chapter = 8
author = Evi
Rating = AP
Type = Adventure
fanfic = LAMENTACIÓN DE OTOÑO
por Evi
CAPITULO VIII
Cuando Lisa se despertó aquella mañana no pudo levantarse de su cama. Se sentía sola y angustiada y no sabía exactamente por qué. Le tomó unos momentos recordar los eventos del día anterior, el hecho de que Rick la hubiera besado y todo el drama que aquello había desencadenado… y también el que ese día fueran a abandonar la casa de los Hayes y regresar al Sahara 001.
Aquel era un momento que Lisa no quería vivir. El estar en su casa familiar le había dado una paz momentánea, y el tener que despedirse ahora le provocaba un dolor indescriptible en el corazón. Sin embargo pronto decidió que era mejor levantarse y proceder con aquello. La mejor manera de abandonar un lugar querido es no mirando hacia atrás. Entre más pronto estuvieran fuera de ahí, más pronto se terminaría esa angustia.
Lisa se sentó en la cama y tuvo que quedarse inmóvil por un momento. Se sentía un poco mareada y a pesar de que el refugio tenía clima artificial, sentía frío. Se tocó la frente y la encontró sudorosa, a pesar del escalofrío que le recorría el cuerpo y Lisa supo inmediatamente que tal vez estaba resfriada.
- Eso me pasa por quedarme en la lluvia ayer… si Rick no me hubiera llevado el impermeable…
Se detuvo un momento al pensar en Rick. Abrió la puerta de la habitación y miró hacia el sofá en el que Rick había pasado la noche anterior. Estaba vacío y aquello le provocó un sentimiento de pérdida que sólo vino a aumentar el dolor que ya sentía por tener que abandonar su casa.
Decidió darse una ducha caliente, se uniformó y pronto estuvo lista. Miró por última vez el refugio antes de apagar los sistemas y asegurarlo de la mejor manera que pudo. Enseguida salió de él y se dirigió a toda prisa a la puerta principal de la casa, sin siquiera detenerse a mirar alrededor.
Cuando salió de la residencia se dio cuenta de que era una mañana fría y muy lluviosa. Rick estaba debajo del VD01, revisándolo como solía hacerlo con sus naves antes de cualquier misión. Cuando se percató de que ella estaba en la puerta, la miró y se acercó a ella con cierto sigilo.
- Buenos días… Lisa. – Rick dudó un poco en cual sería la manera más correcta de saludarla, si por su nombre o por su grado militar, pero al final decidió ser más familiar y observar su reacción. - ¿Dormiste bien?
- Si, muy bien… ¿Todo listo para partir? – La respuesta de Lisa fue seca, profesional.
- Tal y como usted lo ordenó, comandante. – Rick observó su reloj, adquiriendo el mismo aire formal de Lisa. – Faltan 15 minutos para las 0800 hrs. Vamos a tiempo, según sus ordenes.
- No hay necesidad de tanta formalidad. – Lisa murmuró.
Se colocó encima su impermeable y salió de la casa a hacer una última inspección de la nave. Rick la observaba en silencio, mientras ella se movía alrededor del VD01 y lo observaba con gran atención. El teniente Hunter miró hacia arriba e hizo una mueca de disgusto. A juzgar por el aspecto del cielo, aquella lluvia pronto arreciaría.
Rick estuvo a punto de sugerirle a Lisa que esperaran a que la tormenta amainara y que el tiempo estuviera más tranquilo, pero al final decidió no hacerlo. No quería tener conflictos con su comandante y él sabía que ella quería salir de aquel lugar lo más pronto posible.
- Hablé con Max esta mañana… la computadora de la nave ya tiene ingresadas las coordenadas de la localización de la base Sahara. Max también me informó que ellos han prácticamente terminado la misión. Esperan que puedas hacer una evaluación y quizás ya estemos en condiciones de volver al SDF-1.
Lisa asintió con la cabeza.
- Ya lo determinaré en cuanto volvamos a la base.
- Bien… pues entonces estamos listos para partir cuando así lo ordenes, Lisa. Revisé la bodega de la nave para asegurarme de que todo estuviera correctamente embalado y asegurado. Todo está en orden. Iba a empacar algunas provisiones, pero estaremos en la base Sahara a tiempo para la comida, así que no lo creí necesario… a menos que tú dispongas otra cosa.
- No, todo está correcto.
- Y finalmente le di otra revisada a la casa… creo que rescatamos todo lo que se podía rescatar, Lisa. Eso es todo lo que tengo que reportar.
Ella miró a Rick con cierta chispa de admiración brillándole profundamente en sus ojos esmeralda. Se preguntaba a que hora se habría levantado Rick, para tener todo listo. Quizás ni siquiera se había ido a la cama la noche anterior. ¿Sería que él estaba tan desesperado como ella por salir de ahí? No, no se podía engañar. Ella NO estaba desesperada por ir a ninguna parte… pero aparentemente él si.
- Entonces vámonos. – Lisa habló. – Puedes abordar la nave ahora, teniente.
Rick comenzó a subir a la nave, pero se detuvo en seco para mirar a Lisa, quien de pie ante la casa la observaba con una mirada triste, de esas que tenían el poder de hacer que el corazón de Rick se rompiera en pedazos. La mirada del teniente se suavizo y por un momento tuvo el impulso de volver a ella y sostenerla. Se veía tan frágil y delicada ahí, de pie ante las ruinas de su casa familiar. Era casi como si estuviera parada ante un mausoleo. Lisa inclinó la cabeza y Rick pensó que tal vez estaba haciendo una oración por su familia. Él mismo adquirió un semblante serio y respetuoso e inadvertidamente entrecerró los ojos, diciendo una oración.
Rick notó que los hombros de Lisa se sacudían ligeramente, como si estuviera luchando contra las lágrimas. Sentía ternura por ella… y la enorme necesidad de protegerla, de apoyarla en ese momento. Quería ir a su lado, poner sus brazos en torno a ella y decirle que todo iba a estar bien. Pero no tuvo el valor suficiente para hacerlo.
- Es una casa hermosa. – Fue lo único que pudo decir y sus palabras hicieron que Lisa lo mirara sobre su hombro. – Algún día la restauraremos, Lisa… te lo prometo. Yo te voy a ayudar a devolverle a este lugar la belleza que alguna vez tuvo… vamos a restaurar esta casa para que los Hayes sigan haciendo historia… yo te voy a ayudar a que el legado de la familia Hayes viva por siempre.
Lisa miró hacia la casa y a pesar de lo mucho que lo estaba evitando, una lágrima rebelde le resbaló por la mejilla. Las palabras de Rick le habían llegado al corazón, aunque su primer pensamiento fue que ella era la última de los Hayes y que seguramente el legado de la familia moriría con ella. ¿Acaso podía ella esperar algún día tener un hijo que continuara con la saga familiar? Ella simplemente no lo creía…
Lisa quería responderle a Rick, agradecerle sus palabras, pero no lo hizo. Se limpió el rostro con el puño de su uniforme, agradecida de que la lluvia se mezclara con sus lágrimas, pues así Rick no se daría cuenta de que estaba llorando… o al menos eso era lo que ella pensaba. Se dio media vuelta y se acercó a la escalera de la nave. Rick se apresuró a subir a la cabina y tomar su lugar, para darle espacio a Lisa para ir al suyo.
En unos segundos la comandante Hayes ya estaba instalada en su asiento de piloto y mientras aseguraba su cinturón de seguridad Rick iniciaba el procedimiento de despegue. La carlinga se cerró y el teniente Hunter comenzó a confirmar los datos con la computadora y a revisar que los sistemas estuvieran funcionando correctamente.
- Estamos listos, comandante.
Rick volvió a mirar al cielo cuando Lisa comenzó a despegar. Aquel clima no le gustaba. Miró a Lisa y se alarmó un poco cuando notó un temblor en su mano, que fue lo suficientemente fuerte como para provocar que el despegue fuera un poco menos suave de lo que Rick había esperado. No es que hubiera sido un mal despegue, pero él recordaba el despegue tan perfecto que habían tenido en la base Sahara y aquello lo alarmó un poco. Al irse elevando él miró sobre su hombro. La residencia de los Hayes estaba quedando atrás. Rick iba a preguntarle a Lisa si se sentía bien, pero se detuvo, pensando que el irse de su casa no era algo fácil… ella tenía todo el derecho del mundo de no sentirse bien aquel día.
Rick también pensó en pedirle que le dejara tomar el mando de la nave. El clima era malo, la nave iba muy pesada y Lisa obviamente no estaba muy bien, pero él no sabía como hablar con ella y decirle esas cosas sin sonar condescendiente. Al final decidió simplemente mantener los ojos en el tablero, revisando los sistemas y su correcto funcionamiento y mantener también la atención en Lisa, para salir en su ayuda en el momento necesario.
- Quizás deberíamos de hacer un ascenso sobre las nubes para evitar la tormenta. – Fue la única sugerencia de Rick.
Lisa asintió, sabiendo que él tenía razón. Comenzó a ascender y Rick se preocupó un poco, pues el VD01 era una nave de reconocimiento, no de carga y no era bueno forzarla a tanto con el peso que traían y las condiciones atmosféricas. Pero al final no tenían mucha opción. La nave iba en ascenso al tiempo que la tormenta arreciaba con fuerza.
Una ráfaga de aire hizo que la VD01 se sacudiera violentamente. Casi por instinto, Rick puso sus manos en los controles, solo para escuchar la voz enfadada de Lisa:
- ¿Acaso cree que no estoy capacitada para pilotear mi nave en una turbulencia, teniente Hunter?
Rick iba a responder, pero un descenso brusco de la nave hizo que Lisa se descontrolara. El altímetro pareció volverse loco y todo comenzó a dar vueltas. Rick dejó escapar una maldición, al tiempo que trataba de alcanzar los controles de la nave. Pero Lisa fue más rápida que él y con un movimiento increíblemente rápido se apoderó de sus propios controles y con una fuerza admirable recuperó el control del VD01, estabilizándolo de inmediato. Rick se dejó caer en el respaldo de su asiento y tomó aire, dejándolo salir de golpe por la boca.
- ¡Lisa eso fue muy peligroso! – no pudo evitar pronunciar aquellas palabras. - ¡Yo se que tu puedes pilotear tu nave! No tienes que demostrarme nada… sólo… mantén la vista al frente.
Lisa lo miro de soslayo, lanzándole una mirada asesina que significaba: “¿Acaso crees que lo hice a propósito?” Pero decidió no hacer comentarios. El viaje al Sahara 001 les tomaría varias horas y ella no se sentía de humor para tener una discusión que ocasionaría que Rick se indignara y actuara indiferentemente con ella durante el resto del viaje. No valía la pena.
- Voy a iniciar el ascenso una vez más. – Lisa le informó.
Él solo asintió con la cabeza y comenzó a revisar los instrumentos. La lluvia los estaba golpeando sin misericordia, provocando un sonido ensordecedor en la cabina de la nave. Aquel inconveniente era bienvenido, ya que ninguno de ellos estaba de humor para tener una conversación y ahora podían culpar a la lluvia de su silencio.
**********
El ascenso de la nave tenía que ser lento, por las condiciones climatológicas y por el peso de la carga que llevaban. Ocasionalmente Rick informaba a Lisa de la altitud, pero esas eran las únicas palabras que se escuchaban.
Iban cruzando por entre las nubes cuando de pronto Rick detectó una lectura extraña en uno de los instrumentos y un gesto de preocupación apareció en su rostro al tiempo que miraba a su alrededor a través del vidrio de la carlinga.
- ¿Qué sucede, teniente? – Para Lisa no había pasado desapercibida la actitud de Rick.
- Al parecer nos aproximamos a un área de excesiva actividad eléctrica, comandante.
- ¿Tormenta eléctrica?
Antes de que Rick pudiera contestar, un relámpago respondió por él. El VT01 se sacudió con violencia al tiempo que Lisa mantenía sus manos bien firmes en los controles, tratando de mantener la situación bajo control. Rick la miró, admirándola por esa voluntad férrea que ella tenía. Él sabía que ella era una guerrera, alguien que lucharía hasta el final, que jamás se daría por vencida… pero a la vez le volvió a molestar esa actitud de independencia y autosuficiencia que Lisa siempre parecía tener. ¿Por qué la comandante no parecía darse cuenta de que el aceptar la ayuda de alguien más no era símbolo de debilidad, sino de confianza?
Rick se aferró a su asiento cuando un nuevo relámpago los sacudió, seguido por otro… y otro más… y todavía uno más.
- ¡Lisa, tenemos que ascender! Debemos de sacar al VD01 de este lugar.
- ¡Lo se! – Lisa gritó, para hacerse escuchar. - ¡Eso es lo que trato de hacer, pero la nave no está respondiendo como debería!
Rick se alarmó al escuchar cierta urgencia y alarma en la voz de Lisa. Miró el panel de control y se percató de que la nave, de hecho, estaba perdiendo potencia. Un relámpago, mucho más fuerte que los otros, explotó al lado de la nave haciendo que Lisa perdiera el control, por más que trataba de mantener la nave en curso. El teniente Hunter se dio cuenta de que la situación era desesperada y aunque confiaba en Lisa y sus capacidades, sabía que él tenía más experiencia de vuelo que ella.
Rick se apresuró a tomar el control de la nave, justo cuando un relámpago golpeó el fuselaje directamente. Ambos gritaron cuando el VD01 se estremeció violentamente y comenzó a caer en picada.
- ¡Rick! – Lisa gritó. - ¡Emergencia!
- ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! – Era lo único que él atinaba a decir, a través de sus dientes apretados.
A pesar del esfuerzo sobrehumano que él hacía por tratar de recuperar el control de la nave, aquello era inútil. El VD01 se convulsionaba y ambos estaban concientes de que estaba recibiendo varios impactos directos de los relámpagos. Todo comenzó a dar vuelta alrededor de ellos. Rick trataba de no perder la cabeza, de mantenerse calmado y sereno en tales circunstancias, sabiendo que no sólo su vida, sino la de Lisa dependían de la eficiencia con que él pudiera manejar la situación.
-¡Vamos en picada! – La voz de Lisa sonaba alarmada. - ¡Rick, voy a tratar de activar los motores auxiliares!
El teniente asintió y vio cómo ella se inclinaba sobre los controles, tratando de alcanzar algunas palancas y botones, pero la presión que las fuerzas G ejercían sobre ellos hacía que Lisa apenas y pudiera moverse. Rick apretaba la palanca de mando con todas sus fuerzas, pero a pesar de todo, la nave seguía cayendo sin control.
Fue un último relámpago, el más fuerte de todos, el que finalmente terminó al VD01. Aquello fue un impacto directo que se sintió como si un misil los hubiera alcanzado. El control de mando comenzó a soltar chispas y varias alarmas se encendieron en la cabina.
- ¡Lisa, sostente! – Rick gritó, sabiendo que ya no podía hacer nada. Aquel relámpago había inutilizado los sistemas. - ¡Nos vamos a estrellar!
- ¡Rick!
Lisa cerró los ojos, sintiendo que todas las imágenes se mezclaban en su cabeza. Todo le daba vueltas y sentía que estaba a punto de desmayarse. “Este no puede ser el fin”, pensó la comandante. “¡No así, no aquí, no hoy… no de esta manera!”
Rick apenas y alcanzó a jalar una palanca que activo el sistema mecánico de paracaídas de emergencia y el teniente se alegró de que esos antiguos sistemas funcionaran aun y cuando todo el sistema eléctrico fallara. Un paracaídas se abrió, pero el peso de la nave y la velocidad con la que iba cayendo impidieron que este cumpliera su misión al 100%. Aun así, ayudó un poco a amortiguar la caída.
El VD01 se fue a estrellar sobre un bosquecillo de árboles petrificados, que también amortiguaron un poco el golpe y finalmente cayó al suelo, resbalándose entre el lodazal y girando sobre su propio eje hasta que se estrelló de costado, con gran estruendo, al tiempo que el vidrio de la carlinga se rompía en mil pedazos, contra un montículo de tierra, lo que alguna vez quizás había sido una colina en medio del aquel bosque. Aquel montículo, sin embargo, impidió que la nave cayera a un precipicio, a pesar de que la mitad trasera de la nave quedó peligrosamente suspendida sobre el mismo.
* * * * * * * * * *
Rick sintió el impacto y el jalón del cinturón de seguridad. Aquello le sacó el aire y fue doloroso. Por varios minutos el teniente Hunter permaneció inmóvil, recargado sobre el ahora inexistente panel de control. Su respiración era irregular y la lluvia que caía sobre el le provocaba malestar. Finalmente, después de unos minutos, pudo recuperar la noción de la realidad y levantó su cabeza de golpe, buscando a su alrededor con urgencia y sintiendo pánico.
- ¡Lisa! – gritó al tiempo que trataba de quitarse el cinturón de seguridad. - ¡Lisa! ¿Estás bien? ¡Lisa, contéstame!
La comandante Hayes estaba recargada en su asiento. A través de su casco Rick podía ver sus ojos cerrados y la sangre que le escurría por el rostro. No se estaba moviendo, parecía que ni siquiera respiraba y Rick se alarmó. Aquello sólo provocó que en su desesperación le costara aun más trabajo deshacerse de aquel molesto cinturón de seguridad que había salvado su vida.
Cuando por fin se liberó, prácticamente voló al lado del Lisa y la sacudió, tomándola por los hombros.
- ¡Lisa! ¡Despierta!
Pero ella no reaccionaba. Con urgencia, Rick desabrochó el cinturón de la comandante y se percató de que su casco estaba roto al igual que los controles frente a ella y enseguida supo que Lisa había golpeado su cabeza contra aquellos controles en la caída y había quedado inconsciente.
En cuanto Lisa estuvo libre de su cinturón, Rick la tomó en sus brazos, apretándola contra su pecho. El cuerpo de Lisa se sentía liviano y totalmente suelto bajo la voluntad del teniente. Rick estaba luchando por quitarle el casco, cuando algo pareció captar su atención. Miró hacia abajo, hacia la zona de carga de la nave y con horror se dio cuenta de que había llamas saliendo de aquel compartimiento, y que de no actuar pronto podrían alcanzar el depósito de combustible y no solo eso, sino la preciosa carga que el VD01 transportaba.
- ¡Tengo que llevarte a un lugar seguro!
Rick se puso de pie y levantó a Lisa, poniéndola sobre su hombro, en una posición que tantas veces había practicado en sus cursos de supervivencia en el entrenamiento de la RDF, pero que nunca hasta ahora había tenido que utilizar.
Con cuidado, pero lo más rápidamente que pudo, Rick bajó a la comandante de la cabina de la nave y la llevó hasta una enorme piedra, a unos 50 metros del lugar del impacto. La acomodó de manera que estuviera cómoda y rápidamente comenzó a revisar sus signos vitales. Al parecer lo único que tenía era un desmayo provocado por el golpe. Ella iba a estar bien, tenía que estar bien… era demasiado fuerte y demasiado terca como para dejarse vencer. Rick miró la nave y determinación apareció en su rostro. No sabía cómo, pero no iba a dejar que el legado de los Hayes fuera presa de las llamas.
- ¡Vas a estar bien, Lisa! – le dijo. – ¡Resiste! Yo regreso en un momento.
Rick se puso de pie y corrió de vuelta a la nave, directamente a la zona de carga. Abrió las puertas con el sistema mecánico y las llamas se intensificaron. Rick descubrió con cierto alivio que no era la zona de carga la que estaba en fuego, pero sabía que si no lo controlaba, muy pronto aquel incendio alcanzaría aquel lugar y eso era algo que él no iba a permitir.
Se apresuró a tomar un extinguidor y enseguida comenzó a luchar valientemente contra el fuego. Localizó el sistema contra incendios en el techo de la nave y con un disparo de su arma lo activó desesperadamente. Mientras que el agua seguía cayendo sobre él, el teniente seguía luchando contra aquel infierno que se había desatado en el VD01.
Y de pronto, y sin previo aviso, un sonido metálico y agudo se escuchó, haciendo que Rick se congelara en donde estaba parado, seguido de una sacudida tan violenta que prácticamente hizo que el teniente perdiera el equilibrio y cayera de rodillas al suelo.
- ¿Qué demonios…?
Rick corrió a la puerta de la nave y se dio cuenta de que el montículo contra el que habían chocado se encontraba a un lado de un precipicio. La popa de la nave había quedado prácticamente volando sobre ese precipicio y ahora se estaba inclinando peligrosamente, lo cual provocaría en cualquier momento su caída.
- ¡No! – Rick gritó.
Corrió de vuelta a la bodega y rápidamente comenzó a mover las cajas hacia el frente de la bodega, tratando de hacer contrapeso. De vez en cuando tenía que detenerse y volver a tomar el extinguidor para luchar contra el fuego rebelde que amenazaba con acercarse demasiado.
- ¡No voy a dejar que esto suceda! – Rick se repetía a sí mismo, mientras empujaba con gran trabajo, pero gran determinación, las cajas de seguridad. - ¡No te voy a fallar, Lisa! ¡Te lo prometo!
Finalmente el fuego cedió gracias al sistema de emergencia, a la lluvia que seguía cayendo sobre ellos y a los esfuerzos de Rick. Con alegría se dio cuenta de que el piano, a pesar de que había sufrido algunos daños, aun se encontraba en una sola pieza. Movió la última caja y suspiró aliviado. Enseguida corrió a la zona en donde se había originado el incendio, para inspeccionarla y estar seguro de que todo estaba bajo control.
- Creo que todo va a estar bien… - Rick pensó. - ¡Oh no, Lisa!
Sin siquiera darse un momento para respirar, y sin percatarse de que su uniforme estaba quemado y sucio y que su rostro estaba completamente cubierto de hollín, Rick corrió de regreso al lugar en donde Lisa estaba, aun inconsciente bajo la lluvia.
Con todo el cuidado del mundo le quitó el casco. El cabello de Lisa cayó sobre sus hombros y Rick contuvo la respiración. Lisa se veía, como siempre, preciosa a pesar de la sangre que corría por su rostro desde la línea de su cabello, pasando por un lado de su ojo derecho y escurría hasta su uniforme. Rick había acomodado su cuerpo de manera que el agua de la lluvia no cayera sobre el rostro de Lisa. Con mucho cuidado revisó la herida que ella tenía en la cabeza. No era profunda, seguramente había sido causada por el impacto cuando ella había golpeado el panel con la cabeza. Rick metió la mano dentro de su uniforme y sacó un pañuelo, que colocó sobre la herida de la comandante y aplicó presión.
Enseguida acomodó a Lisa en sus brazos, sosteniéndola como si fuera un bebé y comenzó a hablarle suavemente:
- ¡Lisa! Por favor, despierta… ¡Lisa!
Después de un momento, al fin ella se movió un poco y murmuró algunas palabras apenas audibles que él no comprendió. Sus ojos se entreabrieron y Rick no pudo evitar el sonreír. Ella lo miraba como si no lo reconociera. Le tomó unos segundos organizar sus pensamientos, pero enseguida el recuerdo de lo que acababa de suceder vino a su mente.
- ¡Rick! El Viento del Desierto… ¿Dónde…?
- Tranquila, Lisa. – Rick impidió que se levantara. – Tienes una herida en la cabeza y estabas inconsciente… debes de descansar un poco. Yo voy a ir por el maletín de primeros auxilios para ver que podemos hacer con esa herida. Solo necesito que te quedes aquí y que sostengas este pañuelo.
- ¿Qué sucedió?
Lisa miró a su alrededor. La lluvia había amainado bastante. No muy lejos pudo ver al VD01 – o lo que quedaba de él. Estaba a punto de caer a un precipicio. Humo negro salía de varias partes de la nave y estaba totalmente arruinada.
- ¡Oh no! – Lisa murmuró sin aliento. – Pero… la tormenta… yo—
- Ya pasó. – Rick trató de calmarla. – Ahora lo importante es curarte… la nave fue dañada, pero la voy a revisar más tarde. Tuve que apagar un fuego que se inició en la popa, pero ya todo esta controlado… y la carga está a salvo, no tienes de que preocuparte.
Lisa miraba a la nave, sin poder procesar todo lo que Rick le estaba diciendo. El teniente la ayudó a recargarse contra la roca a sus espaldas, luego se puso de pie y corrió a la nave. Lisa lo miró y luego hizo un gesto de dolor. La cabeza le palpitaba como si trajera una bomba de tiempo en su interior. Casi de inmediato Rick volvió con el botiquín y se inclinó al lado de Lisa, revisando la herida.
- Es sólo un rasguño. – Él trató de calmarla. – Voy a poner un antiséptico, unas venditas y una gasa… no te preocupes, Lisa… todo está bien. Pero debes de descansar un poco.
Lisa iba a agradecerle a Rick, pero comenzó a toser y eso le impidió el hablar con él. Por su parte él aprovechó aquel acceso de tos para trabajar rápido, tratando de que Lisa estuviera bien atendida en el menor tiempo posible.
Ella no parecía salir de su shock. Ni siquiera se percataba de lo que Rick estaba haciendo, sus ojos estaban clavados en la nave y una mirada de miedo e incertidumbre brillaba en sus ojos esmeralda. Finalmente su voz apenas se dejó escuchar:
- ¡Jamás debí de haber entrado a esa zona de turbulencia! Tu me lo advertiste y yo—
- Fue un accidente, Lisa. – él le aseguró. – No puedes culparte… la tormenta eléctrica nos tomo por sorpresa, pero no fue tu culpa. Yo tampoco estaba prestando atención a la información metereológica en el panel de control… debí de haberlo hecho.
- Perdí el control de la nave… caímos sin control… y ahora… ¡mírala!
- Si, está en una situación crítica… pero no te preocupes, voy a ir a revisar los sistemas y a intentar una comunicación con la base.
- Pero Rick, si entras corres el riesgo de sacar a la nave de balance y hacer que esta caiga al despeñadero.
- No te preocupes, tendré cuidado…
En dos minutos Rick le anunció a Lisa que todo estaba bien y que su herida había sido atendida de la mejor manera posible. Lisa quería agradecerle, pero se sentía mal, física y emocionalmente. Acababa de perder una nave… y el escalofrío que le recorría el cuerpo la hacía temblar. La lluvia que caía sobre ellos le golpeaba la piel como si fueran miles de aguijones de avispas. Rick se notaba preocupado; comenzó a mirar a su alrededor, tratando de encontrar algún lugar en donde pudieran resguardarse de la lluvia, pero no parecía haber ningún lugar seguro.
Lisa, sintiéndose un poco mareada y débil, se abrazó a sí misma, queriendo darse un poco de calor. Rick notó que ella estaba temblando un poco y se apresuró a poner sus brazos en torno a la comandante. Ella trató de impedírselo, sin éxito. Ninguno dijo nada, pero al final fue él quien se salió con la suya.
- Todo va a estar bien, Lisa… van a venir a rescatarnos. Lo que sucedió fue un accidente… pero lo importante es que el material está a salvo… y que nosotros salimos prácticamente ilesos de esta… ¿Sabes en donde podemos encontrarnos?
- No… - Lisa reconoció, con un dejo de alarma en su voz. – La topografía del planeta cambió demasiado después del ataque… no reconozco esta zona. Sin las coordenadas correctas, no puedo decirte en donde nos encontramos.
- Lisa… escúchame, vamos a ir al VD01. Voy a improvisar una tienda de campaña con el paracaídas debajo de la nave y ahí podrás refugiarte de la lluvia mientras yo me encargo de los aparatos, ¿De acuerdo?
- Pero—
- ¡Vamos! – Rick hizo caso omiso de la protesta de Lisa.
Él la ayudó a ponerse de pie, lo cual fue difícil para ella, que aun estaba mareada y sentía que la cabeza le daba vueltas. Fue entonces cuando ella se percató del uniforme de Rick, sucio y quemado. Las manos del piloto también estaban muy maltratadas. Ella lo miró al rostro, el cual estaba manchado de negro y notó su preocupación. Lisa bajó la mirada, sintiéndose culpable por la manera en como había tratado a Rick en las últimas horas, desde que él la había besado.
- Rick…
Sus palabras fueron de inmediato interrumpidas por el teniente, quien temiendo otra discusión, decidió que lo mejor era no dejarla hablar.
- Había un incendio, pero todo está bajo control… me alegro de que las cosas que rescatamos de tu casa estén a salvo. Sólo estoy un poco preocupado por la posición de la nave, pero estoy seguro que si tenemos cuidado no habrá problema.
Lisa volvió a toser y Rick la miró con preocupación:
- ¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza, pero no muy convencida. Sentía que el cuerpo le dolía, un signo indiscutible de que había atrapado un buen resfriado. Sabía que la situación ya era difícil como estaba y no quería alarmar a Rick con una tontería como esa.
- Aquí… - Rick la llevó debajo del VD01 y la ayudó a sentarse. – Descansa un poco, Lisa… voy por el paracaídas. No te muevas de aquí.
Al verse sola, Lisa bajó la mirada y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. No sabía exactamente por qué estaba llorando, pero no podía controlarse. Recordaba lo que había pasado los días anteriores con Rick… lo maravilloso que había sido y cómo había terminado de una manera tan dolorosa.
Recordó el corto viaje que habían hecho esa mañana y cómo él había tratado de tomar el control en varias ocasiones. Eso la molestaba, pero a la vez se odiaba a sí misma por presentarse siempre tan autosuficiente. Ella sabía que estaban ahí en esa situación por su terquedad, por no querer aceptar lo obvio, lo que ella mejor que nadie sabía, el hecho de que Rick Hunter era quizás el mejor piloto de la RDF, después de Max y Miriya… pero sin duda el más experimentado. Él hubiera podido controlar la situación, pero Lisa había decidido ser inflexible y voluntariosa esa mañana y ese había sido el resultado.
* * * * * * * * * *
Poco más tarde Rick regresó con el paracaídas. Lisa estaba sentada en el mismo lugar que él la había dejado. Su mirada estaba perdida y se veía frágil y vulnerable así, con sus piernas pegadas a su pecho y su mentón recargado en sus brazos que descansaban sobre sus rodillas. Rick comenzó a colocar el toldo en torno a aquel lugar, con la tela que había rescatado. Había tratado de asegurar un poco la nave con algunos ganchos que había encontrado en la bodega, pero aun no tenía la certeza de que fuera un lugar seguro, por lo que decidió que aquella improvisada casa de campaña sería mejor.
Le tomó cerca de una hora terminar aquella tienda. En todo ese tiempo Lisa no dijo ni media palabra y él no se atrevió a interrumpir su silencio, por temor a que ella se fuera a disgustar con él. Sabía que las cosas estaban mal y no quería empeorarlas. Finalmente Rick fue a la bodega de la nave y regresó con los sacos de dormir, algunas lámparas, una estufa de emergencia, las pocas raciones que tenían y agua. Se aseguró de que el saco de dormir de Lisa estuviera colocado en el mejor lugar de la tienda, sobre unos trozos de tela de paracaídas, para que no tuviera que descansar directamente sobre el suelo lodoso. Enseguida encendió la estufita, para que aquel lugar se calentara un poco.
Había estado escuchando que Lisa tosía un poco y estaba un poco preocupado por ella. Pero no dijo nada. Finalmente, cuando hubo terminado su trabajo, se acercó a Lisa y se arrodilló a su lado.
- Comandante Hayes… creo que aquí estará un poco más cómoda… ¿Por qué no descansa un rato mientras yo voy a revisar el equipo de comunicaciones?
Lisa miró a Rick, como si hasta entonces se hubiera percatado de su presencia. Sólo atinó a mover la cabeza afirmativamente. Él no le dio tiempo de nada más, se puso de pie y le señaló las provisiones.
- Deberías de comer algo, Lisa. – le sugirió antes de salir.
Enseguida se alejó. Lisa miró hacia la puerta de la improvisada tienda por varios minutos, con una expresión en el rostro que era de estupor e incertidumbre. Ni siquiera ella podía decir en que estaba pensando. Eran demasiadas cosas que se amontonaban y mezclaban en su cabeza.
Todo lo que el teniente Hunter estaba haciendo por ella no pasaba desapercibido para la joven oficial de la RDF. Pensaba que nunca nadie se había preocupado tanto por ella y por su seguridad. Se dio cuenta de que apenas y había hablado unas cuantas palabras con Rick y se sintió mal por ello, pues sentía gratitud hacia él… pero no había hablado porqué sentía una molestia en la garganta y se sentía adormilada y cansada. Solo quería acostarse y dormir.
Lisa miró hacia su bolsa de dormir, pero antes de que pudiera ir hacia ella, sus ojos volvieron a mirar a la puerta de la tienda y sin siquiera pensarlo, se puso de pie y salió de ella. Aquello le provocó un leve mareo que ella atribuyó a la herida de su cabeza.
La lluvia había amainado un poco, pero aun podía considerarse fuerte. Miró hacia arriba de la nave y vio a Rick trabajando afanosamente en el sistema de comunicación de la nave. Aparentemente todos los sistemas habían sido dañados por las descargas eléctricas y ella supo que le iba a tomar algo de tiempo a Rick reparar el radio. Sabía que él iba a desmontar el radio de la nave para trabajar en él en su improvisado refugio, pues dada la situación del VD01, era peligroso estar dentro de él.
- ¡A veces siento que soy muy injusta contigo, Rick! – Lisa pensaba, al verlo. – Quisiera poder decirte tantas cosas… pero no me atrevo. Ahora lo único que puedo decirte es gracias.
Lisa se dio media vuelta e iba a regresar a su refugio, pero antes de eso se acercó con pasos vacilantes al precipicio y su mirada se perdió en el horizonte una vez más.
* * * * * * * * * *
Dentro del VD01, Rick estaba terminando de desensamblar la radio. Le faltaban sólo algunos tornillos. En un par de ocasiones había tenido que detenerse porque la nave se había sacudido levemente, a pesar de los ganchos de seguridad que él mismo había asegurado a las rocas y los restos de árboles del bosquecillo.
- No va a ser fácil reparar este aparato… sobre todo sin refacciones. Pero trataré de hacerlo funcionar con algunos trucos… esta pila de chatarra no me puede fallar.
Rick desmontó el radio y sonrió triunfantemente. Se limpio la frente y enseguida bajó de la nave, con su tesoro firmemente custodiado. Cuando estuvo en la tierra miró hacia el cielo, eternamente gris y nublado y como un relámpago cruzó por su mente un pensamiento que casi fue una oración: “Espero que los Sterling se den cuenta de que algo está mal y vengan a buscarnos.”
Rick se dirigía al refugio, pero se detuvo en seco cuando vio a Lisa de pie ante el precipicio. Su cabello mojado le caía sobre los hombros y ella mantenía sus manos contra su pecho y una mirada triste perdida en la inmensidad. Rick hizo un gesto reprobatorio al darse cuenta de que Lisa insistía en estar bajo la lluvia a pesar de que él sabía que no se sentía muy bien.
- ¡Demonios contigo, Lisa! – pensó. - ¿Por qué tienes que ser tan terca?
Rick se acercó a ella con cautela, pero ella pareció no darse cuenta. Rick miró hacia el precipicio, tratando de localizar lo que había atrapado la atención de la comandante de esa manera y se sorprendió al darse cuenta de que justo debajo de ellos se encontraban los restos semienterrados de una nave de combate Zentraedi… rodeados por las ruinas de una pequeña ciudad.
- Es ahí donde mi padre y yo solíamos ir a comprar provisiones. – Lisa respondió antes de que Rick pudiera siquiera formular su pregunta.
- ¿Tu crees que—?
Lisa se encogió de hombros al tiempo que en el rostro del teniente Hunter aparecía una expresión determinada.
- Creo que voy a visitar ese lugar… quizás tengamos suerte y pueda encontrar algún transmisor que funcione.
- Yo no lo recomendaría, teniente… la ciudad parece abandonada y la presencia de esta nave Zentraedi es realmente inquietante. No sabemos cuales son los niveles de contaminación y no hay manera de revisarlos. No podemos tomar ese riesgo.
- Lo se, pero necesitamos refacciones, y tal vez ahí podamos encontrar algo… no te preocupes Lisa, voy a ir y a regresar. Te aseguro que en menos de 4 horas estaré de vuelta.
- ¡No! – Lisa lo detuvo. – Rick, yo voy a ir contigo.
Rick la miró a los ojos y suspiró, sabiendo que estaba vencido. Esa era la mirada Hayes que él tan bien conocía y sabía que cuando esa mirada aparecía en su rostro, cualquier discusión o razonamiento era inútiles.
- Lisa, yo creo que deberías quedarte y descansar. – Rick replicó, sabiendo que a pesar de todo, aquello era un caso perdido.
- Estoy bien… y te sugiero que nos pongamos en camino ahora mismo.
Lisa se sentía mal, pero no estaba dispuesta a quedarse atrás mientras Rick iba a explorar aquel lugar él solo. No quería arriesgarlo de esa manera. Tal vez para él aquello parecía un berrinche, pero las intenciones de ella eran diferentes. “A donde tú vayas, yo voy Rick. No te voy a dejar solo.”
* * * * * * * * * *
En pocos minutos ambos estaban en camino. Lisa decidió que sin importar lo mal que se sintiera, no iba a darle problemas a Rick. Sabía que en menos de una hora estarían en el pueblo y era posible que ahí encontraran algún transmisor o algo que les pudiera ayudar.
Por su parte Rick estaba preocupado por Lisa. A pesar de que intentaba hacerse la fuerte, él notaba el ligero temblor que sacudía sus manos y aquella tos, leve pero constante, no le gustaba para nada. Además sabía que la herida en la cabeza de Lisa la había hecho perder sangre y estaba débil.
A pesar de todo él sabía que Lisa sacaría lo mejor de su casta militar y pretendería que todo estaba bien. Sacudió la cabeza, sintiéndose frustrado por aquello… pero muy a su pesar una pequeña sonrisa le apareció en el rostro al pensar que era esa terquedad una de las cosas que tanto le encantaban de Lisa.
La lluvia se quitaba por momentos, pero después volvía, con una intensidad variable. Aquello dificultaba el descenso al pueblo, pero el teniente Hunter estaba agradecido de que por lo menos aquello no había arreciado a punto de volverse una tormenta. El suelo estaba resbaloso y avanzar en esas condiciones no era nada fácil. Rick había obligado a Lisa a comer algo antes de partir, cosa que había hecho de mala gana. Lo que él no sabía era que Lisa no tenía apetito por causas del resfriado que había atrapado y que su estomago se sentía revuelto tan solo con ver las raciones de comida del ejercito.
En todo el camino no hubo una conversación formal, solamente algunas frases sueltas y comentarios aislados. Nada realmente sustantivo. En los prolongados silencios que había entre sus palabras, ambos meditaban la situación, sin saber exactamente que actitud tomar. Ambos se encontraban de pronto mirando de soslayo al otro, sin siquiera percatarse de ello. En más de una ocasión sus miradas se encontraron y ellos las desviaron de prisa, pretendiendo que nada había sucedido.
Después de un largo y accidentado descenso, finalmente se encontraron a las afueras del pequeño poblado. Lo primero que Rick vio fueron los hierros retorcidos de lo que una vez fue un tanque de agua. En él se podía apenas leer el nombre del pueblo. Detrás de aquel tanque de agua lo único que se veía eran los cimentos de lo que alguna vez fueron casas de madera, típicas de aquella zona. El pueblo había sido pequeño, solo media docena de calles perpendiculares a la calle principal.
Una enorme nave Zentraedi había caído en la ladera de la montaña, siendo la causante de la aniquilación total de aquel pueblo. Rick tenía la esperanza de poder encontrar algo de equipo Robotech en aquella nave, pero al acercarse descubrieron que había sido destruida, probablemente por el disparo del Gran Cañón, y estaba totalmente hecha pedazos y carbonizada. Nada en ella era rescatable.
Lisa caminaba en silencio por la calle principal, perdida en sus pensamientos. Rick miraba a su alrededor, dándose cuenta de que el haber ido a aquel lugar había sido una mala idea. No había nada ahí… nada en absoluto. Las casas habían sido literalmente reducidas a polvo y nada podía ser rescatado.
- Supongo que cuando la nave cayó hizo una explosión que destruyó este lugar. – Rick pensó.
De pronto él se dio cuenta de que Lisa se detenía en seco sobre sus pasos y se llevaba las manos a la boca, dejando escapar un sonido de sorpresa. Rick miró hacia donde ella estaba viendo y se percató de un refugio que se encontraba aun semienterrado en la misma ladera de la montaña en donde la nave se había estrellado.
- ¡Un refugio! Lisa, ¿Tú crees que sería posible que—hubiera alguien ahí?
Lisa no contestó pero la expresión en su rostro era más que elocuente. Rick supo que ella no tenía demasiadas esperanzas. Sin decir nada más, Rick se acercó al refugio con cautela. Lisa lo seguía de cerca, en silencio. El teniente Hunter se detuvo en la escotilla blindada del refugio e hizo una mueca de frustración cuando notó que el metal de aquel acceso de entrada estaba fundido y la pesada puerta prácticamente había sido arrancada de las bisagras. Lisa se detuvo en seco justo detrás de Rick, temiendo lo peor.
Él la miró sobre su hombro, como esperando una orden o una autorización. Lisa solo atinó a mover afirmativamente la cabeza, lo que le dio a Rick la luz verde para hacer aquello que debía, pero que no quería… con cuidado, casi con respeto, empujó la puerta del refugio, la cual rechinó y el eco de aquella cámara de metal sonó sombrío, casi amenazador. La luz grisácea de aquel día lluvioso apenas se filtró dentro del refugio, pero fue suficiente para que ambos militares pudieran ver lo que ya era tan obvio por el silencio y el olor a muerte de aquel lugar.
Lisa se llevó las manos a la boca, ahogando un sollozo y tuvo que buscar apoyo en el muro del refugio. Rick sólo inclinó la cabeza, automáticamente haciendo una oración por todos aquellos que habían encontrado su tumba en aquel refugio. Se apresuró a cerrar la puerta y puso sus manos sobre los hombros de Lisa, guiándola lejos de aquel sitio.
- Aquí no hay nada. – Él comentó con cierta frustración y dolor reflejados en su voz. – No hay sobrevivientes y no hay nada que pueda servirnos… yo sugiero volver a la nave… pero espero tus ordenes, Lisa.
Ella no dijo nada, solo asintió a las palabras de Rick, sabiendo que el teniente tenía razón. Aquel lugar estaba totalmente desolado y destruido y era peligroso y les afectaba su moral el seguir en las ruinas de aquel pueblo. Rick comenzó a caminar sobre sus pasos pero se detuvo al percatarse de que Lisa no lo seguía. Ahí, en medio de lo que alguna vez fue la calle principal de aquel pueblo, la comandante Lisa Hayes se encontraba de pie, con sus manos contra su pecho y su cabeza inclinada, de frente al refugio. Rick suspiró profundamente, sintiéndose triste por todas esas vidas que habían sido segadas, por todos los sueños y esperanzas rotos y por todo el dolor y la culpa que los sobrevivientes debían de enfrentar.
Lisa se acercó a Rick, limpiándose una lágrima que le corría por el rostro, sin preocuparse siquiera de esconderla del teniente.
- Regresemos. – Le dijo. – La lluvia parece estar arreciando y debemos llegar a la nave antes de que oscurezca.
- Lisa… ¿Estás bien?
- Claro que estoy bien, teniente. – ella respondió con un tono defensivo en su voz. - ¿Porqué no había de estarlo? Somos militares… creo que todos sabemos a lo que nos enfrentaremos tarde o temprano.
Rick volvió a sentir que la sangre le hervía en las venas con las palabras de Lisa. ¿Por qué tenía que fingir todo el tiempo? ¿Por qué no se daba cuenta de que él tenía sus mismos miedos, temores y frustraciones? El hecho de que las compartiera con él no la harían débil, sino antes bien, la liberarían de aquel dolor que él muy bien sabía que Lisa guardaba en su pecho desde hacía ya muchos años. Desde el día en que su madre había fallecido. Rick suspiró profundamente y sacudió la cabeza, pensando que no tenía caso comenzar a pelear con Lisa en aquel lugar y en aquel momento.
- Volvamos a la nave. – Fue lo único que atinó a decir.
Si el camino de ida al pueblo había sido difícil, el viaje de regreso pronto se volvió una misión imposible. La lluvia había arreciado, la oscuridad se cernía sobre ellos y el hecho de que todo el camino fuera cuesta arriba tampoco estaba ayudando. En varias ocasiones alguno de los dos se resbaló en el lodo, viniéndose abajo con gran estruendo, lo cual no había sido grave en ninguna ocasión, pero si había causado retrasos.
Lisa sentía que de un momento a otro su cuerpo iba a dejar de responderle y se iba a desmayar. Se odiaba a sí misma por ser tan terca. Hubiera sido mejor quedarse en la nave… hubiera sido mejor no permitirle a Rick que fuera a aquel pueblo. Había muchos “hubieras” en ella en esos momentos y aquello la hacía sentirse frustrada y decepcionada de sí misma.
- Esta no es la manera en que un comandante debe de proceder en una situación como esta. – Se repetía una y otra vez. – Un comandante debe de tener seguridad, mano firme, la mente bien clara… pero yo… yo me siento desorientada, tengo miedo… siento que—
- Ya casi estamos ahí. – Rick anunció, interrumpiendo los pensamientos de Lisa. - ¡Por fin!
Ella miró la oscura silueta de la nave VD01 contrastando contra el horizonte y se sintió aliviada. Deseaba meterse a su saco de dormir y descansar. Sentía que todo el cuerpo le dolía y un escalofrío que le recorría de la cabeza a los pies, provocándole un sudor helado. Para el momento en que llegaron al improvisado refugio, sentía que estaba temblando sin control y que todo le daba vueltas.
Entraron al refugio y Rick se apresuró a encender la pequeña flama de la estufa de emergencias que había colocado al centro de la tienda.
- Lisa… - Rick se alarmó cuando se dio cuenta de lo mal que ella se veía.- ¿Estás segura de que te sientes bien? Te ves… débil.
- Estoy bien. – Le respondió, quitándose el impermeable que estaba lleno de lodo. – Solo que estoy algo cansada… creo que voy a dormir un poco, si no te molesta.
- ¿Molestarme? – Rick pensó. - ¿Por qué habría de hacerlo?
- No, adelante… duerme un rato.
Sin más preámbulos, Lisa se metió en su bolsa de dormir, le dio la espalda a Rick y cerró los ojos, intentando dormir y darle un descanso a su cuerpo enfermo.
El teniente Hunter la miró por unos momentos, pero después decidió que quizás él también debería dormir un poco. Se acercó a su bolsa de dormir, que todavía estaba enrollada cerca de la entrada del refugio, y se recostó su cabeza sobre ella, sin molestarse en extenderla. Cerró los ojos, pero pronto se dio cuenta de que estaba tan exhausto que no iba a poder dormir, a menos que se relajara un poco.
Se sentó y miró a Lisa, quien aparentemente ya dormía profundamente. Se preocupó al notar como sus hombros parecían temblar un poco, pero decidió que era mejor no molestarla y se concentró en las reparaciones del radio. Trabajó afanosamente en aquello durante un largo tiempo, sin percatarse de ello. Lo único que sabía es que sus esfuerzos parecían ser inútiles, porque el radio no parecía estar funcionando.
Frustrado, decidió volver a la bodega del VD01 y revisar otra vez, con la esperanza de que pudiera encontrar algún equipo de transmisión de emergencia, algunas refacciones, baterías, lo que fuera…
Sus ojos se dirigieron a Lisa, que en todo ese tiempo no se había movido. Había estado tosiendo ocasionalmente y Rick hizo la nota mental de darle algunas medicinas del botiquín de primeros auxilios en cuanto despertara. Se acercó a la comandante con cuidado y la arropó. Se quedó observándola por un segundo y luego salió de la tienda sin hacer ruido.
* * * * * * * * * *
Lisa se despertó de golpe cuando un acceso de tos le hizo tener problemas para respirar. Se sentó, como movida por un resorte, llevándose automáticamente la mano a la boca, sin poder controlar la tos que la sacudía sin control. Las lágrimas, causadas por la tos, comenzaron a correrle por el rostro. El pecho le dolía y tenía una sensación de opresión en el tórax. Le tomó varios minutos calmarse, y cuando lo hizo comenzó a respirar profunda y pausadamente, tratando de recuperar el aliento. Sentía que todo el cuerpo le dolía y cada vez que tomaba aire, el pecho le ronroneaba. Aquello ya no era un simple resfriado. Con cierta alarma pensó que se trataba de bronquitis y tenía razón.
- ¡Espero que Max y Miriya nos encuentren pronto! – Pensó. – O que Rick pueda reparar—
Lisa miró hacia donde el radio estaba completamente desarmado cerca de la puerta de la tienda. Enseguida supo que Rick había trabajando en él y se preguntó donde podía estar. Era de noche, pero ella no sabía cuanto tiempo había dormido o que hora podía ser. Tenía frío, mucho frío. Todo el cuerpo le dolía. La herida que tenía en la cabeza no ayudaba mucho tampoco.
Muchos pensamientos diferentes se amontonaban en su mente. Recordaba todo lo que había sucedido en la casa de su familia, la tormenta que los había derribado y cómo milagrosamente habían sobrevivido… y la visita que habían hecho al pueblo esa tarde. No podía quitarse de la mente la imagen de todas esas personas muertas en el refugio. A veces la guerra adquiría dimensiones alarmantes. Ella era una militar de carrera, pero jamás la habían entrenado para acostumbrarse a tanta muerte y destrucción. De pronto sus pensamientos volaron a aquella helada mañana en la que Rick la había rescatado de la Base Alaska. Ella le debía la vida… eso era algo que jamás olvidaría.
Como si lo hubiera invocado, en ese momento Rick entró al refugio llevando consigo una caja en la que transportaba varios artículos. Cuando entró y vio a Lisa sentada, pero aun dentro de su saco de dormir, le sonrió amigablemente, pero ella no tuvo fuerza para devolverle la sonrisa. Rick se sentó en el mismo lugar de antes, sintiéndose un poco confundido por la actitud de Lisa. Sentía que ella todavía estaba enojada con él por lo que había sucedido en su casa la última noche que habían estado ahí.
- En la bodega encontré estas baterías. – Rick las sacó de la caja. – Espero que me ayuden con el radio… desarmé el panel de control y extraje algunos circuitos que voy a tratar de usar también. Espero que funcione.
- Espero que así sea. – Su voz sonó débil, casi un susurro.
- Lisa… yo… traje esta medicina… - le mostró algunos frascos. – No se cómo te sientas o cuales sean tus síntomas, pero pienso que en algo te pueden ayudar… estuviste tosiendo todo el rato. Además tienes que comer algo.
- No tengo hambre. – Lisa bajó su mirada.
- Se que tal vez no tengas ganas de comer, cuando uno está enfermo nada se le antoja y mucho menos las raciones de la RDF pero… es por tu bien y lo necesitas.
- Estoy bien.
Lisa se volvió a acostar, mirando fijamente hacia el techo de la tienda. Rick la miró un momento y suspiró con frustración.
- Lisa… discúlpame pero estás enferma y tu actitud no está ayudando mucho… mira, se que a veces puedo ser un completo cretino y lo reconozco… pero estoy haciendo todo lo que puedo para salir de aquí. Por favor comandante, ayúdeme.
- Se que estás haciendo tu mejor esfuerzo y te lo agradezco. – Lisa respondió débilmente. – Pero ahora lo único que quiero es dormir.
- ¡Pero debes de comer algo! – Rick estaba perdiendo la paciencia. – Antes de ir al pueblo apenas y probaste bocado… mira, se que estás molesta conmigo y no te culpo pero… no hagas esto por mí, hazlo por ti.
Lisa lo miró interrogativamente. Ella no estaba molesta con él, de hecho estaba muy agradecida por la manera en que la estaba cuidando y por todo lo que había hecho para tratar de entrar en contacto con la estación Sahara. Quiso decírselo, pero un nuevo acceso de tos se lo impidió.
Rick estaba alarmado. Se apresuró a alcanzar una botella de agua y la medicina que había traído para ella y fue a su lado, ofreciéndole ambas cosas a Lisa. Ella aceptó el agua, aunque no le fue de mucha ayuda. Pero cuando la tos se calmó un poco, se rehusó a tomar la medicina. Rick sentía que su paciencia no iba a soportar mucho más aquella actitud.
- ¡Mira Lisa, no me importa si me mandas al calabozo o me degradas, pero si tengo que obligarte a tomar esta medicina, voy a hacerlo!
Lisa le lanzó una mirada asesina, pero esta vez él no se acobardó, antes bien le sostuvo la mirada, con la misma intensidad con la que ella lo estaba haciendo. Le ofreció las pastillas, pero ella apartó su vista de él, mirando hacia el otro lado. Rick gruñó desesperadamente y arrojó el frasco al suelo, haciendo que Lisa se sobresaltara un poco por su actitud.
- ¿Cuál es tu problema, Lisa? ¿Qué no ves que solo trato de ayudar? Pero está bien, si eso es lo que quieres… entonces no hay problema… ¡No se para qué me molesto! Yo pensaba que la supervivencia era uno de los deberes de un soldado… pero veo que ahora el deber ya no significa nada.
Rick regresó a trabajar en el radio, ignorando por completo a Lisa que, totalmente sorprendida por su actitud, lo miraba sin poder apartar su vista de él. Sabía que él tenía razón, ella debía tomar medicina y sus intenciones eran buenas. Pero Lisa era una persona que odiaba tomar medicina y desde chica su padre siempre había tenido problemas cuando ella se enfermaba, porque era difícil hacer que siguiera la prescripción del médico.
- Rick, lo siento… - Lisa finalmente murmuró. – Es solo que—
- Si, lo se. – Él respondió golpeadamente. - ¡Que se haga la voluntad de la comandante Hayes! Ya no me interesa… en serio, si quieres comer, come… si no quieres comer no importa… no pienso estar peleando más contigo por algo tan absurdo. Y si no quieres tomar medicina debe de ser porque eres tan fuerte y autosuficiente que tu cuerpo tiene el poder de curarse a sí mismo… olvidaba que eres una supermujer.
Lisa sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, pero se contuvo. No quería responder a esos comentarios. Ni siquiera sabía como responder a ellos. ¿Así era cómo Rick en realidad la veía?
El cuerpo de la comandante estaba temblando, en parte por la enfermedad y en parte por el esfuerzo que estaba haciendo por no llorar. Pero Rick no se percataba de ello. Él seguía con su atención fija en el equipo de transmisión que estaba intentando reparar, al tiempo que pensaba que Lisa a veces iba demasiado lejos tratando de probarle que ella no necesitaba de nadie para salir adelante. ¿Por qué no podía darse cuenta de que su preocupación era sincera y que si la cuidaba no era porque pensara que ella necesitaba de él, sino porque él realmente estaba interesado en ella?
El sonido apagado de un sollozo hizo que Rick levantara su rostro y mirara hacia Lisa, quien ya se había recostado, dándole la espalda y quien obviamente no había podido contener su llanto por más tiempo. Rick bajó la mirada, sintiéndose culpable.
- Lisa… - se acercó lentamente. – Lo siento, no quise…
- Déjame sola… - La voz de Lisa sonaba apagada contra su bolsa de dormir. – Después de todo soy una supermujer que puede sobrevivir sin tu ayuda.
- Lisa… no es lo que quise decir, es solo que—
- Está bien Rick, no te culpo… supongo que tienes razón. – Lisa fue interrumpida por otro acceso de tos. – Supongo que esa es la explicación a todo… lo que ha sucedido en mi vida… el hecho de que yo no necesito nada ni a nadie… yo puedo sobrevivir sola… no necesito amigos ni una familia… supongo que es por eso que todos se han ido. ¿Qué esperas para irte tú también?
Rick bajó la mirada. La voz de Lisa estaba llena de tristeza y miedo, o al menos esos eran los sentimientos que él podía captar en ella en ese momento.
- Lisa, yo te respeto y te admiro porque eres una mujer fuerte y se que no necesitas de la ayuda de nadie… pero hay veces que el aceptar la ayuda de otras personas hace las cosas más fáciles.
- Ya nada es fácil… - La voz de Lisa se quebró. – Las cosas jamás han sido fáciles… la gente muere… uno se queda sola… no es fácil despertar cada día sabiendo que en realidad nada importa, nada tiene sentido…
- No puedo creer que estés hablando de esa manera. Yo te conozco Lisa, y se que tu tienes ideales y valores, que tu crees firmemente en las causas por las que estamos luchando. No me digas que nada te importa y que nada tiene sentido, yo te conozco Hayes, y se que eso no es cierto.
- ¿Qué más da? – Lisa tosió otra vez.
- Lisa, esta no eres tú en lo absoluto… ¿Qué pasó con tu seguridad y tu sentido del deber, comandante Hayes? ¡Te estás dando por vencida y ni siquiera hemos comenzado a luchar! Tu me enseñaste que las batallas se ganan con el corazón, Lisa… ¡Tú eres una oficial de la RDF! ¿Qué te sucede ahora? ¿Tú crees que tu padre aprobaría esta actitud de uno de sus oficiales?
Ella no contestó, pero Rick se dio cuenta de que estaba llorando. Él en realidad no sabía que estaba pasando con ella. Lisa siempre había sido un enigma para él.
- Yo siempre pensé que mi padre estaría ahí, sin importar lo que pasara. – Lisa habló en un susurro. – Cierto, algunas veces tuvimos nuestras diferencias pero yo lo amaba… con todo el corazón. Él era mi familia, mi única familia… pero los últimos días que pasé a su lado fueron de discusiones constantes y ahora pienso en todo el tiempo que perdí con él… cuando regresé a la Base de Alaska el vino a recibirme… y yo, todavía molesta por la manera en como nos habíamos despedido la última vez, intenté actuar profesional y distante… yo se que sus intenciones eran buenas, se que me quería y sólo deseaba mi seguridad pero…
Lisa no pudo continuar. Estaba llorando en silencio y Rick sentía tristeza al pensar en esos últimos días del Almirante Hayes. A través de Lisa él había aprendido a respetar y admirar al Almirante. Recordó cuando su padre había muerto y lo difícil que había sido para él asimilar la pérdida… Lisa no había tenido tiempo de llorar por sus muertos. Rick sabía que aquellos pensamientos habían estado atormentando a Lisa desde la última batalla y la Lluvia del la Muerte, pero sin duda se habían intensificado después de estar en la residencia de los Hayes y aquel día después de ver el refugio.
- Lo siento Lisa… - Rick murmuró, sin saber qué más decir.
- Yo sabía que la hora había llegado para todos nosotros… - Lisa continuó hablando en voz baja. – Estaba segura que esa sería mi tumba… supongo que todos los soldados tenemos ese sentimiento de que cada batalla puede ser la última… yo estaba lista para morir, pero no quería hacerlo sola… cuando mi padre apareció en la pantalla, sentí que aun había esperanza… pero esa esperanza duró muy poco… porque ahí, frente a mis ojos, sin que yo pudiera hacer nada—
Lisa no pudo continuar. Rick estaba sentado al lado de ella, sin atreverse a tocarla. Bajó su mirada y una expresión de tristeza cubrió su rostro.
- Pero esa es una culpa que tu no puedes cargar, Lisa. – Habló en un susurro. – Es difícil aceptarlo, sobre todo cuando para tan repentinamente… por mucho tiempo yo también me sentí culpable de la muerte de mi padre… pero ¿Qué podía yo haber hecho para evitar ese error que él cometió durante ese acto de acrobacia aérea? ¿Qué podías tu haber hecho para evitar lo que sucedió con tu padre? Yo le había advertido a mi papá sobre lo peligroso que era ese acto… él no me escuchó. Lo mismo te pasó a ti con tu padre. Tu fuiste a Alaska a presentar un reporte, ellos no te escucharon… ¿Qué más podías haber hecho tú, Lisa? Si fuiste tú la que hizo TODO lo que se pudo hacer.
- Ni siquiera estuve en mi puesto en el SDF1 durante la batalla. – Lisa sollozó.
Rick asintió con la cabeza pero no dijo nada. Recordó esa última batalla, la canción de Minmai en los sistemas de comunicación… el beso que ella y Kyle habían protagonizado. Para él aquello había sido como una despedida. El ver como el planeta entero era aniquilado era algo que jamás olvidaría… el sentimiento de saber que Lisa no habría sobrevivido… el miedo que había sentido en la batalla cuando se dio cuenta de que estaba solo, que Lisa no estaba ahí para guiarlo a través del fuego enemigo.
- Nos hiciste mucha falta. – Rick respondió suavemente.
Lisa se dio la vuelta, para poder ver a Rick de frente. El comandante tenía su vista fija en el suelo, como si estuviera perdido en los recuerdos de esa última batalla. Ella tenía los ojos llenos de lágrimas y quería agradecerle una vez más el que la hubiera rescatado de esa tumba polar, pero su voz murió en su garganta.
- Aun hay esperanza, Lisa. – Él habló suavemente. – Yo creo que las cosas van a mejorar, que vamos a salir adelante… y lo creo porque tu me has hecho creer. Tu eres una persona que jamás se deja vencer, que siempre lucha hasta el último aliento… eres una mujer de pasión, de entrega, de convicciones… Lisa, aunque a veces no lo parezca, yo te admiro mucho y deseo algún día poder ser un soldado tan entregado como tú lo eres. Tú has sido de muchas maneras mi fuente de inspiración… yo sólo soy un soldado ordinario, se que yo no valgo mucho pero también se que tú eres una oficial que nos has motivado a todos… ¡No puedes darte por vencida ahora!
Una lágrima corrió por el rostro de Lisa. Las palabras de Rick le habían llegado al corazón. A pesar de todo el dolor y la incertidumbre que llevaba dentro, aquellas palabras la reconfortaron y la hicieron creer que las cosas podían mejorar.
Rick la miró y le sonrió con ternura. Con cuidado llevó su mano al rostro de Lisa para limpiar la lágrima que había escapado de sus ojos… pero cuando tocó su mejilla, se dio cuenta de que Lisa estaba ardiendo en fiebre y temblaba ligeramente.
- ¡Lisa! – Él se alarmó. – ¿Cómo te sientes?
- Estoy bien… - ella le contestó con voz apenas audible, al tiempo que cerraba los ojos.
- No, no estás bien… tienes mucha fiebre, debemos de bajarla…
- No te preocupes Rick… solo quiero dormir y estaré bien… tengo frío… mucho frío.
Rick fue por su saco de dormir, lo abrió y lo colocó sobre Lisa, arropándola con cuidado. La tormenta había arreciado afuera y ráfagas de aire se filtraban en el refugio. El teniente Hunter intentó cerrar todos los lugares por los que el aire se estaba filtrando. Calentó agua y le preparó a Lisa un té con unas bolsitas que había encontrado entre las raciones del ejercito. Esperaba que aquello pudiera calentarla un poco.
Mientras Rick hacía todo eso, Lisa lo miraba con los ojos apenas entreabiertos. No sabía si estaba dormida o despierta, pero el hecho de que él estuviera ahí con ella la reconfortaba. El pecho le dolía y tenía dificultad para respirar, pero nada se comparaba con el frío que sentía.
Rick fue a su lado, llevando la taza de té con él y la ayudó a sentarse, sosteniéndola contra su cuerpo, mientras le ponía la taza contra los labios.
- Ten cuidado, está caliente…
Lisa tomó la taza que le ofrecía y comenzó a beberla. Aquella bebida caliente fue como un elixir para ella que la hizo sentir mejor, o quizás era el hecho de que Rick la sostenía contra su pecho, al tiempo que le frotaba los brazos y la espalda para hacerla entrar en calor.
- Vas a estar bien, Lisa. – Le estaba diciendo. – Tienes que tomar muchos líquidos, descansar todo lo que se pueda y debemos de controlar esa fiebre… no debiste de haberte mojado tanto… me parece que tienes bronquitis… y si no te cuidas podría convertirse en neumonía. Lisa, no me importa lo que digas, vas a tener que dejarte consentir.
Ella sonrió a pesar de todo, pero no hizo comentario alguno. Simplemente siguió tomándose su té. Rick la sostuvo hasta que se lo terminó y luego puso la taza a un lado. Ella tenía mucho sueño, pero seguía temblando sin control. Rick puso sus brazos en torno a su cuerpo, abrazándola fuertemente, tratando de darle algo de calor.
- ¡Duérmete Lisa! – Su voz era cálida y ejercía un efecto calmante en ella. – Yo me voy a quedar aquí contigo… pero tienes que descansar.
Rick la arropó perfectamente bien con los dos sacos de dormir e hizo que se recostara. Había acomodado algunas mantas a manera de almohada y se aseguró de que ella estuviera cómoda y caliente. Acercó la estufa de emergencia lo más que pudo a donde Lisa descansaba, para que el fuego la calentara. Ella seguía temblando levemente, así que al final él se recostó a su lado, abrazándola por la espalda, sobre los sacos de dormir, todavía frotándole los brazos, tratando de calentarla con su cuerpo.
Aquello tuvo un efecto muy calmante en la comandante. Poco a poco comenzó a calmarse y a entrar en calor. Sus ojos se cerraron y su respiración, que hasta ese momento había sido difícil y entrecortada, se volvió suave y rítmica.
Rick, por su parte, sentía la necesidad de protegerla, de hacerse cargo de ella, de quedarse a su lado. En esos momentos, al tenerla así en sus brazos, ningún pensamiento de los que había tenido en la casa de los Hayes cruzó por su mente. En aquella ocasión había sentido que sus hormonas se desquiciaban con la comandante y había deseado una cercanía con ella por razones puramente físicas. La atracción que había sentido por ella en el plano físico había sido demasiada… pero esta vez era diferente. Al estar ahí abrazando a Lisa, la sentía tan vulnerable que sentía la necesidad de protegerla y cuidarla. No era algo puramente físico, era algo que iba más allá… era algo espiritual.
Cuando se aseguró de que Lisa estuviera dormida y tranquila, se incorporó y por un minuto la miró descansar. Tenía mil pensamientos en la cabeza, pero no quería provocarse una jaqueca. Decidió que trabajaría un poco más en el radio y que evitaría cualquier pensamiento aquella noche. No quería saber nada.
Rick se puso a trabajar en el radio por espacio de media hora, pero estaba tan agotado que simplemente ya no pudo más. Tomó una manta que había quedado libre y la tendió en el suelo. Se acostó sobre ella, usando su propio brazo a manera de almohada. Su mirada se clavó en el rostro de Lisa, que descansaba cerca de él. Su respiración acompasada era un sonido que a él le gustaba escuchar, lo tranquilizaba y lo hacía sentir que la vida tenía un propósito. Estuvo un largo rato contemplando a Lisa dormir, sin pensar en nada. Él quería quedarse así toda la noche, cuidándola y estando al pendiente de ella, pero poco a poco sus párpados se hicieron pesados y por más esfuerzos que hizo, sus ojos se cerraron y cayó en un sueño profundo y tranquilo. Aquella noche, por alguna razón, soñó con la Comandante Hayes.
* * * * * * * * * *
Cuando Lisa abrió los ojos, la luz leve de la mañana apenas y se filtraba dentro de la tienda, dándole un aspecto grisáceo y sin vida. Afuera se escuchaba el agua cayendo entre las piedras y el fuselaje de la nave. Iba a ser otro día frío y lluvioso.
- ¡Cómo quisiera sentir el sol en mi rostro! – Fue lo primero que Lisa pensó.
Se dio vuelta, para yacer de costado y se encontró cara a cara con Rick, quien estaba tendido boca abajo sobre su manta, usando sus brazos como almohada. Estaba profundamente dormido, su boca estaba entreabierta y su respiración era fuerte y acompasada. Se veía tan tranquilo, tan joven y lleno de vida… ¡tan guapo!
Lisa sonrió con ternura al verlo así y se dio cuenta de que la había cuidado toda la noche. Se sintió culpable al darse cuenta de que ella tenía los dos sacos de dormir, mientras que él había dormido sin nada con que cubrirse. Se movió con cuidado para no despertarlo y con gran cariño colocó el saco de dormir sobre Rick, arropándolo con ternura. Tuvo el impulso de acariciar su cabello, pero no lo hizo. Antes bien, volvió a acostarse, todavía mirando a Rick.
- ¡Debe de estar muy cansado!
Lisa todavía se sentía mal. La cabeza le dolía y tenía que respirar por la boca, porque era difícil hacerlo por la nariz. Además seguía teniendo escalofrío y le dolían los brazos, las piernas y la espalda. Sentía que otra vez tenía fiebre.
- Rick… te has esforzado tanto por mí… se que a veces eres un cabeza dura y que a pesar de todo no te das cuenta de lo que siento por ti… pero no puedo cuestionar la lealtad que me tienes… ¡si tan solo pudiera agradecértelo de manera que no te quedaran dudas de lo mucho que significas para mí! De lo mucho que te quiero… de lo mucho que… te amo.
Lisa alargó su mano y la colocó sobre la de Rick, que se sentía fría. Comenzó a masajearla suavemente, tratando de calentarla. Él hizo algunos sonidos con su garganta, pero no se despertó.
- ¡Rick Hunter!
La voz de Lisa era suave, llena de ternura y de amor. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras lo contemplaba dormir. ¿Qué tenía ese chiquillo que la hacía perder la cabeza de esa manera? ¿Por qué sentía esa necesidad de estar cerca de él? ¿Por qué peleaban tanto si ella lo quería tanto?
- ¡Tú eres tan fuerte, Hunter! Y te admiro más de lo que tu podrías imaginarte… eres un hombre que se ha hecho a sí mismo, que ha vivido la vida solo, luchando contra cualquier obstáculo, saliendo adelante sin darse por vencido jamás… pero supongo que ese es nuestro problema… has estado tanto tiempo solo que te has acostumbrado a esa clase de vida… no creo que pudieras aceptar un compromiso… excepto claro si este involucrara a tu Señorita Macross… - Lisa suspiró con tristeza. - ¿Cómo podría yo competir con ella?
Lisa estaba pensando en lo infantil de su actitud y la manera en como se había dejado vencer sin siquiera luchar. Se sentía mal por la enfermedad, pero además por todo lo que había sucedido en los días anteriores… sobre todo después de aquel beso. Pero eso ya no importaba, lo realmente fundamental es que se había dado cuenta de que Rick no se daría por vencido, qué él lucharía por ella y eso significaba mucho para Lisa. Decidió que iba a cambiar su actitud y simplemente olvidarse de lo que había sucedido en la casa paterna. No podía dejar que un momento de pasión arruinara la amistad que existía entre ella y el teniente Hunter.
Inesperadamente Lisa comenzó a toser una vez más, lo que hizo que Rick se levantara de golpe y la mirara con preocupación. Toda la noche había estado levantándose, para asegurarse de que ella estaba bien y que la fiebre hubiera bajado. No había dormido mucho. Pero a la primera alerta de la enfermedad de Lisa, él se levantó de inmediato y se acercó a ella, frotándole la espalda.
- Lisa… ¿Cómo te sientes?
- Bien… - le contestó ella, tratando de sonreírle.
Rick no pudo evitar el sonreír, sabiendo que ella mentía pero que lo hacía por no alarmarlo. Ella se volvió a recostar y Rick puso el dorso de su mano en su mejilla y en su frente para comprobar su temperatura. Cuando se dio cuenta de que la fiebre no había bajado, mojó su pañuelo y lo colocó en la frente de su comandante.
- Te voy a preparar un poco más de té, Lisa… y te lo pido como un favor muy especial… por mi, tienes que comer algo.
La voz de Rick estaba llena de ternura y preocupación. Lisa asintió con la cabeza y el le sonrió, yendo enseguida a preparar el té y el desayuno.
- ¿Estuviste despierto toda la noche? – Ella preguntó suavemente.
- No pude dormir mucho… pero creo que veo algunas esperanzas con el radio. Esas baterías que encontré ayer me van a ayudar mucho. Con un poco de suerte hoy podría quedar listo.
- Gracias Rick… por todo lo que haces por mí.
- ¡Nah! ¡Olvídalo! – Él sonrió un poco apenado. – Si no la cuido yo, usted no se cuida a si misma, comandante Hayes.
Lisa soltó una risita, sabiendo que había mucha verdad detrás de las palabras de Rick. Él le acercó la taza de té caliente. Lisa no tenía hambre, pero se obligó a tomarse el té y luego a comer un poco de la ración que Rick le presentó. Sentía su estómago revuelto y en realidad no quería comer nada. Aquello fue una tortura, pero lo hizo sin renegar. No quería darle más problemas a Rick. Apenas acabó de desayunar y se recostó otra vez. Rick no tuvo tiempo de preguntarle cómo se sentía, porque ella ya se había quedado dormida de nueva cuenta. El teniente sonrió, pensando que el descanso era lo único que podía mejorarla en esas condiciones.
Él puso manos a la obra enseguida, prosiguiendo con las reparaciones del radio. Aquella mañana se sentía diferente, más motivado y con un mejor ánimo. Decidió trabajar sin descanso. No iba a darse por vencido hasta que pudiera hacer funcionar aquella chatarra y enviar la transmisión a la Base Sahara.
Las horas pasaban y Rick se preocupaba cada vez más. La fiebre de Lisa no cedía, por más esfuerzos que hacía. Al medio día le había preparado un poco más de té y le había puesto medicina, pero ni eso parecía ayudar. Lisa había estado despierta solo el tiempo suficiente para tomarse su té y enseguida había vuelto a dormir. Los accesos de tos eran frecuentes y a pesar de los dos sacos de dormir y el fuego de la estufa, Lisa temblaba de frío.
Aquello angustiaba a Rick, quien estaba trabajando con todo su corazón en la reparación del radio. De vez en cuando se daba un descanso y se acercaba a Lisa, solo para frotarle la espalda, tratando de darle calor o para quitarle con cuidado los mechones de cabello que le caían sobre el rostro. La frente de la comandante estaba sudorosa y era obvio que le costaba trabajo respirar.
- ¡Tengo que sacarte de aquí, Lisa! - Rick pensaba mientras seguía con lo suyo. - ¡Resiste solo un poco más!
La noche cayó sobre el VD01, pero Rick no pareció percatarse de ello. Ni siquiera se dio cuenta de que en todo el día no había probado bocado. Lo único que parecía importarle era el radiotransmisor.
Finalmente colocó las últimas piezas y salió a toda prisa de la tienda, para instalar una improvisada antena para captar las señales. Afuera seguía lloviendo. La noche era muy húmeda y fría. Rick tuvo que frotarse sus brazos para darse calor mientras instalaba la antena en el montículo en donde el VD01 se había estrellado.
Enseguida regresó a la tienda y encendió el radio, rogando al cielo que funcionara. El sonido de la estática le dio esperanzas, pues antes ni siquiera eso podía captar. Comenzó a buscar el canal correcto para transmitir y comenzó a enviar su mensaje de ayuda.
- Este es el teniente Rick Hunter desde Viento del Desierto… responda Base Sahara… escuadrón Skull… repito, este es el teniente Hunter de la RDF tratando de establecer contacto con Base Sahara… o con cualquiera que pueda escucharme, cambio…
Lisa entreabrió los ojos cuando escuchó a Rick transmitiendo el mensaje por la radio. Por un momento le costó trabajo enfocar sus pensamientos y comprender que era lo que estaba sucediendo. Su mente estaba bastante nublada por la fiebre. Pero el ver la imagen de Rick, sentado cerca de ella, transmitiendo aquella señal y escuchar la estática en el radio hizo que Lisa sintiera que todo iba a estar bien.
- Base Sahara… aquí el teniente Hunter… ¡Cambio!
Lisa se trató de incorporar, pero la cabeza le dolía demasiado. Rick se percató de que estaba despierta y enseguida fue a su lado, puso su mano en su hombro en un gesto silencioso que significaba que no se levantara. Lisa volvió a acostarse, pero él se quedó a su lado, con su mano masajeando gentilmente su hombro, mientras seguía intentando la transmisión.
- Base Sahara, escuadrón Skull… aquí Viento del Desierto… ¿nos escuchan?
Los minutos pasaban lentos y angustiosos. Lisa en silencio oraba porque la transmisión fuera captada. Rick no se daba por vencido. Intentaba por diferentes canales y diferentes frecuencias. Él no perdía la esperanza de que su transmisión llegara a la base. Lisa seguía temblando y ahora Rick tenía su brazo alrededor de sus hombros, manteniéndola cerca de sí, para darle calor.
Finalmente, después de varios intentos fallidos, Rick puso el aparato a un lado. Lisa lo miró interrogativamente y él se encogió de hombros.
- Lo voy a intentar un poco más tarde… ¿Cómo te sientes?
- Tengo frío… - Lisa respondió sinceramente. – La verdad es que… no muy bien.
Rick asintió, sintiendo cierto alivio por el hecho de que Lisa parecía estar bajando la guardia al admitir que no se sentía muy bien. Aquello ya era un avance. Él se acercó a ella y con un movimiento de su mano la invitó a acercarse. Ella no rechazó la invitación y recargó su cabeza en el pecho de Rick. Él puso sus brazos en torno a ella, preocupado por su salud. Lisa parecía estar empeorando, la fiebre no cedía y ya no tenía medicina ni nada más que pudiera hacer por ella.
- Vamos a estar bien. – Lisa habló. Era su turno de reconfortar a Rick, pues sentía cierta desesperación en el teniente. – Se necesita más que una gripita para matarme, ¿sabes?
Rick soltó una risita nerviosa y comenzó a mover sus manos, frotando la espalda de Lisa para darle calor.
- Esta vez se trata de más que una simple gripita, comandante.
- Aun así, hierba mala nunca muere.
Rick sonrió con cierta tristeza.
- Eso podría aplicarse a mí… pero tú no eres hierba mala en absoluto, Lisa… ¿Te sientes muy mal?
Lisa no respondió con palabras, solo movió afirmativamente la cabeza y cerró los ojos, sintiendo que a pesar de todo la cercanía con Rick le daba cierta paz y confort. Rick ladeó su cabeza, pegando sus labios contra el cabello de ella. Su mano subió para tocar levemente el lugar en donde estaba su herida. Cuando Lisa sintió la mano de Rick moviéndose entre su cabello, cerró los ojos y suspiró profundamente.
En ese momento la estática del radio los sobresaltó, pero aquel susto momentáneo fue pronto reemplazado por sonrisas en sus rostros cuando escucharon la voz fuerte y clara del sargento Max Sterling.
- Aquí Skull 2 a Viento del Desierto… captamos su transmisión muy débil, pero ahora me encuentro sobrevolando la zona desde donde se recibió la señal… Rick… ¿Dónde están? ¿Qué pasó? ¡Nos han tenido con el alma en un hilo por dos días!
- ¡Max! – Rick se apresuró a tomar el transmisor. – ¡Max, escúchame! Necesitamos transporte de inmediato… tuvimos un accidente, el VD01 quedó inutilizado pero la carga está intacta… necesito que además de la nave de recuperación se envíe una nave de transporte de inmediato… Lisa está enferma.
- ¿Qué sucedió? ¿Se encuentran bien? – La voz de Max sonaba inusualmente alarmada.
- Estamos bien… pero Lisa tiene fiebre y necesita cuidados médicos… estoy transmitiendo una señal de localización.
- Afirmativo jefe… los tengo en el radar… voy a pedir las naves de la Base Sahara de inmediato… yo estaré ahí con ustedes en 15 minutos. Cambio.
- Entendido Max… ¡Cambio y fuera!
Rick miró a Lisa con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro y ella se dejó ir sobre él, echándole las manos alrededor del cuello y abrazándolo con fuerza. Aquello lo tomó por sorpresa, pero correspondió el abrazo, sosteniéndola firmemente contra sí.
- Sabía que el viejo Max no nos fallaría. – Rick murmuró suavemente en la oreja de Lisa.
- Y yo sabía que el viejo Hunter no me fallaría a mí… Rick, quiero pedirte perdón por actuar como lo hice… se que a veces me comporto como una tonta pero—
- Lisa… - Rick habló con ese tono suave de voz que solo ella parecía conocer, al tiempo que se separaba de ella para mirarla a los ojos. – No tienes nada porque pedir perdón. La situación salió de nuestro control y hay cosas que no se pueden controlar… yo también actué sin pensarlo y no quiero que nada de lo que sucedió afecte nuestra amistad.
- Igual yo… - Lisa respondió sinceramente. - ¿Entonces estamos bien?
- Muy bien, Lisa… ¿amigos?
Rick le ofreció su mano a Lisa y ella sonrió, tomándola en la suya y apretándola con fuerza. Ambos se sostenían la mirada y mantenían la sonrisa en sus rostros. Impulsivamente Rick la jaló y volvió a abrazarla con fuerza.
- Amigos para siempre. – Le dijo al oído.
- Mejores amigos para siempre. – Lisa le respondió.
Ambos sonrieron otra vez, pero aquel momento fue interrumpido por un nuevo acceso de tos que hizo que Lisa prácticamente se doblara sobre sí misma. Rick permaneció a su lado, listo para darle agua en el momento en que ella dejara de toser. Le costó algo de trabajo jalar el vital aire que sus pulmones reclamaban y Rick sintió gran dolor al verla así. El pensar que ella estaba sufriendo le causaba sufrimiento a él mismo. No podía explicarlo, pero quizás era parte de esa conexión tan fuerte que él sentía con ella.
No pasó mucho tiempo antes de que el sonido de un Veritech rompiera el monótono caer de la lluvia. Rick le dio un apretoncito a Lisa en el hombro, al tiempo que le sonreía. Se puso de pie y salió del refugio solo para ver como el inconfundible VT azul Skull-02 aterrizaba a pocos metros del VD01.
- ¡Vaya! – dijo Max al abrir la carlinga y comenzar a descender. – ¡Esto si que fue un desastre! ¿Qué sucedió jefe? ¿Chocaron con un iceberg?
- Algo así. – Rick estaba feliz de ver a su amigo. – Entramos en una zona de turbulencia y una tormenta eléctrica… fuimos golpeados varias veces y los sistemas electrónicos fueron totalmente destruidos… apenas y pude hacer funcionar la radio.
- ¡Estábamos muy preocupados por ustedes! ¿Cómo está la comandante Hayes?
Rick le señaló hacia la improvisada tienda con la cabeza.
- Está mal… al parecer tiene bronquitis. La fiebre no ha cedido en dos días y es prioritario que la llevemos de regreso a la Base Sahara.
Max asintió y entró a la tienda, en donde Lisa lo recibió con una sonrisa. Él le hizo un saludo militar y enseguida se arrodilló a su lado, dándole un fuerte abrazo.
- ¡Comandante Hayes! Nos dieron un buen susto.
- Si… pero sabíamos que podíamos contar contigo para que vinieras a rescatarnos, Max.
- Como siempre. – el piloto de cabello azul hizo un guiño.
- ¿Dónde está Miriya?
- Oh, tengo que reportarles que la misión Sahara ha sido completada con éxito. Miriya y un servidor terminamos de hacer el reconocimiento del ultimo cuadrante esta mañana… la decisión final es tuya Lisa, después de que te presentemos nuestros reportes y evaluaciones… pero yo creo que puedo decir sin temor a equivocarme que encontrarás todo completamente satisfactorio… desde mi punto de vista la misión ha sido un éxito.
- ¡Gracias Max! – Lisa respondió con una voz apenas audible. - ¡Se los agradezco mucho!
La nave de recuperación y una pequeña nave de reconocimiento no tardaron en llegar a la zona. Había dos prioridades, primero, llevar a Lisa de vuelta al Sahara 01 y segundo, recuperar y llevar todo el material contenido en la bodega del VD01. Rick dio ordenes e instrucciones precisas a los operadores de la manera en cómo debían de transportar ese material y lo importante que era que fuera tratado con sumo cuidado.
Rick enseguida volvió con Lisa, quien estaba con Max aun dentro del refugio. Cuando vio que Rick entró, una sonrisa débil apareció en sus labios. El teniente se apresuró a tocar su rostro, confirmando sus temores de que la temperatura no cedía. Miró a Max con una mirada de preocupación.
- Debemos volver al Sahara de inmediato.
- Voy a ver que la nave esté lista para partir.
Max salió de la tienda y Rick iba a salir detrás de él, para ver cuales serían las instrucciones, pero la voz de Lisa lo detuvo.
- ¡Rick!
- ¿Qué sucede?
- Yo… solo quisiera pedirte que… que no me dejes, Rick… que te quedes conmigo durante el viaje al Sahara.
Rick fue a inclinarse a su lado y tomó sus manos en las de él, apretándolas con fuerza, al tiempo que sus ojos azules se clavaban en los ojos esmeralda de la comandante.
- Yo jamás te voy a dejar, Lisa… eso nunca lo olvides.
Ella sonrió levemente y asintió con la cabeza. Rick le devolvió la sonrisa y le acarició el cabello cariñosamente, tratando de calmarla. Estaba hirviendo en fiebre y aquello lo tenía muy preocupado.
Lisa cerró los ojos y apenas pudo escuchar la voz de Max informándole a Rick que podían abordar la nave, que estarían de vuelta en el Sahara en media hora, cuarenta y cinco minutos cuando mucho. Lisa ya no supo nada más a partir de aquel momento. Solo recordaba vagamente el sentirse segura sabiendo a Rick a su lado, pero ella en realidad no supo que sucedió después de que muy a su pesar, sus párpados se cerraron y el mundo dejó de existir para ella.
* * * * * * * * * *
Cuando Lisa por fin abrió los ojos, se encontraba en su habitación en la nave Sahara 001. Miró a su alrededor y le costó algo de trabajo recordar cómo había llegado a aquel lugar. Lo último que recordaba era estar envuelta en un saco de dormir, en una tienda húmeda en la mitad de la nada.
Ahora estaba en su cama caliente y tenía puesta su pijama. Su cabeza aun le dolía y se sentía débil, pero era obvio que le habían aplicado algunas medicinas, porque no se sentía tan mal como se había sentido antes, a pesar de que aun le costaba trabajo respirar. También tenía un vendaje en su cabeza. Estaba sola en la habitación, pero unas voces parecían venir del pasillo y ella notó que la puerta estaba entreabierta. Enseguida reconoció la voz de Rick y la de Miriya.
- Es prioritario que volvamos al SDF1 a la brevedad posible. – Escuchó a Rick decir. – Como te dije Miriya, el doctor la revisó pero dice que necesita cuidados especiales. No pienso arriesgarla.
- Ya leíste los reportes, Rick… todo está en orden y la asignación fue completada tal y como lo ordenó la base. Ya no veo el caso de que estemos aquí. Viajando a toda velocidad estaríamos de vuelta en el SDF1 en aproximadamente 12 horas, según los cálculos.
- Si, y es necesario que se proceda de inmediato. ¿Cómo van las operaciones de cargamento?
- Max me informó que el 95% ha sido completado. Ya se comenzó a desensamblar la plataforma de vuelo también. El Sahara 001 estaría en condiciones de partir en menos de una hora, Rick.
- Entonces debo de ir al puente y dar las instrucciones necesarias. Dile a Max que nos pondremos en movimiento a tan pronto como nos sea posible.
- Voy a revisar los VTs y a reabastecerlos ahora mismo… estaremos listos. Rick, solo una cosa… ¿Crees que Lisa se moleste?
- No, esto lo hacemos por ella, porque nos preocupamos… ella está enferma y necesita llegar al SDF1 de inmediato. Además si el comandante falta, yo asumo el mando de esta nave… no estoy diciendo que Lisa falte pero… solo quiero ahorrarle molestias.
- Si, es verdad… bueno, pues entonces puedes informar al SDF1 que los cuadrantes señalados fueron explorados en toda su extensión según las órdenes recibidas y se recuperó una gran cantidad de material, incluyendo todo el material Hayes. Yo diría que esta misión fue todo un éxito.
- Gracias por tu ayuda, Miriya…
- De nada… voy a revisar las naves. En una hora estaremos listos para partir.
- Bien… los veo en un momento.
Rick vio a la Zentraedi alejarse e inmediatamente regresó a la habitación de Lisa, en donde se encontró con la comandante, con los ojos entreabiertos, mirándolo con curiosidad.
- ¡Lisa! – la saludó, yendo a su lado. - ¿Cómo te sientes?
- Algo mejor… un poco mareada… - Lisa apenas podía articular palabra. - ¿Cuándo tiempo he—estado aquí?
- Has dormido por casi 8 horas… te lo merecías, comandante. Y ya que estamos en esto, quiero reportarte que la misión ha sido cumplida con éxito y que si tú no dispones de otra cosa, estamos en condiciones de partir de regreso al SDF1.
Lisa miró a Rick por un momento en silencio. Él se sentía un poco nervioso, ante la mirada escrutadora de su comandante. Finalmente ella asintió levemente y por más esfuerzos que hacía, no pudo mantener los ojos abiertos.
- Gracias Rick… - ella murmuró.
El teniente Hunter se sentó en la cama, al lado de Lisa y la tomó de la mano, al tiempo que le acariciaba el cabello con delicadeza.
- No hay nada que agradecer… descansa, es lo único que puedes hacer ahora.
- ¿Qué dijo el doctor? – Lisa preguntó, sin poder abrir los ojos.
- Es bronquitis… pero está en una etapa avanzada… esta vez si que atrapaste una buena, Hayes. Si no te cuidas podría volverse neumonía. Así que tienes prohibido hacer cualquier cosas sin mi autorización expresa y mi supervisión, ¿entendido?
Lisa sonrió débilmente y asintió. En ese momento no estaba en condiciones de entablar una discusión con Rick, aunque de buen gusto lo hubiera hecho, solo por diversión.
- Olvidaré ese comentario insubordinado, teniente. –fue lo único que pudo murmurar. – Hoy me siento generosa… por esta vez lo liberaré de la Corte Marcial.
Rick soltó una risita divertida. Notó que Lisa comenzaba a caer en un sueño pesado causado en parte por el cansancio y la enfermedad y en parte por las medicinas que se le habían administrado. Él todavía conservaba la mano de Lisa en la suya y seguía acariciándole el cabello. No podía apartar sus ojos de su rostro.
- Vas a estar bien, Lisa. – susurró. – Te lo prometo.
Cuando estuvo seguro de que Lisa estaba durmiendo otra vez, la arropó con gran cariño y enseguida se inclinó para besarla en la frente.
- Voy a ver que todo esté bien y que se proceda según el plan… regreso enseguida, comandante Hayes.
Rick le dio un apretón a la mano de Lisa y la besó antes de soltarla. Se dirigió a la puerta de la habitación y antes de salir le dedicó a la comandante una ultima mirada.
* * * * * * * * *
El viaje de regreso del Sahara 001 y su escolta no pudo haber sido más tranquilo. No hubo ningún incidente que reportar. Aunque Rick pasó la mayor parte del viaje en la sala de controles de la nave, se dio su tiempo para ir a revisar a Lisa cada que podía. La comandante no despertó en todo el trayecto.
Casi 12 horas después, la silueta inconfundible del SDF1 se distinguía en lo que había sido un cráter de una de las explosiones y que ahora, lleno de agua, era conocido como el lago Gloval.
Cuando el Sahara 001 recibió la autorización de aterrizar en el Prometheus, Rick suspiró aliviado, feliz de haber completado exitosamente aquella misión. Cuando los VTs de los Sterling aterrizaron, Rick les pidió que se hicieran cargo. Él tenía que llevar a Lisa al hospital. Una ambulancia ya esperaba por ellos. Los paramédicos sacaron a la comandante de la nave y la subieron a la ambulancia. Rick subió con ellos y los urgió a que los llevaran al hospital militar tan rápido como les fuera posible.
Durante todo el trayecto, Rick mantuvo la mano de Lisa en las suyas, mientras que contestaba las preguntas interminables de uno de los paramédicos. Las mismas preguntas de rutina, Rick pensó. Con cierto orgullo se percató de que no tenía problema en contestar esas preguntas sobre Lisa… eran cosas que él, de hecho, sabía.
Cuando la ambulancia llegó al hospital y Lisa fue ingresada con un diagnóstico de bronquitis severa, Rick intentó ir detrás de ellos sin mucho éxito. Una enfermera le cerró el paso y le informó que no estaba autorizado para entrar a esa zona, a menos de que fuera pariente del ingresado.
- ¿Qué es usted de la comandante Hayes? ¿Su novio, su pareja, su amigo?
- Yo… - Rick lo meditó unos segundos, sin saber en realidad que contestar a eso.
- ¿Señor?
- Soy su amigo… su mejor amigo, su amigo más cercano… soy prácticamente la única familia que la comandante Hayes tiene.
La enfermera llenó el formulario y le dio acceso a Rick a la zona restringida del hospital. Él se dirigió a toda prisa a la habitación en la que Lisa había sido ingresada y se quedó en la puerta mientras un doctor y dos enfermeras auscultaban a Lisa y se encargaban de ella.
El teniente Hunter estaba agotado… pero nada del mundo podría separarlo de aquel lugar en ese momento. Recargó su espalda contra la pared y suspiró profundamente. Por un momento sintió remordimiento al decir que era la única familia de Lisa, pues él sabía bien que ella consideraba a las demás oficiales del puente como su familia, pero aquello en realidad no le importó. Le gustaba la idea de ser el amigo más cercano de Lisa, quien estuviera al pendiente de ella en momentos como ese.
Finalmente el doctor salió de la habitación y Rick se acercó a preguntarle por la salud de la comandante:
- Está delicada. – Le informó. – Va a estar aquí por lo menos tres días.
- Lo entiendo, doctor.
- ¿Por qué no va descansar un poco, teniente? Se ve cansado.
- Estoy bien.
Rick entró a la habitación en donde Lisa descansaba sobre unas enormes almohadas. Estaba profundamente dormida, bajo los efectos de la medicina. También le habían colocado suero y oxigeno. Él fue hasta su lado y sonrió con cierto alivio.
- Estamos de vuelta, Lisa. Ya estás a salvo y vas a estar bien… en tres días podrás dejar este lugar. Pero no te preocupes, yo me voy a quedar contigo.
Rick se inclinó sobre ella y le acarició el rostro con delicadeza. Habían cumplido con su misión, exitosamente, en gran medida gracias a la dedicación de Max y Miriya. Tenían que estar orgullosos de lo que habían hecho y lo que habían salvado.
Pero sobre todo, aquella misión les había enseñado mucho sobre ellos mismos, sobre las cosas que en realidad eran importantes para ellos y aquellas que de alguna manera habían tenido guardadas dentro de su corazón durante mucho tiempo. Después de aquella misión la relación entre él y la comandante Hayes jamás volvería a ser la misma de antes.
Rick sentía que habían tenido un acercamiento que él no había tenido jamás con nadie… se detuvo y lo meditó un segundo, pero luego lo confirmó. Nunca nadie se había interesado por él de la manera en que ella lo hacía. Nunca nadie se había preocupado por él como Lisa lo hacía. Ella le daba una seguridad y una confianza que él sentía que no tenía ni siquiera en él mismo. Ahora sentía que la necesitaba de que ella lo mantuviera con los pies en la tierra, pero con el rumbo correcto.
Rick se sentó en un sillón que había al lado de la cama, acercándolo lo suficiente para poder sostener la mano de Lisa entre las suyas. Rick estuvo así un buen rato, solo contemplándola, sin pensar en nada.
- Perdóname Lisa. – al final murmuró. – Se que hay veces que me comporto como un cretino, pero espero que jamás dudes lo que te he dicho… me importas y te quiero. Eres la mejor amiga que tengo y no quiero perderte nunca en la vida. Sin ti estaría perdido, espero que lo sepas.
Rick besó la mano de Lisa, enseguida le quitó algunos mechones de cabello del rostro y con mucha ternura le acarició la mejilla con el dorso de su mano. Sonrió para si mismo y se recargó en el sillón, suspirando profundamente. Cerró los ojos y de inmediato se relajó. Tenía que ir a bañarse y a cambiarse, pero ya lo haría en la mañana. Estaba seguro que a primera hora Claudia aparecería en aquel lugar y entonces, y sólo entonces, él dejaría a Lisa… pero volvería enseguida.
No pasó mucho tiempo antes de que en aquel cuarto de hospital, los únicos sonidos que se escuchaban eran el goteo incesante del suero, la respiración pesada e irregular de la comandante Hayes y el murmullo suave y acompasado de la respiración de Rick, que ya dormía profundamente. Aun dormidos, el hecho de sentirse juntos parecía darles a ambos la tranquilidad y la paz que necesitaban para pasar la noche, sin importar lo que hubiera sucedido y sin importar lo que viniera después.
Ambos tendrían el tiempo suficiente para evaluar los resultados de la misión Sahara, tanto en el plano profesional, como en un plano más profundo y personal. Lo único cierto era que aquella misión había cambiado para siempre el curso de la vida y las relaciones personales de Lisa Hayes y Rick Hunter. * * *
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