fanfic_name = Aduzi (Secuela de "La persona menos pensada")
chapter = 6
author = Berenice Wright
Rating = AP15
Type = Alternative Universe
fanfic =
Observó el rostro y las pirámides de la meseta de Tharsis cuando las naves pasaron volando sobre ésta. Ya no las vería más. Ya no las recorrería, ni ingresaría en ellas para leer los textos que se hallaban en su interior.
La historia de aquel pueblo había sido interesante, a la vez que trágica y triste. No podía evitar pensar que, en parte, se parecía a la suya. Gente despojada de su hogar, que debió buscar refugio en otros lugares, no siempre cómodos y amistosos… que en muchas ocasiones se habían visto obligados a huir, de modo a conservar sus vidas.
En su caso, ella siempre tendría que escapar, porque ninguna de las dos razas de alienígenas que la perseguía, iba a detenerse. Una para descubrir cómo se había vuelto indestructible y la otra, para recuperar la flor de la vida, que Zor les había robado.
-Y yo que pensé que eran ilusiones ópticas – comentó Roy, observando las enormes estructuras marcianas.
-Son más reales de lo que parecen.
-¿Saben quiénes las hicieron?
- Alguna civilización muy antigua que habitó un tiempo este planeta y que luego debió marcharse a otros mundos – se encogió de hombros.
-¿No me digas que estarías dispuesta a creer eso?
Ella se volvió hacia él, sonriendo.
-He visto tantas cosas en todos estos siglos, que no dudaría de que fuera cierto. Además, en su interior, las paredes de esas pirámides que ves abajo tienen escritos realizados por los habitantes de este lugar, donde relatan su historia y cómo llegaron a este planeta.
-Cielos, entonces no sería tan descabellado pensar que las pirámides fueron construidas por marcianos.
Aduzi soltó una carcajada.
-Está comprobado que eso no fue así.
Roy sonrió. Había extrañado esa risa fresca. Ella de pronto se puso seria, fijando nuevamente la vista en el paisaje.
El rostro de Santiago apareció en la pantalla de Rick.
-Disculpe, señor ¿Quién es esa muchacha?
Rick tardó en responder. No estaba seguro de decirles quién era Aduzi realmente. No sería prudente que toda la base supiera que se trataba de un super soldado. Y tampoco deseaba hablarle de lo que significaba su regreso para Roy.
-En realidad, no tengo mucha idea – mintió, sin ánimos continuar con el tema.
Los ojos verdes del joven sargento lo estudiaron con curiosidad, aunque no insistió.
-Entiendo.- fue todo lo que dijo.
Rick miró la nave de Roy. ¿Qué iba a suceder con Claudia?
Lisa no tenía deseos de esperar en el puente. Apenas los detectaron en el radar, descendió. No podía sacarse a Claudia de la mente. Roy no le había hablado de Aduzi y ella no se había atrevido a hacerlo tampoco, aguardando a que su amigo lo hiciera.
¿Qué sucedería cuando se enterase de la verdad? Roy no había dejado de amar a aquella otra mujer. Apenas se enteró de que estaba viva, corrió a buscarla, sin considerar en lo que su regreso significaría para su relación con Claudia.
No deseaba ver sufrir a su amiga.
Max se detuvo a su lado.
-¿Por qué no fuiste? – le preguntó ella. El muchacho se sacó los lentes y comenzó a limpiarlos.
-No me animé a dejar sola a Miriya – confesó – Todavía no la aceptan abiertamente.
Lisa nada dijo. No era extrañar. A pesar de pelear de su lado, Miriya continuaba siendo una zentraedi. Todos necesitaban tiempo para acostumbrarse a la idea de que estuviera con ellos por voluntada propia y dejar de pensar de que se trataba de una espía enemiga.
-No te preocupes – trató de tranquilizarlo – Las cosas van a salir bien.
Max se puso nuevamente los anteojos.
-Eso espero – musitó.
¿Habrían encontrado a Aduzi? se preguntó Lisa en silencio. Sería ventajoso volver a tener a semejante soldado entre sus filas. Aquella chica había sido excelente en todo y nadie había derribado tantas naves enemigas como ella. Era el soldado perfecto. No era de extrañar que los maestros de la robotechnia estuvieran desesperados por hallarla. Si lograban descubrir la manera en la que se transformó en aquel super soldado durante sus experimentos, podrían crear ejércitos enteros de esas criaturas, que no tendrían obstáculo alguno en su misión de conquistar el universo entero.
Vislumbró las naves, acercándose rápidamente. Por el rabillo del ojo, vio a Miriya deteniéndose junto a Max.
Rick fue el primero en aterrizar. Lisa aguardó pacientemente a que la valkyrie se detuviera y corrió hacia él. El muchacho descendió. Ella lo miró, expectante. Rick la abrazó.
-¿Qué pasó? – le preguntó en un murmullo - ¿Y Claudia?
-En el puente – respondió Lisa - ¿La encontraron?
Rick asintió con la cabeza.
-¿La viste?
-Sólo cuando subió con Roy. Liz, respiraba el aire marciano como si nada.
-Imposible – musitó. Él movió la cabeza de arriba a abajo con vehemencia.
-Te juro. No había oxígeno en aquella base, pero ella estaba respirando. Sus pulmones estaban adaptados a aquel aire. Y su cuerpo estaba intacto, a pesar de haber estado en una explosión. Además, sigue teniendo el aspecto de hace diez años atrás. Es como… como si…
-… el tiempo se hubiera detenido para ella.
-Exacto.
-Bueno, quien sabe cuántas veces se habrá clonado a sí misma.
-Es una locura – murmuró, observando llegar a los demás aviones.
Aduzi posó la vista en aquella nave, que había sido su hogar durante muchos años y en la que había regresado a la Tierra. Verla le trajo recuerdos, muchos de los cuales no eran precisamente felices.
-No puedo creerlo, la repararon – musitó.
-Completamente – replicó Roy – Y además adaptamos sus espacios a nuestro tamaño.
-Impresionante – susurró. Habían pasado tantos años… al menos diez, desde que la había visto y en aquel momento era un despojo inservible.
-Hora de bajar, señorita – le indicó que se pusiera de pie. La joven así lo hizo y bajó por la escalerilla, percibiendo miradas posadas sobre ella. Muchos pilotos se habían acercado al verlos tocar tierra. Reconoció a muchos antiguos compañeros de batalla. Empezó a escuchar murmullos a su alrededor. Alguien pronunció su nombre.
-Es imposible…
-Es Aduzi.
-¡Sí, es ella!
-Yo creí que era un invento.
Aguardó a que Roy descendiera, sintiéndose un tanto cohibida. Todo había cambiado allí… todo, menos ella. Había vivido sola durante tanto tiempo, que reencontrarse con seres vivos que la observarían y hablarían de ella, le resultaba un poco sobrecogedor. Nunca deseó ser el centro de atención. Deseaba pasar desapercibida, deseaba dejar de escapar y tener una vida tranquila.
Alguien tocó su hombro, llamando su atención. Al volverse, halló a Rick y a Lisa, de pie detrás de ella. El muchacho se había sacado el casco. Aduzi sonrió.
-¡Ricky! Sí que estás grande.
Él rió.
-Todavía me acuerdo cuando eras un niñito que corría detrás de Roy y que decía que quería ser piloto. Y acá estás.
Rick pasó un brazo alrededor de los hombros de Lisa. Aduzi la reconoció.
-¿Cómo está su padre, señorita Hayes?
-Bien, muchas gracias. Va a alegrarse mucho de verte.
-A mí también.
-Lisa y yo tenemos dos hijitos – le dijo Rick, muy orondo. Aduzi ahogó un gemido.
-¿En serio? ¡Ay, qué lindo! Me alegro mucho por ustedes.
-Cuando estés instalada, vamos a llevarte a casa para que los conozcas ¿Verdad, LIz?
-Por supuesto – sonrió.
-Me encantaría – Aduzi inclinó la cabeza, en señal de agradecimiento.
Claudia se abrió paso y corrió hacia Roy, arrojándole los brazos al cuello al verlo. Rick contuvo el aliento, al igual que Lisa. Roy fijó los ojos en Aduzi, quien lo observaba en silencio.
-Ella debe ser la joven a la que fueron a buscar – dijo Claudia, no percatándose de la expresión en el rostro de Roy. Le tendió una mano a Aduzi – Mucho gusto, soy Claudia Grant.
-Igualmente. Me llaman Aduzi – sonrió, estrechándosela.
State = Continuará/To Be Continue
feedback = Sí/Yes
email = berenicewrightARROBAyahoo.com