chapter = 2
author = Evi
Rating = AP
Type = Adventure
fanfic = LAMENTACIÓN DE OTOÑO
CAPITULO II
Lisa se levantó muy temprano la mañana siguiente. Mientras se duchaba, no podía dejar de tararear una cancioncilla ni de sonreír. Por alguna razón lo único en lo que podía pensar era en la despedida de la noche anterior y en ese beso – un beso amistoso, pero un beso al fin – que Rick le había dado antes de retirarse.
Sin embargo no tenía mucho tiempo para soñar despierta. Tenía una reunión muy importante y no podía retrasarse. Ella era una mujer multi-tareas, ya que podía vestirse, tomarse una taza de café y mirar la televisión al mismo tiempo.
En las Noticias MBS el tema más importante esa mañana era la conferencia de prensa del Almirante Gloval de la noche anterior. Lisa se detuvo ante la televisión, tomando su café lentamente, mientras veía extractos de la conferencia. El almirante había sido bastante preciso en sus palabras y Lisa sintió que solamente Henry Gloval podía encarar una situación tan difícil como aquella. Se notaba serio y confiado y ella se sintió orgullosa de él.
- Entiendo a los civiles. – se dijo a sí misma en voz alta, mirando el contenido de la taza que sostenía en las manos. – Ellos no pidieron estar aquí. Su presencia en el SDF1 no fue más que un desafortunado accidente… es normal que estén enojados por todo lo que ha sucedido. Sin embargo también deberían de considerar el hecho de que gracias a que están a bordo de esta fortaleza lograron sobrevivir a esa lluvia de terror. Gracias a que están aquí, pueden considerarse los únicos sobrevivientes de la raza humana. Tal vez su presencia en esta nave no fue un accidente después de todo.
Lisa puso a un lado su taza vacía y agarró su saco, que descansaba en el respaldo de la silla de su escritorio. Mientras lo abotonaba y se arreglaba el cabello, todavía tuvo tiempo de escuchar un poco más de las noticias. Después apagó la televisión con un gesto de fastidio y tomó su carpeta con el escudo de la RDF de encima de su escritorio. Salió de su habitación y se dirigió al salón de consejo de la base.
Lisa fue de las primeras en llegar a la junta, lo cual no sorprendió a nadie, pues todos conocían la puntualidad de la comandante, su sentido del deber y su devoción a su trabajo. Saludó formalmente a los ahí reunidos y fue a ocupar su lugar. Mientras todos los demás comentaban sobre la conferencia de prensa y las reacciones de los civiles, ella se limitaba a escuchar, mientras concentraba su atención en el reporte que traía en su carpeta.
Algunos minutos después el almirante Gloval entró al salón, acompañado del coronel Maistroff y del doctor Lang. Todos se pusieron de pie para recibirlos, pero era obvio que Gloval quería hacer las cosas rápidamente. Sin demasiado protocolo comenzó la reunión, yendo directo al punto.
- Tenemos prioridades, - comenzó a decir. – Y no tenemos tiempo que perder. Así que las comisiones que les serán asignadas el día de hoy deberán de ponerse en marcha hoy mismo. Espero un reporte preliminar del trabajo del día a las 2100. Formaremos tres comisiones, la militar, la científica y la civil. Cada una de ellas tendrá una misión bien establecida.
Lisa tomó nota de las palabras del almirante, pero su escritura fue interrumpida por la voz del almirante pronunciando su nombre.
- Comandante Hayes…
- ¿Si almirante Gloval?
- Usted estará al frente de la comisión militar.
- ¿Señor? – los ojos de Lisa mostraban su desconcierto.
- Si, creo que no hay nadie en el SDF1 más capacitada para llevar a cabo las tareas de esta comisión. – una oficial se acercó a Lisa y le entregó una carpeta en la que se especificaban las metas, alcances y acciones de la comisión que se le estaba asignando.
El almirante Gloval siguió hablando, y Lisa pudo escuchar vagamente como se asignaba al doctor Lang como encargado de la comisión científica y al coronel Maistroff al frente de la comisión civil. Pero su atención estaba centrada en las hojas que tenía ante ella. Por lo que podía observar, a simple vista, ahora ella tenía el mando ejecutivo de la RDF y se le instruía el asignar a un piloto con experiencia en combate como el Comandante de Operaciones Militares, bajo su mando.
Aquella reunión no tuvo la duración que Lisa había anticipado. De hecho el almirante dio por terminada la junta en menos de una hora y envió a todo el personal a sus puestos. Lisa no olvidaba que tendría que entregar su reporte preliminar esa noche. Cuando todos se retiraron ella se acercó a Gloval y él, sin esperar a que Lisa formulara las preguntas, él comenzó a darle las respuestas.
- Todo está en esa carpeta, comandante. Usted es la persona más calificada para esta comisión y fue mi elección obvia. Su experiencia como Primer Oficial del SDF1, Jefe de Operaciones Tácticas y Oficial de Control Aéreo será invaluable en esta comisión.
- Señor… yo—
Lisa se sonrojó un poco. Jamás había pensado en todas las responsabilidades que había tenido en el Puente de Mando del SDF1 durante la guerra. En realidad experiencia no le faltaba.
- El puente fue muy dañado en la última batalla. – Gloval continuaba hablando. – Por lo que le he asignado un nuevo puesto de control, directamente debajo del antiguo puente. Los instrumentos y aparatos en esa sala de control son nuevos y no tendrán problema operándolos. Desde mañana Sammy Porter, Kim Young y Vanessa Leeds serán transferidas al nuevo centro de comunicaciones a su mando, comandante.
Lisa sonrió. La idea de trabajar con personas a quienes conocía, apreciaba y con las que se llevaba bien le pareció bastante interesante. Inmediatamente pensó en Claudia y preguntó al almirante sobre la asignación de su amiga.
- La teniente Grant ha sido asignada como mi asistente… necesito a alguien de confianza que me mantenga en contacto con las diferentes misiones, en particular con la misión de reconstrucción de Ciudad Macross y reubicación de civiles a cargo del coronel Maistroff. Las autoridades civiles se mostraron bastante reacias a la cooperación el día de ayer… hay mucho que hacer en ese frente. Es por eso que puse la puse a usted y al doctor Lang a cargo de las otras dos misiones. Necesito gente de confianza trabajando en esto.
- Gracias por su voto de confianza señor, no lo defraudaremos.
- Se que no lo harán, comandante. Lea bien las instrucciones que se le han entregado, estúdielas y analícelas con cuidado. Si tiene dudas puede venir a buscarme… su puesto de control la espera, comandante.
- Si señor… - Lisa saludó militarmente pero dudó un poco.
- ¿Pasa algo, comandante?
- Es… respecto a mi elección de quien será el Comandante de Operaciones Militares…
- Yo se que usted sabrá hacer la elección correcta, comandante. Es por eso que le di la opción de hacer su propia asignación. Nadie conoce a los pilotos mejor que su Oficial de Control Aéreo, ¿no le parece?
- Si… supongo que sí.
- ¡Buena suerte, comandante! Espero su reporte a las 2100.
El almirante Gloval salió de la sala y Lisa suspiró pensativamente cuando se vio sola. Sin más preámbulos se dirigió a su nuevo puesto de control. Tenía que leer las instrucciones que se le habían entregado y sabía que tendría un largo día por delante, organizándolo todo y… haciendo algunas selecciones de personal.
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Rick se dirigía con cierta prisa a una sección de la base en donde jamás había estado antes. Aparentemente era una sección nueva que hasta entonces había permanecido cerrada. Miró otra vez el papel que tenía en la mano y frunció el entrecejo.
- ¿Dónde demonios se encuentra el Puesto de Control de Comunicaciones y quien será el Oficial en Jefe de Operaciones Tácticas de la RDF que quiere verme con tanta insistencia?
Finalmente llegó a un acceso en el cual se leía la leyenda: “Centro de Comando y Control de Comunicaciones”. Leyó aquellas palabras con cuidado y volvió a revisar la orden que había recibido de presentarse en ese lugar de inmediato. Se pasó la mano por el cabello rebelde, sintiéndose un poco inseguro, como siempre que era requerido por algún superior. Enseguida tomó aire y exhaló profundamente para calmar sus nervios y sin más preámbulo llamó a la puerta.
- Teniente Rick Hunter reportándose.
La puerta se abrió y una voz le respondió desde el interior.
- ¡Adelante, teniente! Lo estaba esperando.
Rick no pudo ocultar su sorpresa cuando reconoció la voz de Lisa y aun menos cuando la vio en aquel cuarto de control, en donde los aparatos aun estaban cubiertos con protecciones plásticas. El olor característico de equipos electrónicos nuevos era una clara señal de que aquel lugar jamás había sido utilizado antes.
- ¡Lisa! – Es decir, comandante Hayes… ¿Qué—de que se trata esto?
Lisa lo miró y una pequeña sonrisita entre divertida y tímida apareció en sus labios. Rick miraba a su alrededor, sin comprender exactamente en donde estaba o más aún, por qué estaba ahí.
- Este es el nuevo centro de control de comunicaciones. –Lisa comenzó a explicarle. – De ahora en adelante desde este sitio se monitoreará la actividad aérea y las comunicaciones.
- ¡Oh! – Rick pensó que comenzaba a entender. – Y supongo que será tu nuevo puesto de trabajo… es decir, tú estabas a cargo del control aéreo y las ordenes de batalla en el puente del SDF1… antes de que te fueras a Alaska.
Las últimas palabras casi sonaron como un reproche, pero Lisa decidió que no tenía ganas de comenzar una discusión, así que prefirió ignorar el comentario.
- Si, de hecho esa era mi función en el puente… estaba a cargo de las tropas de aire y tierra, de las órdenes de combate, de las operaciones tácticas, de la comunicación con los VTs y de guiarlos a sus blancos, además de que era la oficial de operaciones, del control aéreo táctico y la oficial a cargo del tráfico entrante y saliente y de la coordinación de escuadrones en batalla… hmmm… eso además de ser la Primera Oficial del SDF1.
A Lisa jamás le había gustado alardear, sin embargo quería dejar bien claro ante el teniente Hunter la clase de obligaciones que ella, la comadreja parlanchina, tenía en el puente. Tal vez eso lo hiciera recapacitar sobre sus actitudes.
Rick estaba boquiabierto. Nunca hubiera pensado que Lisa tenía tantas responsabilidades en el puente. Se preguntaba como es que podía arreglárselas para hacer todo lo que tenía que hacer sin equivocarse. Por un momento se sintió apenado, pensando en todos los problemas que él le causaba mientras lo dirigía en el aire. A veces él solo hacía las cosas para molestarla, pero ahora comprendía que Lisa se encontraba muy presionada mientras llevaba a cabo su trabajo.
- ¡Vaya! – finalmente pudo hablar. – Bueno… creo que es obvio por qué fuiste la mejor de tu clase, Lisa.
- ¿A qué te refieres?
- Es que no es un secreto que te graduaste con honores tanto de la escuela militar como de la Academia Robotech. Roy solía decirme que siempre fuiste la mejor tanto en el área académica como en el entrenamiento.
Lisa miró a Rick con cierta curiosidad. Se preguntaba que razones tendría el comandante Fokker para hablarle a Rick sobre su currículo militar. No se imaginaba a esos dos reparando sus VTs, hablando de ella mientras se daban tiempo para tomarse una Petite Cola. Antes de que pudiera siquiera preguntarle nada a Rick, este ya estaba hablando, mientras curioseaba alrededor del cuarto de control:
- ¿Y quién va a estar aquí contigo? Porque supongo que no te encargaras de esto tu sola… me imagino que Kim, Vanessa y Sammy vendrán a auxiliarte, ¿cierto?
- Si, así es. Estarán trabajando conmigo a partir de mañana… Rick, esta mañana en la reunión de consejo recibí una nueva asignación…
Rick se detuvo donde estaba, sintiendo que la sangre se le iba a los pies. No le gustaba cuando Lisa recibía nuevas asignaciones. La última vez había sido enviada a la Base Alaska y casi había muerto ahí… y la vez anterior, en la nave de los zentraedis… y algunos meses atrás en la Base Sara de Marte… si, definitivamente cada vez que Lisa Hayes recibía una nueva asignación, Rick podría jurar que habría problemas.
- ¿De qué se trata esta vez? – su voz se escuchó más insegura de lo que él hubiera querido.
- Bueno, no solo estoy a cargo de las comunicaciones, sino que además se me otorgó el comando de la RDF como Oficial en Jefe de Operaciones Tácticas.
Rick miró el papel que aun tenía en la mano y comprobó que era el mismo título que estaba escrito en él. Después miró a Lisa, sin saber realmente que decir.
- Suena muy importante.
- Lo es. Se crearon tres comisiones, una militar, una científica y una civil. El almirante Gloval me puso al frente de la comisión militar.
- Creo que no pudo haber hecho una mejor elección.
Las palabras de Rick sonaron sinceras y Lisa no pudo evitar sonrojarse un poco.
- El trabajo no será sencillo, pues voy a coordinar vuelos de reconocimiento con un rango cada vez mayor. Necesitamos asegurarnos de que estamos a salvo, de que no seremos blanco de otro ataque. Además también tendremos la misión de encontrar material militar que pueda ser reciclado. Básicamente estaré dirigiendo misiones de exploración. Sinceramente no creo que haya mucho de que preocuparse en estos momentos, en cuanto a los ataques zentraedis.
- Si, es cierto. – Rick trataba de digerir toda la información que Lisa le estaba dando.
- Dentro de mis órdenes como líder de esta comisión, está la de asignar a un piloto competente, con experiencia en combate y probadas habilidades de liderazgo como Comandante de Operaciones Militares. Básicamente este piloto tendrá el mando de los grupos de reconocimiento al estar en campo… claro que estará supeditado a mis órdenes, como mi segundo al mando.
- Entiendo. – Rick asintió con la cabeza. - ¿Ya tienes algún candidato en mente?
Lisa miró a Rick, sorprendida al pensar que ese piloto tan brillante, arrojado y temerario fuera tan lento para comprender algunas cosas. Ella consideraba a Rick uno de los hombres más inteligentes y capaces que conocía, pero debía admitir que él no sabía captar las indirectas. Las pistas eran totalmente inútiles con él. A veces a Rick Hunter había que deletrearle las cosas. La expresión en el rostro de Lisa cambió de frustrada a divertida, mientras tomaba un sobre membretado con el escudo de la RDF y se lo entregaba a Rick.
- Teniente Hunter, me permito entregarle oficialmente su nueva asignación.
Rick recibió el sobre que Lisa le alargó e inmediatamente sacó de su interior una hoja de papel doblada, con todos los logotipos, sellos y firmas oficiales. Estaba dirigida a él y firmada por la Teniente Comandante Lisa Hayes, con la autorización del Almirante Gloval. La leyó con emoción contenida, sintiendo mariposas en el estómago.
- ¿Comandante de Operaciones Militares? – su voz era casi un susurro. - ¿Yo?
Rick levantó los ojos de la carta y los clavó en Lisa, quien le sonreía. Él pudo ver en aquella sonrisa y en la expresión en el rostro de la comandante cierto orgullo; aquello lo hizo sentirse aun más nervioso. Leyó su asignación una vez más y aun sin poder creerlo habló:
- Pero… esta era la comisión de Roy, ¿no es así?
- Si, lo era… y pienso que el comandante Fokker estará orgulloso de ver que tu tomarás su lugar, Rick. Eso es, si aceptas esta asignación. Tampoco quiero obligarte a nada, debes de estar conciente de que será mucho trabajo y mucha responsabilidad… y sobre todo, de que estarás trabajando directamente bajo mis órdenes.
La manera en la que Lisa pronunció las últimas palabras hizo que Rick se sintiera contrariado. Para él no era ningún problema estar bajo sus órdenes. De hecho, al paso del tiempo, el había llegado a confiar ciegamente en ella, en lo que se refería a las ordenes de combate. A pesar de que Rick cuestionaba sus órdenes e incluso las desobedecía, el hecho era que cuando Lisa lo guiaba en combate, él no tenía dudas. Lisa era como un ángel guardián que siempre lo vigilaba mientras estaba luchando allá afuera. Estar bajo sus órdenes era para él un privilegio, aunque no se engañaba, sabía de antemano que habría fricciones y muchas diferencias entre ellos… eso podría ser un problema.
- Lisa… no se que decir… es tan imprevisto… yo no se si sea la persona que necesitas para este puesto… es decir, hay muchos que son mejores que yo, Max por ejemplo… si lo que buscas es un piloto hábil y con experiencia…
- Si, yo se que Max es un piloto ejemplar… pero también se de tus capacidades, Rick. Y a decir verdad, a pesar de que aprecio mucho a Max y confío en él, preferiría trabajar contigo… necesito a alguien de confianza en este puesto, ¿sabes? Alguien… alguien como tú.
Rick no supo que contestar. Prefirió no mirar a Lisa y mejor mantener su mirada clavada en aquel papel que estaba en sus manos.
- ¡Roy, hermano, no creerías esto! Hace unos meses yo era simplemente un piloto aficionado y ahora… ahora quieren que sea el comandante de las operaciones militares. Quieren que ocupe tu lugar… - Rick pensaba.
- No tienes que darme una respuesta ahora mismo, Rick. – Lisa notó su inseguridad. – Se que es algo que debes de pensar con calma porque una vez que aceptes ya no habrá marcha atrás… tu fuiste mi primera elección porque eres un piloto que ha probado su capacidad una y otra vez y tienes las habilidades de líder que el puesto requiere y además… bueno, pienso que eres el mejor piloto de la RDF, Rick.
Hunter levantó la mirada, pero ahora fue ella la que la desvió. A él le sorprendió saber que Lisa lo consideraba el mejor. Siempre pensó que la comandante tenía serias dudas – y bastante justificadas – con respecto a su comportamiento y a su habilidad. De pronto sintió que no podía fallarle. Lisa necesitaba ayuda y él mismo le había dicho la noche anterior que él jamás la dejaría sola cuando lo necesitara.
- No comandante Hayes. – Rick habló con su tono de voz más formal. – En realidad no hay nada que pensar. Me siento honrado de que usted me haya distinguido con este nombramiento. Lo acepto con gusto y quiero que sepa que voy a hacer mi mejor esfuerzo para que esta misión sea todo un éxito.
Lisa miró al teniente Hunter, quien la saludaba formalmente. Ella no pudo evitar una sonrisa al tiempo que respondía el saludo.
- Se que tal vez en esta misión puede haber bajas o heridos. – Rick bromeó, relajando el protocolo. – Y lo más terrible es que si ese es el caso, esos seremos tu y yo, Lisa… fuego cruzado. Pero estoy dispuesto a arriesgarme.
- Esperemos que no sea el caso. – Ella se rió de buena gana. – Rick, gracias por aceptar.
- No, gracias a ti por esta oportunidad, Lisa. Pero ahora dime, si voy a ser tu segundo al mando creo que debo de saber de que se trata todo esto. ¿Qué hay con las otras dos comisiones?
- El doctor Lang está a cargo de la recuperación ecológica de la Tierra. Los primeros reportes han estado llegando y al parecer cerca del 95 % de la tierra fue devastada. El agua se evaporó con el calor tan intenso que generó la lluvia de la muerte, el planeta se ha convertido en un inmenso desierto. Además el polvo y la ceniza cubren casi por completo a la tierra, impidiendo el paso del sol. El doctor Lang tiene que encargarse de todos esos problemas. Básicamente llevará a cabo una operación de purificación atmosférica y un plan de recuperación natural.
- ¡Vaya! – Rick no comprendía los alcances de todo lo que Lisa le estaba diciendo.
- Por su parte el coronel Maistroff comenzará a trabajar en la reconstrucción de una nueva ciudad Macross fuera del SDF1 y la subsiguiente reubicación de los civiles.
- Entonces podemos decir que a nosotros nos tocó la parte fácil.
- Si…
Lisa se perdió en sus propios pensamientos, mientras Rick la miraba insistentemente. Era increíble como aquella mujer de apariencia tan frágil y vulnerable era en realidad una guerrera, una persona fuerte y determinada que no se detenía ante nada. Rick la admiraba mucho… demasiado. Sonrió al pensar que tendría la oportunidad de trabajar con ella. Sabía que aquello sería toda una aventura.
- En un par de horas el doctor Lang se reunirá con su equipo. – La voz de Lisa hizo que Rick volviera a la realidad. – Me pidieron que tuviéramos una pequeña intervención de 20 minutos en dicha reunión.
- ¿Tuviéramos? Es decir, ¿tú y yo?
- Si… nosotros viajamos desde Alaska hasta este punto y ellos están interesados en escuchar nuestra historia, lo que vimos en el camino.
- Yo no vi nada, excepto destrucción, desolación y caos.
- Es cierto, eso mismo es lo que debemos de decirles. También quisiera que leyeras esta carpeta con toda la información sobre esta comisión, Rick… yo tengo que trabajar en mi reporte preliminar.
- Lisa, - Rick tomó la carpeta que ella le entregó. – No se que tal estés de ánimo… pero si no estás muy cansada tal vez podríamos ir a la ciudad después de la reunión… a caminar un poco, a comer algo… no se, a festejar nuestra nueva asignación.
Ella lo miró y sonrió al notarlo nervioso. No había nada en el mundo que la emocionara más que salir con Rick, a donde fuera y como fuera. Al parecer las cosas entre ellos podían mejorar… ya estaban mejorando, de hecho.
- De acuerdo. – ella aceptó. – Pero debemos volver pronto, mañana el trabajo comienza muy temprano en la mañana.
- Y yo voy a estar aquí, puntualmente. Ya lo verás, comandante.
- Bien, pues entonces ponte a leer los detalles de la comisión… cualquier pregunta—
- Lisa, - la interrumpió. - ¡Gracias!
- ¿Por qué?
- Aunque no lo creas, esto significa mucho para mí. Gracias por darme esta oportunidad y sobre todo, muchas gracias por confiar en mí, aun y cuando te he dado muchos motivos para no hacerlo.
Lisa lo miró casi con incredulidad. No podía creer que estaba escuchando esas palabras de la boca de Rick, del altanero e insufrible Rick Hunter. Ella quiso decirle muchas cosas, que él había salvado su vida incontables veces, que la había defendido, la había apoyado, la había acompañado más veces de las que ella podía recordar… que él había arriesgado su vida por ella tantas veces que… ¿Cómo podía él dudar de la confianza que ella le tenía?
- De nada. – fue lo único que Lisa pudo contestar y de inmediato se odió por no ser más valiente.
Rick se sentó en uno de los sillones de los puestos de control y comenzó a leer los documentos que Lisa le había entregado. Pero no podía dejar de lanzarle miradas indiscretas a Lisa. Ella había retirado las protecciones plásticas de una de las computadoras principales y se encontraba muy ocupada redactando su reporte. Rick sonreía para sí mismo al verla tan ensimismada y concentrada en su trabajo.
El teniente Hunter recordó las palabras exactas que Roy le había dicho sobre Lisa, aquel día en el taller de la base, mientras Roy reparaba su Skull-1 y ambos se refrescaban con Petite Cola.
- Fue la mejor de su clase, tanto en la escuela militar como en la Academia Robotech, en donde se graduó con honores. Fue siempre la mejor tanto en el área académica como en el entrenamiento. La comandante Hayes es una enciclopedia con patas, pero también es una oficial aérea calificada, Rick… pero a pesar de todos sus logros personales, ella siempre ha mantenido la distancia con sus compañeros y jamás se ha permitido formar lazos afectivos, ni amistosos ni románticos con nadie.
- Lisa… - Rick pensaba, mientras la observaba trabajar. – Tal vez ahora que vamos a trabajar tan cerca uno del otro, podamos llegar a ser amigos… verdaderos amigos.
Aquella mujer lo intrigaba de una manera que nadie jamás lo había hecho antes. Deseaba llegar a conocerla, quería escuchar todos sus secretos, sus sueños, sus ilusiones. Él sabía que hasta entonces su relación no había sido exactamente amistosa, pero sentía que a pesar de todo habían formado un vínculo entre ellos. Ahora él sentía la necesidad de entrar a su mundo y conocer a la verdadera Lisa Hayes.
- Bien, ya el tiempo lo dirá. – Rick pensó, al tiempo que regresaba a su lectura.
**********************
Rick no supo cuanto tiempo pasó, sino hasta que una asistente entró al puente con una bandeja conteniendo dos tazas de café. Las puso en una consola, cerca de Lisa, saludó y salió de ahí.
- Bueno, - Lisa habló. – Un receso para tomar café… ¿Qué te parece?
- ¿Cuándo pediste esto? – Rick estaba tan interesado en su lectura que no se había dado cuenta de que Lisa había llamado a la cafetería de la base para pedir los cafés.
- Hace un momento… - Lisa los estaba preparando. - ¿Leche y azúcar?
- No, negro está bien, gracias.
Rick tomó la taza que Lisa le ofrecía y ella comenzó a preparar su propio café. Rick notó que le ponía dos cucharadas de azúcar, asumiendo que a la comandante le gustaban las cosas dulces.
- Esta mañana vi las noticias, sobre la conferencia de prensa del almirante Gloval. – Rick comentó, su mirada fija en el café. – Creo que las personas de la ciudad Macross no están contentas. Sin embargo no entiendo porque se comportan de tal manera.
- ¿De tal manera? – Lisa lo miró. - ¿A qué te refieres?
- Hmmm… ¿no lo has visto? En la ciudad se han suscitado varias manifestaciones populares e incluso actos de resistencia civil.
- Pero eso es absurdo… ¿resistencia civil? Si lo único que queremos hacer es ayudar. Los civiles son una de nuestras prioridades. Con actos de esa naturaleza solo conseguirán entorpecer las operaciones y entonces habrá aun más problemas.
- Lo se, pero al parecer allá abajo en la ciudad no quieren oír hablar de los militares. Lyn Kyle fue entrevistado por el noticiero hacer rato… él es uno de los que están al frente de esas manifestaciones. Creí que después del apoyo que él y Minmai prestaron durante la última batalla, él cambiaría su postura.
Lisa bajó la mirada ante la mención de los nombres de Kyle y Minmai. Sopló a su café caliente y después cuidadosamente tomó un trago del mismo. Rick miró hacía uno de los ventanales del puesto de control y suspiró con cierta frustración.
- Tal vez no sea la mejor idea el ir a la ciudad después de todo. – comentó.
- Pues, podríamos ir con ropas civiles… no podemos ser prisioneros en nuestra propia nave, Rick.
- Si, tienes razón. Debemos de tratar de que la vida siga su curso… a pesar de lo extraño que ese curso es en estos momentos.
- Además, - Lisa comentó, mirando hacía el mismo ventanal. – Supongo que podrías aprovechar para ir a visitar a Minmai. Después de la última batalla ella se ha convertido en toda una heroína.
- Si, pareciera que fue ella la que salió a luchar contra el enemigo. – Rick comentó con cierta amargura en su voz. – Pero no, no pienso ir a visitarla.
Lisa miró al teniente y se preguntó qué podría haber pasado durante su ausencia en el SDF1 para que Rick hablara de esa manera de Minmai. Como si estuviera leyendo sus pensamientos, él se encogió de hombros y comentó:
- No podría acercarme a ella. Kyle no la deja ni a sol ni a sombra, así que ¿qué caso tiene? Además, si ahora ella también está con todo ese asunto del anti-militarismo… bueno, yo soy un soldado.
Lisa sintió pena por Rick. Ella sabía perfectamente que él había terminado en la milicia casi por accidente, ese jamás había sido el plan de vida de Rick Hunter. Él era uno de los mejores, eso era indiscutible, pero ella sabía que tal vez Rick preferiría estar haciendo alguna otra cosa.
- Si no te hubieras involucrado en este asunto, si no hubieras entrado a la milicia, ¿Qué estarías haciendo ahora? – Lisa preguntó inocentemente.
Rick la miró, como si su pregunta lo hubiera sorprendido. Se encogió de hombros y su mirada regresó al ventanal frente a ellos.
- Si jamás hubiera ido a la isla Macross ese día… simplemente yo ya no estaría vivo. No después del último ataque.
Los ojos de Lisa se abrieron desorbitadamente por un segundo, comprendiendo las palabras de Rick. Ella no lo había pensado así, pero si él no hubiera estado en Macross aquel fatídico día de febrero hacía dos años, él hubiera sido uno de los miles de millones de personas asesinadas durante la lluvia de la muerte. Súbitamente Lisa se sintió aliviada de tener a Rick a su lado, sano y salvo.
- ¿Qué hay de ti, Lisa? ¿Qué otras opciones tenías, fuera de la milicia?
- Ninguna. – La comandante respondió secamente.
Rick no quería que Lisa recordara cosas tristes. El bien sabía que había perdido a su padre apenas hacía unas horas y que, aunque trataba de hacerse la fuerte, por dentro estaba llorando. Él deseaba que Lisa pudiera darse la oportunidad de mostrarse débil y vulnerable. Esa fuerza de voluntad, esa autosuficiencia, esa terquedad eran de las cosas que más le molestaban de la comandante Hayes… y de las cosas que más le atraían de ella.
- Yo solo espero que no te arrepientas de haberme dado esta asignación, Lisa. – él cambió el tema. – No se si estoy listo para algo así.
- Lo estás, Rick… no te preocupes. Además, este puesto tiene sus ventajas. Estás en primera línea para una promoción y no solo eso, sino que los beneficios económicos son mucho mejores.
Rick asintió, sonriendo sin muchas ganas. ¿Qué importaba el dinero en aquel lugar? Sin embargo, la mirada profunda y radiante de Lisa lo hizo olvidarse de sus pensamientos amargos. Era obvio que ella se sentía muy orgullosa de él.
Lisa miró su reloj y se dio cuenta de que era hora de ir a la reunión con la Comisión de Ecología al mando del doctor Lang. Después de eso se cambiarían e irían a cenar a la ciudad. Ambos salieron del centro de comunicaciones y se dirigieron a la sala de juntas, en donde varias personas ya los esperaban.
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La reunión no fue muy larga, al menos no para Lisa y Rick, que se limitaron a presentar su reporte y posteriormente se retiraron. Ambos estaban cansados y tenían hambre. Se dirigieron a sus respectivas habitaciones, con el acuerdo de encontrarse en la puerta de las barracas en media hora. Ambos necesitaban un baño y ponerse ropas civiles.
Por alguna razón Lisa sintió la necesidad de arreglarse lo mejor que pudo aquella noche. Escogió ropas cómodas e informales, pero se sentía maravilloso usar esa ropa después de haber estado uniformada durante tanto tiempo. Mientras se vestía hizo cuentas y se dio cuenta de que no había usado ropas civiles en meses. No que eso la molestara, de hecho se sentía muy bien usando su uniforme militar y cuando no lo llevaba puesto se sentía vulnerable. Pero aquella noche el cambio era bienvenido.
Cuando se dirigió a la entrada de las barracas, Rick la esperaba caminando de un lado a otro, “como león enjaulado”, Lisa pensó. En cuanto la vio sonrió y se acercó a ella. Lisa devolvió la sonrisa, pensando en lo joven y atractivo que Rick se veía usando jeans y un sweater.
- Bien comandante, ¿A dónde desea ir a cenar?
- Bueno, dejaré que me sorprendas, Rick… y supongo que por una noche podemos olvidarnos de los rangos militares.
Él sonrió y asintió con la cabeza. Ambos se dirigieron al ascensor que los llevaría directamente al nivel inferior, en donde la ciudad Macross estaba localizada. Mientras estaban en el elevador, ambos guardaban silencio. En realidad era como si la ropa civil que estaban usando los hubiera despojado de su armadura y protección. Ambos se sentían desprotegidos. Rick pensaba en lo mucho que se había acostumbrado al uniforme en solo unos cuantos meses.
Llegaron a nivel de ciudad Macross y cuando salieron a la calle se percataron de lo solitario que todo se veía. No había mucho movimiento y el lugar tenía un aire como de pueblo fantasma. Lisa recordó lo que Rick había dicho sobre las manifestaciones populares y por un momento se alegró de que el almirante Gloval no la hubiera asignado a la misión de reubicación de civiles. Ese era ahora el problema del coronel Maistroff y una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios.
- Hay un restaurante de comida libanesa no muy lejos de aquí. – Rick apuntó hacia el final de la calle. - ¿Te gustaría ir a ahí? No lo he probado, pero Max dice que es estupendo.
- ¡Por supuesto! – Lisa sonrió de oreja a oreja. – La comida libanesa es de mis favoritas. No sabía que teníamos uno a bordo. Al parecer el único restaurante realmente conocido es el de comida china.
Lisa se arrepintió inmediatamente de sus palabras, pero a Rick pareció no importarle aquel comentario, era casi como si no lo hubiera escuchado. Él continuó hablando sobre su comida favorita y lo mucho que extrañaba el poder cocinar.
- ¿Sabes cocinar? – aquello era tan increíble para Lisa, como si él le hubiera dicho que en sus ratos libres amaestraba tiburones o algo así.
- Bueno, no se porque te causa tanta sorpresa. – Rick soltó una risita. – Desde pequeño fui un Boy Scout, he pasado muchas noches acampando en el bosque, preparando mi propia comida… y he sobrevivido. Soy un explorador y un sobreviviente por naturaleza.
- Oh, bueno… pero entonces lo que sabes cocinar es comida de campamento. – Lisa bromeó. – Hongos, ranas, ese tipo de cosas.
Rick sonrió y asintió con la cabeza.
- Yo jamás dije que fuera un gourmet, ¿o si?
- Tengo la impresión de que eres el tipo de persona que puede comer cualquier cosa y jamás sufre de problemas estomacales.
- Si, es cierto… si tengo hambre, podría comerme un ladrillo.
Lisa se rió y Rick la miró con una luz especial brillándole en los ojos azules. Le gustaba escuchar su risa. Era un sonido que le llegaba al corazón y lo hacía sentir feliz.
Llegaron al final de la calle y doblaron en la esquina. Ambos se detuvieron de golpe cuando vieron a una multitud congregada afuera de un edificio que enseguida reconocieron como el Hotel Centinela. Lisa suspiró profundamente cuando comprendió lo que estaba ocurriendo… de hecho, no era la primera vez que Rick y ella se encontraban en ese mismo lugar, presenciando una escena parecida… había sucedido hacía ya algún tiempo, pero Lisa no pudo evitar recordar como Rick la había empujado detrás de la maquina expendedora de Petite Cola, para evitar que viera a Minmai y Kyle entrando a ese mismo hotel. Y ahora, ahí estaban otra vez… los primos Lyn rodeados de una multitud enardecida de adoradores fanáticos, y ella al lado del Rick, mirándolos desde la distancia.
Por supuesto ahora las cosas eran diferentes. Lisa se preguntaba cómo pudo estar interesada en alguien como Kyle. Ahora, después de todo lo sucedido, le parecía un hombre egocéntrico y egoísta, que a pesar de su apariencia de activista social, solo buscaba su beneficio personal. Lisa levantó su mirada y se encontró con el rostro de Rick. Sus ojos estaban clavados en Minmai y ella podía notar como se habían humedecido. Rick estaba emocionado, ella lo podía notar.
- ¡Hey! – una voz los hizo saltar. - ¡Ellos son de los militares! ¿Qué hacen ustedes aquí?
Lisa y Rick dieron media vuelta, solo para toparse con un grupo de unas 5 personas que se dirigían al hotel, pero que se habían detenido al verlos ahí.
- ¡Ella siempre esta con Gloval! Creo que es su secretaria o algo así. – uno de ellos estaba apuntando hacía Lisa.
- ¡Y él es el piloto que inició aquella pelea en el restaurante chino no hace mucho!
Rick dio un paso al frente, interponiendo su cuerpo protectivamente entre aquellos hombres y Lisa. Ella no se movió de su lugar. Miró al primer hombre que había hablado directamente a los ojos, en una actitud retadora, pero no dijo nada.
- ¡Todo se ha terminado y es por culpa de ustedes!
- ¡No los queremos en nuestra ciudad! ¡Lárguense de aquí!
- ¡Hey! – Rick protestó. – ¡Tenemos tanto derecho como ustedes de estar en este sitio!
- ¡El único derecho que ustedes tienen es el de irse de aquí antes de que las cosas se pongan feas!
- ¡Eso es una amenaza directa que no voy a permitir!
- ¡Agarra a tu noviecita y regrésense por donde vinieron antes de que nosotros mismos nos encarguemos de mandarlos de regreso a patadas!
Uno de aquellos hombres se acercó demasiado y tomó a Lisa por el brazo, tratando de moverla. Rick se dio media vuelta y lo empujó con fuerza.
- ¡No se atreva a tocarla! ¡Es la comandante Hayes, primera oficial de esta nave! Un paso más y estarás en serios problemas, amigo.
- Rick… - Lisa comenzó a hablar.
- ¡No me digas! Sus rangos no significan nada para nosotros… aquí ustedes no son más que escoria militar…
La discusión se había tornado un tanto violenta, lo cual atrajo a más personas de las que se encontraban congregadas fuera del hotel. Todos comenzaron a abuchear y gritar improperios y amenazas en contra de los altos mandos del SDF1 y de la RDF. Rick estaba enojado, pero a pesar de que Lisa mantenía la dignidad e intentaba razonar con aquellas personas, no podía hacer escuchar su voz entre los gritos.
- ¿Qué está pasando aquí?
Al sonido de la voz de Kyle, todos guardaron silencio, lo cual hizo que Rick se enojara aún más, ya que las mismas personas que no habían mostrado ningún tipo de consideración para con su comandante Hayes, ahora se sometían a Kyle.
- ¡Ah, vaya! – Lyn Kyle miró a Lisa y Rick con una mirada despectiva – Entiendo… si, esto lo explica todo.
- ¿Qué estás tratando de hacer, Kyle?
Rick comenzó a reclamarle, pero la mano de Lisa se posó suavemente sobre su hombro, haciéndole saber, sin palabras, que ella se encargaría de todo. Rick dio un paso atrás, pero se mantuvo cerca de la comandante Hayes.
- Señor Lyn, creo que estas actitudes realmente no tienen razón de ser y no están haciendo ningún bien. Creo que todos deberíamos de comportarnos a la altura de las circunstancias.
- No pienso tener una discusión con usted, oficial. – Kyle replicó en un tono de voz frío y lleno de odio y rencor. – En primer lugar, no pienso que se deba discutir sobre la milicia con una mujer… en segundo lugar, yo simplemente no me rebajo al nivel de los soldados, por tanto no hablo con ellos.
Rick apretó los puños y dio un paso adelante, sin que Lisa pudiera evitarlo.
- ¡Escúchame bien, exijo respeto para la comandante Hayes! Ustedes no tienen idea de lo que sucedió allá afuera…
- Se equivoca. – Kyle replicó con rudeza. - ¿Acaso se le olvida que YO estuve en el puente durante el último combate, jovencito? Claro que tengo idea de lo que sucedió allá afuera… y de las mentiras que el capitán Gloval trató de vendernos en la transmisión de anoche. Estamos hartos de vivir como prisioneros en esta nave… estamos hartos de tener que reconstruir la ciudad dos veces por semana, después de cada uno de sus ataques… ¡estamos hartos de que los soldados se paseen por nuestra ciudad como gallitos de pelea! ¡Estamos hartos de ustedes!
Kyle gritó las últimas palabras y fue coreado por la multitud, que apoyaba lo que acababa de decir. Aquellas personas cerraron su cerco en torno a Lisa y Rick, haciendo que ella se sintiera nerviosa, aunque luchaba por no mostrarlo.
- ¡Deberían de estar agradecidos! No tienen idea de lo que los militares han hecho por ustedes… de cómo cada uno de nosotros nos jugamos la vida en cada uno de nuestros vuelos… ¡si ustedes hubieran visto lo que nosotros vimos en la tierra!
- ¡Sáquenlos de aquí! – La gente estaba gritando - ¡Lárguense!
- Rick… - Lisa se acercó. – Será mejor que nos vayamos… debemos evitar este tipo de situaciones. Podríamos terminar mal.
Rick gruñó pero en ese momento un hombre se acercó demasiado y le dio un empujón a Lisa. Era más de lo que el teniente Hunter podía soportar. Respondió a esa agresión tomando a aquel hombre por la solapa de su camisa y estrellándolo contra el muro. La gente comenzó a gritar y Kyle tuvo que intervenir, agarrando a Rick por los hombros y arrojándolo al piso. Rick trastabilló, pero logró mantener su balance. Le lanzó a Kyle una mirada aniquiladora e iba a lanzarse a golpearlo, pero Lisa se interpuso entre ellos, poniendo sus manos en el pecho de Rick para detenerlo.
- ¡Rick, está bien! – Murmuró- ¡Vámonos, no vale la pena!
- ¡Debería de darles vergüenza! – la voz de Minmai llegó hasta ellos y todos miraron a la estrellita que avanzaba hacía donde su primo y Rick se encontraban. – Kyle, ya te he dicho que no debes de ser tan apasionado… todos aquí conocen y comprenden tu posición en contra de la milicia, simplemente no deberías dejarte provocar.
- ¿Dejarte provocar? – Rick preguntó, incrédulo de lo que escuchaba. - ¡Minmai!
Lisa bajó la mirada, sintiendo como los músculos de Rick se tensaban bajo su uniforme tan solo con ver a Minmai. No tenía el valor de mirar a esa chica de frente.
- Rick, me decepcionas. – Minmai seguía hablando. – No es la primera vez que estás involucrado en esta clase de peleas… ¡deberías de madurar y darte cuenta de que a pesar de que estás entrenado para pelear, muchos de nosotros no queremos la guerra!
- Pero Minmai, yo…
Minmai fue hasta Kyle y lo tomó por el brazo. Él sonrió triunfalmente y le lanzó a Rick una mirada de profundo desprecio. Rick apretó los puños, tratando de controlarse.
- Vamos Kyle… regresemos al hotel.
- Si… vamos… y usted, señorita, - se dirigió a Lisa – cuando saque a pasear a su perro, será mejor que no olvide ponerle su collar, su cadena… y un bozal.
Rick dio un paso al frente, pero Lisa lo detuvo. Rick sentía una oleada de odio recorriéndole las venas como si fuera lava ardiente, pero en cuanto sus ojos azules se encontraron con los ojos color esmeralda de la comandante Hayes, su mirada se suavizó. Con tan sólo mirarlo a los ojos, ella era capaz de decirle mil cosas que él comprendió perfectamente. No valía la pena rebajarse a una pelea con Lyn Kyle.
Rick levantó la mirada y vio como Kyle y Minmai se alejaban, seguidos por la multitud. Varias personas se detuvieron al lado de Lisa y Rick para dirigirles algún insulto o simplemente para lanzarles miradas que mataban. Ellos se mantuvieron firmes en sus lugares, mostrando la dignidad y gallardía militar.
Rick no podía apartar su mirada de Minmai. Antes de que ella entrara al hotel, miró a Rick por última vez. Levantó su mano, en un gesto de despedida que Rick simplemente ignoró. Bajó su mirada y encontró a Lisa que lo observaba con preocupación.
- ¿Estás bien?
- Si… muy bien. – Rick murmuró entre dientes y desvió su mirada.
Era increíble pensar que hacía unas horas él y Minmai se habían besado… él le había confesado que la amaba… ella le había dicho que cantaría para él durante la batalla. Pero después ni siquiera se había tomado la molestia de saber si Rick había sobrevivido al combate o no. No que eso le sorprendiera demasiado, ya que cuando estuvo en el hospital tras ser herido por fuego amigo, ella solo fue a verlo por petición de Roy y cuando lo hizo solo habló sobre ella… y luego se durmió.
Rick se sobresaltó cuando sintió que Lisa lo tomaba de la mano, para alejarlo de aquel lugar. Él se dejó guiar sin oponer resistencia.
- Creo que fue una mala idea venir aquí. – Lisa hablaba, mientras se dirigían de vuelta al ascensor.- Lamento mucho que haya sucedido esto, Rick… si hubiera sabido que la situación era tan tensa…
- No te preocupes, Lisa. Esto no es culpa nuestra…
Caminaron en silencio hasta el elevador. Aunque Lisa había soltado la mano de Rick, él se mantenía cerca de ella y en un momento incluso se atrevió a poner su mano sobre el hombro de su comandante, lo que hizo que ella sintiera una descarga de energía por todo el cuerpo.
- ¿Cómo pudieron atreverse a tratarte de la manera que lo hicieron? – Rick habló en voz baja, pero llena de rabia y frustración. – Tu has hecho tanto por estas personas, Lisa… te enfrentaste al consejo, estuviste en la Base Alaska, casi pierdes la vida por tratar de mejorar la situación de los civiles… y así es como te lo agradecen. Estas personas no merecen ninguna consideración… ¿Cómo pueden ser tan ingratos?
Lisa se sentía realmente conmovida al saber que Rick estaba tan preocupado por ella. Sin embargo, siendo una mujer nacida, crecida y educada en una familiar militar, ella sabía mejor que nadie que las personas generalmente no comprender el verdadero deber militar ni su espíritu de servicio. La mayoría de las veces los civiles se quejaban de los militares, sin detenerse a pensar por un momento que ellos estaban entrenados para defenderlos a toda costa… aún con el sacrificio de sus propias vidas.
- Gracias por defenderme, Rick. – Lisa respondió mientras esperaban el ascensor. – Realmente estoy muy apenada de que hayas tenido que vivir eso.
- ¿Yo? No, no tienes porque preocuparte por mi… yo solo soy un soldado, uno de tantos pilotos a bordo… pero tú… ¡si tan solo ellos supieran la clase de mujer que eres y todo lo que has hecho por ellos!
Lisa miró a Rick, sorpresa claramente reflejada en su rostro cuando lo escuchó decir esas palabras. Ella no sabía que el teniente Hunter la viera de esa manera. Sintió que se ruborizó un poco, pero no pudo decir nada más, pues el elevador se abrió y Rick le cedió el paso galantemente.
- Primero las damas.
- Gracias.
- ¿Sabes que es lo que más me molesta de todo esto? – Rick preguntó, al tiempo que se recargaba pesadamente en la pared del ascensor.
- ¿Qué cosa?
- Que desde aquella vez que nos quedamos atrapados, el día del estreno de la película de Minmai, te dije que quería invitarte a cenar… pero esa cena nunca llegó. El día que pensé en hacerlo, tú saliste rumbo a Alaska… y ahora, que por fin iba a cumplir con esa cena, sucedió esto.
Lisa sonrió casi divertida.
- Bueno… digamos que aun me debes esa cena… pero dices que eres un buen cocinero… ¿Por qué no vamos a mi camarote y preparamos algo de cenar ahí? La comida libanesa puede esperar, después de todo.
Rick miró a Lisa y le regaló una mirada y una sonrisa que fueron suficientes para borrar de la mente de la comandante el mal momento vivido en la ciudad.
- ¡Me parece una excelente idea! Eres afortunada de que los camarotes de los oficiales sean más cómodos que los de los soldados y hasta tengan cocina.
- Una cocina pequeña, que en realidad nunca uso.
- Ya le daremos un buen uso de ahora en adelante, Lisa. – la puerta del elevador se abrió y Rick le ofreció su brazo a la comandante. - ¿Me permite?
Lisa soltó una risita y tomó el brazo que Rick le ofrecía. Así ambos se dirigieron al camarote de Lisa.
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La comandante Hayes se alegró de que el día anterior hubiera pedido que se le surtiera su despensa y su pequeño refrigerador. Por lo menos tenía lo necesario para preparar una cena rápida y alguna fruta para ofrecerle a Rick mientras tanto. Pero el teniente Hunter parecía determinado a probarle a Lisa que podía ser un buen cocinero si se lo proponía. Prepararon unos sándwiches, ensalada y té helado. Era algo ligero, pero a Lisa jamás le había gustado cenar demasiado. Recordaba aquel viejo dicho de que hay que desayunar como rey, comer como caballero y cenar como mendigo. Tal vez eso, junto con el ejercicio, habían contribuido a su excelente salud y resistencia física.
Ambos se sentaron el la pequeña sala del camarote de la comandante. Lisa puso sobre la mesa de centro el té helado y la ensalada, mientras Rick se encargaba de los sándwiches y de la fruta picada que había preparado a último minuto. Lisa regresó a la cocina por unos platos, vasos y cubiertos. Rick la miró alejarse sin poder quitarse la sonrisa que tenía en los labios. Mientras habían estado en la pequeña cocineta preparando la cena, en más de dos ocasiones habían chocado o habían estado a punto de derramar algo. Habían estado discutiendo, como lo hacían tan frecuentemente, pero de manera casi juguetona. Era obvio que estaban bastante cómodos el uno con el otro y que se sentían más a gusto en las barracas que en las calles de la ciudad.
Cuando Rick se encontró solo en la sala, se preguntó en qué momento había entrado tan profundamente al mundo de la milicia. Se había involucrado con todo eso porque Roy lo había impulsado y porque estaba cansado de vagar sin rumbo fijo por ciudad Macross, lamentándose de su suerte. Él quería volar… y siendo parte de la RDF había pulido sus habilidades como piloto. Se sentía muy orgulloso y satisfecho de lo que había logrado. Pero entre sus razones para unirse al ejercito jamás habían estado la de pelear o matar, como Kyle parecía sugerirlo. Los soldado debían luchar, incluso sacrificar la propia vida, para defender a esos civiles que en esos momentos se encontraban manifestándose en las calles de Macross.
Rick se dejó caer pesadamente en el sofá, extendiendo sus brazos sobre el respaldo. Sus ojos se dirigieron a una de las ventanas de aquel camarote. Afuera todo se veía oscuro y muerto.
- Este es mi mundo ahora, y estoy más conforme de estar aquí, luchando por lo que creo que si estuviera allá abajo, actuando tan estúpidamente como Kyle y los demás lo están haciendo.
Sin poder evitarlo, su pensamiento voló a Minmai y la forma en que lo había tratado esa noche. Había algo en ella que lo desconcertaba, el hecho de que un día podía enviarlo a las estrellas, y al día siguiente al infierno. Rick jamás la había comprendido. Siempre parecía estar ocupada en sus asuntos, sólo le importaba lo que a ella concernía. Cuando había aceptado cantar durante la batalla, Rick había pensado que finalmente estaba madurando. Sin embargo estaba equivocado.
- Supongo que cantar durante la batalla fue una buena estrategia de mercadotecnia. – Rick pensó.- Su fama ha crecido… no desmerito el valor de Minmai y lo mucho que su música tuvo que ver en el resultado final de esa batalla… pero ahora la tratan como si hubiera luchado y vencido a los zentraedis ella sola… ¿Y quién recuerda a todos los pilotos que cayeron durante el combate?
Rick miró hacía la cocina, en donde Lisa estaba ocupada con los platos. Viéndola así no parecía que ella fuera una de las oficiales con más alto rango dentro del SDF1. Nadie pensaría que gracias a esa mujer, que se veía tan ordinaria y tan sencilla, muchas vidas se habían salvado. Nadie, más que Rick, sabía el precio que Lisa había pagado por su lealtad al servicio. Lisa jamás había sido inmadura ni egoísta… y definitivamente, jamás se había adjudicado el crédito por ninguna victoria.
Pero sobre todo, era Lisa quien más se preocupaba por él. Cuando estaba allá afuera, en combate, era la voz de Lisa la que siempre lo guiaba. El ni siquiera tenía que mirar sus instrumentos cuando ella le daba indicaciones. Confiaba tanto en ella, que las indicaciones que recibía de ellas las seguía sin siquiera cuestionarlas… con las ordenes era diferente. Lisa era demasiado estricta, para el gusto de Rick.
- Sin embargo quizás sea eso lo que me ha hecho superarme como piloto. Ella no tolera errores… pero lo hace porque se preocupa por mí. Si me exige tanto debe de ser porque no quiere que nada me suceda. Uno no puede ser demasiado cuidadoso cuando está volando. Todas las precauciones son pocas.
Rick agachó su mirada, pensando en que Minmai en realidad jamás se había preocupado por él. El encuentro de esa noche, por ejemplo. Él bien hubiera podido haber muerto en la batalla, pero ella ni siquiera se molestó en preguntar por él al término del combate. Y ahora, que lo había visto, no tuvo ni una sola palabra amistosa para él. Había actuado casi como si no lo conociera. Rick sentía que el corazón le dolía.
- ¿En qué momento te perdí, Minmai?
- ¿Rick? – la voz de Lisa lo trajo de vuelta a la realidad. - ¿Qué te pasa? ¿Te sientes bien?
Rick levantó la mirada y sonrió. Era increíble como Minmai no se preocupaba por saber si había sobrevivido una batalla, en cambio ahí estaba Lisa, preguntándole si se sentía bien tan solo porque lo veía un poco cansado.
- Estoy bien, Lisa… siéntate y come. No queremos morir de hambre, ¿verdad?
- No, claro que no.
Ambos comenzaron a comer en silencio. Aparentemente había algo que les preocupaba pero no estaban de humor para hablar de ello. Rick no podía apartar su mente de Minmai… tenía a Lisa justo frente a él, pero aun así su pensamiento se encontraba lejos, en algún lugar del Hotel Centinela de Ciudad Macross.
- ¿Rick?
- Lo siento, Lisa… -finalmente apartó a un lado su comida y se puso de pie, yendo a la ventana. – Todavía estoy molesto por lo que ocurrió esta noche… la manera en cómo te trataron y bueno… me da rabia pensar que fui yo el que trajo a ese estúpido de Kyle a la nave. ¡Jamás debí de haberlo hecho!
Lisa miró a Rick por un momento, sin decir nada. Algo dentro de ella le decía que había mucho más en la actitud de Rick. Ella sabía que él estaba así de molesto por la manera en que Minmai lo había tratado esa noche. Lisa sentía que el corazón se le partía por mitad, pero odiaba ver a Rick así, por lo que decidió tratar de subirle el ánimo, aún a costa de su propio dolor.
- Rick… sobre Minmai… bueno, después de la batalla es lógico que la gente de la ciudad la vea como un emblema, un icono de la voluntad humana. Ellos no quieren saber nada de los militares en estos momentos, es lógico que busquen una heroína como ella dentro de la sociedad civil.
- Si, lo se… - Rick se sentó frente a Lisa y escondió su rostro en sus manos. – No se porque me molesta tanto… se suponía que ya era un caso cerrado… antes de entrar en combate yo fui a despedirme de ella.
- ¿Por qué? - Lisa estaba impresionada con lo que acababa de escuchar.
- Porque se que jamás la volveré a ver… al menos no como lo hacía antes. Tal vez vivamos en la misma nave o en la misma ciudad, pero no vivimos en el mismo mundo. Somos demasiado diferentes… esto simplemente se acabó, Lisa. Ya no puedo seguir viviendo solo de promesas y de ilusiones.
- Lo entiendo.
Si esas palabras encendieron en Lisa una luz de esperanza, las que vinieron después fueron como una ráfaga de aire que violentamente extinguió esa luz.
- ¡Pero a pesar de todo no logro sacármela de la cabeza! Siempre está ahí… y siento que siempre estará… lo que realmente me duele es saber que aquí estaré yo, pensando en ella toda la vida… mientras que yo a ella no podría importarle menos.
- No digas eso, Rick. – Lisa estaba luchando por no llorar. – Estoy segura que las cosas mejorarán una vez que logremos volver a la rutina.
- Yo no estaría tan seguro.
Se hizo un silencio profundo, pesado y muy largo en la habitación. Ambos se sentían incómodos con el rumbo que las cosas habían tomado esa noche. ¡Y pensar que todo parecía ir tan bien al principio!
- Es difícil perder a la persona que amas. – la voz de Lisa hizo que Rick tomara conciencia de la realidad, pero no tuvo el ánimo de siquiera mirarla. – El mundo pierde su razón de ser y la vida su sentido… los días pasan dolorosamente lentos y el hastío y el cansancio se convierten en tus compañeros constantes… uno jamás llega a recuperarse completamente de eso.
Rick bajó la mirada, sabiendo que Lisa se estaba refiriendo a su propia historia con Karl Riber, un nombre que le había llegado a ser odioso y no sabía exactamente porqué.
- Al menos tú todavía tienes la oportunidad de enmendar las cosas con Minmai. Ambos están vivos, Rick… mientras hay vida hay esperanza.
Rick no respondió. Se notaba distante y ausente y Lisa se preguntó si siquiera había escuchado lo que le había dicho. Ella no sabía porqué había hablado de esa manera y se odio a sí misma. Ahí estaba Rick, vulnerable y perdido. Era la oportunidad perfecta para acercarse a él, demostrarle cuanto le importaba… y en lugar de hacer eso, ella estaba ahí, alentándolo en una relación que no tenía futuro y sintiendo cómo su corazón se hacía pedazos con cada palabra que salía de su boca.
- ¿Acaso esto es amor? – Lisa se preguntó. – ¿El no importarte tu propio sufrimiento ni los sacrificios que tengas que hacer, con tal de que tu ser amado sea feliz?
Lisa bajó su mirada y la clavó en el piso. Sus ojos verdes se notaban particularmente tristes esa noche. No sabía qué más decir o qué más hacer para hacer que Rick se sintiera mejor. De pronto sintió las manos fuertes de Rick cubriendo a las suyas propias. Se sentían frías y húmedas, pero aun así le provocaron una onda de calor que le recorrió todo el cuerpo. Levantó sus ojos y se encontró con los ojos azul cobalto de Rick mirándola insistentemente.
- Perdón Lisa… no quise arruinarte la noche. Soy un tonto… en realidad mis problemas no son los tuyos y yo no debí—
- No Rick, está bien. – lo interrumpió. – Tú sabes que siempre puedes contar conmigo y que si necesitas hablar, aquí estoy. A veces sacar las cosas que llevamos dentro ayuda a aliviar un poco el dolor.
- Es cierto, - Rick no soltaba sus manos – pero me siento mal contigo, porque estoy aquí llorando mis desgracias sin ponerme a pensar que tu has sufrido mucho más que yo… con lo que pasó en la Base Alaska con—
Rick no se atrevió a mencionar al padre de Lisa, pero ella lo entendió de todas maneras. Movió la cabeza afirmativamente y susurró:
- Todo está bien ahora. Mi padre siempre me dijo que cuando uno provenía de una familia militar, había que vivir la vida sin remordimientos. Creo que todos los Hayes estamos preparados para morir. Cualquier día es un buen día para morir.
- No Lisa… no todos los Hayes tienen ese destino… hay una Hayes en particular cuyo destino es la grandeza… alcanzar las estrellas y llegar a ser el nombre más respetado y brillante en todo el árbol genealógico de la familia. Estoy hablando de una tal Elizabeth Hayes, ¿te suena el nombre?
A pesar de la tristeza que sentía en ese momento, Lisa se rió, lo cual hizo sonreír a Rick. El llevó una de sus manos a la nuca de Lisa y ella cerró los ojos cuando sintió los dedos del teniente entre sus cabellos. Una descarga eléctrica le sacudió el cuerpo. Rick la atrajo hacia sí, pegando su frente a la de la comandante Hayes y sonriéndole con cariño.
- Olvidemos nuestras desgracias Lisa… mañana el trabajo va a ser muy pesado y esta noche se supone que sería divertida. Discúlpame por arruinarla de esta manera.
- Tú no has arruinado nada, Rick. – ella susurró. – Todo está bien.
Rick asintió con la cabeza y se separó de Lisa, quien suspiró profundamente, como si perdiera algo. Rick alcanzó el plato de comida de la comandante y se lo entregó. Después agarró el suyo.
- No podemos desperdiciar una comida tan buena… así que mejor hay que tratar de pasar una velada agradable… te voy a contar una historia graciosa de cuando era un niño y Roy trabajaba en el circo aéreo de mi padre… un día—
Rick comenzó a contar esa historia y mil más siguieron. Poco a poco ambos se relajaron y para el final de la velada el ambiente era muy diferente en el camarote de Lisa. Ambos estaban sentados juntos en el sofá. Lisa se había quitado los zapatos y tenía las piernas subidas al sofá, mientras que Rick, sentado de lado para poder mirarla directamente a los ojos, escuchaba embelesado las historias que ella le contaba de sus días en la Academia Robotech. De vez en cuando tomaban un sorbo al café que sostenían en la mano, pero volvían a su conversación de inmediato.
Fue el sonido de la alarma del reloj de Rick lo que les hizo darse cuenta de la hora. Era media noche y ambos debían reportarse en sus estaciones de trabajo a las 0700.
- ¡Es demasiado tarde! – Rick se puso de pie. – Lo siento Lisa, no quise importunarte pero el tiempo se nos fue sin sentirlo.
- Ni lo menciones, Rick… yo tampoco me había dado cuenta de la hora. Creo que debemos de descansar. Mañana vamos a recibir nuestra primera asignación y debemos estar listos.
- ¿Es decir que comenzaremos a volar otra vez?
- No lo se, Rick. No se qué es lo que tenga en mente el almirante Gloval.
- No importa, de todas maneras ahí estaré, bien puntual. No te vas a arrepentir de haberme elegido para ese puesto, Lisa. Voy a dar lo mejor de mí.
- Yo se que lo harás, no tengo dudas.
- Bueno… - Rick dudó un poco. – Será mejor que me vaya entonces… Lisa, esta noche fue muy extraña, pero disfrute mucho tu compañía y espero que esta no sea la última vez que cenamos juntos. Me encantaría volver a hacerlo pronto y bueno, no olvides que te debo una cena libanesa.
Lisa asintió y le sonrió dulcemente a Rick. Ambos se dirigieron a la puerta y una vez ahí, Rick se detuvo para mirarla otra vez.
- Quiero que te vayas directamente a la cama y te duermas, Lisa. – Rick ordenó con suavidad pero con firmeza. Después cambió su tono de voz para añadir la siguiente frase en un tono jovial y bromista. – Es una orden directa, comandante.
- ¡Vaya! – Lisa se rió. – Parece que ahora los patos les tiran a las escopetas. Eso se llama abuso de autoridad, teniente.
- Cierto, pero recuerda que esta noche no existen los rangos.
Lisa sonreía cálidamente, lo que hacía que Rick sintiera un calorcillo muy especial en el pecho. Ella movió la cabeza afirmativamente y habló:
- De acuerdo… pero en tal caso yo le ordeno que vaya directamente a su habitación y también se meta en la cama de inmediato.
- Esa es una orden que no voy a cuestionar… no tienes que repetírmela.
- Pasé una velada muy agradable contigo Rick… muchas gracias por todo.
El sonrió apenado y se paso la mano por su cabello rebelde, antes de extendérsela a Lisa. Ella estrechó su mano con fuerza, mirándolo a los ojos.
- Te veo en la mañana, Lisa. Descansa.
- Tu también Rick.
El teniente Hunter abandonó la habitación de la comandante Hayes, pero antes de irse le dio a Lisa un abrazo fuerte y muy cálido. Aquello solo duró unos cuantos segundos, pero fue suficiente para poner a Lisa en orbita. Rick ya no dijo nada, solo le dedicó una última sonrisa y enseguida se echó a correr, en dirección a su habitación.
- ¡Oh Rick! – Lisa suspiró. - ¡Buenas noches, teniente Hunter!
Lisa entró a su camarote y decidió seguir las ordenes de Rick sin siquiera cuestionarlas. Fue directamente a su habitación, se puso su pijama y en poco tiempo ya estaba metida bajo las sábanas, durmiendo profundamente, mientras los eventos del día se le amontonaban el la cabeza. ***
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