muchas veces me gustaría que alguien como yo apareciera, alguien que comprendiera cómo me siento, sé que suena cursi, pero cuando comencé a conocerte supe que eras esa persona.

Lisa se puso de pie y caminó hacia él, abrazándolo.

-También aprendí a quererte, Hunter y es por eso que no deseo que hagas algo tan importante sin estar seguro. Porque si vas a estar conmigo en esto, es de manera incondicional. Una vez que aceptes seguir con esto, ya no va a haber marcha atrás. No voy a permitir que nos vuelvan a abandonar.

Rick apoyó una mano en su mejilla.

-Por lo que a mí respecta, ya di el primer paso.

State = Continuará/To Be Continue

feedback = Sí/Yes

email = berenicewrightARROBAyahoo.com