fanfic_name = En la Tormenta

chapter = 19

author = Seferino Rengel

Rating = AP15

Type = Adventure

fanfic = Super Dimensional Fortress Macross: En la Tormenta

 

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PARTE 19: DENOMINADOR COMÚN

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Es muy difícil obligar a Marina a quedarse en casa, a menos claro, que se le ordene hacerlo. Pero este día no esta trabajando, es mas, siendo sábado 10 de diciembre, nadie esta trabajando. Pero todo el mundo esta de uniforme, incluyéndola a ella y Gennadi, quienes están llegando al hangar. Desde hace varios días habían pospuesto la visita, que en parte es oficial y en otra, petición personal del Dr. Takachihoff.

El VF-4 fue desarrollado por la Stonewell Bellcom en el año 2009, justo después de la puesta en servicio de los VF-1. Fue promocionado en su momento como la próxima generación en cazas variables para él ejercito de la UNSpacy por la compañía. El VF-4 seria más rápido, maniobrable, generaría mas poder de empuje que el de su colega VF-1 Valkyrie y estaría armado con dos grandes cañones de partículas montados en los bloques de las turbinas en el modo caza o en los hombros en modo Gerwalk o Battroid. Además del ya incorporado GU-11.

Los primeros modelos ensamblados de este caza fueron los prototipos VF-4X, que fueron producidos para propósitos de prueba en 2010, justo cuando las hostilidades de la primer guerra espacial iban en aumento. El diseño del VF-4 esta fuertemente basado en el VF-1 Valkyrie, casi un 35% de los sistemas eran tomados sin modificaciones del VF-1 incluyendo secciones enteras, como la nariz y la parte posterior del fuselaje.

Desafortunadamente, todos los prototipos del VF-4 fueron destruidos durante el ataque Zentraedi a gran escala. A pesar de que la compañía en si quedo borrada de la faz de la Tierra, tanto el diseño del VF-4 como la compañía en si sobrevivieron gracias a que un grupo de técnicos de la Stonewell Bellcom se encontraban a bordo del Macross. Estos técnicos trabajaron durante todo el transcurso de la primera guerra en mejoras de los VF-1 bajo las ordenes del Dr. Chris Takachihoff. Este grupo de técnicos re-fundaron la Stonewell Bellcom de sus cenizas al descender Macross en la Tierra y continuaron el desarrollo del VF-4.

Al comenzar nuevamente los trabajos de investigación del nuevo caza, nuevos modelos de pruebas VF-4X fueron construidos y probados por varios pilotos de la UNSpacy (incluido entre estos al líder del escuadrón Skull, Hikaru Ichijo y los Tenientes Max y Miria Jenius).

Se habían construido dos prototipos y cinco de preserie, uno de estos últimos se había destruido la semana pasada debido a un fallo en unas de las piezas de soporte, retrayendo una de las turbinas. Específicamente la falla se debía a un defecto en uno de los opresores que sujetaba el marco del armazón del ‘esqueleto’ de la turbina a los actuadores. Estos actuadores funcionan por pares, como los músculos del cuerpo humano, y precisamente se soltó el de la posición de ‘cerrado’ extendiendo la turbina con su resultado.

Hecho de una aleación de acero al cromo-vanadio, el componente debía rendir un factor de seguridad, según los ingenieros, de mínimo 16 carga/resistencia con carga de impacto, o sea, que solo se rompería ni que quisiera. Pero, cuando se encontró la pieza en los restos de la aeronave, se vio que se había quebrado como sí fuera de vidrio, con múltiples líneas de fracturas. Todo apuntaba a un ligero defecto que se había formado en la pieza cuando salió de la fabrica. Una imperfección en el acero que le hace muy quebradizo y que no fue detectado por el equipo de ultrasonido, y solo es cuestión de tiempo antes de que la pieza defectuosa simplemente se quebrase.

Es un problema no muy frecuente. Por suerte ninguno de los otros VF-4 lo presentan. Sobre todo los tres modelos de preserie que están guardados en el hangar. Cada uno representando las tres modalidades en las que adopta.

"Mayor Engel. Si supiera las ganas que tenia de conocerle". – dice el viejo doctor, estrechándole la mano.

"Por el contrario, señor. El placer es mío." - Engel se siente un poco incomodo, Chris J. Takachihoff tiene rango de Coronel de la Fuerza Aérea, pero no usa su uniforme.

"Estuvimos mas de un año en la misma nave y jamás nos cruzamos. Sabe, conocí a su padre una vez, creo que fue cuando aun dirigían el proyecto Salyut de estaciones espaciales."

"Si, creo recordar que menciono eso cuando aun trabajaba en el diseño de la estación Alexander Nevsky."

"¿Y como esta él?"

"Murió hace años, antes de terminar la guerra. La Guerra de Unificación quiero decir."

"Lo lamento Mayor."

"No se preocupe, él esta en una posición envidiable en estos momento."

Sabe que sabe que él sabe que trabajo en el proyecto del SV-51. De hecho, el Doctor quería conocerle por eso. A pesar de su relativa juventud, Engel ya tiene encima mas de diez años de experiencia, primero como piloto de combate, como ingeniero aeroespacial, y luego como constructor de armas. Para la mayoría es desconocido su trabajo anterior a unirse a la Spacy, pero siempre existe esa curiosidad, luego de verle portar esa estrella dorada en su uniforme.

"Dentro de un mes concluiremos los programas de evaluación. Si todo sale bien, para marzo a mas tardar comienza la producción en serie. Sabe, he legado a tomarle cariño al Valkyrie, quizás mas que todos los pilotos que lo han pilotado. Mas de diez años dedicado a el, y ahora, por fin, aparece su digno sucesor. Pero creo que ninguno igualara en historia al Valkyrie, ninguno lograra alcanzarlo, a pesar de todos los avances. Pero ya no estaré aquí para verlos."

"Veo que afronta el asunto con filosofía."

"Así es. Dígame que le parece. Usted a volado tanto el Phoenix como el Valkyrie."

A Engel le llama mucho la atención, que en modalidad Battroid, la cabina del VF-4 se bate exactamente de la misma manera que en el SV-51, salvo la diferencia que en el primero el piloto queda en posición perpendicular en lugar de quedar inclinado como en el VF-1 donde se tiene que girar el asiento y el cuadro de control 90 grados.

"Me gusta. Le felicito por su trabajo, creo que será un digno sucesor. Aunque creo que donde pusieron las alas...". – dice Engel, haciendo un cuadro con las manos, como si fuera un director de cine cuadrando una escena.

"Bueno hombre, no se queje, no todos los Valkyrie deben por fuerza parecer Ángeles con las alas en la espalda. Pero a decir verdad pare este tipo de cosas es por lo que le quería ver. Este no será el único caza variable que vamos a tener."

"¿Pero porque me lo dice a mí?, tiene a los mejores pilotos a su disposición, el Teniente Ichijo es un buen piloto, discípulo de mi amigo Roy Focker. ¿Qué puedo decir de Max Jenius, creo que le hace honor a su apellido. En cuanto Miria... sinceramente debo reconocer sus habilidades. Y su elección fue buena."

"Hable con muchos, y siempre me referían al mismo hombre. Además, hay algo para lo que es bueno."

"¿En verdad?"

"Sí. Vamos, Mayor, sabe lo que le quiero decir. Sencillamente quiero que lo pruebe contra este caza. Una prueba de combate."

"Así que esa será la prueba de fuego del caza. La segunda generación de caza variable contra el mejor". – comenta pensativo Engel mientras mira directamente al anciano.

"Debo reconocer que nunca he examinado detenidamente su avión, pero lo que lo hicieron, reconocen que en algunos aspectos es incluso superior al Valkyrie. Es una lastima lo que sucedió con él."

"Lo mismo digo. Créame."

 

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Su trabajo de enfermera le ha tenido ocupada todos estos años, primero en la isla de Ataria Sur, luego durante el viaje del Macross y finalmente de nuevo en la ciudad. Siempre se a desempeñado como enfermera civil, su odio por los militares de la UN le impide siquiera haber considerado la opción de ser militar. Le repugna la idea de acercárseles, a pesar de encontrarlos prácticamente en todas partes.

Durante todo ese tiempo se ha hecho una rutina que sigue religiosamente, creándose una tapadera tan sólida que seria imposible de descubrir. Pero esta vez debe realizar un movimiento, que quizás la ponga al descubierto. Camina con paso grácil, con la vista fija hacia el frente, pero moviendo la mirada de un lado a otro sin ladear su cabeza.

Ignora completamente las frías ráfagas del viento de enero, y trata de esquivar los charcos de nieve derritiéndose que hay por todos lados al sol de la tarde. Incluso ese frío para ella es agradable, casi tanto como los deseos que tiene para las siguientes horas.

Pero a pesar de su lento andar, esta corriendo contra el reloj. Sabe que para Engel, la puntualidad es su religión y su reloj su santo mas venerado. Es de los que se siente mal al llegar tarde. Puede estar en medio de una de las mas grandes crisis de la historia, pero siempre llega, como mínimo, media hora antes de la acordado. Ella no puede entender como alguien puede ser así, tan completamente preocupado de esas nimiedades. Pero siempre que trata de figurárselo, cae en esas discusiones filosóficas de: ‘¿por qué el cielo es azul? Porque refleja el mar. ¿Por qué es azul e mar? Porque refleja el cielo’.

Mira el reloj, 4:03 PM. Seguramente Engel se encuentra en camino de la base, de la que parte a as 3:30. Llegaría al colegio las 4:20, y ella a las 4:05, lo que le da quince minutos de ventaja.

"Buenas tardes, señorita, mi nombre es Lilya Litvak". – saluda con su mejor, caminando por el corto sendero que pasa en medio de un muy cuidado patio hacia la joven que se encontraba en ese momento entregando una niña a su madre. A los lados nota aparatos infantiles, aunque ningún niño a la vista.

"¿Puedo ayudarle?". – dice esta, levantando la vista hacia la enfermera que se acerca.

"Oh, por supuesto, vine a buscar a una niña, Nadeshiko Akatsuki. Gennadi siempre viene a buscarle."

"No se, Nadeshiko siempre se va o con Engel o su esposa, aunque a veces viene una mujer llamada Miria."

"Bueno, no se preocupe, Gennadi Antonovich me pidió que viniera, saldrá un poco tarde de su trabajo y al parecer ni su esposa o Miria podrán venir. Ya sabe, Marina esta que dentro de unos días es madre y todo eso". – su sonrisa aun no decae, pensando en como esta perdiendo tiempo con la mujer cabeza hueca. "Espero que no sea ningún problema."

La Joven mira lentamente a la mujer. Enfermera, vestida con su uniforme blanco y su abrigo azul oscuro, cabello rojo, ojos pequeños y oscuros, de la solapa de su camisa cuelga un carnet que comprueba que es la enfermera Lilya Litvak del hospital general.

"No lo creo". – dice la joven, regresándole la sonrisa.

En poco menos de un minuto, Nadeshiko aparece ante la puerta, colgándose de su hombro un morral de Hello Kitty tan grande que ella misma cabria allí. Lilya se inclina ante ella, dándole su gran sonrisa, una sonrisa que a practicado durante días para este momento.

 

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La escuela solo queda a dos manzanas de su casa, por lo que siempre despide al joven Cabo que le trae en el jeep delante de la guardería. Hay otras escuelas en la zona, pero esta es la que más le gusta, mas que todo por lo cerca de la casa. Se había retrazado un poco, por él trafico causado por los equipos de construcción que aun andan por toda la ciudad.

"Maestra Yuki". – saluda Engel con una mano.

"Mayor Engel. A Nadeshiko ya la vinieron a recoger."

"Oh, ¿Fue Marina?"

"No..."

"Esa Miria le dije que..."

"No, fue una enfermera, Lilya...". – empieza a decir, sintiendo algo al ver la reacción de Engel.

"... Litvak". – completa, entrecerrando los ojos sobre la chica.

"Si... espero que no... Dios... me dijo que usted le pidió..."

Engel se queda serio un momento, pero después, regresa su sonrisa, la que calma a la joven maestra.

"No, Yuki, no hay ningún problema. Gracias."

Con esto, Engel se despide de la chica, quien regresa al interior del colegio, ignorante completamente en todo lo que acaba de iniciar.

Gennadi camina rápidamente sin mirar hacia atrás. Solo piensa que Marina esta en él medico, y de seguro llegar más tarde.

«No es el momento de que te dejes levar por el pánico Gennadi» se dice a sí mismo mientras camina por la acera, tratando de pensar en lo que ha pasado. «Lilya Litvak... por supuesto»

Si Polina aun estuviera en la ciudad, pensaría que es alguna de sus extrañas y crueles bromas.

«Enfermera...»

A veces Miria la va a recoger, porque ella y Marina se han vuelto muy amigas, para disgusto suyo, que ni siquiera quisiera verla ni en pintura. Aun tiene resentimientos hacia ella, a pesar de saber...

Por alguna razón la calle parece mas larga de lo normal y siente como si caminara mas lento. A lo mejor es esa desagradable sensación de aprensión que siente el fondo del estomago.

«Lilya Litvak»

A cada paso, siente que sus fuerzas se le van, siendo reemplazadas por una temblor en cada parte de su cuerpo. Ni siquiera en el combate había sentido una sensación tan desagradable.

Solo piensa en llegar a su casa. Algún tipo de instinto irracional le impulsaba a ir allí, a pesar de que debería están haciendo otra cosa.

«Lilya Litvak»

«Enfermera...»

Cae en cuenta que en los últimos días una enfermera camina frente a su casa todas las mañanas, pero incidentalmente muchas de las esposas de los militares, o son militares también o son enfermeras.

El nombre de Lilya Litvak le resuena una y otra vez en la mente. Es todo un mensaje...

Se llega hasta la casa de los Jenius. Justo cuando esta por golpear la puerta, se detiene, ahorrando sus fuerzas para solo tocar el timbre. En pocos segundos vuelve a tocar, y luego antes de que dejara de reverberar la campanilla, la vuelve a accionar.

Finalmente Miria abre la puerta, no muy sorprendida de ver al Mayor ante ella. Antes de que alguno pueda decir algo, Nadeshiko Akatsuki aparece desde el interior dándole un fuerte abrazo a Gennadi, que deja caer su maletín al suelo y se arrodilla para abrazar a la niña.

De regreso a la casa, Gennadi se sienta ante la mesa. Enterrando cansadamente su rostro entre sus manos por un momento, aparentemente tratando de aclarar su ya agitada cabeza. Agradecido que esto no haya pasado a mayores. No se atreve ni siquiera a imaginarse que hubiera pasado. Por alguna razón esto le parece un claro mensaje, de alguna retorcida clase y de un significado que solo Dios sabe cual es.

Cierra los ojos mientras hace pequeños círculos con los dedos en su frente. Pareciera que las cosas van de malas. Primero aparecen sus colegas rusos, después los Zentraedi, y ahora ‘Lilya Litvak’. Claro que ese no es el verdadero nombre de esa mujer, pero es un nombre que le da un gran significado y de seguro esa es la idea...

Su teléfono repica y estira la mano para alcanzarlo.

"Diga...". – dice distraído al descolgarlo.

"¿Me recuerdas camarada Capitán?, tiempo sin hablarnos ¿no?". - la voz es tal como la recordaba.

"Actualmente soy Mayor."

"No me diga. Felicitaciones por su ascenso, veo que hay personas que le tiene en alta estima."

"Creo que no es una llamada de cortesía."

"Si, si lo es Mayor. Aunque me hubiera gustado que nos hubiéramos encontrado, quizás para charlar sobre los viejos tiempos."

"¿Dónde estas?". – pregunta Engel, en tono autoritario.

"Si te lo digo ya no habrá juego."

"¿Te parece un juego llevarte mi niña?". – dice levantándose.

"Eso fue para ver que hacías. Te estaba probando."

"No mas pruebas Lara..."

"Por el momento solo llámame Lilya. Es un nombre muy bonito."

"¿Por qué apareces ahora? ¿Qué tiene de especial este momento?"

"Nada de especial, solo que estaba aburrida. De todas formas, quiero que sepas que he estado esperado. Me pregunto si viajaras a la Rodina. Me dicen que por allí el clima esa un poco tempestuoso. En lo personal me gustaría darme un paseo por allí, si me entiendes."

"Hablas demasiado. ¿qué te pasa? Escuche por allí que eres enfermera". – dice Engel, asomándose por la ventana, pero sin levantar las persianas.

"Así es, la educación reditúa."

"¿En donde trabajas?". – pregunta Engel, metiendo un dedo en medio de las persianas y mirando hacia afuera.

"Si necesitas atención medica soy la indicada. Sabes lo buena que soy con las manos."

"Si. Lo sé. ¿Qué deseas?"

"Preguntas insustanciales Gennadi Antonovich. Preguntas que a la final no tienen sentido..."

"¿Te has estado drogando otra vez?"

"... Ahora eres un respetable hombre de familia que a lo sumo, quizás..."

"Ya basta, si, ahorrémonos las charlas. Aparécete aquí". – exclama sacando los dedos de entre las persianas.

"¿Esa es una orden, o solo una invitación?"

"Si estás de acuerdo conmigo es una invitación. Si no, entonces es una orden."

"Lo lamento profundamente... pero no quiero, aun no". – dice ella, mientras suspira.

"Pues peor para ti."

"¿Me amenazas?"

"Pues si, te amenazo, chica. Si no vienes al final te busco. ¿Sabes porque no te han buscado? Te respondo: saque tu expediente de los archivos y nadie sabe quien eres. Deberías estar agradecida conmigo."

"Oh. Así que te debo algo. ¿Debería estar agradecida? ¿Para que esa noble causa?"

"Ninguna noble causa. Tenemos asuntos pendientes."

"¿Por qué tendría que creerte?"

"¿Sabes algo? Me he estado haciendo esa misma pregunta."

"Entonces tenemos las mismas respuestas... sabes, me tengo que ir. Y una cosa. ¿Por qué me preguntas dónde estoy si me estas mirando por la ventana?"

"Es que estas demasiado lejos para dispararte."

"Jamás has matado a alguien, y no creo que comiences ahora..."

"Recuerda que una vez te dije que no me conocías". – susurra, mientras abre completamente las persianas.

"Quizá no te conozca, pero sí lo suficiente". – dice ella con voz tranquila, girando la vista hacia él.

"Vas a ver lo que es bueno. Eres una maldita idiota. Porque si estas tan aburrida no te vas a trabajar a un burdel, tienes experiencia, solkin. Además vas a tener bastante clientela por lo barato que cobras... aunque recuerdo que lo hacías gratis."

"Esa no es manera de hablarle a una dama, Gennadi. Hieres mis sentimientos."

"Me gustaría herirte de otra manera."

"Me sorprendes. Aunque debo de reconocer que has cambiando mucho. Creo que adelantare muestra reunión...aunque lo que quisiera es matarte."

"Pues ponte en la cola, porque supongo que aun estarán vivos muchísimos que me dijeron lo mismo."

"Te llamare luego. Me voy". – dice antes de colgar.

Engel continua con la mirada fija en la cabina telefónica al otro lado de a calle, mirando como la mujer vestida de enfermera sale de ella. Esta se detiene delante de la cabina, mientras pasa sus dedos en su cabello rojizo, apartando algunos mechones de su rostro. Distraídamente vuelve su mirada hacia el. Finalmente acomoda su bolso de un solo movimiento y empieza a caminar por la acera. Engel la mira fijamente hasta que se pierde a la vuelta de una esquina.

 

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Un solitario Valkyrie VF-1J vuela a muy baja altura, a poco mas de cien metros de la helada superficie. Estos eran los llamados ‘Territorios del Noroeste’ de Canadá. Esta había sido una de las zonas afectadas directamente durante la caída del Macross hace ya doce años, siendo aun visibles los efectos del reingreso de la nave en el terreno. Montañas quebradas en abruptos valles y ensenadas, ahora cubiertas por las primeras nevadas.

Ese mismo terreno sirve mucho como escondite, y también le sirve al solitario piloto, que debe mantenerse al ras del fondo de los valles, serpenteando para aproximarse al objetivo sin ser detectado por los radares enemigos. Lo que mas le preocupa no es el hecho de volar en medio de este terreno traicionero a tan alta velocidad. Lo que le preocupa es que vuela solo y sin poseer un fusil GU para defenderse. En lugar de eso, su Valkyrie lleva atado a la panza una inmensa bomba de poco mas de seis mil kilos y solo ocho mísiles para su defensa.

Tiene que mantener un curso de vuelo preciso, dispuesto en el display de su computadora de abordo. El simplemente debía mantener el avión en un curso fijo y en un determinado momento, levantar la nariz hacia el cielo. Confía que la tecnología mejoraba la vida, pero, ¡¡¡diablos!!! A veces dudaba que las cosas funcionaran. Mantiene las manos fijas en los mandos, escuchando de manera intermitente las comunicaciones que tiene con el control, un VEFR-1 ElintSeeker, que básicamente es un biplaza VF-1D reconvertido para desempeñarse como AWACS, (misiones de rastreo de blancos, interferencia de señales y reconocimiento) incluyéndole un plato de radar montado en su fuselaje.

La computadora registra la posición, altura, velocidad y rumbo del Valkyrie. El lanzamiento será totalmente automático. En un momento, siguiendo la ruta programada, levanta la nariz hasta quedar a 45 grados de inclinación. La operación esta fuera de control humano cuando llega a los 5500 metros y 80 kilómetros del blanco, la computadora libera los perno de sujeción de la bomba, haciendo un sutil estallido, mas sentido que oído por el piloto. La bomba se separa del avión.

El Valkyrie salta al perder de repente esas cinco toneladas, e inmediatamente continua haciendo un medio cabeceo para quedar a 180 grados y de cabeza, un balanceo para enderezarse y acelerar a fondo para volver por donde vino.

En cuanto a la bomba, esta continua elevándose por encima de la capa de nubes hasta los 10 mil metros, altura en la que pierde velocidad ascensional y se despliegan las aletas delanteras y traseras de orientación. En su caída balística, empieza a girar sobre su eje mayor, internándose de nuevo en la capa de nubes ganando otra vez velocidad, mientras los sensores de búsqueda mueven con pequeños toques las aletas para orientar su caída.

Cuando la capa de nubes se difumina gradualmente, solo dejando una bruma en el camino, se puede ver claramente el blanco: un viejo y destartalado crucero Zentraedi tendido de costado, semicubierto por la nieve, en medio de un valle, que parece haber sido hecho a la medida para que la nave cupiera allí.

La bomba de combustible-aire esta compuesta por botellas de óxido de etileno que en pocas milésimas de segundo, y en secuencia, revientan, diseminándose en diminutas gotas que se mezclan con el aire, estallando instantáneamente con un resplandor rojizo y produciendo una fuerte onda de presión.

Incluso antes de que el resto de la carcasa de la bomba golpee al crucero, la onda expansiva le golpea, torciendo la superestructura del crucero por la instantánea diferencia de presión en el aire, primero positiva y luego negativa, haciendo literalmente reventar la estructura como si fuera un globo de fiesta y todo dentro de él, para luego ser envuelto por una resplandeciente tormenta roja...

 

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Menos de una hora después, la Capitán Hikari Takeda golpea insistentemente el borde de la mesa con un bolígrafo. Esta aburrida, y sobre todo molesta. Pareciera que todo conspira para que este tipo de cosas pasen. Se había localizado el escondite polar de Quamzin y Laplamiz, solo para descubrir que estaba abandonado... eso después de haber atacado el lugar con la bomba convencional más grande que tenia.

La política de Gloval prohibía expresamente este tipo de acciones, pero hubo la oportunidad y se había tomado. Si la guerra es un homicidio legalizado a gran escala, ¿no es más civilizado emplear la violencia discretamente y contra blancos precisos? Además, le habían dado luz verde para la operación. Aunque es un poco arriesgado hacer este tipo de cosas contraviniendo ordenes ejecutivas (a estas alturas las ordenes de Gloval son mas políticas que militares).

Se deja caer en la silla mientras trata de pensar que hacer luego.

 

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El Mayor Engel mira su reloj, viendo como lentamente el segundero alcanza las doce. Al apartar el reloj de su vista observa lo que tiene ante sí, la parte exterior de la base a un par de pisos abajo y a varios cientos de metros en la distancia. Se hecha hacia delante, apoyando su frente del cristal, que para el parece infinitamente delgado y helado. Tiene la vista fija en un Destroid Tomahawk que camina perezosamente al lado del doble vallado del perímetro.

Se había hecho al estilo ruso, un doble vallado concéntrico separado por un par de metros entre si. Pero luego de un momento de contemplaciones, se pregunta lo extraño de tener esos inmensos Destroid montando guardia al lado de esa aparente inicua valla. El sol brilla vivamente, iluminando la blanca nieve del otro lado, mientras en un aparente silencio las barredoras quitan la nieve de los senderos y de las inmensas pistas.

Cae en la cuenta que es la primera vez en años que ve la nieve. Suspira mientras comienza a golpea levemente una y otra vez su frente contra el cristal, escuchando como resuena sordamente el vidrio con cada golpe.

No puede dormir desde el martes, cuando se encontró con Lilya. Y ahora es viernes. Mañana es navidad y no hay muchas cosas que hacer, mas que sentarse a contemplar la idea de verse envuelto de repente por cosas del pasado. Pero eso esta bien, eso le enseña que es aun un ser humano vulnerable.

 

 

[Fin Capitulo 19]

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Notas / divagaciones del autor:

El nombre de "Lilya Likvak" es muy significativo para Engel porque viene de la comandante del 586avo Regimiento de Cazas durante la Gran Guerra Patriotica (nombre que los rusos le dan a la Segunda Guerra Mundial) en la region de Stalingrado. La maxima as con 12 derrivos confimados, lo que le volvio heroína galardonada con la Estrella Dorada de la Unión Soviética y le pusieron el sobrenombre de "La Rosa Blanca de Stalingrado". Fue vista por última vez mientras la perseguían ocho aviones alemanes.

State = Continuará/To Be Continue

feedback = Sí/Yes

email = rseferinoARROBAgmail.com