fanfic_name = En busca de un sentido

chapter = capítulo segundo

author = skull02

Rating = AP

Type = Action

fanfic = Capítulo segundo – Una mirada al pasado

 

Rick despertó temprano y a primera hora se dirigió raudo a la base, pues no quería encontrarse con los miembros de su escuadrón, luego de un breve papeleo consiguió prestado un jeep. Retornó a casa para recoger su bolsa de dormir, provisiones y demás implementos, e inmediatamente partió rumbo al bosque. Al salir de la ciudad, el sol empezaba a calentar la mañana y pudo disfrutar conducir al aire libre, una sensación imposible de vivir en la cabina sellada de su VT, más aún cuando estaban a 15,000 pies de altura, pero ahora podía sentir como el aire entraba en sus pulmones y el viento azotaba contra su rostro al ir a mayor velocidad. Salió de la carretera principal y revisó el mapa para llegar a su destino, recién en este momento pudo contemplar el panorama desértico que se abría ante él como resultado de la cruenta batalla contra toda la flota zentraedi de Bodolza, por la cual la civilización humana había sido prácticamente destruida y los habitantes del SDF1 eran los únicos sobrevivientes.

 

Mientras retomaba la ruta, recordó como había salvado a Lisa Hayes de la base Alaska, luego del mortal ataque: cuando combatía en el espacio, su VT fue alcanzado por disparos enemigos y había perdido el conocimiento mientras su nave caí hacia la tierra sin control, afortunadamente se recuperó a tiempo y pudo traspasar la atmósfera correctamente. Al encontrarse volando, quedo impactado al contemplar la desolación que se alzaba a donde dirigiese su mirada; sin embargo, algo lo impulso a abrir todos los canales de su radio, a buscar contacto con sobrevivientes, sin éxito. Pero no se rindió y luego de casi media hora, escuchó una voz femenina que le resultó familiar:

- Aquí base Alaska, por favor respondan.

- Base Alaska, aquí Skull 06, teniente segundo Rick Hunter, respondan.

- ¡Hunter, gracias al cielo que estas bien!

- ¿capitana Hayes? ¡Déme sus coordenadas!, ¿Hay alguien más Ud?

Hubo un momento de silencio, durante el cual creyó que algo malo había pasado; sin embargo, Lisa le contestó conteniendo a duras penas el llanto:

- Nadie más sobrevivió. Estoy aquí sola.

- Ya tengo su ubicación, llegaré antes de lo que piensa. Skull 06 fuera.

 

Voló lo más veloz que pudo hacia el lugar donde ella estaba, respirando agitadamente, ingreso por un conducto auxiliar del gran cañón y con los lasers de su VT abrió un boquete en la pared para encontrarla. En su mente se recreo el momento en que ambos corrieron al encuentro, ella lloraba amargamente al contarle que había visto morir a su padre desde su pantalla de control. Esa había sido su última transmisión con alguien al interior de las instalaciones, le contó que vio el rostro acongojado de su padre, mientras trataba de justificar su decisión de enfrentar a los zentraedis y le pedía perdón por haber presionado para que fuera transferida del SDF1 a la Tierra. Lisa le dijo jamás había visto así a su padre, derrotado y vencido, sin fuerzas para continuar. Pese a conocer el poder de destrucción del enemigo (cuando estuvo prisionera junto con Rick, Max y Ben Dixon, habían sido testigos de como destruyeron un planeta en cuestión de segundos), ella hubiera querido decirle que ante esa situación la única respuesta era usar el gran cañón, que siempre lo amo y lo amaba, que agradecía las pocas semanas que pudieron compartir y reponer en algo los años que el servicio los distanció. Pero el almirante no pudo oír nada lo que su hija quería decirle porque un fuerte resplandor alumbró el monitor, encegueciéndola brevemente y rompiendo la comunicación. Ante los repetidos intentos de la capitana para restablecer la señal, solamente contestó le respondió la estática, lo cual significaba que no había nadie al otro extremo.

 

Por primera vez, Rick cayó en cuenta de que eran iguales, pese a que ella era una señorita de sociedad, refinada y educada, una oficial cuyos méritos los había ganado a pulso, y tener un distinguido linaje militar, y él una persona nacida en el campo, simple y respondón, cuyo único mérito era pilotear desde niño; ambos compartían una misma tragedia: ser testigos de la muerte de sus padres. Sin dudarlo, la abrazó con fuerza para consolarla, conteniendo las lágrimas, diciéndole que comprendía su dolor, pero que tenía que ser fuerte y continuar adelante como el almirante Hayes lo hubiese querido, que había mucho por hacer en adelante y ella era indispensable para ese trabajo. Aquella fue la primera vez que vio de cerca los hermosos ojos color esmeralda de Lisa, su mirada carecía de la firmeza y decisión a la cual estaba acostumbrado, más bien se le veía tan frágil e indefensa, que solamente podía pensar en protegerla, en cuidarla; sin darse cuenta, Rick había tenido ante sí a la verdadera Lisa, no a la oficial Hayes. Ya en su VT, tuvo que sentarla en su regazo y juntos huyeron de ese lugar de muerte y destrucción.

 

“Qué lejano parece”, se dijo Rick. Después de eso, la relación entre ellos no mejoró mayormente, siempre peleando y discutiendo, en persona, por el tacnet o donde fuera. Sus momentos de tregua eran agradables, en esos momentos hasta sentía simpatía por Lisa; además, cuando se trataba de trabajo y ambos compartían puntos de vista, se defendían y apoyaban en todo momento. Presentía que ella era una persona delicada y sensible bajo la apariencia dura y autosuficiente de la comandante. Entonces, ¿porqué siempre estaban peleando?, ¿porqué nunca podía simplemente callarse cuando ella decía algo que no era de su agrado? Hubo ocasiones en las cuales el podía ver los ojos esmeralda de Lisa se tornaban vidriosos, señal inequívoca que estaba conteniendo lágrimas de rabia, momento en el que él se alejaba dando un portazo o bufando en voz baja. Luego venía el remordimiento, el preguntarse porqué no podía cambiar, porqué la lastimaba de esa manera cuando ella no lo merecía. Siempre se sentía terrible por dentro ante estas escenas, sin que lo supieran aquellos que eventualmente presenciaban sus peleas.

 

Sin habérselo propuesto, una pregunta surgió: ¿Qué lo unía a Minmei? Realmente, no supo qué responderse. Ella era la pareja ideal para la diversión, siempre sonriente y hermosa. El nunca había sido un don Juan con las señoritas, pero su condición de piloto le facilito algunos romances efímeros antes de quedar atrapado en el SDF-1, razón por la cual no comprendía bien cómo es que había llegado a estar con Minmei, claro que no se consideraba totalmente su novio, pues había cosas que ella no entendía, bien porque lo no intentaba o porque estaban alejadas del mundo de ensueños y sofisticación que la rodeaba. Juntos pasaron amenas veladas en restaurantes exclusivos o alegres fiestas en discotecas de moda, incluso habían compartido noches de intimidad; sin embargo, nunca pudieron hablar de las cosas que a Rick le preocupaban, ni bien surgían temas relacionados al ejército para que ella, disimuladamente, buscara cambiar de conversación o hiciera cualquier cosa. “Si ni siquiera podemos hablar de mi deber, entonces cómo podría llegara a conocerme, incluso en las cosas más simples”, pensó entristecido. Todos sabían que Minmei odiaba la guerra, pero él, Lisa, Max o cualquier persona que ha estado en combate también. Eso era algo que ella nunca entendería: la sensación de quitar la vida a una persona, de ser el responsable de que su existencia haya concluido, y a veces, cargar por siempre en tu memoria la última expresión en el rostro de tu víctima; no importaba si era un perfecto extraño, cuando el enemigo asumía que estaba perdido, podías ver y sentir su desesperación, su respiración agitada y el clamor en su ojos de misericordia, un cuadro que duraban breves segundos, pero que los recordarías una eternidad. No, ella jamás sabría realmente como él se sentía, tanto que cuando bailaba, reía o charlaba ruidosamente con todos, era solamente en su expresión y sus gestos, pues por dentro se preguntaba que diablos hacía allí y eso a donde lo llevaría. Desde hacía buen tiempo, el capitán Hunter había reconocido que los caminos de él y Minmei, si bien se habían cruzado, iban en direcciones distintas. No la culpaba por ello, sabía que era una buena persona, cuando en ocasiones colaboraba con las familias de los caídos en acción, las lagrimas que vertió por ellos eran sinceras, pero no entendía el motivo del sacrificio.

 

Cerca del mediodía llegó al bosque, buscó un sitio llano para aparcar el jeep y que estuviera cercano al pequeño arroyo, luego se dedicó a buscar leña para la fogata que haría en la noche. Esas eran las únicas comodidades que necesitaba, aparte de su saco de dormir, luego se dedicó a vagar por el bosque. Después de vivir en una fortaleza espacial por dos años, con recreaciones artificiales de parques, estar nuevamente en contacto con la naturaleza, alejado del concreto y del sonido de la máquinas y estar rodeado por auténtica vegetación (aunque no mucha) y del murmullo del viento entre el follaje constituía un verdadero placer. Lentamente se acostó, como si se tratará de algún rito, disfrutando el contacto que el pasto hacia con su cuerpo, para después estirar brazos y piernas todo lo que podía, mientras aspiraba la tenue fragancia de la hierba. Cerró los ojos mientras el sol comenzaba a calentarlo como si fuera una caricia que lo transportaba fuera de su realidad, que hacia desaparecer sus penas y conflictos, que le devolvía la paz a su corazón y a su alma. Los recuerdos de su infancia se hicieron presente, su madre estaba parada en la puerta de su casa saludándolo con la mano mientras el regresaba corriendo de la escuela del pueblo cercano, o cuando corría por la planicie detrás de los biplanos de su padre y de Roy Fokker, mientras ellos volaban rumbo al sol del atardecer. Roy Fokker, su hermano mayor muerto hacía unos años atrás a consecuencia de sus heridas de batalla que no se preocupó en atender, por no querer faltar a la cita con su novia, la comandante Claudia Grant. En esos días, Rick se recuperaba de heridas sufridas por “fuego amistoso” (en una confusa batalla sobre el océano Pacífico, su propia gente le había derribado por misiles del SDF1, habiendo sido la capitana Hayes quien dio la orden). Su partida temprana también fue significativa para él, por haber perdido a su mentor en la milicia, su mejor amigo y hermano mayor.

 

Mirando ya el cielo, apartó de su mente tristes recuerdos y se dedicó a jugar con las nubes, imaginando algunas tenían figuras de cosas o de animales, otras tenían apariencias humanas. Al poco rato sonó su comunicador personal:

Max: ¿Jefe, esta por ahí?

Rick: Max, ¿Qué ha sucedido?

Max: Todo esta bien y tranquilo por estos lares. Los equipos han regresado de patrullaje y no reportan actividad extraña. Parece que los zentraedis también han tomado su día de descanso ¿No estarán libando unas cervezas con Ud., verdad?

Rick: Claro, y ya empiezan a hacer falta algunas señoritas cariñosas, contestó siguiéndole el juego.

Max: Ja, ja. Me alegra que estés de buen humor amigo. Miriya y yo ya estábamos preocupados por ti.

Rick: Este sitio es realmente hermoso, un buen sitio para que vengas con ella en plan de picnic. Miriya conocería una forma de diversión familiar en la vieja Tierra.

Max: Tienes razón, aunque quisiera que Dana fuera también con otros niños para que juego en el prado.

Rick: Creo que por el momento es mejor que no sepan de este sitio muchas personas, se corre el riesgo de que se piense que es el Club de Campo Privado de la RDF. Y luego los civiles harían marchas de protestas liderados por lo antimilitaristas.

Max: Tienes razón. A propósito, la comandante Hayes nos ha preguntado acerca de tu paradero, ¿No tendrás algún reporte pendiente?

Rick: Extrañamente mi papeleo esta en orden y al día. Lo que pasa es que ella no sabia de mi permiso, pude evadirla ayer. Tal vez piense que salte su autoridad, pero no lo creo. No hay oficial que se atreva a pasar por alto a nuestra querida comandante – con desgano agregó. Oye ¿No será que quiere entregarme en persona la notificación para mi corte marcial?

Max: Vamos jefe, no sea cruel con ella. Recuerde que le has salvado la vida varias veces y ella te siempre apoya. Deberían llevarse mejor.

Rick: Lo sé. Pero bien sabes que constantemente estamos a la greña. Hombre, hay varias cosas en mi cabeza que me están matando. Quisiera regresar a ciudad Macross con algunas decisiones tomadas, o al menos con algunas respuestas.

Max: Entonces, ¿Vas a decidir entre Minmei y Lisa?, fue la pregunta formulada mitad en serio, mitad en broma.

Rick: ¿Lisa? Es nuestra oficial superior, controladora de vuelo y estratega de combate. No queda suficientemente claro que siempre estamos peleando.

Max: (manteniendo el tono) Por eso, tanta pelea entre ustedes, tal vez signifique otra cosa. También debes pensar en esa posibilidad.

Rick: Como quieras, respondió tratando de restar importancia al comentario. No le digas a nadie donde estoy. De todos modos pasado mañana estaré nuevamente en la base y listo para volar mi VT.

Max: Sólo una última cosa: lo que decidas, Miriya y yo te apoyaremos y estaremos siempre para ti. Tú eres mi hermano.

Rick: Gracias hermano. Hasta pronto.

Max: Hasta pronto.

 

Cuando comenzó a atardecer, Rick contempló el sol anaranjado esconderse lentamente en el horizonte. Decidió prender la fogata y comer algo, mientras mantenía una actitud pensativa. Mientras tanto, en la ciudad Lisa se encontraba en casa de Claudia Grant, preparando la cena:

Claudia: Todo el día has estado algo rara Lisa ¿Qué sucede?, ¿Falta la pelea diaria?, luego se rio.

Lisa: No te burles así, Claudia.

Claudia: Disculpa pero eso lo que veo. Sé que esta de descanso. Cuando regrese podrán jalarse nuevamente de los cabellos.

Lisa: Eres terrible.

Claudia: Ustedes son únicos, siempre peleando, pero cuando se trata de defenderse, sacan unos colmillos que aterran. ¿No crees que deberían sentarse a conversar? Trata aunque sea un cabeza hueca.

Lisa: Definitivamente este es tu tema favorito, dijo suspirando resignadamente. Aparte estás equivocada. Es un cabeza dura, pero hueca no. Además, se ha superado como líder de escuadrón.

Claudia: ¡A esto me refiero!

Lisa: Por Roy sabes su historia y como ha luchado en la vida prácticamente desde niño. Verlo en camino a convertirse en un destacado oficial, creo que haría que muchos de mis ascendientes estuvieran orgullosos de haber decido ser militares. Realmente es una buena persona.

Claudia: También te conozco a ti, muñeca. Sé que tu vida tampoco ha sido fácil, sola, sin tu madre y con un padre en el alto mando, siempre tomando decisiones importantes, además de la tradición de tu familia. Eso no es un lecho de rosas. Seria ridículo que alguien, militar o civil, desconozca tus logros y méritos. Tú sola has llegado hasta aquí y eso es motivo de orgullo. ¿Quieres saber mi teoría de porque siempre están peleando?

Lisa: Mm. Me parece interesante que tengas una teoría formada al respecto. Además, no tengo otra opción, o ¿sí?- pregunto traviesa.

Claudia: Por supuesto que no, le respondió con leve ironía. Los conozco a ambos. Ustedes dos se han forjado a si mismos. Cada quien ha vencido los obstáculos que han tenido delante y seguido adelante de la mejor manera posible. Por eso, son rudos y tercos. Pero ahora sus caminos se han cruzado, se han visto, se reconocen y se retan. El enfrentamiento es la manera como se miden, como se demuestran aprecio, y tal vez algo más. Son una pareja singular ¿No te parece?

Lisa: Vamos Claudia, respondió riendo. ¿Pareja singular? Tu análisis no es correcto. El hecho de que reconozca en él virtudes y cualidades no significa pueda existir algo entre nosotros. Además, siempre estamos “jalándonos de los cabellos”, como bien dices- concluyó irónica.

Claudia: Lisa, Lisa –dijo con una sonrisa. Es que tú no viste cómo se puso cuando estábamos en Marte y Vanessa transmitió la orden que todos los VT debian regresar de base Sara ante la inminente explosión, estando tú perdida allí y él cerca del lugar de tu última transmisión. ¡Dios! Mando a todos al diablo y dijo “Siempre había tiempo para salvar una vida”. ¿Recuerdas cuando fue derribado? No te he visto tan afectada y dolida como esa vez, ibas corriendo al hospital cada vez que podías. Entre ustedes hay algo, seria bueno que sean sinceros con Uds.

 

Claudia guardo silencio y no miró a su amiga porque, sin querer, había hecho recordar esa ocasión en la que Lisa había ordenado lanzar los misiles cuando Rick estaba delante de ellos, pero lo que no pudo percibir fue que cuando narró lo de base Sara, Lisa se había estremecido al saber la reacción del piloto. Dándole la espalda momentáneamente, Claudia se limitó a agregar: “Bueno, a lo mejor son sólo ideas mías”, luego de lo cual la velada en amena plática, alejadas de temas militares.

 

Cuando Lisa volvió a su casa luego de la velada y estuvo lista para dormir, volvió a llamar a Rick a su casa, pero no hubo respuesta. Colgando el auricular pensó: “Max sabe donde esta, pero ¿porqué no quiere decírmelo? Todo el día se ha estado escondiendo”. Por un momento pensó en llamar a Miriya, pero decidió no hacerlo porque de hecho estarían de acuerdo con su esposo. Pensó en su conversación con Claudia. “¿Qué estoy interesada en Rick Hunter? Tiene gracia. Bueno, es mejor que descanse”. Ya acostada en su cama, se acomodó recogiendo si rodillas contra su pecho y se cubrió completamente. Hasta ese día, ella no supo cómo es que ese terco piloto pudo encontrarla en la base Sara, jamás lo había preguntado. Recordaba la tristeza de encontrarse en la habitación de Karl Riber, su primer y único amor, quien solicito ese destino para evitar pelear en la guerra que se avecinaba. Ella había decidido morir, como ofrenda romántica a su memoria, cuando llegó Rick y contra su voluntad la rescato con su VT. Nunca pudo agradecerle debidamente lo que había hecho. Se acarició la mejilla izquierda al recordar la bofetada de Claudia cuando le contó lo que había pensado en ese lugar. “No seas una niña estúpida”, le increpó, “¿Cómo pudiste pensar semejante tontería, cuando hay tantos pilotos cuya vida depende de ti?” Ahora sabía que el entonces novato piloto Rick Hunter no sólo desobedeció órdenes directas y largado a sus superiores, sino que arriesgó su vida por la de ella, cuando ésta no le importaba en esos instantes. En ese momento, se recogió aún más bajo las sábanas, como un pequeño ovillo, sintiéndose avergonzada mientras se ruborizaba; sin embargo, un pequeño calorcito se había encendido dentro de sí: sintió admiración por las acciones de Hunter, un hombre capaz de ofrecer su vida por la de otra. Y no fue esa la única vez, también estaba lo de base Alaska, cuando no había nadie con vida en el bunker excepto ella, ruborizándose más, cerró los ojos y evocó la imagen de Rick corriendo desesperado a su encuentro en medio de los escombros, gritando su nombre y que él estaba ahí, se agarró los brazos al revivir ese abrazo fuerte y cálido que le dio cuando ella se sentía desfallecer, resonaban en sus oídos las palabras de aliento y consuelo que le dijo ese terco cabeza dura, en ese momento simplemente quería refugiarse en su pecho y dejarse proteger por ese hombre. Lisa se encontraba cansada y sus ojos empezaban a cerrarse.

 

Después de la muerte de Riber, Lisa había asumido el rol de simbólica viuda, el cual nunca pudo dejar, recordó que estando en la academia y en sus primeros años como subteniente, varios jóvenes se acercaron para hacerle la corte, bien porque en ella veían a la hija de un almirante, lo que podría facilitarles el ascenso, o debido a que era una hermosa y adinerada señorita de sociedad. Al principio, ella no se había dado cuenta de las verdaderas intenciones de sus pretendientes, pero a fuerza de caídas y desengaños lo aprendió, y aún cuando ella después comenzó a dar cabida a algunos, dándose la oportunidad de llevar una vida normal, yendo a fiestas, paseos, y ocasionalmente de pasar noches placenteras como cualquier chica con su enamorado, al final estas relaciones terminaron debido a que ninguno de elos había logrado llegar hasta la verdadera Lisa, la persona sensible y amorosa, pues para ello debían derrotar a la contundente y combativa oficial Hayase, figurativamente era necesario sacarla del medio, así sea a empellones. Después de eso, creció su fama de “Reina del Hielo”, la mujer a la cual todo hombre temía cuando ella estaba al mando, exigiendo a sus subordinados el máximo profesionalismo y dedicación, dando ella el ejemplo. Adormilada, Lisa se dijo para sí: “Nadie desobedece mis órdenes una vez impartidas, ni mucho menos se atreven a contravenirlas… ¿Nadie?”, se preguntó abriendo los ojos. Con un ligero rubor en sus mejillas, trató de olvidar esos recuerdos pensando para sí: “Creo que Rick y yo deberíamos tratarnos mejor. También es por culpa suya, por ser tan terco y obstinado” se dijo. Minutos después, el sueño no tardo en vencerla.

 

Cuando Claudia terminó de limpiar la cocina, decidió sentarse a escuchar algo de música. Lisa había mencionado a Roy Fokker, lo cual le trajo algunos recuerdos gratos de su fallecido novio, por lo que colocó el CD de música romántica clásica de los 1980’ que ambos habían comprado. Con las melodías desde el reproductor, sonrió “¿Son sólo ideas mías?”. La teoría Hunter-Hayes era una creación original de Roy. El había avizorado, antes que nadie, la fuerte atracción que existía entre ellos, tan evidente que ambos estaban de acuerdo en rechazarla violentamente, de ahí sus peleas y riñas. También había vaticinado que el día que ambos reconocieran que estaban enamorados, más valía que todos se protegieran de la erupción volcánica que iba a estallar cuando se besaran con la misma fuerza y determinación con la que peleaban. Todo lo que ella había dicho sobre Lisa era cierto, la quería y admiraba mucho, sintiéndose como si fuera su hermana mayor, y había conocido también a Rick y lo apreciaba. Ambos eran dos jóvenes que buscaban desesperadamente amor y cariño, y a quien obsequiar lo que guardaban sus corazones; sentían la necesidad de verse protegidos y de proteger. “Si solo no fueran tan ciegos y tercos, serian una pareja de ensueño”, se dijo. “Roy, tienes toda la razón. Estos chicos están predestinados y no se dan cuenta. Será una lástima si no se brindan la oportunidad para disfrutar todo lo que tú y yo compartimos. Aún te amo y nunca dejaré de sentirlo. Fuiste un buen hombre y sólo quiero que me esperes en la eternidad”.

 

En campo, a esa misma hora, un solitario hombre también esta preparándose para dormir, su bolsa esta lista al lado del jeep y frente a la fogata para calentarlo. Piensa en los eventos de las semanas anteriores, pero prefiere olvidarlos. “¿Habrá alguna vez alguien para mi?”, se preguntó, “Mamá y papá se tenían. Roy estuvo con Claudia, hubiera sido un hermoso matrimonio”. Se encontraba cansado por los paseos del día y los pensamientos que lo preocupaban, por lo que acomodó recostándose hacia la fogata. Mientras el sueño lo invadía, se concentró en los chisporroteos de las llamas, contemplándolas vio en su base, pegado a los leños ardientes, una tonalidad de verde que se le antojo conocida, esbozando una sonrisa su mente la relacionó con los ojos de Lisa. No pudo pensar más porque en ese momento se quedo profundamente dormido.

 

State = Continuará/To Be Continue

feedback = Sí/Yes

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