fanfic_name = En la Tormenta

chapter = 28

author = Seferino Rengel

Rating = AP

Type = Action

fanfic = Super Dimensional Fortress Macross: En la Tormenta

 

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PARTE 28: LA ESENCIA DEL FUEGO

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Las labores de reconstrucción de la ciudad se llevan a cabo a velocidad vertiginosa y sabrá Dios cuanto tiempo faltara para que la gente llegue a olvidar lo sucedido.

Quamzin esta muerto, Laplamiz también. Miles de Zentraedis renegados están muertos, heridos, prisioneros o sencillamente se cambiaron de bando. Para algunos oficiales 'humanistas' (no en el sentido de pensadores, sino que están con todo 100% humano) dicen que no se puede confiar en la lealtad de un grupo de gamberros que cambian de lealtad como de camisa.

Muchos Zentraedis quieren vivir genuinamente en paz y establecerse en la tranquila vida humana. Muchos han empezado a formar familiar propias, empezando a nacer mas niños entre humanos y Zentraedis. A pesar de que la micronizacion acorta sus vidas, creen que es poco precio por su felicidad.

Aunque muchos tiene ese deseo verdadero, otros sencillamente no pueden hacerlo. La vida humana entra en conflicto con sus 'creencias'. Si los Zentraedis tienen una religión, esta es la guerra; sus dioses son las armas que empuñan y el verdadero poder divino esta de la fuerza que estas pueden liberar. Exedor, quien continua en la Tierra como asesor para la Spacy, dice que, a pesar de encontrar oposición a su idea, la humanidad tiene ese mismo tipo de creencias.

El deber del Gobierno Unido, es no solo defender al planeta (contra Zentraedis sobrevivientes de la flota en la Tierra, disturbios civiles, fuerzas liberadas por Zentraedis buscando socavar cualquier pueblo humano, ciudad o nación, repeler asaltos del espacio de nuevas fuerzas Zentraedis, o incluso contra cualquier otra amenaza extraterrestre - como esos pequeños seres grises que aparentemente asaltaron la Tierra en el siglo XX) sino también ganarse los corazones y mentes de todos los Zentraedi.

La guerra es una de las lecciones más humillantes y dolorosas que hay; enseñó a los humanos que no son inmortales. La humanidad esta ahora muy cerca de la extinción, solamente unos miles sobrevivieron al ataque final de los Zentraedi.

Solo para repasar cifras, la población de 2010 era de cerca de 10 000 millones de personas antes del ataque, quedando solamente una media de dos millones de sobrevivientes, sobre todo en los emplazamientos "Gran Cañón" III y V (la Región Autónoma de Victoria en África y la Región Autónoma Brasileña respectivamente), en la base lunar Apollo, y en las colonias espaciales.

Determinado a asegurar que la humanidad nunca se acerque a la destrucción otra vez, el Gobierno Unido creo el plan de emigración estelar, en misiones de colonización de largo alcance para encontrar planetas habitables en la galaxia, asegurando que la humanidad no se limite a un solo planeta. La UNSpacy comenzó a llamar voluntarios civiles que tomaran parte en estos viajes históricos, y rápidamente fue abrumados por la solicitud de gente que estaba lista para arriesgarse y lanzarse a lo desconocido.

En este punto es que la Comandante Misa Hayase tiene un papel relevante.

El SDF-2 será la primera nave colonizadora de la humanidad. La construcción de la nave había comenzado en junio de 2010, utilizando el casco incompleto de la segunda superfortaleza dimensional, la cual fue abandonada en la Luna durante la guerra. Si todo sale según lo planeado el SDF-2 será finalizado en Julio, sin contar con serios inconvenientes en los mandos militares. Comandada por Misa, la nave partirá del Sistema Solar con un flota escolta de naves Zentraedi, dirigidos a la galaxia.

Después del asalto Zentraedi sobre la Tierra, la larga y ardua tarea de reconstruir la vida y la civilización comenzó. El 80% de la Tierra estaba totalmente diezmada. Toda Norteamericana, Alaska y los estados del oeste estaban arrasados. Con las excepciones de partes de Europa y Rusia, la región europea estaba aniquilado.

Aun ahora naciones como de Inglaterra, Francia y toda la cuenca del Mediterráneo, África del Norte son poco más que desiertos estériles. La mayoría de China y el resto de Asia comparten el mismo destino. Sólo las ruinas de las ciudades yacen como mudos testamentos de la civilización que alguna vez dominó este planeta.

Como uno podría imaginarse, el mundo estaba lleno de caos. El Gobierno de la Tierra Unida estaba destruido, así como los cuerpos de gobierno de muchas naciones. El Ejercito y los remanentes del gobierno mundial que sobrevivían representaban los únicos vestigios de ley y orden. Lo último que necesitaba una sociedad tan gravemente dañada era convertirse en una selva de cowboy, bandas de saqueadores y mafias, pero eso sucedió y aun continua. Por ello el Comodoro Gloval y su mando adjunto debían cada día tomar medidas tan duras como sean necesarias, pero sólo lo estrictamente necesario.

No se podía imaginarse el estado psicológico de los supervivientes, pero el pasar de una vida cómoda a la más absoluta soledad y desamparo era para volver a cualquiera loco o por lo menos para caer en la más honda de las depresiones, quizás hasta un estado de postración absoluto en espera de la muerte.

Los primeros años después del holocausto se invirtieron en la tarea de simple supervivencia. Enterrando y quemando (mas que todo lo ultimo) a los muertos, combatiendo enfermedades, construyendo o encontrando protección, restableciendo comunicaciones y transporte, produciendo o distribuyendo comida, defenderse contra saqueadores, bandidos y también contra algunos Zentraedis que a pesar de la muerte de sus líderes continuaban asechando desde los rincones del mundo, eran las cosas que ocuparían al mundo en los primeros años. El hambre y las enfermedades clamaron las vidas de miles. Miles mas mueren en guerras civiles y en actos de barbarie.

Recién en el año 2012, las personas habían llegado a tener un poco de conciencia de su mundo. Con este regreso a la -relativa- normalidad, se originaron nuevas ciudades, construidas con el propósito de crecer y prosperar. El Gobierno de la Tierra Unida había sido restablecido, pero con resultados menos satisfactorios. Muchas naciones rehúsan afiliarse de nuevo al gobierno mundial -encabezando a, adivinen, Rusia. Un puñado de facciones políticas y militares se han ido del nuevo gobierno para crear pequeñas, entidades políticas autoproclamadas y autogobernadas. Disturbios políticos y nuevos líderes agresivos han hecho del futuro del gobierno mundial uno muy oscuro.

Algunos han insinuado el total colapso del movimiento de unificación. En su lugar habría una clase de nueva colección de estados independientes, autosuficientes, vinculadas por tratados, alianzas, superioridad militar e industrial.

Eso inquietaba mucho a Misa. Luego de tantos años de guerra entre los propios seres humanos, tanta sangre derramada (que no debió serlo) para lograr la paz, para que se reinicie este tipo de conflictos. La única buena noticia (¿acaso era eso bueno?) es que luego de la destrucción a mano de la flota de Bodolza, pocos territorios verdaderamente industrializados aun existe.

La única nación verdaderamente importante que salió mas o menos ilesa, fue Rusia, que ha colaborado mucho con la UNSpacy. Gloval le había dicho que era por conveniencia, que estaban sumamente desesperados al entregarle los Valkyrie en su posesión y sobre todo darles todo sobre las investigaciones sobre armas de reacción.

Gloval se perturbaba y le confesaba que se pregunta si Dios perdonaría las medidas que había tomado. Esas medida a costado la vida de millones, y cada día mueren muchos de los soldados de la UNSpacy. Y había momentos cuando deseaba dejarlo todo.

Por otro lado, es cierto que un Capitán manda a marinero, pero un Almirante de portaviones no puede ir y tomar las funciones que Comodoro Gloval manejaba, y solo se pueden contar con los dedos de una mano los oficiales que podrían reemplazarlo.

Él Ejercito es muy parecido a una gran empresa, donde todos cumplen funciones especificas correspondido a sus cualidades. Misa Hayase cumplía las funciones de coordinadora de misiones con su rango de Comandante de la Spacy (rango de Teniente Coronel de la Fuerza Aérea) Hikaru Ichijo con su rango de Capitán de la Fuerza Aérea cumple funciones de jefe de grupos aéreos, o sea, es responsable de todos los escuadrones Valkyrie estacionado en varias bases de la Spacy.

El Teniente Max Jenius tiene una posición igual de responsable, ya que se encarga de los escuadrones estacionados en la base de Ciudad Macross. La Teniente Miria Jenius solo se contenta con ser una piloto eficiente, como en sus días en la flota de Laplamiz.

La Capitán Hikari Takeda sigue con su trabajo como oficial de tácticas e inteligencia, encargada de recoger y procesar información. El Mayor Sergei Orlov esta bajo el mando de un Teniente Coronel recién ascendido llamado Xavier Gómez, trabajando en el Departamento de Proyectos Avanzados de Defensa. Bajo las alas de estos oficiales se encuentran a su vez los encargados del proyectos de armamento el SDF-2, el Capitán Parker y la Teniente Zariá Dalkaan, quienes ahora trabajan en la Luna.

El Comandante Britai va y viene entre la Tierra, el Satélite Fabrica y el espacio profundo, encargándose en persona de los restos de su flota y de buscar los restos de la flota principal de Bodolza.

Gloval se mantiene recuperándose en el hospital. Fue quien resultó mas herido en el ataque final contra el Macross. Cuando vieron el crucero de Quamzin dirigirse directamente al Macross, Gloval ordenó retirada, pero ninguna de las oficiales se había movido, paralizadas. Las Tenientes Kim Kabirov, Shammy Milliome y Vanessa Laird tuvieron heridas leves que solo requirieron algunos días de hospitalización. La Teniente Comandante Claudia LaSalle también resultó ilesa en el ataque, salvo heridas, golpes y raspones.

Pero Misa vive el aquí y el ahora.

Marzo es el mes del segundo aniversario del armisticio de la guerra. Hay muchas heridas abiertas. Por ello se había pensado en preparar un acto conmemorativo.

"Señor, me parece bien que hayamos organizado algo" - dice Misa.

"Pienso lo mismo" - dice Gloval, apartando por un momento su vista de la ventana. "Dos años no es mucho tiempo, aun para muchas personas que se ven directamente afectada, y recuerda que en esta guerra no existe nadie que no se viera afectado."

"Es verdad." - murmura Misa mientras acomoda las flores que trajo para la habitación de Gloval.

"Te ves preocupada."

"La verdad... es que me preocupa mucho, esa mañana me llegaron muchos informes sobre lo que ha estado pasando en algunos lugares. Y lo peor es que muchos no tienen que ver con los Zentraedi. Los que pudieron irse de la Tierra lo hicieron, pero el problema ahora son los rebeldes humanos... aunque no los llamaría realmente rebeldes en el mejor de los casos."

"¿Que piensas hacer al respecto?"

"Por el momento lo mejor que se puede hacer es mantener la presencia militar en esos lugares."

"¿Pero...?"

"Me cuesta mucho conciliar todo esto, la flota, los oficiales, incluso tener que confrontarlos. Creo que esto no es para mí. Los Zentraedi... se han mostrado muy colaboradores. Aun necesitan nuestra ayuda, y en ningún caso podemos negársela. Lo que me preocupa es que algún día decidan que pueden..." - Misa se interrumpe, agitando la cabeza ante esas ideas.

"Por suerte ya no existe Quamzin ni ningún otro líder belicoso."

"Es verdad."

"Da miedo el solo pensarlo."

Siguieron hablando de nimiedades, hasta que Misa decide que es hora de regresar al improvisado cuartel general.

Cierra la puerta con cuidado, desvaneciendo la sonrisa con la que había despedido.

Del otro lado del pasillo esta Claudia, hablando con el doctor, quien le muestra una carpeta con informes médicos. Misa llega demasiado tarde para escuchar el final de la conversación, reuniéndose con Claudia. Solo la mira por un momento.

Esa es respuesta suficiente para todas sus preguntas.

 

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Cuatrocientos soldados, pero en ocasiones parece que estuviera absolutamente solo.

Camina lentamente por los pasillos, escuchando los murmullos del sistema de las instalaciones. Es consciente de que reparaba en cosas que la mayoría no. Después de todo este tiempo encerrado aquí, Zarn había establecido una simbiosis virtual con todas las maquinas. Al instante se percataba, aunque no siempre concientemente, de cualquier cambio en el ritmo normal de las operaciones. Para él, cada cosa tiene su propia voz distintiva.

El General Zarn piensa en la decisión que tomó, y las consecuencias.

En realidad son 384 soldados, esa es la extensión de sus fuerzas. Eso es casi la cuarta parte de la tripulación original. Lo único bueno es que aun tiene una cantidad importante de equipo, casi cinco Pod de combate por cada tripulante, incluyendo armamento, bombas y mísiles, prácticamente tres cuartos de todo el material que trajo consigo cuando llegó a la Tierra.

Soldados, eso es lo que necesita. El idiota de Quamzin se concentró en captar adeptos para llevar a cabo su plan de venganza en lugar de cumplir con su misión. Zarn esta agradecido de no haberle revelado la extensión verdadera de su arsenal.

Debe -y tiene- que enfrentarse con una fuerza superior, algo desaconsejable para cualquier fuerza. Pero se había encontrado antes en esa situación, y como en esas, encontró la solución. Una solución arriesgada, difícil, y que seria imposible si no fuera por la caprichosa indiscreción humana.

"¡Comandante presente!" - exclama uno de los oficiales mientras Zarn hace su aparición en la sala de mando.

Todos firmes y en orden como el primer día de la misión. Alertas y cumpliendo sus tareas, aunque no haya mucho que hacer. Muchos tomaron con cautela su decisión. Un breve vitoreo ante la idea de volver a la acción, pero solo eso.

"Quiero el reporte de hoy" - ordena a su tercer oficial.

El reporte no ha cambiado mucho con el de ayer, el del día anterior, ni el del que le antecedió, ni siquiera con el de los últimos días, meses o años. Zarn puede ser paciente, pero la paciencia tiene un limite. Es raro que su misión haya tenido un giro tan brusco, de ser el comandante de una misión expedicionaria, pasando a ser el comandante de batalla a ser ahora el encargado de un puesto de escucha que recoge información para una flota de la que ultimo componente dejó de existir hace años.

Al menos todo este tiempo espiando a la humanidad le ha sido útil en mas de una manera. Sabe cual fue el error capital de la flota: la falta de información y el subestimar a los humanos. Se supone que el primer deber de un comandante es la de conocer al enemigo tanto como a uno mismo. Él propio Zarn llegó a saber tanto sobre la Armada de Supervisión como para entenderlos. A diferencia de estos, los seres humanos son mucho más complejos, capaces de crear caos y desorientación en las mentes de los disciplinados Zentraedis. El general Zentraedi encuentra esa propiedad fascinante y digna de conocer.

Zarn esta convencido que la falta de dedicación de las tropas fue lo que las llevo a doblegarse. Él mismo ha escuchado miles de veces las canciones de Lynn Minmay, además de otras composiciones, pero aun no ha encontrado porque de su efecto. Solo lo encontró interesante, incluso antes de que entendiera el contenido de sus palabras. Quizás se deba a que se había encontrado ese mismo fenómeno antes en muchos mundos a lo largo de la galaxia, en mundos que ahora ya no existen.

Sí solo no...

"Comandante, las unidades avanzadas no reportan movimientos enemigos en las cercanías."

"¿Señales del espacio?" - pregunta inclinándose sobre la mesa-pantalla.

"Las orbitas continúan llenas de escombros pero eso no dificultaría las señales entrantes."

"Eso, o nadie a salido a limpiar la nieve de las antenas... Manténganse atentos a cualquier señal... ¿Qué hay del estado de los equipos que llevaremos?"

"Embarcados y listos para partir a su orden... Pero..."

"¿Pero...?"

"Las tropas, no hay suficientes tropas para una operación de ataque."

"Solo será una operación de búsqueda y destrucción, Ogai... daré el perfil de la misión tan pronto partamos." - sencillamente dice antes de darse la vuelta y salir de la sala.

"Aun tiene la esperanza de que alguien nos contacte después de tanto" - cuchichea un Zentraedi en su consola a su compañero de al lado.

"Si, entonces comenzara con otro ejercicio de combate..."

El golpe de una pesada mano sobre la consola calla el cuchicheo de los dos técnicos. El tercer oficial Ogai no les dice nada, pero su mirada es suficiente para intimidarlos. Ogai es bastante alto y fornido, mucho mas que ningún otro aquí presente. Al principio hubo una rivalidad por el mando entre él y Zarn, y la llegada de Alma no ayudó mucho, menos aun cuando Zarn la nombró segunda al mando.

Pero Ogai debía reconocer que Zarn tiene cualidades de líder, diferentes a los otros comandantes con los que había trabajado; valiente y no temerario, inteligente, sobre todo inteligente. Su único defecto quizás sea que no se sobrepone a las dudas y siempre confiar en la información de los espías. Aunque algo que le critican sus tropas -no abiertamente, por supuesto- es la exagerada cantidad de ejercicios de combate que lleva a cabo a cualquier hora del día y de la noche.

Los ejercicios son la única manera que tiene para mantener sus mentes alertas, y Zarn teme que a la hora del combate sus fuerzas hayan perdido su eficacia. Están los simuladores de combate, claro, pero no es lo mismo que en la realidad. Ejercicios demasiado realistas: en un ejercicio hace unos días resultaron heridos cuatro soldados, uno de gravedad, pero a pesar de eso no ordenó suspenderlo.

Zarn continua su paseo por los pasillos de su nave...

"¿Cuándo comenzaremos?"

La Comandante Alma... quien comparte el mando de esta desastrosas expedición junto con él. Esta de pie en la puerta justo delante de él. Con su cabello rojo y su piel terriblemente pálida resalta bastante con sus compañeras. A primera vista da un aspecto de fragilidad, casi como si se pudiera romper si se le tocara, pero es una oficial muy experimentada, una gran guerrera de mil batallas oculta detrás de una voz igualmente frágil...

"Lo he pensado y será él día que te dije" - dice Zarn con gravedad, como quien no quiere la cosa.

"¿Esta vez lo harás en serio?" - pregunta adelantándose unos pasos. Su uniforme púrpura esta tan perfecto como en el primer día.

"Muy en serio, Alma" - dice caminando a su lado y dejándola allí de pie.

 

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Su oficina es tan grande y tan fría nunca se ha sentido muy a gusto en ella, preferiría estar en el puente, pero son de las cosas que tiene que sacrificar. Esta sentada frente a su escritorio, y suponía que definitivamente se notaba que no estaba ahí, llevaba toda la mañana divagando sobre muchas cosas, sobre todo su relación con Hikaru, a pesar de todas sus confirmaciones de sus sentimientos durante los últimos meses, aún piensa en como las cosas se pudieron arreglar, pero que no fueron nada sencillas.

Misa revisaba cada uno de los eventos planeados para ese día, que incluyen competiciones deportivas, un foro publico, un par de discursos y una entrega de condecoraciones y placas. A Misa le parece algo muy chapucero, casi como una excusa para hacer algo. Pero se tiene que hacer algo, y algo es algo.

Se frota los ojos luego de todas estas horas de trabajo, y a pesar de que son las ocho de la mañana. Llego a eso de las cinco de la mañana, y lo único que había hecho era leer la gran montañas de reportes sobre el escritorio. No lo consideraba suyo. De echo continua considerando la oficina completa como la del Comodoro Gloval.

Esta aterrada con la cantidad de burocracia que debía afrontar los altos mandos día a día. Es una crisis detrás de otra. Hace unos días tuvo que luchar contra los tacaños de suministros ante los numerosos pedidos de las bases de la Spacy...

Por un momento recuerda a su propio padre trabajando hasta tarde en la casa, llevando y trayendo documentos. Pensaba que el trabajo de su padre era muy cómodo y seguro, sin tener que verse directamente con el enemigo. Pero ahora ella no estaba segura si prefería estar aquí o estar en medio de una batalla contra los Zentraedi.

Misa se permite recostarse de la cómoda silla de Gloval. piensa que luego de asistir a uno o dos eventos, regresaría aquí, cerraría la puerta y se echaría a dormir. seria mejor esconderse, pero le daba miedo la posibilidad de que la necesitaran. Ella es de esas personas que teme que las cosas dejen de funcionar si ella no estaba presente.

El timbre del teléfono la sobresalto, y da un brinco cuando el localizador en su bolsillo empieza a saltar.

 

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Misa entra corriendo al cuarto de control de la base. La luz del sol matutino entra a raudales por las ventanas.

"¿Que pasa?" - pregunta apenas aparece en la sala.

"Comandante, acabamos de recibir un mensaje urgente de una estación avanzada. Informó de muchos bandidos con rumbo hacia aquí. Se acercan desde la dirección 1-7-6. Contaron setenta." - informa uno de los oficiales de radar.

Misa sintió que se le caía el alma al escuchar que los llamaban Bandidos, en lugar de la definición habitual para las aeronaves no identificadas, Zombies.

"Misa... defensa civil esta llevando a los civiles a los refugios." - informa Shammy.

"Que despeguen los grupos Valkyrie para interceptarlo. Lo ultimo que quiero es que lleguen a la ciudad, ¿esta claro?"

"Entendido." - Claudia toma la orden y se comunica con los pilotos. "Estamos en alerta general. Alerta general. Despeguen todos los grupos Valkyrie para interceptar enemigos en rumbo 1-7-6, altitud 3."

En las pistas, entre las sombras de la mañana los mecánicos de tierra retiran los pasadores de seguridad con sus banderillas rojas de las armas de los Valkyrie.

Desde la ventana, Misa podía ver como aparece Miria en la pisa, luchando todavía por ponerse su paracaídas antes de saltar dentro de la cabina de su Valkyrie rojo ajustándose las correas.

"Torre, aquí líder Skull, nos dispersamos. Despejen todas las pistas." - esa es la voz del Capitán Hikaru Ichijo, cuyo Valkyrie ya se encuentra rodando hacia la cabecera de la pista.

Misa toma el micrófono. "Entendido, líder Skull. Tiene libre todas las pistas. Dispersión, plan Alfa. ¡Adelante por ellos! Cambio y fuera."

Casi al unísono las cúpulas transparentes de los cazas empiezan a bajar, y el aullido de los motores se vuelve un rugido cuando las maquinas, por parejas, empiezan a rodar por la pista a máxima potencia para subir al cielo. En menos de un minuto mas de tres escuadrones están en el aire, y otros tantos se prepara para estarlo.

"¿Cómo hacemos esto?" - pregunta la voz de Max Jenius por la radio.

"En niveles, mi escuadrón por encima, el escuadrón Ghost a nivel y el tuyo a baja altura."

"Entendido." - dijo la voz del líder Ghost y de Max al mismo tiempo.

 

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A un par de cientos de kilómetros de la ciudad, una formación de Pod Gnerl se aproxima a la máxima velocidad que les permiten sus motores en la atmósfera. La mitad de ellos lleva su carga máxima de mísiles de largo alcance. Son en total sesenta y cinco Gnerl, con rumbo directo hacia Ciudad Macross, a una velocidad de setecientos nudos. Se habían acercado a baja altura para mantenerse por debajo del lóbulo de detección de los radares, pero una vez detectados, están ahora elevándose.

El perfil de la misión requería expresamente que fueran tomados por hostiles desde el primer momento.

Casi al mismo tiempo los Gnerl disparan sus mísiles, llenado el aire con las largas estelas de los cohete que empiezan alejarse, brillando en el sol de la mañana.

 

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"Los bandidos están regresándose después de lanzar los mísiles. Tenemos noventa o cien mísiles dirigidos a la ciudad. Detrás de ellos no hay nada. Repito, nada detrás de la fuerza de bombardeo." - confirma el oficial de radar.

"Continúan disparando, ahora tenemos mas de ciento cincuenta mísiles en camino." - informa Vanessa sobresaltada.

"Por lo menos no son nucleares" - murmura Claudia mientras se inclina contra el panel de comunicaciones.

"Nos están disparando como doscientos mísiles... no necesitan nucleares" - puntualiza Misa, mirando sobre el hombro de Vanessa.

El grupo Valkyrie se ha colocado detrás de los bombarderos, y empiezan a lanzar sus propios mísiles. Misa se concentra en el designado 00 del Valkyrie de Hikaru. Un segundo misil lanzado por él falla su blanco, pero aparece un tercero hacia el cual se orienta.

Los Zentraedi han planeado muy bien su operación. Están atacando dejando mucho espacio entre uno y otro bombardero, de modo que ningún Valkyrie aislado pudiera atacar a mas de uno o dos. Era casi como sí...

"¿Alguien se ha fijado en la forma de este ataque?" - pregunta Misa.

"¿Que quieres decir?" - pregunta Claudia.

"Pueden que estén tratando de alejar a nuestros aviones de combate."

"Un señuelo muy caro. ¿Piensas que pudieron lanzar sus mísiles desde mas lejos?"

"Sí."

"Van a empezar a caer" - dice Vanessa. El primer misil esta a punto de caerles encima, comenzando su picada final.

Misa presiona un botón para abrir el canal para comunicarse con los Valkyrie...

Antes de poder hacerlo, se encoge cuando aterriza el primero. Detona a veinte metros del suelo y sus efectos son horrendos. Explota exactamente sobre la avenida internacional, a doscientos metros de su posición, y sus fragmentos acribillan numerosos edificios. Misa se lanza al suelo, cuando algunos fragmentos atraviesan las ventanas de cristal. La explosión le ha producido un profundo estremecimiento en todo su cuerpo y llega a sentir repentinas nauseas hasta que su organismo empieza a normalizarse después de las agresivas sensaciones que había sufrido.

Otro misil cae mas lejos y luego, durante un minuto, los estampidos se mezclaron formando una serie irregular de ruidos atronadores que sobrecogen su atención.

 

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En el aire, Max tiene toda su atención en uno de los Pod que se agranda en la distancia. Están volando rápido y bajo, casi al máximo de su velocidad.

Apenas el grupo de Valkyrie llega a la cordillera, casi salidos de la nada aparecen decenas de armaduras de combate Queadlunn-Rau.

"¡Una embocada!" - escucha la voz de su esposa en la radio.

"Dispérsense..."

Apenas se estaba cumpliendo al orden de Hikaru, cuando el caza a su lado es alcanzado por varios mísiles, desintegrándolo.

En un parpadeo ya tiene a un Queadlunn-Rau pegado a su cola, disparándole con ganas.

"Estas mujeres no se vienen con cuento" - murmura Ichijo, para sí mismo, mientras se va de lado a lado tratando de evitar el ser asesinado con una furiosa Zentraedi.

Miria mira en todas direcciones, encontrándose con un Queadlunn negro que intenta darle caza. Un par de disparos perforan su ala izquierda, justo en el momento en que vira para evitarlo. Pierde velocidad para pasar a modalidad Gerwalk, dejando pasar a la armadura que instantáneamente se da la vuelta. Miria levanta el fusil y le dispara, pero como si respondiera a una señal, literalmente cae del cielo, esquivando hábilmente sus disparos. Es muy rápida, porque cuando se inclino para seguirla, ya estaba virando para colocarse a su lado. No puede mas que tratar de evitarlas. El Queadlunn se eleva a toda velocidad, evitando cualquier otro combate y concentrándose en ella.

Un par de mísiles se elevan en el cielo, directamente hacia su caza. Miria pasa a modalidad Fighter para ganar velocidad y evitar el par de mísiles. Luchando contra la enorme fuerza G que la presiona contra su asiento, hace un viraje cerrado perdiendo a los mísiles que fallan por poco. Un tercer misil se coloca detrás de ella, por lo que hace un fuerte viraje hacia arriba, encontrándose con un cuarto y quinto misil que están próximos a interceptarla. Pierde al tercero y al cuarto pero el quinto esta demasiado cerca...

De repente, su Valkyrie gira bruscamente hacia estribor, temblando violentamente. Cundo su caza zigzaguea por el aire, astillas de vidrio y acero se incrustaron en su cuerpo, rasgando su traje de vuelo y rebanando su piel. La tierra y el cielo empezaron a girar incontrolablemente, la fuerza G llega a ser insoportables.

"¡Me dieron!" - chilla Miria aun sin creerlo. En su vida anterior había puesto a pilotos humanos en la misma situación, sintiéndose satisfecha al verlos envueltos en un gran bola de fuego. Ahora le toca a ella. Jamás la habían derribado, pero ahora se encuentra del otro lado de la mira de un Queadlunn.

El aullido del viento le impide escuchar la voz de Max y Hikaru en sus audífonos. Decide que es momento para escapar de su avión. Le da un fuerte tirón a las anillas entre sus piernas, y en menos de un segundo se siente golpeada contra el respaldo de su asiento y es expulsada de su Valkyrie con mucha violencia.

Esta tan conmocionada que no recuerda haberse liberado del asiento, y ya se encuentra flotando lentamente hacia las montañas que se encuentran debajo.

Colgada de su paracaídas, esta totalmente indefensa. Su mala suerte no parece haber terminado ya que el Queadlunn empieza a volver su atención en ella. Primero la armadura de combate negra vuela lentamente para echarle una mirada, después se voltea y se dirige hacia ella para atacarla. Toma los arneses y empieza a liberar aire de su paracaídas para caer más rápido. Esta a casi trescientos metros sobre el suelo y suponiendo que lograra evadirlo, quizás alcance el suelo antes de que lograra dar un segundo disparo.

Las manos del Queadlunn brillaron a la distancia. Las ráfagas de los disparos pasaron a menos de medio metro de ella. Pasando a su lado rápidamente, deliberadamente se da la vuelta y se dirige hacia ella otra vez. Sabe que esta vez no fallara y empieza frenéticamente a sacar aire de su paracaídas. No es que pudiera evadirse, pero debía intentarlo. El suelo se acerca lentamente mientras la armadura se acerca.

El pensamiento de liberarse de su paracaídas y saltar los últimos cincuenta metros cruzó su mente -en su desesperación no parece tanta altura- y busca un charco, un montón de nieve, un arbusto, un conejo, lo que fuera que pudiera amortiguar su caída. No hay nada que le ayude. Las manos del Queadlunn-Rau destellan y Miria Farina Jenius cierra sus ojos, sabiendo que hasta aquí llegaba.

El sonido de disparos llenan sus oídos, después los de las balas golpeando metal. Voltea para ver un Valkyrie pasar sobre su paracaídas, sus motores rugiendo en el frío aire. El Queadlunn cae dando vueltas, aturdida mas que herida, pero se aleja, y al menos eso es un alivio para ella.

 

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Misa ve como los cazas caen uno a uno en medio de la emboscada. Siente un vuelco en el corazón cuando ve que el Valkyrie de Miria desaparece de la pantalla.

"¡Nuevos contactos enemigos en la dirección 0-0-5!" - exclama Vanessa.

"Solo fue un señuelo..." - murmura el oficial de radar.

"Eso ya no importa..." - Misa se vuelve hacia Vanessa. "¿Puede regresar el grupo de Hikaru?"

"No..."

"¿Cuánto falta para que estén sobre nosotros?"

"Cinco minutos."

 

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El General Zarn lideran dos escuadrones formados de tres Glaug, cinco armaduras Flemenmik y veinte Pod Gnerl cada uno. Una fuerza muy pequeña si la compara con las fuerzas de los humanos, pero si actúa con rapidez, posiblemente no sea necesario nada más. Su propia unidad es negra con franjas rojas en algunas partes del fuselaje.

Cuando su grupo llega a la ciudad se dirigen directamente hacia la base aérea, e inmediatamente se dispersan, para evitar ser blanco de las defensas antiaéreas. El propio Zarn esquiva ágilmente el fuego de un par de Destroids Defender que se encuentran cerca de la pista de aterrizaje.

El cielo sobre la base esta lleno de los disparos de las trazadoras de los Defender. A pesar del grueso calibre de las municiones, una bala golpea el fuselaje del Glaug de Zarn, prácticamente resbalando sobre la superficie curva de la cubierta roja de su mecha.

Sin miramientos dispara contra uno de los Destroid, que explota llevándose a su compañero en su bola de fuego.

 

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Misa mira por la ventana la escena, sintiéndose realmente indefensa cuando las armaduras de combate aterrizan alrededor, destruyendo uno a uno los Destroid que resguardan la base. Con una rapidez inaudita la base queda sin defensa alguna y la atención de los Zentraedi su vuelve hacia los edificios.

"¡¡Al refugio!!" - grita Claudia, mientras todos los operadores salen corriendo por las escaleras a los niveles subterráneos.

"Misa..." - Claudia jala a Misa del brazo, justo en el momento que una ráfaga de disparos golpea la parte alta del edificio donde se encuentran. Saliendo de su catalepsia, Misa sigue a Claudia, mientras partes del techo empiezan a caerse.

 

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El Zentraedi y sus compinches acribillan los hangares, y los edificios de servicio, dejando intactos los edificios principales. Zarn deja de disparar, y todos sus compañeros a su señal le imitan. Llevando su Glaug caminando a lo largo de la destrozada pista de aterrizaje, se concentra en alcanzar el edificio principal de la base, el que luce más importante.

El rugido de los Valkyrie llenan el aire, mientras una ráfaga de disparos cortan el camino de Zarn hacia el edificio. De un salto su Glaug se eleva en el cielo, evitando por poco una ráfaga de mísiles.

Una de las armaduras de combate es alcanzada por un misil explotando a su lado, haciendo que su aparato pierda momentáneamente el control. Logra estabilizarse para encender sus propulsores y perder velocidad, pero no la suficiente para golpear aparatosamente el suelo. Para su suerte cae en la parte de tierra de la pista, rebotando un par de veces antes de elevarse de nuevo.

Apenas se eleva del suelo, es el blanco de los disparos de dos Valkyrie.

"Como se atreven..." - murmura mientras se da la vuelta para ponerse a nivel con los Valkyrie.

Uno de los Valkyrie hace un giro para tratar de evadirse del Zentraedi, pero no puede evitar los poderosos disparos de su cañón principal. Pero antes de poder evadirlo los disparos de otro fusil rebotan contra el grueso pellejo de su mecha. Luego de varios intentos, logra derribar a su atacante, solo para verse de nuevo en medio de los ataques de dos Valkyrie más.

"Repliéguense." - ordena mientras los Valkyrie empiezan a dispararle desde la distancia. "Alma, retrocede."

 

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Mas allá, sobre las montañas, los Queadlunn tienen una gran superioridad contra los VF. Uno de cada tres pilotos están abajo.

"Zarn, pero aquí estamos..." - empieza a decir la Zentraedi, mientras aparta su atención del Valkyrie que le había disparado.

"No discutas..."

Molesta, abandona la persecución con obediencia, y se dirige a toda velocidad hacia el punto de encuentro.

Cuando Max observa que las Zentraedi empiezan la retirada hacia el mar, su primer instinto es perseguirlas.

"Debemos regresar a la ciudad." - ordena Hikaru, conciente del objeto de la emboscada.

De mala gana debe desistir de la persecución, ahora enfrentándose al dilema de regresar inmediatamente a la ciudad o ir a revisar el sitio donde cayó su esposa.

"Hikaru, Miria..."

Ichijo siente la urgencia en la voz de su amigo. Él había sentido lo mismo cuando Misa quedó atrapada en el Gran Cañón al final de la guerra. Hay mas pilotos que fueron derribados, y se sentía egoísta al pensar solo en Miria...

"Max, creo que hay movimiento hostil en las montañas. Ve a investigar." - le ordena.

Sin perder tiempo, Max se lanza en picada hacia las montañas.

 

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Puede que no sea el Zentraedi más valiente que hay, pero tampoco es un cobarde, pero tampoco es tan estúpido como para arriesgarse a morir en esta operación, mucho menos el ser capturado.

"El grupo de la comandante Alma se dirige al punto de reunión." - informa Ogai.

"Nos toca a nosotros."

Presionados por sus perseguidores, Zarn y Ogai se dan la vuelta, y enfrentan directamente a los dos grupos de ataque Valkyrie, quienes no tienen tiempo de defenderse del ataque repentino de los Zentraedi.

Bajando en picada, los dos Glaug vuelan a solo unos cuantos metros del suelo, dirigiéndose rumbo al mar.

Entre las olas, aparecen los contornos de un trío de vehículos de desembarco, en los cuales se encuentran congregados los últimos Queadlunn y Pod Gnerl.

Luego de coordinar el repliegue (le cuesta decir la palabra retirada) Zarn es uno de los últimos en entran antes de que se cierren las puertas de embarque. Luego de eso, los tres vehículos se sumergen en el mar.

 

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Están muertos mas de 60 pilotos, con un numero de heridos aun por reportar, pero seguramente muy superior.

Por suerte tuvo tiempo de mandar a la población a los refugios, y gracias a eso todas las perdidas fueron materiales.

Buena parte de los edificios de Ciudad Macross están dañado o destruido, una cuarta cuartos de las defensas móviles de la ciudad -Destroids, Valkyrie, etc.- están aniquiladas, y miles de personas están sin hogar de nuevo.

Misa no podía creer lo que estaba pasando, ¿porque ella?, no lo merecía, esto debería manejarlo alguien mas, personas que una y otra vez habían arriesgado su vida por la de otros... ¿qué estaba pasando?, se llevó la mano a la cabeza, apenas podía mantenerse en pie; todo estaba sucediendo terriblemente rápido.

Dos grandes ataques en un mes. Pero a pesar de ser un ataque con muchísimos menos efectivos que el anterior, tuvo un golpe psicológico mas fuerte. ¿Cómo podría ella reconstruir todo eso?, ella no era capaz de hacer ese trabajo, simplemente no podía.

Aun se siente confusa y mareada por el ataque. Es en este momento cuando ve lo que Gloval ha depositado en sus hombros; él sabía que ella sería capaz de sacar todo adelante, tenía que hacerlo por él, por sus subordinados, por toda la gente de la Tierra.

En la oscuridad de su habitación, recuerda solo retazos de las reuniones del día anterior. Recuerda como Exedor comenta que el objetivo de este ataque era el de eliminar a los oficiales del mando. Miria, quien se encontraba mas herida en lo más profundo de su orgullo que en su cuerpo, decía que era un movimiento estratégico tan simple y antiguo que no se le había ocurrido, y que solo lo llevaría a cabo un oficial muy experimentado o muy desesperado. El Capitána Takeda solo le preguntó el objeto de sus horas de interrogatorio sobre el ataque en Brasil.

Se deja caer en la cama y comienza a llorar, ya no da más, eran demasiadas las presiones que recaían sobre sus hombros y toda persona tiene un limite. Jamás pensó que llegaría a este punto, en el que ya no podría sostener por mas tiempo esta posición, sus años en la academia militar no la habían preparado bien para tomar el mando...

Cuatro semanas y ya empezaba a sentir el peso de tantas obligaciones.

Necesitaba un breve respiro... necesitaba sentirse de Nuevo como Misa Hayase y no como la comandante en jefe designada que todos seguían y que todos requerían.

 

[Fin Capitulo 28]

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Notas / divagaciones del autor:

¿Miria derribada? Hasta Roy Focker fue derribado una vez.

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