fanfic_name = En la Tormenta
chapter = 23
author = Seferino Rengel
Rating = AP15
Type = Adventure
fanfic = Super Dimensional Fortress Macross: En la Tormenta
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PARTE 23: DETALLES DE UNA PUESTA DE SOL
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Lento y majestuoso, el Ul'yanovsk se desliza lo mas cerca que puede de la costa. La costa llena toda la visión hacia el oeste. Las montañas cubiertas de vegetación dan una vista majestuosa a todo el lugar, mientras se arrastran desde el norte, hasta perderse hacia el sur.
El Mayor Engel esta muy alejado de esa visión, y del hecho que el portaviones esta navegando en agua dulce. Solo esta mirando detenidamente, desde la pasarela en lo alto de la torre, como se aproxima un Valkyrie luego de una misión de reconocimiento.
El mar no esta tranquilo, aunque desde lo alto de la torre lo parezca, porque esta haciendo que el buque se balancee ligeramente de arriba abajo. Ligeramente, para un buque de 80 000 toneladas que empujando la popa dos metros de arriba a bajo. Se imaginaba que al venir al sur, se encontraría con sol por los cuatro costados, pero parece que la lluvia lo persigue siempre que decide salir de casa.
El tiempo no es tormentoso, pero amenaza en serlo, en mas de un sentido. Por el momento solo es una incesante y tenue llovizna. El Mayor se compadece en silencio del par de pilotos, y tener que aterrizar en una pista que amenaza con golpearles la cola cuando están aterrizando.
Mira hasta que el Valkyrie atrapa por poco el cuarto cable, deteniéndose instantáneamente. Cuando pasea de nuevo la vista por la cubierta de vuelo, recuerda aquellos días, hace casi siete años cuando navegó en este mismo barco. Pero junto con esos recuerdos le viene ese sentimiento de insatisfacción, y se pregunta sí todo eso vale la pena. Tantea en el bolsillo la llave del sistema de armas de reacción del buque. En sus manos tiene el instrumento para acabar con miles de seres vivientes.
Si no fuera por él refreno moral y los problemas que le traería, inmediatamente procedería a incendiar toda la selva para acabar de una vez por todas con los Zentraedi.
Dicen que solo la fe mueve montañas, pero él aprendió, por experiencia, que la fe no lo hace, sino lo que tiene en las manos. Nada de magia y recursos de fe, solo los doce mísiles de alcance medio bajo la cubierta de vuelo y las ojivas tácticas. Si lo dejaran, literalmente movería montañas en su búsqueda y vaporizaría a los cada Zentraedi en su camino.
A veces se pone a pensar en el hecho que un pedazo de metal se pueda construir un arma capaz de destruir ciudades enteras o acabar con miles de seres en pocos segundos. Es el poder casi divino de las armas nucleares. Y eso, desde su punto de vista y en su manera de pensar, le es maravilloso, ya que aquí, y ahora, tiene luz verde para utilizarlas a su discreción sin tener que esperar una confirmación de la Spacy.
Apartando esas ideas de su mente, el Mayor regresa al interior de la torre, donde se sacude ligeramente las gotitas de lluvia en su uniforme. En este momento viste con un uniforme de faena de la marina, de color caqui, para no desentonar con los oficiales. Lleva una placa con su nombre, con la insignia de Mayor y su estrella dorada.
Aunque con todo eso, para la tripulación es simplemente el ‘Mayor Engel’. Los marinos se apartan de su camino cuando recorre los pasillos, y le saludan con una respetuosa inclinación de cabeza que él devuelve. Aunque solo el Almirante y su oficial ejecutivo conocen la naturaleza de la misión, los marineros no son tontos. No se envía un buque de guerra desde Vladivostok, donde sirve para la flota del pacifico, al Atlántico.
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El centro de información y combate del portaviones se encuentra justo por debajo del nivel de la superestructura, siendo como el sótano de la torre. Allí, en la penumbra solo iluminada por las pantallas de radar y de las pantallas plásticas de iluminación trasversal, donde algunos operadores introducen con lápices ópticos, información sobre el anillo defensivo del buque.
Allí, Takeda y Orlov se encuentran, igualmente vestidos con uniformes caqui, aunque Takeda tiene una camisa blanca. En algunos momento los dos se sienten como accesorios, ya que el trabajo con las armas de reacción esta terminado. Realmente su función aquí es la de accesoria, y el buen manejo de las armas de reacción, función que cumple Orlov, ya que Takeda realmente es el enlace entre el estado mayor del portaviones y la fuerza de pacificación... aunque llevar un cargamento de armas de reacción con el visto bueno de la Spacy para utilizarlas, no es un acto de pacificación.
De hecho en ese momento llega entrando el Mayor, trayendo bajo en brazo una gruesa carpeta de bordes ribeteados con una cita de franjas rojas y blancas, y exhibiendo la designación codificada de PK120124-1.
"Bueno gente, aquí están las fotografías de reconocimiento". – exclama Engel, tácitamente para que pasen a la sala de sesión de información.
Una vez allí, todo se reúnen en tono a una mesa iluminada, donde Engel extiende las fotografías, reveladas en una lamina plástica de 30 x 25 centímetros. En una imagen en blanco y negro, por la única razón que los colores pueden engañar al ojo.
"¿Y que dices Hikari?". – pregunta Engel.
"Hasta el oeste del rió Tapajos, los cazas del Vulcan habían detectado actividad. Pero la selva imposibilita ubicarlos con precisión. No podemos estimar la ubicación en un radio de 20 kilómetros."
"Eso es mucho Gennadi. La única alternativa que nos diera seguridad seria un ataque en gran escala con los P-700, y la Spacy no nos autorizara utilizarlos."
"Con lo que me hubiera gustado acabar con ellos de una vez. Con los RMS solo abarcaríamos parches de 2 kilómetros a la vez, y también tenemos un limite al usar armas tácticas."
"No veo otra cosa que podamos hacer. Pero eso violaría los protocolos de seguridad."
Engel se rasca el cabello por un momento, para pensar.
"¿Qué pasa si hacemos un disparo de advertencia? Algo así como una explosión aérea de baja potencia, unas cuantas toneladas. Eso asusta a cualquiera". – sugiere el Mayor luego de pensarlo.
"Espero que no te vallas a equivocar con esto Gennadi."
"No se preocupen. De todas formas él debe suponer que vamos a vaporizarlo tan pronto despegue. Tenemos control aéreo sobre todo el cuadrante, pero ellos pueden detectarlos, por lo que se oculta. pero con ello, evitamos que reúna fuerzas."
"Si, pero recuerda que para ellos, un disparo de advertencia no seria necesariamente una proclamación de rendición, para Quamzin seria el preludio del combate". - expone Takeda.
"Puede ser así, pero la única forma de sacar una serpiente de un arbusto, es agitándolo". - agrega Sergetov, ya convencido de la idea de Engel.
"Almirante, con el debido respeto, creo que esa estrategia es muy difícil, demasiado arriesgada". - arguye Alekseyev, hablando por primera vez.
"No lo veo así, Comandante. Usted no entiende lo que esta en juego". - dice Engel, ásperamente.
"Mayor... no puede andar por allí quemando a la gente, aunque lo haya hecho en el pasado."
Sergetov mira por un momento a su CAG, que concientemente evitaba confrontar directamente a Gennadi...
"Usaremos la fuerza que sea necesaria". - continua Engel, enfrentando a Alekseyev.
Alekseyev esta a punto de decir otra cosa, pero inmediatamente se abstiene de hace algún otro comentario.
"Podríamos usar un P-700... aunque seria un desperdicio usar un misil de crucero. Yuri, ¿Que opinarías de mandar un par de Valkyrie para que lancen una bomba de caída libre?"
"Gennadi, es una zona muy peligrosa. Un RMS con una ojiva tiene un alcance de 150 km, ¿Porque no una?". - pregunta Sergetov.
"No, tiene una ojiva de mas de 20 kilotones. de todas formas quiero que la arrojen... aquí". - dice Engel, señalando con el dedo en un punto en el mapa, un poco al oeste del rió Tapajos.
"Así será entonces. Gennadi, lo dejo entonces en tus manos". - dice el Almirante.
"Bien, Orlov se encargara de armar una, con... 0,25 kilotones". - dice Engel, luego de consultar sus notas.
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Media hora después, el propio Alekseyev se encuentra en el aire, escoltado por su propio grupo de ataque. Si alguien debe hacer esto, mejor que sea él mismo. Por lo menos fue el Capitán Orlov y no Engel el que le instruyo brevemente sobre como arrojar el arma. Nunca había practicado con este tipo de bombas.
Los tres Valkyrie vuelan a mas de 600 nudos y a apenas 9 metros sobre la superficie de los árboles. De cuando en cuando suben y bajan con pequeños cambios de sus superficies de control. Luego de unos momentos, casi al unísono, los tres se elevan. Sus acompañantes hacen una un giro en lados opuestos, mientras el continua ascendiendo en un ángulo de 35°. Cuando esta suficientemente alto, desengancha la bomba, que empieza a elevarse por un momento y luego a caer.
De todas formas, no esta allí para verlo, ya se encuentra volando a toda velocidad en sentido contrario, ni siquiera, cuando el destello de la explosión, ya a mas de cinco kilómetros a sus espaldas, atraen su atención.
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Cuando alguien escucha hablar de armas termonucleares, siempre piensa solo en armas con capacidad de destruir ciudades, de hecho, hay armas tan pequeñas como para solo destruir tanques, las llamadas 'cerbatanas nucleares' de solo el equivalente de 10 o 20 toneladas de TNT. Son armas tácticas, para usar en campo de batalla, llegando, muchas a los 10 mil toneladas de TNT o 10 kilotones. De allí en adelante son armas estratégicas, las verdaderas 'destructoras de ciudades', llegando a las ojivas de 100 megatones, 100 millones de toneladas...
Hasta allí la explicación que da Gennadi a los oficiales en el CIC.
Takeda sale a respirar un poco de aire fresco. Es de cierta manera una hermosa tarde; arriba, las nubes se abren, tiñéndose ligeramente de color rosa. Pensaba que al mirar hacia la costa, vería elevarse una siniestra forma de hongo a la distancia, pero sorprendentemente, no encuentra nada, ni siquiera un rastro de humo ni fuego.
La cubierta del Ul'yanovsk esta llena de aviones. En todas partes hay cazas VF-1 Valkyrie. Dos de ellos están enganchados en las catapultas, a solo treinta metros de donde ella se encuentra. Sus dos tripulantes están dormitando. Los aviones de combate están armados con mísiles AMM-1 en su versión de largo alcance.
Los auxiliares de cubierta, en sus camisas multicolores, corren de un lado a otro revisando y volviendo a revisar los aviones. El portaviones empieza a virar a e estribor, hasta quedar de frente al viento del sur, preparándose para lanzar los aviones. Takeda mira su reloj: 4.47 pm. Hora de ir a la sala de operaciones. El portaviones pasara dentro de unos minutos a situación de alarma general de combate. La oficial de inteligencia respira profundamente una vez mas el aire puro y se pregunta si seria la ultima.
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La selva es húmeda y horrible, nunca antes había visto algo tan nauseabundo a sus ojos en ninguna parte de la galaxia. Pero aun así, los Pod se mantiene arrodillados para mantenerse por debajo de las copas de los árboles, muy cerca del delta del río. Ante la incomodidad del clima, decide no llevar su traje de vuelo, le estorba mas que ayudarle. A pesar de la lluvia, el aire esta caliente, sofocante.
Quamzin tiene ambas manos en las palancas de mando de su Glaug y la cúpula levantada, recibiendo parte de la lluvia en su piel púrpura. Hacia días que había dispuesto esta operación. Su plan es simple: acabar como sea con el buque que se encuentra en la costa, ese es el único obstáculo entre el y el norte. Si despega con su nave matriz, lo mas seguro es que sea derribado por sus armas antes de poder alcanzar vuelo.
Eso Micrones creen que lograron asustarlo con su demostración de fuerza.
A decir verdad, le tiene sin cuidado, al menos han mostrado algo de iniciativa. Peor para ellos.
De todas formas es inevitable, luego de cuatro semanas de inactividad, es hora de pasar a una acción más contundente.
"Señor..." – se escucha decir a una voz en la radio.
Baja la cabeza para dar un casi imperceptible gruñido de satisfacción. Ignora una segunda llamada mientras observa como el sol calienta la cabina.
"Ya te escuche Gerao. Aun no es el momento. Y más vale que esperen, porque si puedo hacerlo, los demás también."
A decir verdad, ya se esta impacientando. Cuenta exclusivamente con Laplamiz para este ultimo golpe. Esa mujer esta tardando demasiado. A veces no entiende porque tolera todas esas estupideces de su parte. Si no fuera por esa grata sorpresa que le dio...
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Takeda observa en silencio el control de aviones. Las imágenes de radar de los Cat’s Eye están siendo transmitidas al portaviones, permitiéndole seguir absolutamente todo al comandante del buque. Hasta ese momento no hay nada que ver, excepto los rastros de los propios aviones. Engel y Sergetov continúan en el CIC, desde donde pueden dirigir el resto de la operación.
Dos escuadrones completos están ya en su mayoría en las posiciones asignadas, separados entre si y formando una línea de casi cien kilómetros. Pueden permanecer en sus posiciones durante horas. Los aviones que permanecen en el portaviones están situados en la cubierta para poder despegar de inmediato. Si llegara un ataque aéreo, serán lanzados en el acto con las catapultas para eliminar el peligro de incendio que representa cualquier avión.
Aunque Takeda había vivido ya todo esto, pero no puede dejar sé asombrarse. Todo funciona con la misma fluidez de un ballet. Los aviones vuelan perezosamente a sus posiciones de patrullaje, trazando amplios círculos en el aire. El propio portaviones navega velozmente, rumbo suroeste a treinta nudos.
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"Almirante, tenemos contactos radar. Designación Chorni-1, dirección 281; distancia de 230 kilómetros, cuento 82 contactos, rumbo 101, velocidad de 500 nudos."
"Así que... aquí viene". – dice Sergetov con calma. "Exactamente a tiempo. ¿Comentarios?"
"Yo..."
Engel no tiene oportunidad de hablar, la representación en la pantalla queda en blanco.
"Sokol, aquí Águila-3. Estamos recibiendo algunas interferencias directamente hacia nosotros". – informa el oficial de control desde uno de los Cat’s Eye. "Hemos localizado seis, quizás siete vehículos de interferencia, con marcación 260 a 305. Son equipos muy poderosos. Estimamos que tenemos interferencias de aproximación, pero no de acompañamiento. En este momento se pierde los contactos. Estimamos que estaremos superándolas dentro de cinco minutos. Solicito libre empleo de armamentos y autorización de vectores de intercepción."
El Almirante da una mirada a su oficial ejecutivo.
"Entonces empecemos."
El oficial asiente, y abriendo el canal de comunicación.
"Águila-3, aquí Sokol. Armamento libre. Repito. Armamento libre. Cambio y fuera". – luego de decir esto, se dirige al Alekseyev. "Lancen todos los aviones restantes, ejecuten."
Al decir esto, Alekseyev sale de allí, pasando al lado de Engel sin siquiera mirarle.
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El primer escuadrón de Valkyrie se encuentra a poco menos de 140 kilómetros. Los Pod se ven claramente en el radar. Los Valkyrie hacen el lanzamiento de sus mísiles AMM-1 a una distancia de 120 kilómetros. Los mísiles viajan despidiendo llamaradas hacia sus blancos. en menos de un minuto, los 48 mísiles derriban 35 blancos.
El primer escuadrón se retira cuando llega el segundo a la posición de lanzamiento.
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"Anulamos la interferencia". - informa uno de los oficiales en el radar. "Hemos vuelto a captar los contactos."
"Yuri, aquí hay algo que anda mal". - dice Engel en voz baja.
"¿Qué podría ser?"
A Sergetov le gusta como marcha todo. Las señales de los Pod enemigos van desapareciendo de la pantalla, del modo que lo han previsto los juegos de guerra.
"Los Zentraedi están actuando estúpidamente."
"¿Y que?"
"¡Hasta ahora los Zentraedi no han actuado nunca estúpidamente! ¿Por qué los Pod no están volando supersónicos? ¿Por qué un grupo de ataque? ¿Por qué aun no tenemos confirmación del punto de origen?"
"Ten paciencia Gennadi."
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Los escuadrones tercero y cuarto de Valkyrie, este ultimo al mando de Alekseyev, llegan juntos y lanzan otra andanada de mísiles. Con ellos se terminan los últimos mísiles, quedando solo 19 blancos por destruir. Los dos escuadrones se adelantan para combatir los restantes con sus cañones.
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"Nuevo contacto de radar. Designación Chorni-2..."
"¿Que?". – exclama Sergetov, y enseguida llega una llamada de Alekseyev.
"Sokol, aquí líder Blietkrieg. Tengo contacto visual con los blancos."
Alekseyev esta tratando de examinar los blancos a través de la cámara de televisión de largo alcance. Cuando habla de nuevo, es evidente la aflicción en su voz.
"Atención, Atención, no eran los Gnerl. ¡Hemos estado disparando contra Pod Regult!"
"Chorni-2 esta formado por 73 cazas, marcación 207, distancia 130 kilómetros, velocidad 700 nudos."
Engel se encoge cuando la pantalla se llena de señales.
"Yuri Ivanovich, nos han engañado."
El Almirante se a puesto pálido. El oficial de operaciones tácticas esta igualmente blanco cuando se ajusta los auriculares y levanta el micrófono precipitadamente.
"Alerta Aérea Roja. ¡Fuego libre! Eje de ataque es 197."
Los Zentraedi han planeado muy bien todo. Los Gnerl son muy vulnerables a los mísiles, pero son rápidos y maniobrables contando con un poderoso cañón de partículas y una buena dotación de mísiles pesados, equivalentes a 200 kilos de altos explosivos. En contraste, los Regult son lentos, más pequeños y torpes, con armamento solamente para combate aeroespacial.
No solo han obligado a los Valkyrie a desperdiciar mísiles en blancos que se derribarían con los láser ligeros, sino que todos se habían alejado atraídos por el combate, dejando al portaviones desprotegido.
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Los mortalmente rápidos Pod Gnerl preceden a las pocas armaduras de combate Flemenmik Nousjadel y Queadlunn-Rau, adelantándose a su velocidad supersónica y ya tienen una imagen clara del portaviones. A unos 60 kilómetros, los Gnerl disparan sus mísiles.
Los pilotos son conscientes que esos mísiles no harán gran daño a ese buque, pero su numero será suficiente para cubrir la llegada de la pequeña escuadra especial de Queadlunn-Rau.
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"Mísiles, nos han lanzado numerosos mísiles. ¡Fuego libre!". – grita el anunciador del CIC.
Las computadoras del control de tiro identifican inmediatamente los blancos como hostiles y asigna a cada uno una prioridad de destrucción. Las computadoras trabajan absolutamente solas, libres para disparar según su electrónica voluntad a cualquier cosa definida como amenaza.
En el CIC, los números, símbolos y vectores desfilan a través de la pantalla táctica principal cuando todos los blancos son identificados y asignados. Los lanzadores óctuples Gauntlet de mísiles de alcance medio giran hacia al dirección señalada, apuntan primero a los blancos y luego disparan.
Los mísiles salen al aire acompañados de una explosión y dejando una estela de humo gris pálido. Apenas han salido de los cajones de lanzamiento cuando las plataformas ya están verticales y giradas para recibir otra carga. El promedio de lanzamientos es de ocho mísiles a la vez cada veinte segundos por lanzador.
En el CIC, Engel se sostiene de una de las agarraderas de una consola cuando siente como el portaviones se inclina pronunciadamente al iniciar un violento cambio de rumbo con sus maquinas aceleradas al máximo poder que dan sus cuatro reactores nucleares, impulsando a la enorme nave a mas de 35 nudos.
Los mísiles vuelan hacia sus blancos con una velocidad de acercamiento de mas de tres mil kilómetros por hora. A una distancia de menos de cien metros, las ojivas detonan. Poco más del setenta por ciento de los mísiles son destruidos. Cuando los restantes llegan a menos de 15 km, el portaviones empieza a dispara mísiles chaff, llenando el cielo circundante de millones fragmentos de tiras de aluminio, parecidas a serpentinas de fiesta.
Algunos de los mísiles se desorientan, buscando blancos fantasmas, llegando incluso a chocar entre ellos.
Increíblemente, solo 18 de los casi 200 mísiles continúan en vuelo, dirigiéndose sin desviarse hacia el portaviones. Las ultimas armas que quedan, los 14 cañones "Gatling" de 30 mm arman sus radares de búsqueda para repelerlos. Debido al abrupto giro del portaviones, 9 de esas armas tienen una línea directa contra mísiles.
Los tres cañones montados alrededor de la isla del portaviones abren fuego, haciendo temblar los cristales de las ventanas en el sala de operaciones aéreas. Allí, Takeda y Orlov se corren hacia las ventanas.
Logran derribar al primero, a 2000 metros. Los demás mísiles le siguen en menos de un segundo y medio de disparos, quedando solamente dos. Uno de ellos es barrido por las ametralladoras, haciéndolo estallar a 300 metros de distancia.
Desde la torre, él ultimo misil parece que quiere meterse por la ventana. Pero todas las ametralladoras que tiene vista directa se concentran sobre él, haciéndolo estallar a poco mas de 70 metros. Milagrosamente ninguna de las ventanas estallan cuando la onda de choque las golpea, solo estremeciéndolas.
El Ul'yanovsk a salido ileso de su séptimo asalto desde el aire.
Pero eso no ha terminado. Afuera los lanzadores Gauntlet de nuevo están disparando, esta vez para interceptar a los Pod. Cuando estos los alcanzan, destruyen mas de la mitad de los Gnerl.
En ese momento, el primero grupo de Valkyrie del Comandante Alekseyev llega desde el noroeste, pasando sobre el portaviones.
Al parecer los Zentraedi han concentrado a sus mejores pilotos para este asalto. En menos de un minuto de combate, el escuadrón de Alekseyev a derribado a casi 20 de los Gnerl, a cambio de 8 de los suyos. Al llegar el primer y segundo escuadrón, lo único que se logra es que las bajas se produzcan a menor ritmo.
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A pocos kilómetros, el compacto grupo de armaduras de combate se aproxima a ras de las olas. Son cinco Flemenmik Nousjadel un Roiquonmi Glaug y dos Queadlunn-Rau. La ultima de ellas, de un color púrpura oscuro con unas franjas rojas, esta desprovista de mísiles para reducir su peso en unas cuantas toneladas, incluso le han quitado parte de los cañones para ganar peso. Todo ello con la intención de hacerla más rápida, maniobrable y llegar con seguridad a su objetivo.
Pero no esta indefensa, ya que, sellado en uno de los contenedores de su espalda, esta guardado de manera mas que improvisada, se encuentra una de las armas secretas que hasta hace poco contaba Laplamiz en su arsenal: Una de las cuatro armas de reacción que había logrado capturar, hace ya casi tres años. Esa había sido la grata sorpresa que le dio Laplamiz a Quamzin.
Las otras tres armas habían tenido destinos diferentes. La primera fue desmantelada por la Tercera Oficial Zariá Dalkaan para determinar como funcionaba, la segunda fue configurada para ser llevada al espacio profundo para haber sido hecha estallar en una prueba supervisada por la misma oficial, la tercera fue configurada de igual manera y guardada, mientras la ultima fue enviada integra al Comandante Supremo Bodolza, junto con su informe.
Lo único que deben de hacer es poder pasar la formación de cazas y la defensa aérea el portaviones, acercarse lo suficiente y permitir que la ahora ascendida Primer Oficial haga contacto con el blanco, detonando el arma nuclear y destruir el buque, sacrificando su propia vida en ese acto heroico.
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Alekseyev maldice cada segundo esta misión, el apoyo aéreo más cercano esta a casi 1500 kilómetros al sur, por no decir los 2000 desde Venezuela al norte. Mas de la mitad de sus pilotos se encuentran muertos, aunque ahora la cuenta contra los Zentraedi es pareja.
El Ul'yanovsk a dejado de disparar mísiles y cañones, los Valkyrie están demasiado cerca y pueden ser derribados por el fuego amigo.
Siendo acosado por cinco Pod, es invadido por la desesperación, su frustración es cada vez más grande cada vez que al disparar, los Pod evaden sus disparos, sintiendo que su vida se aleja a medida que el contador de munición baja en números.
Tira de la palanca con fuerza, hundiendo los pedales hasta el fondo, no le importa cuando se le dificulta respirar, ni el dolor creciente en sus piernas. Ni siquiera cuando en un viraje cerrado su vista se oscurece. Sin perder velocidad continua cabeceando el Valkyrie hasta que el Pod Gnerl aparece delante de sus ojos, dispara sin pensarlo, abatiéndolo, al mismo tiempo que, sin dejar de virar, esquiva por poco al segundo Pod, destruyéndolo igualmente.
Empuja la palanca a un lado y luego hacia abajo, girando hacia un lado y girando hacia el lado contrario, encontrándose a los dos Pod que le persiguen. Al terminar con ellos, nivela el aparato, solo para recibir un disparo que le arranca el borde marginal del ala derecha.
Pasa a modalidad Gerwalk, envolviéndose en una estela de vapor condensado al perder velocidad de golpe. Se gira sobre sí mismo y dispara sin apuntar. Su radar le indica que hay mas Valkyrie que Pod en el aire, indicándole que de alguna manera, aun hay esperanzas de ganar.
"¿Qué demonios?"
Un grupo compacto se encamina volando bajo hacia el portaviones.
"Ramírez, si aun estas viva ven conmigo."
A los pocos segundos, la piloto del Valkyrie 23 se aproxima junto al CAG hacia el grupo de armaduras. Desde lejos, Alekseyev destruye una, que al estallar, destruye a la de al lado. Los demás se dispersan al ser atacados.
Supuestamente las armaduras de combate son rápidas en el aire, pero muy malas maniobrando, como acaba de comprobar con una que no se quitó de su camino, siendo barrida con una sola ráfaga corta.
Ramírez intenta alcanzar a la pareja de Queadlunn que aparentemente desean acercarse al portaviones. Dispara una larga ráfaga, hiriendo a una, pero causando que su acompañante se gire y le dispare. Una ráfaga de mísiles se acerca velozmente, pero Ramírez logra esquivarlas. Pero no así como a las ráfagas de cañón, que dan en uno de sus motores.
Detrás de ella, Alekseyev se precipita rápidamente, centrando su mira en el Queadlunn, disparando una larga ráfaga, derribándola.
"Esto no es bueno". – dice para sí mismo, cuando el contador de munición en su pantalla solo indica 22 balas.
El Queadlunn, un hilillo de humo se acerca cada vez mas al portaviones. A solo dos kilómetros de distancia, los cañones de las torretas AK-630 regresan a la vida, llenando el cielo sobre el buque con trazadoras y municiones explosivas, las cuales el Queadlunn esquiva eficazmente. Sin ningún tipo de defensa, la piloto Zentraedi solo se concentra en esquivar los disparos.
Engel y Sergetov están pegados a los cristales de la claraboya, casi enceguecidos por el destello de los disparos del cañón emplazado justo en el alero sobre sus cabezas. Es precisamente esa arma la que logra dar de lleno en la estructura del Queadlunn. La piloto trata de mantenerse en el aire, pero ahora esta cayendo en una trayectoria balística, quiere caer justo sobre la cubierta.
En medio de una lluvia de balas, la piloto encuentra que no va a lograr caer sobre el portaviones, pero no tiene tiempo de soltar los controles, cuando una ultima ráfaga la hace precipitarse al mar. Su ultimo acto conciente, al ver el mar de cerca, es el de juntar todos sus dedos y luego cerrarlos en un puño...
El Queadlunn se esta hundiendo como una plomada cuando el arma de reacción estalla. Una inmensa burbuja de agua vaporizada se extiende por la superficie, a escasos 500 metros del portaviones. La onda de presión alcanza al buque, ladeándolo peligrosamente hacia el lado de babor.
En menos de un segundo, el agua y aire tratan de llenar el espacio vacío que ocupaba el agua evaporada, hundiendo esa porción del mar, y haciendo que el portaviones caiga ahora hacia el lado contrario.
Las luces están apagadas, el impacto de la onda de choque a afectado todo el sistema eléctrico, causando cortocircuitos. El Almirante Sergetov, se levanta en la penumbra y alcanza en el manparo mas cercano, sacando una linterna de una caja de emergencia. Al encender la lámpara halógena, ve como algunos operadores se encuentran aun sentados, ya que se aferraron a los asideros en sus paneles, mientras otros ya tiene en sus manos extintores, sofocando el fuego eléctrico en varias consolas.
"¡Gennadi!". – exclama el Almirante.
Sergetov busca a su amigo, apuntando a todos lados. Finalmente, en el rincón mas cercano a la ventana, lo encuentra. Esta tendido en el suelo, agarrando su hombro, haciendo gestos de dolor...
"¡MEDICO!". – Grita el Almirante, arrodillándose al lado de Engel, que continua gimiendo, mientras bajo él, empieza a expandirse un charco de sangre. "¡Vamos Mayor!"
Dolorosamente Engel trata de levantarse, pero Sergetov lo retiene contra el suelo, no sea que tenga alguna otra herida grave y el moverse solo la empeore. Engel intenta decir algo, pero esta demasiado conmocionado para hablar. Las luces rojas de emergencia se encienden, presentándose en ese momento los oficiales de control de daños y enfermería.
"¡Demonios! ¡Esta sangrando por todos lados! ¡Muévanse!"
Sergetov deja Engel al cuidado de un par de enfermeros y coge un teléfono en uno de los manparos.
"Puente, aquí Sergetov. ¿Reporte de daños?"
"Señor, los reactores están fuera de línea. El impacto causó incendios en los niveles 4, 6, 7 y 8". – informan desde el puente.
"¿Qué del cuarto de armas?"
"Informan daños mínimos en la sección de proa. Los incendios se concentran en el área de popa-estribor."
"Enterado. ¿Tenemos capacidad de maniobra?"
"Negativo, señor. Las turbinas 2 a 5 están desconectadas. Los equipos de control de daños están en eso ahora."
"¿Sistemas?"
"Solo en la sala de operaciones de vuelo, señor."
"Enterado, ¿bajas?"
"Enfermería aun no a reportado bajas, pero muchos heridos."
En menos de un minuto, el Almirante llega al puente. Allí los equipos de emergencia están funcionando. El suelo esta cubierto de vidrios rotos.
"Señor, las comunicaciones no funcionan, el radar no funciona, pero las maquinas están en buenas condiciones a excepción de los reactores fuera de línea y las turbinas; el casco esta intacto". – informa el oficial ejecutivo.
En ese momento, los siguientes en aparecer son Takeda y Orlov.
"¿Qué hay de los escuadrones?". – pregunta el Almirante.
"Perdimos mas de la mitad, aun están orbitando los que quedan, aun queda uno de los Cat’s que esta haciendo de radar remoto sobre nosotros. Parece que las fuerzas Zentraedi tenían la intención de hundirnos e inutilizarnos. Y lo han logrado."
"¿Tenemos comunicación con los pilotos?"
"Si señor, con el comunicador de onda larga. El Comandante Alekseyev acaba de cancelar la persecución de los cazas enemigos."
"Quiero un reporte de daños completo lo antes posible, encárguese personalmente de reparar ese enlace de comunicaciones. Los grupos del Vulcan deben estar a menos de media hora de aquí."
El Oficial ejecutivo se retira, dejando el mando al Almirante.
"Capitanes, ¿están bien?". – pregunta luego de un momento, quitando los trozos de cristal de una silla.
El aire aun esta lleno de vapor. Por suerte las armas de reacción no emiten radiación residual, si fuera así, ya todos estarían muriendo lentamente, vomitando los órganos internos.
"Solo cortaduras superficiales..." – murmura Takeda, pasando un dedo por un rasguño en su frente, para luego añadir, al observar las manchas de sangre en la camisa del Almirante, que obviamente no son suyas. "¿Engel esta ileso? ¿Dónde esta?"
"En la enfermería. Esta herido pero se repondrá..." – dice, diciendo la verdad a medias. "Puede ir allá si lo necesita."
"No me quejo señor, me pondré bien."
Además no tiene sentido hacerlo, el hospital del buque debe estar lleno de cientos de heridos.
"Demonios, Gennadi tenia razón". – dice Sergetov con voz apagada y lleno de indignación. "Tenia razón, vinieron demasiado fácil, y caímos en la trampa."
"No se culpe señor, a nosotros nos hicieron lo mismo allá arriba". – dice Takeda.
[Fin Capitulo 23]
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