fanfic_name = En la Tormenta

chapter = 26

author = Seferino Rengel

Rating = AP

Type = Angst

fanfic = Super Dimensional Fortress Macross: En la Tormenta

 

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PARTE 26: EL REGRESO DEL AYER

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El Mayor Engel continua con la bandera entre sus manos, y ni siquiera a dejado de mirarla cuando comienza a caer lentamente algunos copos de nieve mezclados con gotitas de lluvia. Es como si parte de la llovizna empezara a helarse en ese ambiente de tensión.

Polina pone sus dos manos sobre el féretro, como si esperara que de un momento a otro se agite la vida que a abandonado el cuerpo de su esposo.

Por primera vez en todo ese rato Engel es consciente en el dolor de su hombro. Incluso capta el sutil olor a sangre de su herida que se ha vuelto a abrir. Pero no le importa. Con lentitud deja la bandera doblada sobre el ataúd que contiene el cuerpo destrozado del Teniente Comandante Nikolái Yurievich Alekseyev. Polina la toma sin mirarle. Ya no dice nada, con su mirada perdida en algún lugar y su mente nublada por algún oscuro deseo que no puede materializar.

Seis de sus compañeros, incluyendo a la joven Teniente Ángela Ramírez levantan el féretro y lo suben a uno de los vehículos, que ira a otra pista para continuar su largo viaje a casa.

Siente las miradas de los pilotos como si fueran un peso físico, pero la única que no puede soportar es la de Polina, que a pesar de no mirarle, sabe que todos sus pensamientos están en él. Rodeados de varias personas, muchos compatriotas, que lo miran con rabia en sus ojos, no puede mas que empezar a sentirse culpable. Un sutil murmullo y sabe que comentan sobre él. ¿Cómo explicarles que fue un accidente? ¿Como explicarles que fue una equivocación lo que dijo allá arriba?

El vehículo con Alekseyev arranca mientras Gennadi lo sigue con la mirada. Polina no voltea a mirarle mientras el vehículo sale de la pista principal a la de servicio.

Lentamente la pista se va vaciando, dejándolo solo, sin nada mas que hacer. En total son 30 los fallecidos que llegaron en este vuelo. Otros mas aun esperan por llegar en otros vuelos. En pocos minutos la nieve empieza a acumularse en la pista mientras se deshace toda la banda de música.

Sinceramente no entiende porque ahora es que le afecta, pero en silencio se despide del Comodoro, y regresa a su casa.

Esta parece mas vacía que antes, sin una segunda y tercera persona para ocupar el espacio, las habitaciones parecen mas amplias. Engel pasa quince minutos dando vueltas, hasta que se queda sentado en la cama. Entonces comprende que estaba buscando a alguien que ya no esta allí.

Marina continua en el hospital, al parecer las complicaciones posparto fueron mas de las que ella misma esperaba. Hubiera ido al hospital, pero se vino directamente a casa. Ahora esta arrepentido de eso a pesar de todo lo que le haya dicho Polina.

Mientras camina por la casa, se pregunta si alguna vez podría dormir sin el temor de revivir aquellos horribles momentos.

Si Marina solo le escuchara... o si Sabina...o Yelena estuvieran aun aquí.

Ni siquiera tiene ánimos para vérselas con Nadeshiko. La pobre niña vio morir a sus padres, y ahora esta en medio de todo esto. Y ni siquiera la tiene aquí, la niña esta rodando de casa en casa, de la casa de Miria ayer, a la de Hikari hoy.

¿Habrá hecho lo correcto? Claro que si, pero aun no sabe porque se siente deprimido. Lo de Alekseyev fue un accidente. Pero quizás sea la sensación de pensar que los demás creen que no lo fue. Como si le importara por primera vez lo que piensan los demás.

«Realmente te preocupas demasiado acerca de lo que la gente piensa de ti. ¿Por qué debería preocuparme por los demás?»

 

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En la nave solo se escucha el sonido del sistema ambiental. Aparte de eso todo es silencio.

Quamzin había sugerido, mas bien ordenado, que todos se mantuvieran en silencio y que no se encendieran mas luces que las necesarias para no tropezar en los pasillos. Era una exigencia extraña, y que ordeno así no mas, sin explicar. Y por supuesto nadie pidió explicación de su orden como no la pedían por cualquier otra.

Incluso Laplamiz no se molestaba en preguntarle, no fuera que la insultara. La nave tiene el mínimo de su personal para operarla, ya que el grueso de las tropas se encuentra en este momento en los hangares alistando sus naves para el ataque final.

El viaje a sido tan lento que parece que esta durando meses, aunque en realidad solo tienen dos días terrestres viajando. Laplamiz se inclina sobre la mesa donde se encuentra el mapa de ruta. Habían salido del mar hace unas horas, adentrándose por tierra hacia una larga cadena de montañas que se extienden al este de la zona de ciudad Macross.

Esta a punto de pedir un reporte, pero prefiere dejarlo pasar. A decir verdad no hay nada que pueda representar un problema y si lo es, lo atenderá cuando se lo reporten.

Mientras camina por el pasillo en penumbras, la antigua comandante de flota, que una vez dirigió cientos de cruceros en tantas batallas en las profundidades mas recónditas del espacio estelar, contempla como será su futuro.

Lleva su uniforme completo, algo rasgado en algunas partes, pero completo. Le inquieta todo este silencio, sino fuera porque podrían encontrarla, empezaría a hablar sola. Todo este tiempo sin librar una verdadera batalla lo ha invertido en pensar, a recordar. Una que otra batalla regresa a su mente. Cuando aun era una piloto e hizo su propio camino hacia el mando.

Recuerda mucho a Miria, a quien enseño a combatir, y que llego a superarla a su maestra. Se imaginaba a Miria ocupando su propio puesto, mientras ella se convertía en la suprema comandante. A Zariá, quien era un poco débil pero muy buena pensando y que se había ofrecido para esa misión suicida que a la final resultó un completo fracaso. Otras muchas también de las cuales, como su comandante, debía conocer sus cualidades.

Pero a pesar de que todas ellas son diferentes y cada una tiene su algo especial, todas tienen algo en común: todas la traicionaron. Desertaron cuando se les presentó al oportunidad de hacerlo. Prefirieron la vida cómoda de los Micrones. Ha pensado mucho en el concepto de la paz, pero se escapa de su comprensión.

Se supone que solo una fracción de los Micrones pertenecen a sus ejércitos, pero... ¿Que hace la mayor parte entonces? ¿Como se puede vivir sin luchar, sin la emoción de la batalla, sin conocer y entender la fuerza de las armas?

Sencillamente no lo imagina. Y la idea de todas las desertoras le saca de quicio infinitamente. Pero al mismo tiempo le frustra el hecho de que mas prácticamente todas sus fuerzas se le escaparan de las manos. Con cada idea que le llega, se enfurece mas, hasta que finalmente empieza a darle puñetazos a una caja de circuitos, abollándola con cada golpe.

Se sentí desilusionada con su vida, de ser la mas grande comandante, que dentro de algún tiempo estaría al mando de su propia flota importante para combatir al Ejercito de Vigilancia, combatiente de mil batallas ahora se encuentra aferrándose a vagas esperanzas en un mugriento rincón de la galaxia. Abandonada por sus propios soldados, teniendo que depender de Quamzin para continuar su existencia, lo único que le quedaba era dar un golpe lo suficientemente fuerte a los Micrones y después retroceder (la palabra huida le suena tan humillante que ni siquiera se permite pensarla) al espacio para reagrupar sus fuerzas y borrar toda vida en este planeta.

Finalmente se detiene al darse cuenta que es objeto de la mirada de Oigul, que al verse descubierto por la comandante, reanuda su marcha disimuladamente, preguntándose en voz baja cuan locos están sus comandantes.

 

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"Buenas tardes, Gennadi."

El Comodoro Gloval esta sentado detrás de su amplio escritorio, dándole la espalda a un gran ventanal. Por alguna razón, le parece que esa oficina se ve diferente cada vez que la visita.

"Buenas tardes, señor. ¿Que puedo hacer por usted?" - pregunta Engel de una vez. No quiere sentarse para no pasar mas tiempo que el necesario.

"Tengo su nueva asignación, no será precisamente en el departamento de proyectos" - dice secamente Gloval.

"¿Donde?"

"Vera, el director de la división de armas del proyecto Megaroad cayo con una ulcera perforada. Lo hospitalizaron esta mañana. Si usted esta de acuerdo, quiero que se haga cargo" - el Comodoro mira fijamente a Engel. "Es suyo el puesto, si lo quiere. ¿Esta listo?"

"¿No es muy precipitado?"

"Tampoco es que se va a ir ya. No es un área critica, todavía falta mucho por arreglar allá arriba así que puede tomarse su tiempo para decidirlo."

"Si, siempre me dan tiempo para decidirlo y a la final acepto."

"Ahora es padre de familia y debe tomarse mas a peso todo esto. A propósito ¿como esta su hija?" - pregunta Gloval, levantando su pipa.

"La vi antes de venir. Pero todavía esta en cuidados, igual que Marina. Les darán de alta esta tarde" - miente, ya que Marina siquiera le dejo entrar en el cuarto.

"Espero sinceramente que se mejore."

"Gracias."

"¿Y su brazo?"

"No se si mejorando, aunque no se si se me curara. Siempre me estoy accidentando, tantas veces que ya he perdido la cuenta."

"No es muy cuidadoso Gennadi."

"Honestamente nunca lo he sido. Si uno es muy cuidadoso duda y no puede hacer su trabajo. Aunque debería saberlo si tiene mi expediente completo."

"Los papeles nunca lo dicen todo y siempre me a gustado averiguar las cosas por mi."

"Le agradezco mucho que me de ese trato tan especial. Pero le advierto que puede ser una perdida de tiempo."

"No debió estar esta mañana en la base..."

"Me llamaron y me dijeron que me presentara. Debieron decirme que Polina estaba allí."

"Entiendo que sus problemas con la Coronel Bisyarina van mas allá de lo que podemos manejar. Por lo que se lo culpa de su incapacidad."

"Puede que tenga razón, a lo mejor también tiene razón con el asunto de su esposo, con los pilotos muertos en el Pacifico."

"¡¿No habla en serio?!"

"Ya no se ni lo que digo. Tengo ya tanto tiempo en esto que..."

"No Gennadi, no ultimo que necesitamos es que nuestro mejor oficial se desmorone así."

"No creo que sea su mejor oficial. ¿No ascendieron en unos meses al chiquillo de Ichijo a Capitán? No soy el mejor, solo soy el mas útil. ¿sabe porque me mandaron a la Spacy? porque ya no podía dar mas de mi allá en mi país. Le agradezco mucho lo que hace por mi, en serio, pero creo que...

"Solo quiero que lo piense, tómese unos días para pensarlo."

"Comodoro yo..."

"No Mayor, solo tómese nos días, vaya con su hija y arregle sus asuntos, cuando crea que esta nuevamente listo para seguir..."

Gloval se interrumpe por un momento, como si esperara oír algo. Con una mirada de curiosidad, se levanta de su escritorio, conteniendo su respiración cuando, sin advertir, las sensaciones que siente parecen amplificadas exponencialmente. Entonces se vuelve a la ventana a sus espaldas...

"¿Señor?" - pregunta Engel.

No hace falta respuesta, ya que en ese preciso instante, se escuchan las alarmas de ataque, aquellas que ninguno de los dos había escuchado desde hace un par de años. Luego el teléfono en el escritorio repica, sobresaltando aun mas a los dos oficiales. Gloval a sentido tantas veces esta misma sensación que ya no debería sorprenderle.

"¿Puede repetirlo?" - pregunta Gloval luego de escuchar al teléfono.

"Tenemos un problema, tiene que venir al centro de control de inmediato" - contesta la voz de Claudia LaSalle.

"Al puente" - dice Gloval.

Muchos oficiales corren por el pasillo, en dirección a los elevadores. Engel y Gloval se lanzan por un tramo de escalera hasta los pisos inferiores.

En menos de un minuto alcanzan el puente. Era la primera vez que Engel llegaba a ese lugar, pero no lo piensa mucho, cuando al mirar a través de la ventana en burbuja, tiene la vista, en la distancia, de una grotesca forma que aparece desde las montañas, envuelto en las inconfundibles trazas de mísiles. Lo reconoce al instante como el crucero de las fotografías de reconocimiento en Brasil...

"Señor, reportan impactos múltiples en diferentes zonas de la ciudad" - informa Claudia al instante.

"¿La defensa aérea ya esta en acción?"

"Afirmativo."

"¿Que haremos?" - pregunta Engel apartando la vista de la ventana, al Comodoro en su silla de mando.

"Despegaremos" - exclama Gloval como sí tal.

"Despegaremos... aja... ¿¡solo eso!?"

"Eso solo, ¿que le parece? Vaya a ingeniería y coordine al personal disponible para hacerlo."

"Señor..." - estaba a punto de decir algo, pero decide salir.

Engel se lanza a correr por las escaleras, sin dejar de pensar en Marina y la pequeña Yelena. Puede que estén muertas y ese pensamiento le duele muchísimo, porque de nuevo las dejó solas. Pero tiene algo que hacer. Ingeniería no esta muy lejos, en modalidad de combate, el puente queda muy cerca de ese compartimiento. A medio camino, la nave se estremece por un terrible golpe, empezando a escorarse pronunciadamente. Engel apenas alcanza a sujetarse del pasamanos para no caer, mientras el suelo bajo sus pies se inclina haciéndole resbalar y golpear la pared.

Afuera, la nave de Quamzin ha disparado su cañón principal hacia el Macross y dañando la parte de los compartimientos torso, casi destruyendo el centro de control secundario y matando a muchos allí. La nave empieza a retroceder por el impacto y caerse de espaldas en el lago, como una persona que recibe un fuerte puñetazo.

Un enjambre de Valkyrie se aproximan hacia el crucero, y en ese instante, aparecen, casi como de cada escotilla de la nave, cientos de Pod de todas las clases y tamaño, algunos chocan en su salida con alguno que otro Valkyrie desprevenido, destruyéndose mutuamente por el impacto. Mientras los VF-1 entran en combate, el crucero continua lenta pero inexorablemente su avance hacia el Macross.

En la sección de ingeniería, los grupos de técnicos trabajan lo mas rápido posible, encendiendo los equipos para activar la inmensa fortaleza. Engel esta como perdido cuando se encuentra con el ingeniero jefe, que esta impartiendo ordenes, sosteniendo un pañuelo contra una herida en su frente.

"Mayor, venga acá" - pide el ingeniero cuando Engel aparece. "Necesito que vaya y empiece el procedimiento de encendido de los reactores."

Engel se dirijo a ese lugar. Ya sabia como hacerlo, porque había pasado un tiempo trabajando precisamente en esa área. Apenas llega, se abalanza hacia el panel de encendido.

"¿Y usted quien es?" - pregunta un técnico.

"Cállese y ayúdeme con esto."

Entre los dos empiezan a mover interruptores y presionar botones...

Los marcadores circulares y de barra de colores se activan, al volver a la vida los fríos reactores del Macross y sacando al Mayor. Los sistemas antigravedad empiezan a girar hasta su velocidad critica. Toma el auricular a un lado.

"Puente, quien ingeniería, tenemos 100 % de energía en los reactores."

"Entendido" - contesta del otro lado una voz femenina que no logra reconocer.

Gloval pretendía disparar el arma principal, pero eso ya no depende de él. Ahora solo es un adorno en el panel.

 

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El estar en la base le dio la oportunidad a Hikari Takeda de estar nuevamente en el aire. Aunque hubiera preferido no hacerlo. Pareciera que todos los cazas Zentraedi se reunieron para este ataque, claramente traídos por esa gran y única nave que se dirigía directamente hacia ella.

No sabe realmente cono sentirse, si eufórica o simplemente desilusionada de la vida. La nave que le habían mandado a destruir como misión hace una semana, ahora se encuentra aquí, haciendo lo que debería no haber estado haciendo.

Mientras jala con fuerza la palanca del Valkyrie para ganar altura, se pregunta que hubiera sucedido si Engel hubiera llegado unos minutos antes y hubiera vaciado la carga de mísiles contra la selva. De seguro los ecologistas no serian precisamente sus fanáticos mas queridos. Quizás hubiera evitado este momento en el tiempo.

Esquiva por poco un Pod que pasa tan fugazmente antes de ser barrido del cielo, que no lo identifica. En su ascenso, cuando en el HUD los tres blancos presenta buen tono, dispara tres mísiles contra ellos. Volaron una cuantas decenas de metros antes de encontrar blancos, desintegrando varios Pod Gnel, esos Pod tan maniobrables, pesadamente artillados, pero que estallan cuando una bala los roza.

Prefería no gastar todos sus mísiles de una vez, pasa a modalidad Gerwalk, y a esa velocidad, al presentar mas superficie, crea mas resistencia, e inevitablemente aparecen esas incomodas estelas de condensación, que fugazmente aumentan su tamaño visual al enemigo, atrayendo su atención. Pero eso es lo que Takeda quiere, y lo que obtiene. Cuando los dos Pod Regult giran sobre si mismos para enfrentarla, ella los barre a cada uno, con cortas ráfagas, inclusive antes de que logren voltearse por completo.

El tiempo parece correr mas lento cuando uno esta en combate, las cosas pasan como en cámara lenta, cuando jala el gatillo, las balas parecen tarda minutos en alcanzar sus blancos, pero estos parecen moverse a una increíble velocidad. Takeda procura no cambian mucho de modalidad, quedándose en Gerwalk, aunque con ello es mucho mas lenta, pero cayendo en una amplia espiral, es muy difícil de alcanzar los raudos Gnel, que necesitan todo el golfo de Alaska para virar o los lentos Regult a los que no les da tiempo voltear y disparar.

Le preocupa la nave, esta continua su lento avance hacia el Macross, y es lo que mas rápido se mueve en el cielo. Al acercarse, la onda de choque de la inmensa mole que literalmente esta cayendo hacia el Macross, causa tanta turbulencia que desequilibra a todo lo que vuela alrededor.

El ataque del enemigo es preciso y seguro, y las perdidas son tremendas. Nunca antes había visto una fuerza tan poderosa reunida, ni siquiera cuando habían atacado hace mas de dos años, el día en que murió la Mayor Nikolayev ... y pareciera en cuestión de minutos vendría un final, no muy bueno por cierto.

Cuando hace un giro para salir de la espirar observa hacia el lago, dándose cuenta que el Macross empieza a temblar, como si se esforzara dándose impulso, para luego elevarse lentamente, al mismo tiempo que los barriles de su inmenso cañón de reacción empiezan a bajar para colocarse en ángulo con la nave que se aproxima.

Antes que la radio cobre vida, Takeda pasa a modalidad Fighter y trata de alejarse lo antes posibles.

"A todos los grupos Valkyrie, dispérsense..." - No escucha mas cuando hay una súbita interferencia.

Con un relámpago de luz más brillante que el sol, la energía acumulada por el barril del cañón es liberada en un amplio rayo, que a pesar de su direccionabilidad, solo alcanza la nave por un costado.

 

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El resplandor sobresalta a Quamzin, que hace una mueca de contrariedad, mas sorprendido que asustado. Luego ve el haz de partículas que va derecho a su nave. Intenta evadirlo con un viraje, pero no logra evitarlo.

La explosión es aparatosa y las alarmas le indican que su nave esta totalmente destrozada. Pero esta a solo unos cientos de metros de su blanco.

 

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Nunca había estado abordo de la nave en un disparo dentro de la atmósfera de la tierra. La sacudida fue mucho mas fuerte al mismo tiempo que las luces se apagaron momentáneamente y la pantalla ante el mostró interferencia durante un segundo. Todo el mundo cree que los disparos de armas de partículas no tiene retroceso, paro las partículas tiene masa, y a veces mover muchas partículas crea fuerzas extrañas.

A cada lado del monitor hay unas asa que los técnicos de mantenimiento usan para sacar la pantalla cuando hay que repararla. Engel se da cuenta que lleva los últimos momentos agarrado de las asas como si temiera caerse. Las suelta y sacude sus brazos para reestablecer la circulación sanguínea, aunque advierte que el dorso de sus manos están blancos, helados y sin sangre.

Mientras se mira las manos, súbitamente escucha una susurrante voz que le pedía que corriera a alguna parte, cualquier otra parte menos aquí. El CIC esta cerca, pero teme llegar cuando todo haya terminado. Pero siente como si lo estuvieran llamado...

Ahora es que cae en cuenta que Quamzin hubiera muerto si hubiera disparado los mísiles cuando pudo, si no hubiera estado esperado ordenes del mando. Si no fuera por esos civiles del gobierno, no estaría en esto ahora, no habrían centenares o miles de Zentraedi de nuevo intentando matarlos. Ojala cayera uno sobre la casa de alguno de esos burócratas...

Como si fuera arrastrado, se levanta y hecha a correr hacia las escaleras.

 

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¿Esto es morir?

Había enviado a muchos a la muerte, provocado la muerte de muchos mas, y ahora le toca a él mismo.

Detrás, el cadáver de Oigul se desliza inmundamente sobre su propio charco de sangre, siguiendo la inclinación del suelo de la nave, que ahora cae sin control hacia el lago. El Macross se hace cada vez mas grande en el visor.

El arma principal del Macross se desintegra, y la imponente nave empieza a caer. Por un momento parece que la enorme nave Microniana estuviera saliendo del curso de su crucero, que cae sin control en línea recta, algo inclinada e incendiándose debido al disparo del Macross.

Su nave cae un poco y trata de centrar el curso para dirigirlo directamente contra el Macross. Allí esta. Su Némesis. Selecciona el punto de impacto, en el mimos pecho de la nave. Eso será perfecto...

Sonríe cuando ve como, casi siguiendo sus deseos, el crucero se dirige con buen curso hacia su blanco. Para variar, es bueno ver que algo salga como lo había planeado, aunque para lograr que se haga tenga que morir.

En un segundo triunfal, toma la mano de Laplamiz, justo en el instante que su nave choca en el Macross y explota. Se siente catapultado por el impacto hacia adelante, pero toda su conciencia se desvanece antes que su cuerpo logre llegar hasta el panel de control en frente de ellos...

 

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El Mayor si tiene conciencia de la pared frente a el.

Afuera, las casi 80.000 toneladas que pesa el crucero colisiona contra la parte derecha del Macross. El aparato se desintegra al chocar. Al ser tan frágil como un ave con relación al Macross, aquel peso desprendiendo los soportes estructurales que unen al Daedalus del torso de la nave, y desgarrando gran parte de esa área. La mitad de la sección de ingeniería cae varios centenares de metros hacia el agua, inclusive el área del reactor.

El impacto inicial basta para que Engel, ignorante de haberse salvado por poco, cayera de rodillas y sintiera verdadero pánico. Escucha como se despedaza el enorme cristal que cubre el puente del Macross. Temblando se pone de pie, terminando de subir en la oscuridad los últimos tramos de la escalera. Los ruidos de metal retorciéndose llegan como si vinieran de todas partes. Empuja la puerta con fuerza, iluminándose por los destellos provenientes del gran ventanal, ahora roto en millones de fragmentos de cristal.

En la luz amarillenta del fuego en el exterior, ve que de nuevo la herida se a vuelto a abrir, dándose cuenta mas por el olor ferroso de su sangre que de esa mancha en su uniforme. Quiere saber que esta pasando, pero cada paso le cuesta mas que el anterior, mientras intenta regresar a las escaleras, pero todo esta a oscuras, la vieja nave ya no tiene energía ni siquiera para la iluminación.

Ahora todos los movimientos cesan, incluyendo los sonidos de metal, como si fuera una calma sobrenatural, aterradora. Puede que todo haya terminado, aunque puede ver que en el cielo mas allá del cristal como continua, aunque con menor intensidad y con clara superioridad humana, los combates aéreos.

Como si esperaran que todo se calmara, las luces de emergencia se encienden con luz amarillenta y una de ellas vacila y parpadea un poco antes de encenderse definitivamente. Pero se queda observando un rato mas la ventana, hasta que todo queda en verdadero silencio. Camina al nivel mas alto de consolas, teniendo una vista de la ciudad. Puede ver con alivio que el lado oeste se encuentra intacto.

Es extraño, si esta era la batalla final, no logro participar, solo se quedo parado allí mirando. Posiblemente Quamzin esta muerto y eso le alegra mucho. Cierra los ojos un momento antes de acomodar de nuevo su uniforme, manchándose la mano ligeramente con su propia sangre.

En medio de la tenue luz logra alcanzar el Puente, encontrando a las oficiales y al propio Comodoro Gloval, tirados en el suelo. El no había sido el único que pensó en llegar a ese lugar, ya que junto a el ya se encontraban varias personas auxiliando a los heridos. A quien primero reviso fue a Kim Kabirov que sigue sentada en su silla, aunque había golpeado con fuerza su panel y sangraba copiosamente. Luego de dejarla en manos de un enfermero, se dirigió a ver al Comodoro, quien esta tendido en el suelo, en los brazos de Misa Hayase, quien al parecer es la única ilesa en todo el lugar.

"Comodoro..." - dice Engel arrodillándose a su lado.

"Engel. Es a quien menos me esperaba."

"Vamos señor, tiene que ser fuerte, ya ganamos esta batalla."

"¿Lo hicimos?" - pregunta Gloval tomándole la mano a Misa.

"Si señor, la nave mayor esta destruida y nuestras fuerzas ya están acabando con las naves de combate" - dice Misa, limpiando con un pañuelo una herida en la frente de Gloval.

Los enfermeros toman el relevo de los dos oficiales superiores, estabilizando al Comodoro.

"Se recuperara señor" - dice Misa apartándose de Gloval, limpiándose las lagrimas en sus ojos.

"Estará bien Comandante" - dice Engel haciendo espacio para que sacaran a la inconsciente Claudia LaSalle.

"Si solo hubiéramos..." - Misa empieza a decir antes de detenerse.

La chica empieza a llorar desconsoladamente.

"No diga nada. Aquí el único culpable soy yo. Por no haber reaccionado a tiempo." - dice Engel, tomándola del brazo para sacarla del Puente.

"Solo siguió ordenes, Mayor" - objeta Misa, "Las ordenes son ordenes, incluso si se equivocan."

"Ese es nuestro problema Misa" - dice Engel, "Siempre estamos siguiendo las ordenes sin pensarlo."

Al parecer era un consuelo para ella saber que alguien de verdad seguía las ordenes, aunque las cuestionara. Para ella también era un consuelo poder cumplir ordenes. También Engel lo sentía.

Al ver que Misa parece perdida, la toa de los brazos y la sacude. "¡¡Misa reaccione!!"

"Si... estoy aquí" - el tono de Misa le sorprende, al notar lo cansada que suena su voz. Aunque en seguida recordó que los estados de shock y estrés agotan mas que los esfuerzos físicos mas extenuantes.

 

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La ciudad es un caos. Los restos incendiados del Macross, mas las marcas del combate en el cielo le dan un aspecto aterrador. La nube de humo del Macross es gris oscuro, elevándose en una espesa columna que empieza a ser arrastrada por los vientos, mientras que del lago sobresale una parte del crucero de Quamzin. Del cielo ya dejan de caer los Valkyrie y Pod que hasta ese momento estaban en combate.

Engel fue llevado a la enfermería. Su herida no cicatriza, y lo peor es que le pica y debe tener cuidado de no rascarse, porque se va a soltar los nuevos puntos.

Mientras lo cosen, su mente divaga, entre su vida en ese momento comparada con el pasado. Es extraño, cuando uno se siente bien tiene la ilusoria sensación de ser inmortal, que uno no puede morir. Aunque cuando a uno cae seriamente enfermo o herido estaba convencido -y aterrado- con la idea de que morirá.

Incluso había soñado con eso. Para Gennadi Engel la muerte tenia forma de un inmenso ángel negro con sus enormes alas extendidas y una enorme espada, listo para llevarle. A pesar de que sabe que ese sueño es producto del impacto de la primera mirada que le dio a un caza variable, no puede dejar de pensar que es una de las tres cosas que realmente le aterran.

En sus sueños moría y tenia la sensación de que estaba preparado para morir al ver ese inmenso ángel frente a la luz, pero que recodaba de súbito que no había hecho algo, una tontería realmente, como no haber cerrado la llave del agua, o que el domingo van a dar la película que tenia años sin ver y que ahora se perdería.

De todas formas, mientras recorre la ciudad, en camino a encontrar a su familia, su mente continua divagando en ese tipo de cosas, como si sus neuronas estuvieran borrachas, soltando palabras e imágenes sin sentidos. ¿Como es que este lado de la ciudad esta intacto y a sus espaldas es el infierno sobre la tierra?

Yelena, Marina, y hasta Lara -Lilya- se preocupaba por ellas. Realmente no sabe porque debe preocuparse por Lilya, aunque de alguna manera gracias a ella obtuvo lo que tiene.

«Mejor no se lo digo. No sea que se crea la gran cosa» se dice a si mismo.

Hace demasiado frió, tanto que unos diminutos copos de nieve cae sobre todo, y pegándose a su cabello. Perdió los dos pares de anteojos, uno lo piso Sergetov en el portaviones y el otro par de repuesto, ahora descansa placidamente en el fondo del lago, luego de que los dejara sobre la consola del reactor, al salir corriendo.

Trata de alcanzar e cuarto de Marina en el hospital, en medio del mar de gente que ha llegado. Heridos, el olor a sangre y todo el personal medico corriendo de aquí para allá. Esta cansado, física y mentalmente. Durante una semana no ha dormido nada, solo una hora al día, si no menos.

Al entrar en la habitación Engel le sonríe sin pensarlo, pero el alma se le cae a los pies cuando se encuentra con lo ultimo que deseaba ver.

Con su borrosa vista mira detenidamente a la mujer que tiene en sus brazos a su hija. En un instante puede ver la ternura con que agita a la bebe, viendo un sentimiento verdadero radiar de esa mujer.

Polina cambia totalmente al verlo, pero aun abraza a la bebé como si fuera suya.

La imagen le parece tan imposible que quizás solo este soñando, pero al apartar la vista y regresarla, sigue mirando a Polina de pie ante él con su hija en brazos.

"Es una niña preciosa. Lastima que tenga a un padre como tu" - dice Polina.

Sus palabras lo sobresaltan. No por su contenido, sino porque su voz sonaba más insoportablemente serena que nunca.

"¡¡Pero es mi hija!!"

"También de Marina, por lo que lleva también mi sangre."

"¿Dónde esta ella?"

"Ella tomó la decisión correcta. Sabia que entendería después de todos estos años. Sigue siendo una niña que no entendía bien las cosas del mundo. Tuvo la mala suerte de encontrarse con un hombre como tu que solo la utilizaba. pero eso ya se acabo. Hoy mismo me las llevo, a ella y a Yelena" - dice mientras acaricia el pelo de la bebé.

"No le vayas a hacer nada..."

"¿Cómo podría hacerle algo? Ella no tiene la culpa del padre que le tocó tener. Yo la quiero mucho, como si fuera mi propia hija. Vivirá mucho mejor con nosotros"

"Estas soñando. Ella ni Marina se van a ir de aquí. Sencillamente no la dejare."

"¡Ya estoy cansada de que dirijas mi vida!" - dice la voz de Marina a sus espaldas.

"¡Yo no dirijo tu vida, tú lo haces, siempre lo has hecho, haces lo que se te da la gana, en lo personal y en él ejercito!"

"Porque al menos trato de vivir una vida normal no según las regulaciones de la Spacy, pero tú te encargas de recordarlo ¿no es así?"

"¡¡¡Pues si querías una vida normal te equivocaste al casarte conmigo!!! Siempre supiste que él ejercito era una parte importante de mi vida" - dice Engel sin pensarlo.

"Él ejercito es tu vida, hasta nuestro matrimonio esta regido por él. El trabajo consume nuestras vidas y es lo que ha debilitado nuestra relación, pasamos tanto tiempo juntos trabajando que no tenemos tiempo de extrañarnos y darnos cuenta de que es lo que amamos del otro, y peleamos porque llegamos al punto en que la presencia del otro nos molesta."

"¿Harás algo para ahorrarnos todos estos problemas?"

"Claro, si siempre soy quien trae los problemas, ¿hasta cuando vas a seguir con esto?"

"Estoy cansado de pelear."

"Pues parece que lo disfrutas."

"¡¿Eso crees?!" - grita Engel, sintiéndose profundamente dolido. "Siempre es lo mismo, ¿hasta cuando pelearemos por los mismos argumentos?"

"¿Sabes hasta cuando? hasta hoy, no todo gira en torno a ti."

"¿Qué tratas de decir?" - dice Engel tomándola del brazo.

"¿Que siempre he sido yo la que ha presionado la relación para que avance y ya me canse" - dice Marina agotada y con los ojos llenos de lagrimas.

"¿Qué fue lo que dijiste? - pregunta Gennadi llenó de ira, sobre todo viendo a Polina salir tranquilamente por la puerta con su hija y con una gran sonrisa en los labios.

"Que estoy cansada, que no puedo más, que no puedo seguir llevando esta relación yo sola. Estoy cansada ya de estar tomando el lugar de una mujer muerta" - dice Marina soltándose del brazo de Gennadi.

"Tienes razón Marina, tú eres la que lleva la relación, tú fuiste la que nos metió en esto" - dice Gennadi resentido.

"Yo no hice nada incorrecto, eres el que no es capaz de verlo, aceptar las cosas y seguir adelante" - grita Marina, tomando su bolso y saliendo de la habitación y cerrando la puerta de un portazo.

 

[Fin Capitulo 26]

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Notas / divagaciones del autor:

Llegamos al final de la saga Macross, y exactamente a la mitad de este fanfic. Quamzin, a quien desgraciadamente no le dedique nada mas que unas cuantas líneas en todo el fics, destruye en parte al Macross. Una aclaratoria de Macross frente a Robotech, es que en Macross todos los tripulantes sobreviven. En un fututo próximo Gloval se retirara y dejara la jefatura de la UNSpacy a Britai; las chicas del puentes serán separadas (eso seria algo tan traumático para ellas que es un buen material para un fanfic) Misa y Hikaru se preparan a partir en el SDF-2, A propósito de este ultimo, en Robotech la construcción de la nave estaba de alguna forma siendo hecha justo al lado del SDF-1, pero en realidad (me refiero a Macross) se esta llevando a cabo en la superficie de la Luna.

En cuanto a Engel... no era intencional que su matrimonio fracasara. Haciendo una retrospectiva, creo que era un reflejo de una relación tipo Hikaru-Minmei, o sea, destinada a ser toda una basura (¿Porque será que nadie quiere a Minmei?).

State = Continuará/To Be Continue

feedback = Sí/Yes

email = rseferinoARROBAgmail.com