fanfic_name = En la Tormenta
chapter = 10
author = Seferino Rengel
Rating = AP15
Type = Adventure
fanfic = Super Dimensional Fortress Macross: En la Tormenta
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PARTE 10: VERDADEROS IDEALISTAS
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Lejos de las miradas indiscretas, en las esquinas de los pasillos, en los rincones, en el fondo de las habitaciones, en cada rincón apartado de las 1200 naves de la flota Adaclos corre mas información sobre los micrones que de la descome el Comandante Britai, Exedor, Laplamiz, Quamzin y Bodolza juntos. Los tres espías enviados al Macross han pasado él ultimo mes mostrando los artículos que trajeron de la nave, contando y explicando del modo de vida de los micrones, y lo más emocionante para ellos, mostrando la muñeca de Minmay que canta y baila.
Mientras están reunidos, en secreto, escuchando las canciones, el Comandante Britai ordena prepararse a atacar el Macross, los soldados comprenden que si ellos atacan el Macross podrían matar a Minmay.
"Porque no los salvamos y nos salvamos también. No lograremos nada soñando con el futuro. Cuando comience el ataque nos infiltraremos en la nave". – explica Roli, en un arrebato de genialidad que los demás, casi sin exención compartirán.
En su nave, Quamzin se estremece de alegría, las órdenes de Britai son atacar la primera ola de Valkyrie en el espacio, y él está contento de cumplir ese tipo de orden.
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El Capitán Gloval corre por el pasillo al escuchar la alerta por los intercomunicadores. Entra corriendo por la puerta, siempre cuidando de no darse con el marco de la puerta al entrar.
"¿Qué pasa?". – pregunta alarmado a lo que entra.
"Son solo treinta naves señor". – informa Vanessa señalándolas en el radar.
"¿Solo eso?"
"Sí Señor."
Sin dudarlo, Gloval ordena despegar a todos los Valkyrie disponibles.
Antes de que alguien lo pida, un escuadrón completo de ataque están siendo cargado con sus armas de reacción. En menos de tres minutos, los aviones despegan en formación, cargando cada uno carga cuatro mísiles de reacción. Mientras estas desalojan el hangar, Engel espera la orden de Gloval para poder armas a los escuadrones regulares con estas armas.
La batalla no tiene ni cinco minutos de duración cuando los Valkyrie se encuentran enfrascado en una verdadera pelea de perros con los Pod enemigos. Los Valkyrie del escuadrón Ángel de la Capitán Takeda se encuentran regresando de su ataque a ocho de los cruceros enemigos. A pesar de la precisión de sus disparos, parece que esos inmenso cruceros resisten la arremetida de detonaciones de 30 kilotones.
Frustrada, se une al combate con los Pod, utilizando únicamente su fusil, lo mismo hacen los otros integrantes de su escuadrón, ya que un regreso directo al Macross es demasiado difícil sin luchar por él. Los cruceros están demasiado cerca para implementar mas escuadrones de ataque, por lo que Gloval decide iniciar una Ataque Daedalus intensivo contra toda nave que se aproxime. Su primer objetivo es la nave principal que se dirige al frente de la formación.
El Macross inicia su acometida hacia el frente, acelerando las 300 mil toneladas de portaviones, que se estrella justo en la proa de la nave. Pero justo al abrirse la proa de la nave, los heroicos Destroid Defender inicial un ataque con ráfagas de láser, para luego penetrar en la nave enemiga y tratar de destruirla desde dentro. Pero la conocida Maniobra Daedalus también lo es para los mandos de la flota Zentraedi, estos últimos tienen la ventaja, porque las tácticas de Gloval se están volviendo predecibles y terminan volviéndose en su contra.
Ahora los Zentraedi están al asecho y logran masacrar a los Defender cuando estos siquiera habían podido bajarse de la plataforma de proa. Pero esta logra cerrarse, pero no antes de que un numero importante de Pod entran corriendo por ella, asolando primero el Daedalus y después al Macross. Los Pod al entrar en la nave alcanza la ciudad en cuestión de segundos, a nadie le da tiempo suficiente de ponerse a resguardo, y muchos mueren aplastados por las inmensas bestias mecánicas que empiezan a disparar contra todo lo que tengan enfrente, sean edificios, automóviles, personas. La guardia de defensa de Destroid es reducida en cuestión de minutos.
En el puente Gloval esta paralizado al escuchar los reportes de las estaciones de defensa, todo lo que informa se puede resumir en una palabra, caos. Incluso cuando el escuadrón Skull entra en la nave para ayudar, mas naves entraron detrás de ello, incluyendo al infame Quamzin. En las calles las personas corren a los refugios, mientras que muchas imprudentemente se han quedado en la sala de conciertos, donde un par de Pod se han quedado estáticos.
En una avenida, Miria corre para resguardarse igualmente, tratando de evitar que cualquier edificio se le venga encima o la termine aplastando un Pod o un Valkyrie. Mientras se resguarda al lado de una pila de escombros, ve un Valkyrie azul e inmediatamente lo reconoce.
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Unas calles mas allá, un grupo de Pod liderado por Quamzin se encuentra destruyendo cuanta cosa se encuentran. Quamzin se encuentra extasiado por poder hacer lo que le plazca sin tener que rendir cuentas a nadie. Pero súbitamente se sorprende al concentrarse en su camino a tres Pod que no parece estar haciendo nada de utilidad.
"¿Adónde van?". – les pregunta Quamzin algo confundido.
"Vamos a buscar a Minmay". – contesta uno, dejando a Quamzin muy confundido.
"Espero que me expliquen que hacen". – pide Quamzin con voz tranquila y realmente confundido al ver un buen numero de Pod acumularse frente a él.
"Lo siento señor, pero no queremos luchar porque entonces no encontraremos a Minmay..."
Este no termina de decir su frase cuando Quamzin irritado le dispara matándolo al instante. No ha terminado de caer al suelo cuando los demás se dispersan en todas direcciones en huida...
"¡¡¡¡¡REGRESEN... DETÉNGANSE COBARDES PARA QUE PUEDA EJECUTARLOS POR TRAICIÓN!!!!!!"
Quamzin corre enloquecido de ira detrás de los Zentraedi rebeldes, acribillando inmisericorde al que logra atrapar. Los que logran salvarse huyen en desbandada, dispersándose en las calles.
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Muy cerca de la sala de concierto, en una parte relativamente tranquila, varios Zentraedi micronizados descienden de los Pod y se reúnen en un compacto grupo.
Uno de ellos se agacha y recoge algo del suelo, es una desgarbada y rota muñeca de Minmay.
"Es una muñeca de Minmay, y esta dañada. Pero no es lo único que hemos dañado. Debemos desertar y evitar todo esto". – dice mientras mira al resto de sus colegas.
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Quamzin se encuentra disparando a diestra y siniestra atacando los Pod que no ve disparado o huyen al verle. Aunque en su precipitación dispara aun a los que están disparando.
Hace poco caso a la orden que su asistente Gerao ha recibido de Britai: ordena una retirada y le pide a Quamzin que detenga a los desertores en lugar de matarlos.
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Media hora después la batalla terminado, las fuerzas Zentraedi han regresado por donde vinieron, para gran alivio de todos. Durante toda la alerta Engel estuvo atrapado en su laboratorio, mientras los muchos golpes en la estructura le hacían temer lo peor. Se encontraba muy preocupado por la puerta, que aunque luce un sólido de sello hermético, mientras la examina le parece tan delicada como las alas de una polilla.
Marina Bisyarina había estado en el Prometheus, preparando los escuadrones de armas de reacción. La cuestión es que el Mayor es llamado a la sala de conferencias en el cuartel general. Se imagina muchas cosas sobre la razón de su llamado, pero no recuerda haber hecho ni dicho nada malo ni ofensivo para nadie - por el momento-, aunque esta posibilidad es muy remota, sobre todo luego de una feroz batalla como la que acaba de terminar.
En el camino se encuentra con el Teniente Jenius, quien por alguna razón también fue llamado. A lo que llegan a la entrada, se consiguen con un joven Marine armado custodiando la puerta, se cuadra a la presencia del Mayor, quine espera que la puerta se abra.
"Mayor Gennadi Engel reportándose como se le ordenó."
"Segundo Teniente Max Jenius, reportándose como se le ordenó."
La pose formal del Mayor se esfuma al ver a los tres ocupantes del sofá frente al Capitán Gloval.
"Disculpen, pero ¿pueden explicar lo que sucede?". – pregunta el Mayor.
"Mayor, Teniente, descansen. Les he llamado para pedirles su opinión sobre el asunto que nos concierne a todos". – dice Gloval.
"Si señor, si podemos ser útiles". – dice diligente Max.
"Estos caballeros aquí presente son Zentraedi que..."
"¡¿Cómo que Zentraedi?! Zentraedi... ¿Y que hacen aquí?". – pregunta Engel.
"Mayor, por favor, estos Zentraedi se han puesto a nuestra disposición y solicitan asilo político en nuestra nave en compañía de 23 de sus compañeros. Viene en son de paz. Tranquilícese."
"¿Tranquilo? ¿Cómo que tranquilo?". – pregunta alterado. "Con el debido respeto Capitán, no me gustaría que pensase que soy un... mal educado pero ¿Está demente?".- dice casi gritando la pregunta.
"Mayor, creo si me permite explicarle la situación...". – empieza a decir Misa.
"¿Qué pretende explicar? ¿Qué situación pretende explicarme señorita? ¿Qué son extraterrestres buenos? Eso solo lo creen los hippie de la New Age ¡¡¡¡Son saboteadores como los otros!!!!". – dice exasperado Engel.
"¿Qué otros?". – pregunta el Coronel Maistrov sin ninguna idea de lo que esta hablando.
"Mayor, creo que fue una equivocación pedir su opinión". – dice el Capitán, impertérrito.
"¿Opinión? ¿Cómo que opinión? ¡¡¡Si es que no he dicho nada!!!". – exclama histérico, levantando el bastón como si amenazara. "Estos malditos extraterrestres. En vez de darles asilo deberíamos fusilarlos."
"Mayor, haga el favor de retirarse."
"¿Retirarme? ¿Cómo que retirarme? Ya verán estos malditos hijos de ...". – amenaza mientras se acerca a ello, dispuesto a agredir a los tres Zentraedi, deteniéndose cuando Max le agarra por un brazo y los dos marines de apuntan con sus armas. "¿Qué demonios esta pasando aquí? A ellos es quien hay que dispararles, no a mí. ¿Es que la demencia acaso es contagiosa? ¿Es que soy el único que se a dado cuenta que estas cosas son unos malditos extraterrestres?"
"Nosotros le apoyamos, Mayor". – comenta el Coronel sentado junto a Maistrov.
"Si quiere llame a la flota Zentraedi y le damos asilo a los demás. No cuentan para nada los cientos de pilotos muertos. ¡¡¡Dios!!!, Yelena esta muerta, Focker esta muerto, los integrantes de mi escuadrón están muertos, civiles inocentes están muertos...". – dice Engel, casi llorando de la ira, y las palabras salen tan atropelladas que se enredan con su marcado acento ruso.
"¡Mayor, le entendimos!...". – dice Gloval haciéndole un ademán a los Marines para que escolten a Engel fuera de la sala.
"Capitán, si veo a un extraterrestre de estos cerca de mí... les voy a meter un tiro. Todos ustedes están como cabras...". – dice, recordando su estimada HK de su bolsillo y es acarreado a punta de fusil fuera de la sala. Mientras sale por el pasillo se cruza con el Teniente Ichijo, quien le da un breve saludo, al que no responde. Al verlo le llega la idea de que Gloval esta haciendo una encuesta.
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Hace ya varios días que Marina no ve a Gennadi, desde que la Teniente Bohn Meyer había pedido ser transferida a otra parte la semana pasada, después de una fea discusión con Engel. Una discusión verdadera, donde la joven y frágil Teniente, perdió los estribos, haciendo una referencia a la madre de Engel y este, bueno, comenzó a agredir la dignidad de la Teniente, llegando a una batalla verbal con palabras de claro significado...
Pero al parecer, al Mayor le han dado un permiso insólito de cinco días por alguna razón que ella no sabe.
Al salir del laboratorio luego de dejar todo en orden, desapareció de nuevo y lleva ya tres días desaparecido, pero haciendo algunas preguntas durante todo el día, recibió una llamada del mismísimo Capitán Gloval, que se había enterado de su búsqueda. Nunca había hablado con el, y aunque fue por teléfono, le parece que es una persona que irradia carisma.
"Creo que debería hablar con el, Teniente. Debo decirle algo sobre él. Le asigne el trabajo del armas de reacción luego de tener una larga charla con el Mayor Focker. Pero en los últimos días he tenido algunas diferencias con el, si me entiende". – dice Gloval.
"¿Tiene algo que ver con los refugiados Zentraedi, señor?"
"De hecho son la causa. Su trabajo es lo único que le a mantenido hasta ahora, pero he tenido que hacerle toma un descanso. El es un oficial muy capaz, pero preferiría que estuviera alejado de su trabajo unos días, para que pueda meditar. Solo hable con el. Estoy tan preocupado por el cómo por cualquiera de mis oficiales."
"Lo haré señor, pero no tengo ni la menor idea de donde esta. En su habitación no esta y no creo que este en la ciudad."
"Búsquelo en la cubierta 22, pasillo B, en el deposito de materiales 32."
Es bastante entrada la tarde cuando termino sus obligaciones esa tarde. Le parecía increíble lo cerca que esta del laboratorio, en el pasillo B, prácticamente al final del pasillo lateral al del laboratorio. Hay una inmensa puerta que en ese instante se encuentra cerrada. Pero por una pequeña puerta que se abre tan pronto corre el pestillo.
El interior esta iluminado con una brillante luz blanca proveniente del techo. Al fondo hay una inmensa ventana de cristal y junto ella una puerta que da al exterior. El lugar parece un deposito, hay muchas cajas cerradas y ve mientras camina cerca de ellas que están rotuladas como material de repuestos. El lugar parece desierto y siente una sensación fantasmal al ver varios cazas cubiertos con lonas color crema.
"Gennadi". – llama Marina haciendo bocina con las manos para hacerse escuchar por todo el lugar. Pero no tiene respuestas.
Recorre el laberinto de cajas y finalmente se acerca a un caza puesto en un lugar despejado de la habitación. Es un caza rarísimo, no se parece a un Valkyrie, aunque es un caza variable, ya que esta en la inconfundible modalidad Gerwalk, aunque es mas delgado y esta pintado de un color azul grisáceo. Engel esta sentado en un taburete frente a una portezuela abierta en una de las turbinas del aparato, terminando de atornillar los terminales de un par de cables y de repente un par de manos se ponen encima de sus ojos.
"¡Adivina quien es!"
Además de las manos encima de sus ojos, siente algo apretando contra la parte de atrás de su cabeza ahuyentado el susto del primer momento. Para ser preciso, son dos cosas preciosas. Quita las manos de su cara y se da la vuelta, solo para encontrar que mira fijamente el pecho de Marina.
"¡Marina!". – exclama soltándole las manos y apartando la vista. "Uff... ¿qué haces aquí?"
"Tenia mucha curiosidad de donde te metías cuando no trabajabas."
"¿Quién te dijo donde estaba?"
"El Capitán Gloval."
"Hummm... ¿qué quieres?". – pregunta volviendo a lo que hacia.
"¿Qué es esto?". – pregunta Marina palmeando la pierna del aparato.
"Es en lo que trabaje luego de irme de Arzamas, es un SV-51."
"Nunca había visto uno de esos. Veo que hay demasiadas cosas misteriosas en tu vida."
"Fue hace algo mas de dos años. 2007. Cuando llegue aquí."
"Nunca me lo habías dicho. ¿Qué le estas haciendo?"
"Focker, ¿te acuerdas de el? Me dijo que no sabían que hace con estos aparatos. Aquellos de allá, son los Zero, VF-0. Hable con Gloval y me dijo que los iba a desechar un día de estos, pero le dije que haría si lograba reparar mi viejo avión, y me dijo que adelante. Y aquí estoy. El único problema es que se le dañaron varios piezas de las turbinas. Parece que no funcionan. Pero el resto esta bien."
"¿Y que vas a hacer con una reliquia como estas?"
"Apenas tiene tres años. Es el mas avanzado avión de combate con motores convencionales que existe, incluso es mas maniobrable que el VF-1. No hay nada mejor que no tenga turbinas termonucleares. Además es mío y creo que puedo hacer con el lo que quiera."
"Siempre eres así de posesivo". – dice Marina sentándose en una pequeña silla plegable. "Te dedicas a algo y al final lo haces tuyo."
"No puedo hacer nada contra eso, solo soy así". – dice serio terminando y poniéndose de pie. Es la primera vez que Marina le ve con una ropa diferente al uniforme, aunque esto lo es igualmente, es un mono de trabajo color naranja y una gorra, el mismo uniforme que usan los técnicos de mantenimiento aéreo en el Prometheus.
"Quería hablar contigo sobre algo. Me has estado evadiendo todo este tiempo."
"No te pongas como una niña por todo. ¿Quieres?. Si quieres una respuesta, estoy molesto. Estamos peleando con extraterrestres desde hace casi un año y son unos bastardos que deberían morir y no estar viviendo entre nosotros."
"¿Te cuesta creer que existan desertores?"
"Me cuesta y mucho. Son extraterrestres y es mas, quizás sean saboteadores, si veo alguno no dudare en disparar a matar. Debería matarlos a todos es lo que se merecen". – dice dándole un golpe al avión con un puño.
"Mejor termina de arreglar tu avión en lugar de desearle mal a los enemigos, al fina ellos también son seres vivos."
"Es una epidemia de demencia la que recorre la nave. Incluso tu ya te contagiaste, creo que soy el único inmune. No deberías dejarte llevar por las apariencia. Son extraterrestres."
"¿Que le falta a tu avión?". – pregunta Marina, cambiando el tema.
"Las turbinas no sirven, pero el resto si". – explica con desgana Engel, terminando de cerrar el panel del fuselaje.
"En el Prometheus hay varias defectuosas en los depósitos. Pide que te den un par". – dice Marina sonriendo, mientras Engel sube por la escalerilla hacia la cabina. "¿No que no funcionaba?"
"El sistema eléctrico e hidráulico funciona. Aunque creo que será el mejor caza que existe si le pongo un par de turbinas 2001."
Antes de responderle, el Valkyrie esta encendido y empieza a moverse, dando un par de pasos en redondo en el sitio donde esta de pie. Luego de caminarlo unos momentos, estirar los brazos y retraer las alas, regresa a su sitio y se apaga con un zumbido.
"¿No habrás juzgado demasiado pronto a los Zentraedi que piden asilo?". – dice ella, continuando con el tema.
"Es mas fácil decir Zentraedi desertores. Y creo que en un año me he hecho una idea de ellos". – dice terminando de mover varias palancas del panel de control.
"A veces eres un desconocido para mi. Lo que si se, es que siempre estas molesto, pero pareciera que fijes estarlo para que los demás no te hagan preguntas y se aparte. Cuando te molestas de verdad gritas y vociferas..."
"¿Y cual es el punto aquí?"
"Que deberías aprender una clase de humildad. ¿Te falta mucho?"
"No, por hoy termine. Mañana creo que sobornare a alguien para encontrar un par de motores."
"Vamos a la ciudad, la noche es joven y podríamos pasar tiempo allí, incluso mañana."
"No. No quiero irme a la ciudad, me repugna la idea de que hayan Zentraedi caminando por allí. Incluso si hay veintiocho por allí sueltos, creo que no me controla si encuentro a uno solo por allí."
"¿Pensé que había veintiséis?"
"Pues no, y a lo mejor hay mas por allí. De todas formas nunca voy a la ciudad."
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La larga tregua luego de la gran batalla de comienzos de mes, es increíblemente alargada por las fuerzas Zentraedi, que aun continúan sin saber que sucedió. A eso de las seis de la tarde de ese día un transbordador Star Goose se encuentra despegando desde una de las plataformas de vuelo del Macross escoltado de una estela de cazas.
La Teniente Comandante Hayase se encuentra partiendo en una misión secreta a la Tierra. En un maletín lleva toda la información que ha logrado obtener durante varios días de los disidentes Zentraedi, y también los informes médicos y toda la información que el Macross a recabado en los últimos meses.
Mientras se comunica con su amigo, el Teniente Ichijo, Misa trata de convencerlo de la importancia de su vuelo, y sobre todo de pedirle que cuide de los Zentraedi a bordo de Macross porque muchas persona maliciosas piensan que son saboteadores y podrían hacerles daño.
Pero los Zentraedi de la flota de Quamzin aprovecharon la partida del transbordador para hacer de las suyas. No había pasado ni veinte minutos cuando unos sesenta Regults rodean al Star Goose, y si Global manda refuerzos les tomarán otros 20 minutos en llegar. Sin pensarlo mucho decide enviar al "Booby Duck", el recientemente adaptado prototipo del Súper Valkyrie, equipado pon propulsores de alta prestación y pod de minimisiles.
Aunque un error el los códigos casi produce un desastre, ya que no esta previsto que el piloto del VF-1S, el bueno de Hikari Ichijo volara hoy. Pero la espera valió la pena, el solo logro barrer una buena parte de la formación enemiga y todavía tener capacidad para escoltar al Star Goose hasta la atmósfera terrestre y regresar.
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Pasada la media noche, Misa se encuentra charlando con su padre, quien la ultima vez la había tratado como una desconocida, pero ahora la lleva a ver el Gran Cañón, recientemente terminado.
El viejo Almirante parece otra persona, amable, servicial, afable. Incluso pareciera que realmente se interesa por ella. A pesar de las apariencias, para Misa, solo es otro de los disfraces de sus temores.
"Quiero que veas el Gran Cañón antes de intentar las charlas de paz. Tenemos planeado dispararlo contra ellos". – dice el Almirante Takashi Hayase, mirando hacia el abismo a varios kilómetros bajo la plataforma donde están de pie. Solos. "Pensamos destruir una gran parte de su flota en un ataque sorpresa, así iniciaremos charlas de paz , cuando ellos sepan nuestro verdadero poder. Debemos partir desde una posición de poder. Ellos no deben confundir nuestras charlas de paz con debilidad."
Misa no puede creer lo decidido y estúpidos que pueden llegar a ser los militares que nunca han conocido al verdadero enemigo. Parecía un retroceso de dos siglos, donde si se tiene fe y se es de un determinado país o grupo social, se tiene asegurada la victoria. El hecho de diferenciarlo entre buenos y malos, siendo uno los buenos, no siempre signifique que los buenos siempre ganen.
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Engel se había levantado temprano, casi a las seis, al fin su suplicio, o sea, su permiso, termino. Algo que parece no cambiar en nada el estado de su pierna. Aun le cuesta apoyarse en ella. Desde hace dos meses de su accidente, lo han operado ya tres veces. Siempre por diferentes razones. La primera vez fue por problema con los tornillos, luego es porque se soltó un clavo. Aunque puede apoyarse en su pierna, le duele increíblemente, por lo que se apoya en su bastón ortopédico.
Por alguna razón este bastón se a convertido en parte de su imagen, sobre todo en el laboratorio, donde muchos le han conocido con el. En el accidente de noviembre, donde se rompió la rodilla, se había golpeado la mano. Haciendo se una cortada entre los muñones de los dedos que había perdido hacia un par de años, cuando probo en un combate, mas que improvisado de su SV-51.
Esa había sido la vez en que había liberado toda su ira, aunque la otra persona también lo había hecho, y aunque el resentimiento era mutuo, mas adelante encontraron la manera de no matarse, aunque el destino los volvió a poner en la misma situación.
«¿Qué habrá sido de...?» se pregunta Engel, recordando que nunca se a molestado en averiguar que le paso. De súbito la palabra ‘deserción’ le golpea en la cabeza al empezar a bajar las escaleras. Y parecen azotarle cuando llega al laboratorio. A lo mejor esa era la sutil forma que Gloval intuyo al llamarle para pedirle su opinión, claro que no dijo ‘quiero tu opinión como desertor’ o ‘tengan una charla entre desertores’. Lo habían dejado por fuera de los interrogatorios preliminares a los disidentes Zentraedi.
Cuando entra suspirando en el laboratorio, se encuentra satisfecho al ver a todos trabajando. Al menos son todos profesionales y no hicieron fiesta mientras su jefe estaba ausente. A decir verdad como que trabajaron deprisa, aumentaron el tamaño de la planta de producción, moviéndose y adaptando toda la sección de la cubierta media. Es tan grande que podrían poner en línea cinco Valkyrie uno de tras de otro en modo caza. Se habían producido en su ausencia mas de cien ojivas de reacción, muchas de ellas ya se encuentran en sus depósitos permanentes en el Prometheus y el Daedalus.
Cuando termina su inspección de la mañana llega a su oficina y contento por todo se sienta relajado para poder descansar e irse al mediodía a comer y ver como van las cosas en el Prometheus. Se voltea en su silla y enciende la cafetera, que había traído ex profeso para esto. Un café a su gusto, negro y con poca azúcar. Su escritorio esta casi vació, solo el monitor del computador, una lapicera y el modelo del Su-27 de Yelena.
Lo único que falta aquí es Marina, que debe estar en este momento en el Prometheus, trabajando en el programa para hacer el upgrade de los VF-1J a la configuración Súper Valkyrie. Al menos las cosas van bien, la gente aquí no necesitan jefes para saber que su trabajo es importante, sobretodo luego de la discusión con Bohn Meyer, que tiene en su lista negra. Repasando la lista se da cuenta que hay demasiada gente en ella y que los conveniente sea ponerlos en escalas de prioridades. Pero antes de pensarlo mas suena el teléfono. O deja sonar dos veces antes de tomarlo.
"Mayor Engel."
"¿Gennadi? ¿Cómo estas?". – pregunta la voz de Marina del otro lado de la línea.
"De maravilla, este departamento marcha sobre ruedas. Dime ¿qué haces?"
"Trabajo, por supuesto. Aunque te tengo malas noticias."
"No creo que nada pueda ser malo en este momento. Las peores cosas han pasado". – comenta Engel, jugueteando con el Su-27.
"No se si decírtelo o que lo veas en TV."
"¿Qué?"
"Creo que mejor será que lo veas en TV, lo están pasando ahora". – dice Marina luego de suspirar.
Engel sin colgar, enciende el programa de TV de su computador, ve que están haciendo un programa especial sobre algo. Sube el volumen para poder escuchar por encima del tenue golpeteo. Luego de escuchar durante todo un minuto, Engel se pone tan pálido como el cuello de su camisa, siente como cruje el auricular del teléfono en sus manos al apretarlo.
"¿Es una broma verdad?". – pregunta Engel recuperando la voz.
"No, es cierto, y me sorprende que no lo supieras."
"¿Acaso Jenius y Gloval han perdido el juicio? Porque si están sufriendo con gusto evitaré que sufran más". – dice mientras recuerda que tiene su arma en alguna parte.
"Espero que no hagas anda precipitado...". – dice casi leyéndole la mente.
Engel no escucha mas porque el auricular se destroza en sus manos dándole un choque eléctrico. Controla el impulso de dale un puñetazo a la pantalla del computador. Camina de un lado a otro de la minúscula oficina, esperando que alguien le llamara y le avisara que todo es una broma de mal gusto un terrible error. Pero Marina llega resoplando, con toda la pinta de venir corriendo directamente del Prometheus. Por supuesto que no le dice que es una broma y le hace un breve resumen de todo el argumento que Engel se a perdido.
"Se van a casar hoy en la noche."
"¿Que van a hacer que? ¿Casarse? ¿Cómo que casarse? ¿No es una extraterrestre? Aquí alguien esta loco y por supuesto no soy yo."
Continua caminando agitado de un lado a otro y se bebe dos tazas de café seguidas, pero al final termina agarrando la jarra caliente y se la bebe de un solo trago. Cuando termina la pone de golpe de nuevo en su sitio respirando con fuerza y la cara enrojecida.
"¿No estaba caliente?". – pregunta Marina perpleja por lo que acaba de hacer.
"Muchísimo."
"Creo que deberías irte a casa y quedarte allí."
"Estoy bien, creo que me he calmado lo suficiente. No te preocupes estaré perfectamente."
"Te acabas de beber como medio litro de café hirviendo, Gennadi Antonovich."
"Si."
"Por favor...". – empieza a decir Marina, tomando a Engel del brazo.
"Perfecto, creo que tienes razón, de todos modos yo soy el que esta un poquito perturbado en esta nave". – dice ausente, mientras Marina lo saca de la oficina.
Marina regresa dentro y agarra la chaqueta de Engel y su gorra, cuando regresa Engel esta como ofuscado, empezando a caminar hacia un lado, pero le agarra por lo hombros y le da la vuelta para llevarlo en la dirección contraria.
Esta con Engel hasta después del mediodía, que a pasado todo ese tiempo sentado en una silla con la cabeza recostada en el respaldo. Pareciera que va a decir algo, pero se queda callado, pero luego, se mueve y levanta el vaso de agua en la mesa delante de él. Pero lo que hace es tomar el vaso medio lleno y agitarlo ante sus rostro otro rato mas.
"No puedes quedarte así". – dice finalmente Marina al ver el estado en el que a llegado.
El no responde, solo continua agitando el vaso y refunfuñando. Marina se levanta de la cama donde esta sentada y agarra el respaldo de la silla para girarlo hacia ella. Le quita el vaso de la mano. El respira hondo y regresa a su estado de inactividad, mientras Marina se queda de pie delante de él.
"¿Qué es lo que te sucede?". – pregunta ella, mirándolo desde arriba.
Engel se queda callado, volteando la vista hacia un rincón. Marina se inclina sobre el, tomándole de la barbilla para que la mire.
"Creo que el problema no son los Zentraedi, el problema eres tu. ¿Crees que si te dedicas a matarlos a todos vas a dejar de sentirte mal? ¿No ves que este es el primer paso para la paz? Esta guerra no la van ganar las armas, la van a ganar cosas como estas."
Por un momento se quedan allí, hasta que ella se levanta y Engel le abraza por la cintura y recarga su cabeza contra el vientre de Marina, mientras ella le caricia el cabello.
[Fin Capitulo 10]
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Notas / divagaciones del autor:
Takashi Hayase = Donald Hayes
State = Continuará/To Be Continue
feedback = Sí/Yes
email = rseferinoARROBAgmail.com