fanfic_name = La persona menos pensada
chapter = 12
author = Berenice Wright
dedicate = a los fans de Macross!!
Rating = AP15
Type = Humor
fanfic = Se despertó con el ruido del teléfono. Manoteó la cama, buscándolo.
-¿Diga? – Claudia se incorporó al escuchar la noticia - ¿En serio? Ya vamos – colgó.
-¡Roy, Roy! – lo llamó, sacudiéndolo para despertarlo. -¡Ya viene, ya viene!
-¿Hmm? – se dio vuelta y siguió durmiendo.
-¡QUE YA VIENE!!
Se levantó de un salto.
-¡Tranquila, tranquila! Vamos a respirar con calma.... ¿Quién ya viene?
-¡Estoy respirando con calma! ¡Ya vienen los bebés!
La miró con ojos como platos.
- ¡De acuerdo, de acuerdo! Me voy a bañar...
-¡No hay tiempo, ya sale! ¡Y quiero estar ahí cuando nazcan!
-De acuerdo, no me baño. – la ayudó a ponerse de pie y fueron al hospital.
Max lo miraba engullir su quinto emparedado cuando sus amigos llegaron.
-¿Hace cuánto entró? – preguntó Claudia, depositando un beso en la cabellera celeste de Max.
-Dos horas.
-¿Y por qué no entraste con ella? – quiso saber Roy.
Rick se ruborizó. Max dejó escapar una carcajada.
-Me echaron porque estaba poniéndolos nerviosos.
-En realidad se desmayó – susurró Max. Rick lo miró con cara de pocos amigos, mientras sacaba otro emparedado de la bolsa. Claudia lo observaba, preguntándose dónde entraría toda esa comida, ya que no parecía haber engordado en lo más mínimo.
-¿Señor Hunter?
Se puso al oír su nombre.
-Felicidades, señor. Acaba de nacer su hijo.
Roy lo miró y se sorprendió al ver su rostro. No era como si le hubieran dicho que había ganado la lotería o que lo hubieran ascendido... no, ni punto de comparación con eso. Era una alegría mayor, que sobrepasaba cualquier otro sentimiento... no sabía cómo describirla.
¿Será así como se siente tener un hijo? se preguntó, mirándolo con orgullo. Cuando pensó que ya no podía estar más satisfecho del chico, éste le demostraba que podía ser mucho más de lo que creía.
-¿Y están bien?
-Sí, señor.
-¿No le falta nada?
-Todo está donde debe estar, señor – dijo riendo.
-¿No tiene dos cabezas, o tres ojos o no le salió un sexto dedo?
Rieron.
-Calma, jefe – Ben le dio una palmada.
-Sí, Rick – dijo Max - ¿Por qué no vas a verlo?
Se acercaron al vidrio y observaron a dos bebés, los únicos que estaban en la sala.
-¿Cuál es el mío? - inquirió, acercándose más.
-Ambos, señor – dijo una enfermera.
-¿Qué? – preguntaron, e intercambiaron miradas confusas.
-¿Perdón?
-Su esposa quiso darle la sorpresa.
La miró, perplejo.
-P-pero, e-en l-las ecografías s-solo había uno.
-Pues al parecer a uno le gustaba jugar a las escondidas.
-¡Bueno, Rick! – Claudia sonrió con picardía – Gemelos ¿eh?
-Gemelos idénticos.
De pronto, las voces parecieron muy, muy lejanas y todo se puso negro.
Kim avanzó con paso rápido por el pasillo. Llegaba tarde debido a que había ido a buscar unas flores y un regalo de parte de las chicas y del almirante que no habían podido ir a verla.
Al entrar, halló a todos en el cuarto. Después de saludarla con un abrazo y darle las flores, se volvió hacia los demás.
-¿Y dónde está Rick? – preguntó al verlos.
-Al lado – dijo Max – Tuvo una descompensación cuando supo de los gemelos.
Contuvo una carcajada. Eso era el colmo.
-Tal vez deba ir a verlo. – musitó Lisa.
-No, no te levantes.
-Está bien. Además, quisiera hablar un rato con él
La ayudaron a ponerse de pie y Max la sostuvo mientras la acompañaba al cuarto del al lado.
-¿Segura que estás bien?
Le dio un beso en la mejilla.
-Sí, Max, gracias.
Él estaba sentado, abrazando sus rodillas, con la vista fija en el frente. Pareció no notar que había entrado, hasta que se sentó en el borde de la cama.
Movió los ojos en su dirección y esbozó una sonrisa.
-Gemelos ¿eh?
Ella asintió. En realidad lo supo cuando se hizo un ultrasonido, un día que él estuvo de viaje, escoltando a una misión diplomática. Sin embargo, no se lo dijo por que quería darle una sorpresa.
Sin embargo, la sorpresa se la dio él cuando supo que salía con su ex novia.
-Lisa...
-Antes de continuar con esto, debo preguntarte si realmente estás convencido de querer seguir adelante.
Él suspiró.
-Pensé que ya lo habíamos hablado.
-Vas a tener que renunciar a algunas cosas – dijo en voz baja.
Rick nada dijo. Lisa se sintió molesta. Esperaba que le dijera que no había problema, que no le importaba.
-¿Por qué me parece que estás buscando una excusa para hacerme a un lado?
-No es eso, Rick. Ni siquiera tenemos una relación.
-Estamos viviendo juntos. – dijo dolido.
-Pero no pasó nada entre nosotros durante todo este tiempo.
-Yo no diría eso – musitó, recordando esa noche en casa de su padre y lo sucedido unos días antes.
-Bueno, el beso. – lo miró – No quiero obligarte a nada. Además, esto no va a funcionar mientras sigas teniendo a Minmei en tu mente.
-O mientras tengas a Riber en la tuya- añadió, sin poder contener sus celos.
-Al menos, él no hizo que casi perdiera a mis hijos. Y tampoco me pasé viéndolo durante este tiempo.
Él se sintió humillado, aunque no podía dejar de pensar que lo que le había dicho era cierto.
-¿Creíste que no iba a enterarme?
-Sólo fueron un par de almuerzos.
-Seguro. –se puso de pie – Dejaste de quererla de la noche a la mañana porque se fue de viaje con su primo y viniste corriendo a mi lado...
-¡Lisa! – se levantó.
Ella cruzó los brazos sobre el pecho, dándole la espalda.
-Ahora no vas a tener problemas de renunciar a ella, porque estás molesto por la forma en la que se portó contigo. ¿Pero, dentro de unos años, cuando te des cuenta de que no pudiste olvidarla y me odies por haber sido la causa de que ya no esté a tu lado, sin importar que yo no te lo hubiera pedido? – gimió. Intentó abrazarla, mas lo empujó. Rick no se dio por vencido y la tomó de los hombros, obligándola a que se diera vuelta para mirarlo. Lisa apartó los ojos.
-Vamos, Liz. ¿Qué es eso que dijiste en tu casa, de no repetir la historia de tus padres?
Se dejó caer sobre la cama. Él estaba muy preocupado ya que nunca la había visto de esa manera. Parecía una niñita desamparada. No le gustaba verla así. Le daba pavor verla asustada o triste y no saber por qué.
-Mis padres eran muy amigos cuando jóvenes –comenzó lentamente – Inseparables. Tanto que todos ya daban por hecho que se casarían y vivirían juntos por siempre – dijo la última frase con un tono levemente irónico - Sin embargo, los sorprendieron teniendo cada uno una pareja. Cuando mi madre quedó embarazada, su novio la abandonó. Y dio la casualidad de que en esos momentos, la novia de mi padre quiso separarse de él por un tiempo, ya que no estaba muy segura de sus sentimientos. Él, por despecho, le dijo a mi mamá que iba a casarse con ella y se haría cargo del bebé. Ella, al principio no quiso porque sabía que todavía amaba a aquella otra mujer. Sin embargo, mi padre le dijo que no se preocupara más por ello, que su antigua novia era historia y que era con mi madre con quien deseaba pasar el resto de su vida.
Rick sintió un escalofrío.
-Se casaron y poco después nací yo. Aparentemente las cosas iban bien al principio. Pero luego el almirante comenzó a ausentarse y con el tiempo a alejarse. Cuando yo tenía trece años, esa otra mujer apareció y mi padre se dio cuenta de que todavía la amaba y de alguna manera hizo responsable a mi madre por haberla perdido, y también me hizo responsable a mí. Porque yo era la causa por la que se casó con mamá. Cuando ella murió, ni siquiera había terminado ese día en el que nos dieron la noticia, y él ya estaba en los brazos de la otra. Desde entonces casi ni nos dirigimos la palabra. Hasta hace una semana en la que me dijo que deseaba recuperar el tiempo perdido – se abrazó a sí misma – A mí no va a pasarme eso. No a mí.
La atrajo hacia sí. Lisa intentó resistirse, mas Rick era más fuerte. Estaba indignado, no, más que eso... ¿cómo pudo el almirante Hayes hacer algo así?
¿Y cómo Lisa podía pensar que haría lo mismo?
Deberías decirle la verdad, chilló una vocecita en su mente.
Lisa permaneció callada y quieta, recostada sobre su hombro. Rick no la soltó, sino que la abrazó con mayor fuerza, no deseando soltarla nunca. Queriendo hacerle notar sus sentimientos a través de ese abrazo.
-Me gustaría que te fueras – musitó, separándose. Él abrió la boca como para protestar, mas ella apoyó la punta de los dedos sobre sus labios, para hacerlo callar – Por favor. Démonos un tiempo.
Rick tomó su mano y se la besó. Lisa se puso de pie, con dificultad. Aquello le costaba más de lo que pensaba. ¿Qué haría sin él? Todo sería tan aburrido.... tan vacío.
Mas, si él prefería a Minmei (y de hecho así era) no podían seguir. Lo amaba tanto, aunque no estaba dispuesta a cometer el mismo error de su madre.
-¿Podría al menos visitarte? – preguntó Rick con temblorosa.
-Claro – respondió en voz baja.
Vio cerrarse la puerta tras ella, con el corazón en un puño.
-Te amo – murmuró con la mirada fija en el sitio en el que ella había estado un rato antes.
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